lunes, 15 de septiembre de 2008

Máquinas de escribir

Leo en el blog madrileño de Fernando Sánchez Dragó -que es premio Planeta y todo, por si acaso- que el fastuoso Francisco Umbral nunca usó una computadora para escribir porque estaba seguro de que en ese teclado silencioso su estilo habría cambiado.
Sánchez Dragó añade que nunca supo de dónde podía venir el prejuicio de Umbral, pero lo cierto es que el autor de “Mortal y rosa” le fue fiel a su Olivetti con la misma pasión con la que le fue infiel a todas las mujeres que pasaron por su ego y se chamuscaron en su rápido olvido.
La verdad es que yo tengo en mi sala -y ahora como decoración nostálgica- una Underwood de los años 20 del siglo pasado y ese es mi homenaje a las máquinas de escribir.
No sé si el estilo tendrá algo que ver con el clamor de yunque de una Olimpia aporreada con dos dedos -el índice de la mano izquierda y el medio de la derecha-, pero la verdad es que a veces extraño esa máquina que en “Caretas” me esperaba con su aspecto de Eva Braun dispuesta a todo.
En casa, después de dar de baja a una Underwood que me regaló mi padre, me compré una Olivetti portátil con estuche verde. Sonaba menos que la teutona Olimpia y era veloz y clara en su tipografía, pero era también frágil y había que repararla cuando se la castigaba a parrafadas.
La ventaja sentimental de una máquina de escribir era que sólo servía para escribir. Esa humildad de miras, ese apego bruto a un solo cumplimiento, esa especificidad inexorable, hacía que aquel aparato se asociase al acto de escribir de un modo que una computadora jamás conocerá. Y a ratos daba la impresión de que, una vez puesto el ritmo de crucero, la máquina se adelantaba al encargo que pensabas darle.
Una computdora es una hembra emancipada de altísimas cualidades. Es una CEO que a veces, por afición, puede escribir. Una máquina de escribir, en cambio, era una maruja con ruleros que barría el porche y hacía el pesto con su pizca de espinaca.
Uno usa a las computadoras. A las máquinas de escribir se las amaba.
Y la batalla de las teclas golpeando sobre el rodillo era parte de cierto código violento que, quizá, expresaba una voluntad de énfasis y un clima de tormenta creativa. Como que uno no se puede imaginar los Trópicos de Henry Miller escritos en un teclado con sordina.
En la película sobre el caso Watergate -“Todos los hombres del presidente”- todavía se puede ver lo que era una redacción poblada de esos tanques que disparaban palabras y que, en un comienzo, se llamaron dactilógrafos. Blanqueada por la luz de neón, esa sala del Washington Post donde se escribió la historia final de Nixon era un solo ambiente lleno de Olimpias dispuestas a tolerar el frenesí y la histeria de los cierres.
Los chicos de hoy llaman al Office Word y escriben pianísticamente. Y la pregunta que me hago, en honor de Umbral, es esta: ¿Se hubiera llegado a ser tan light (como se es ahora) machacando una máquina de escribir con la cinta negra rota en algunos tramos? ¿Habría llamado Umbral imparciales a los relojes y habría descrito “la lenta majestad de los tapices” en el teclado de eso que en España llaman, espantosamente, ordenador?

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Muchos de los escritores de mi generación nacieron con las computadoras y escribieron en las mismas sus primeros textos; sin embargo, algunos recordarán el tecleo acompasado de una máquina de escribir en algunos recuerdos familiares o de adolescencia. El escritor Alonso Cueto escribió en la última edición de El Dominical de El Comercio un artículo sobre un fetiche que conservan algunos escritores: la máquina de escribir:

Hoy los adeptos a la máquina de escribir parecen seres extraños. Paul Auster y Enrique Vila-Matas, dos de los más importantes, han escrito sobre sus virtudes (Auster le dedicó a la suya todo un libro con ilustraciones), una de las cuales era sin duda la relación personal que creaban con un escritor. En un tiempo en el que no era necesario cambiarlas periódicamente, las máquinas de escribir se fueron convirtiendo en parte del cuerpo, para algunos escritores (conocí uno que dejaba de escribir cuando la suya se malograba). Hoy, la afición, como es obvio, tiene sus inconvenientes. Mientras Vila-Matas ha señalado que no encuentra una tienda que pueda venderle cintas en Barcelona, Auster se sigue abasteciendo de la última tienda para máquinas de escribir, una rareza en Nueva York.

Y sin embargo, el aparato fue parte de nuestra vida durante casi siglo y medio. Fue Christopher Latham Sholes, de Milwaukee, quien inventó la máquina de escribir en la primera mitad del siglo XIX. Al parecer, Sholes cumplía con los requisitos asociados por lo general a los inventores: un hombre distraído, que se ponía siempre pantalones de una talla menor a la suya y usaba sombreros aplastados. En realidad las antiguas máquinas de escribir adquirieron su forma moderna cuando se les incorporó la cinta en 1841. Aún así, el invento no fue demasiado popular hasta después de la guerra civil americana. Un texto de Joan Acocella en el "New Yorker" y el libro reciente de Darren Wershler-Henry ("El capricho de hierro"), de quienes hemos tomado estos datos, recuerdan el año de su gran impulso. En 1873, Remington, el fabricante de fusiles, que había visto descender su negocio, puso a la venta el invento de Sholes: una máquina de escribir atada a una mesa de coser. El éxito fue inmediato. Sholes también había inventado el teclado en la secuencia "qwert" que subsiste en los teclados de las computadoras. La razón: las teclas de las máquinas se trababan al golpear el papel, lo que dificultaba la escritura. Sholes diseñó un sistema por el cual las parejas de letras más comunes en la lengua inglesa se separaran en el teclado, para que no coincidieran al golpear. Nunca se demostró que el diseño de Sholes fuera el correcto pero todos se acostumbraron a la disposición, hasta el día de hoy.

(...)

Nietzsche fue uno de los primeros autores en usar una máquina de escribir, quizá debido a su ceguera, asociada a la sífilis. El primer texto importante en ser escrito a máquina fue "Vida en el Mississippi" de Mark Twain. Henry James escribió gran parte de sus últimas novelas dictando a un secretario en una máquina. Eso, según Acocella, quizá explique las frases largas y complejas del estilo de su última época. Uno de los temas en esta historia es la importancia del ruido de las teclas. Cuando en la década de 1940, se pusieron a la venta máquinas de escribir silenciosas, nadie las compró. La erótica del tamborileo era parte de su magia, algo que se ha mantenido en el teclado de las computadoras. Quizá pensando en ello, el poeta peruano Sebastián Salazar Bondy en su "Testamento ológrafo" comparaba la máquina en la que había escrito toda su vida, con el galope de un "pequeño caballo".

Anónimo dijo...

Bueno, para mi hay algo aún más poético y eso es la caja de tipos, en el que acomodabas las palabras de forma invertida y realizabas pruebas previas para revisar la ortografía de posibles fallas involuntarias; a esos textos se les acompañaban con xilografías, daguerrotipos y en casos de lujo con litografías a colores. En todo este oficio había arte pleno, los escritos hechos a mano por el autor, el oficio artesanal del impresor y la colaboración de artistas, todos bajo la meta común de hacer algo bello: "un libro", ese amigo de cabezera, de escritorio, fiel hasta en el viaje a tren, el gozo es infinito al ver esos libros de hojas impresas y golpeadas por las letras de la caja de tipos en el que se podía sentir la textura de la página, todo el texto estaba vivo, no solo las imágenes xilográficas, el diálogo era casi directo entre los creadores y el lector, ¿se acuerdan de la culata de cuero de aquellos libros? Ahora en cambio hay intermediarios: Adobe Photoshop, Corel Draw, el Page Maker y el office, además la ejecución del libro es más fría, el oficio de artesano ha sido reeemplazado por la del técnico que en una máquina offset repite su tarea de vigilante sin ningún tipo de improvisación o aporte, y el encuadernado es lo mismo, un cartón sin gracia, sin esos títulos en relieve con pan de oro y sometidos a la prensa para atrapar esa artesanía merecedora de ser llamada arte, en fin, los tiempos pasan y hay que aceptarlo con estilo, mirando con respeto todo lo que hicieron nuestros antepasados.

En un futuro de seguro nuestro nietos mirarán con ternura nuestros ordenadores, los programas en html y php, como ahora nosotros miramos a esas magníficas máquinas de tap y flamenco, de carretes y tapas de fierro, con relieves y esmaltadas marcas de lo que en un tiempo lejano y nostálgico fue llamado moderno o revolucionario.

Anónimo dijo...

Me pareció un reencuentro sereno, sosegado y sin mucho estruendo –como debe ser- su reaparición en la TV local.

Creo que la simpleza, su eficacia y el gesto provocador son aquellos símbolos obligados que las personas inteligentes y juiciosas buscan en el canal del buen Belmont, los domingos a las 21.00 PM.

No sé cómo le habrá ido en esas cifras tan putas de los medidores de sintonía, pero poco debe importar.

Lo felicito porque realmente me provoca hacerlo. Ojala sigamos viendo al perro del hortelano y no leyendo críticas tan pobremente redactadas, como las estulticias del pontífice Fernando Vivas, quien todavía no opina de una temática del cual sabe y mucho...algo que los médicos llaman Cialis.

Saludos y hasta la próxima.

Un simple televidente.

Anónimo dijo...

Fdisk2k said:

No interesa en qué escribas, lo que importa es el contenido...

Si la tecnología está para ayudarnos con la chamba, pues bienvenida sea!.

Fernando B. dijo...

hildebrabndt me tienes harto:Para ti todos los medios son mas menos gobiernistas ....oye q te pasa ..no confundas ala gente .Empecemos con los periodicos:

El comercio: siempre q lo compro en especial los domingos no me canso de leer articulos,opiniones y hasta caricaturas incomodas al gobierno.lo mismo en sus diarios satelite como PERU 21 Y TROME que en sus editoriales critican y a menudo con bastante dureza al gobierno...nunca en los citados diarios q ud dice estar alineados con el gobierno he leido nada lejanamente franelero al gobierno.Asimismo hay cierta critica al modelo economico.Lo mismo en los canales ...canal 2 y 4 gobiernistas?? si han habido destapes como el de Banmat.Cecilia Valnzuela y RMP adictas al regimen?? nada mas falso...Por mas q kiero no puedo ver la fantasiosa "alineacion " de los medios del q habla CH ...EL HECHO Q NO OPINEN IGUAL Q TU NO SIGNIFIVCA Q SEAN UNOS ARRODILLADOS Y EL HECHO QUE CASI NADIE CRITIKE EL MODELO ECONOMICO DEBE SER PORQUE SI BIEN NO ES LA PANACEA ...ESTA SACANDONOS DE LA POBREZA ....UBICATE Y NO ENGAÑES MAS ALA GENTE!!!!