El primer debate entre Barack Obama y John McCain ha mostrado dos maneras de concebir la sociedad y la política exterior estadounidense. Dos percepciones sobre las relaciones entre el Estado, el mercado y la sociedad. Dos visiones de la naturaleza y el ejercicio del poder norteamericano en el proceso global. Pero quizás más que eso, dos maneras de entender la política en función de la razón.
Al Gore en su libro “El Ataque contra La Razón” señala, con severidad, que “la administración Bush ha demostrado desprecio por los principios básicos de un proceso de toma de decisiones racional, definido como aquel que pone énfasis en conseguir datos fiables, para después dejar que los datos fiables impulsen las decisiones. En cambio -sostiene- la marca de fábrica de la actual administración consiste en un esfuerzo sistemático por manipular los datos al servicio de una ideología…”. Para Gore este impulso ideológico por inventar la realidad originó la invasión a Irak, bajo el falso argumento que Hussein estaba vinculado a los actos terroristas del 11 de setiembre (como ha sido demostrado Hussein -un dictador censurable- nada tuvo que ver con el ataque ni estuvo asociado a Osama Bin Laden). Los efectos de la guerra innecesaria tienen costos incalculables para Estados Unidos y su pueblo.
Simplificar la política exterior y el interés nacional norteamericano a un reduccionismo extremo, ajeno a la realidad, en el que supuestamente hay que escoger entre el bien absoluto y el mal absoluto, encarnados en líderes políticos y estados- nación, en amigos y enemigos predeterminados, ha conducido a la crisis diplomática más grave de la historia de los Estados Unidos.
El “Fiat Lux” de su repentina emergencia como única superpotencia mundial a fines de los ochenta -que Clinton tradujo con cuidado y paciencia en un liderazgo unilateral negociado, con inteligentes contornos de legitimidad multilateral- ha sido sustituido por un sistema apolar, inestable, donde proliferan los conflictos. El unilateralismo excluyente ha fracasado. El mundo de la postguerra fría que llevó a Fukuyama a proclamar el “fin de la historia”, lejos de inaugurar una nueva fase de transnacionalidad estable y pacífica ha transitado hacia una suerte de recreación del precario e inestable sistema de poder previo a la primera guerra mundial. Es el resultado de lo que Gore denomina el ataque a la razón.
No fue razonable tampoco otorgar a los mercados todo el poder, desregulándolos en extremo. Ha producido la más grande crisis financiera después del crack del 29. Y no está dicho todo. La recesión aún es un fantasma. Una gestión política y económica alejada de la razón y sustentada en la creencia irracional en ciertas convicciones ideales (el mercado perfecto y el poder absoluto), ha terminado por afectar el poder duro (militar, político y económico) y el poder blando (valores como los derechos humanos, la democracia y la libertad) de los Estados Unidos.
En el primer debate entre Obama y McCain, estas cuestiones han estado subyacentes. Y aflorarán con mayor fuerza en las semanas que quedan de campaña. Continuar alejando la política y la economía de la razón o someter a ambas, en la tradición de Jefferson, a la prueba de su consonancia con datos y realidades fiables (los mercados no existen sin los estados, la gobernanza mundial es excluyente con la imposición de una sola voluntad) es una suerte de disyuntiva de filosofía política que encarnan en posiciones opuestas los dos candidatos.
Artículo escrito por Manuel Rodríguez Cuadros. Ex-canciller de la Republica.
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4 comentarios:
Parece que el pueblo estadounidenses va a preferir asumir el riesgo de elegir como presidente a Barack Obama que a seguir caminando por el mismo camino trillado, costoso y tortuosos de los ultimos ocho años. Obama representa, le pese a quien le pese, innovación, frescura, empuje e ilusión. No hay nada más imparable que la encarnación de una propuesta que no se puede seguir ignorando: la ruptura con un estado de cosas en el que han prevalecido los temores, los prejuicios y la mala conciencia. Los Estados Unidos están ya en disposición de apostar por la superación del trauma ocasionado por el terrorismo ; de dejar de lado el imperialismo a los que es tan adicto, y de exportar una imagen de su nación menos antipática y rechazable que la transmitida por Bush y ahora quiere continuar McCain. Bill Clinton dijo en su discurso de la Convención de Denver que Obama estaba en el lado correcto de la historia, mas bien es Obama quien está en condiciones de impulsar a la historia hacia el lado correcto.
wa....tanto esribes poko me dices...
tanto escribes poko me dices..
Se dice que cuando cae el burro con el caen sus garrapatas, es preocupante la inestabilidad de ese coloso, del como el rescate financiero va a afectar a todos los contribuyentes de EEUU. Por más poderosa que sea esta macro economía, ese "rescate" va afectar en el presupuesto de defensa, educación y salud, pero para nosotros, el daño será en las mesadas, menos trabajadores latinos y más rigor a la hora que ellos analicen sus conveniencias y contras para la importación de productos latinoamericanos.
No se cuando llegará el temblor de esa rodilla que ha impactado en el suelo después del "knockout", que no es otra cosa que la consecuencia de la incompetencia y derroche de los banqueros americanos. Espero que el actual gobierno esté planeando una estrategia seria para afrontar esta grave crisis de repercusión mundial.
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