lunes, 8 de septiembre de 2008

Chavismo en la Casa Blanca

En el imaginario pero imprescindible “Manual de Idiotas Liberales”, escrito por John Quiñonez (sin acento) y Rudolph Pendavis (con cachita), puede leerse lo siguiente:
“El Estado no sólo es subsidiario, es decir que sólo debe tener presencia en aquellos rubros de la economía que el capital privado declare desiertos o carentes de atracción. El Estado es, fundamentalmente, un obstáculo para el desarrollo y, por lo tanto, cualquier sistema liberal que aspire a ser serio deberá tender a reducir al Estado a su mínima expresión, a quitarle cada vez más prerrogativas o nivel de injerencia en el funcionamiento del mercado. Por supuesto, podría haber cepciones...”
Y cuando uno va al capítulo de las excepciones, se encuentra con algunas sorpresas:
“El Estado deberá dejar su papel no interventor:
a) Cuando las circunstancias así lo demanden. Estas circunstancias podrían ser las siguientes:
a1) Cuando el modelo que afirma que el Estado no debe de intervenir necesita de los recursos públicos por tratarse de una emergencia;
a2) Cuando alguna maniobra gansteril perpetrada por un sector del empresariado haya puesto en peligro al modelo que afirma que el desarrollo se basa en el emprendimiento de empresarios no regulados;
a3) Cuando haya que salvar Bancos privados, dado el peligro que para el sistema financiero -basado en ellos- significaría su cierre o cesación de pagos;
a4) Cuando el dinero privado en circulación no baste para tapar el agujero negro que haya dejado alguna maniobra especuladora basada en la sobrestimación de las expectativas (por ejemplo, cuando las hipotecas basura son usadas como si de bonos seguros se tratara).”
Lo que quiere decir que el modelo de Milton Friedman (teoría) y Augusto Pinochet (práctica), consiste en que el Estado no debe molestar a los privados sino con carreteras y puertos y teléfonos y policías que cuiden los negocios. Eso se llama el mercado funcionando según sus propias señales.
Por ejemplo, si me llamo Dionisio Romero voy donde Montesinos y le pido que me rebaje de 25 a 12% el arancel del trigo (señal del mercado). Cuando Montesinos me rebaja el arancel del trigo de 25 a 12%, yo gano más, pero el pan, que se hace con ese trigo importado, no baja de precio porque yo debo de subir mis márgenes de rentabilidad.
Ahora bien, si mi apellido es Wiese o Picasso y tengo un Banco que ha ganado millones cuando las vacas eran gordas y ahora pierde millones porque las vacas se han adelgazado (señal de mercado), entonces voy donde el Estado -que está durmien- do-, lo despierto, le doy su colaboración, lo llevo a la bóveda que todavía conserva y le saco el dinero que es necesario para que mi entidad privada sea salvada con ese dinero que hubiera servido para otros fines menos edificantes (escuelas, salud, mejoramiento de salarios de la policía y alguna que otra banalidad siempre diferible).
En resumen, amables lectores: la parodia continúa y a nivel mundial. Ayer, el señor Bush, miembro de la banda del muy famoso criminal Dick Cheney y presidente de los Estados Unidos en sus ratos libres, ha decidido que el gobierno tome el control de dos gigantes financieros privados: Fannie Mae y Freddie Mac.
Estos dos enormes bancos privados habían entrado de lleno en la fiesta de las hipotecas basura y habían perdido, hasta ayer, 14,000 millones de dólares.
Y como ahora están al borde de la quiebra, entonces el señor Bush se olvida de la teoría santificada por los Rudolph Pendavis de todas las bolsas y corre a auxiliarlos.
¿Con cuánto ayudará el Estado estadunidense a estas dos víctimas de sus propios desmanes?
Hasta con un monto de 200,000 millones de dólares si es necesario. Con lo que, sumando esos 200,000 millones de dólares a los 200,000 millones de dólares ya puestos para aliviar la situación de otros bancos igualmente sacudidos por la crisis de las hipotecas, tenemos que, hasta el momento, el juego especulativo de la banca privada estadunidense está costándole al gobierno de Bush la bonita suma de 400,000 millones de dólares.
Ayer, luego del anuncio de Bush, el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke -otro liberal a ultranza-, dijo que lo hecho estaba muy bien hecho porque no había otra cosa que hacer. Tautología de la escuela de Chicago que significa (más o menos): haremos siempre lo que nos dé la gana.
¿Y qué dirán aquí los kuchinkis, los fariseos que tocan la flauta cuando lo que quieren es tocarte el bolsillo cada vez que a sus amigotes del hampa empresarial se les pasa la mano? ¿Qué dirán? Pues lo mismo que dijeron hace algún tiempo, cuando el gobierno británico estatizó el Northern Bank para salvarlo. O sea, nada.
Porque a los pobres hay que recortarles subsidios para que haya dinero cuando el Estado (que sólo molesta cuando las cosas van bien) deba salvar los bancos de los ricos. El Dios del Opus Dei aprueba esta doctrina.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

A nivel de la sociedad el problema no es distinto al dilema asignativo personal o familiar. Esto es así porque la escasez de recursos domina siempre el hacer del hombre (si no hubiese escasez, no habría necesidad de economía ni de economistas!!) La diferencia fundamental a nivel de la sociedad es que no existe UNA persona que decide respecto de la asignación “óptima”(como en el caso del uso de tu mesada o ingreso), sino que existe un gran y complejo problema de decisión social. En verdad, si uno puede resolver a nivel personal o familiar la situación de “óptimo” que deba alcanzar una cierta asignación, a nivel de la sociedad el criterio podría resultar extremadamente discutible. Las soluciones extremas son:

(A) que decida el Estado o “alguien”, de manera que las decisiones sobre si tener más pan o más tractores no sean responsabilidad de cada una de las personas que integran la sociedad, quienes tendremos solamente que acatar lo decidido.

(B) que decida el mercado, es decir que exista una confluencia de oferentes y demandantes (de pan y de tractores, por ejemplo), donde se decidirán los precios de transacción, y con ello el uso de recursos destinados a producir una u otra cosa. Con ello se decidirá cuánto recurso productivo se dedica a pan y a tractores, y se resolverá el dilema económico.

Anónimo dijo...

La guerra en Irak tan prolongada y ajena ha desgastado la economía americana, la demanda de petroleo interna y la impotencia de la OPEP para cubrir esa demanda, el estatus de vida derrochador del ciudadano americano y el crecimiento de China, son factores que el gobierno de Bush no ha sabido ni sabrá manejar.
Sería bueno buscar alternativas a largo y corto plazo en Europa y China para una posible y espeluznante caída de la economía de EEUU, no vaya a ser que al caer el gigante las pequeñas economía de américa caigan también.

Anónimo dijo...

oE, aLDITO m... DE DONDE TE ROBASTE ESE TEXTO AHORA...

Anónimo dijo...

Vaya !! ... cuanta plata !! Y pensar que yo necesito solo un par de peniques para cumplir con mis excesos financieros.

Anónimo dijo...

??