En Colombia existía, desde 1994, una revista importantísima llamada “Cambio”.
La publicación pertenecía al grupo editorial “El Tiempo”, cuyo accionista mayoritario es, desde el año 2007, el potente grupo español Planeta, fundado en 1949 en Barcelona y dueño de “Antena 3”, pionera en TV basura, la radio “Onda Cero”, cachorra del PP, el diario gratuito “ADN”, y la única publicación que está a la derecha del “ABC”, o sea “La Razón”.
Planeta, que tiene intereses en 25 países, tiene el 55 por ciento de las acciones de la llamada “Casa Editorial El Tiempo” y el 40 por ciento del canal televisivo bogotano “City TV”, que es parte del mismo paquete.
La legendaria familia Santos tiene el resto de las acciones. Entre esos Santos están el vicepresidente de la república Francisco Santos y el ex ministro Juan Manuel Santos.
“Cambio” se distinguió en los últimos tiempos por descubrir una serie de enjuagues y hediondeces del gobierno de Álvaro Uribe. Su gran virtud fue la cantidad de datos que aportaba, lo riguroso de sus investigaciones, la seriedad y el pluralismo de sus búsquedas.
Entre otros temas, “Cambio” destapó el asunto de los subsidios enormes a agricultores ricos –en Santa Marta una suma multimillonaria en ayuda gubernamental fue a parar a manos de cuatro familias-, la farsa detrás de los cambios en el sector salud, la ilegitimidad de la segunda reelección uribista, el feo asunto de la “parapolítica” –la alianza de los paramilitares derechistas y un sector del gobierno-, o el grandioso asunto de la corrupción generalizada, un fenómeno que la revista, en octubre pasado, calculó en unos 2,024 millones de dólares anuales de pérdida para el erario nacional (cuatro billones de pesos Colombianos al cambio actual): una mancha de caciquismo maloliente que cubre los 32 departamentos del país y que incluye a jueces, diputados, miembros del Ejecutivo, directivos de los organismos públicos.
En fin, que “Cambio” hacía la tarea que no hacía “El Tiempo”, su casa matriz -considerado el diario más importante de Colombia- y que habían dejado de hacer la mayoría de los medios de comunicación de este país, que la derecha peruana pone siempre como ejemplo, desde sus iletradas columnas, de libertad y sentido común.
Pues bien, el “Grupo Planeta” y la familia Santos han decidido cerrar la revista “Cambio”.
Y esto que “Cambio” tenía una circulación, oficialmente anunciada, de 133,684 ejemplares y una “lecturabilidad”, como se dice tan horriblemente en Colombia, de 233,600 lectores.
Aun así, el muy fariseo señor Luis Fernando Santos, presidente del grupo “El Tiempo”, ha anunciado que el cierre de “Cambio” se debe a un supuesto fracaso comercial.
“A partir de ahora, la revista dejará de salir semanalmente, será un mensuario que se ocupará de temas más livianos”, dijo este Santos sin aureola pero con muchísimo poder.
Lo que no dijo es que la mayor presión vino del grupo “Planeta”, deseoso de hacerse con una nueva frecuencia de televisión que entrará en subasta en los próximos días, y de los círculos oligárquicos más próximos al uribismo duro. La mezcla de siempre: negocios a cambio de cabezas de periodistas.
Al promediar la semana pasada se dijo que “Cambio” saldría hasta fines de febrero, pero este lunes pasado tanto el director, Rodrigo Pardo, como la editora general, María Elvira Samper, fueron obligados a dejar sus oficinas y a echar a la basura el material que ya habían preparado.
La BBC de Londres escribió una larga y emotiva crónica, que contenía estas palabras:
“Ante el anuncio, Pardo y Samper fueron despedidos en medio de una salva de aplausos por decenas de periodistas y empleados de la Casa editorial El Tiempo, que improvisaron una calle de honor...Hubo besos, abrazos y lágrimas, le dijo una periodista del diario El Tiempo a BBC Mundo. Y añadió: Estamos muy tristes por el mensaje que significa el cierre de la revista para el periodismo Colombiano”.
La familia Santos tiene mucha influencia en la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). ¿Dirá algo la SIP sobre este atentado? ¿O volverá a decir, entre líneas, que las empresas pueden hacer lo que les dé la gana y que los periodistas son plumíferos que se contratan en la calle?
Y aquí, ¿protestarán por esta medida vergonzosa los que hablan y se desgañitan y se sueltan los moños sólo por lo que sucede en Venezuela?
La libertad de prensa ha sufrido un severo golpe con el cierre de “Cambio”. Colombia ya no será la misma sin ese semanario.
El liberalismo asustado aplica ahora en tierras Colombianas la fórmula aplicada con éxito en el Perú: a la televisión se la administra por el chantaje político, a la prensa radial se la manipula por la extorsión publicitaria, a la prensa escrita o se la controla o se la asusta o se la estrangula (y esto que en nuestro medio “Cambio” no tiene parecido manifiesto con ninguna publicación).
La fórmula funcionará hasta que la gente, asqueada, encuentre otros cauces para informarse y otras maneras para oponerse. Y hasta que los periodistas de esta región lo permitamos.
jueves, 11 de febrero de 2010
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2 comentarios:
Todo lo que se necesita para el triunfo del mal es que los hombres de bien no hagan nada."
(Edmund Burke)
sr cesa:yo e venido comentetando sobre los abusos cometidos en el INEN le e pedido por favor se investige hoy se apuesto un listado del personal apto para nombramiento del cual ni idea se tiene por q nadie dice nada se ofrecio un aumento para el personal CASpara febrero ahora se dice que no hasta marzo nos dan boletas de pago donde figura una cantida que no ganamos y uno tiene que aceptar y porque si se dice q uno paso a planilla seguimos presentando recibos de honorarios
ayudenos de corazon se lo pedimossi usted pyede contactarse con el Dr .Rubiños seria mejor gracias
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