El nuevo presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso es el señor Santiago Fujimori. Y si bien es cierto que el fujimorismo endémico ya había ocupado, en las dos legislaturas anteriores, la presidencia de esa comisión de nombre tan rimbombante, el nombramiento del hermanísimo tiene un plus de provocación y desvergüenza. De hecho, varias agencias noticiosas internacionales despacharon titulares como el de ayer de la France-Presse: “Hermano de ex presidente Fujimori dirige comisión de RR.EE. del Congreso”.
El señor Santiago Fujimori es, como se sabe, un parásito con muchos talentos para la adherencia, el tráfico de influencias –especialidad de la casa, se diría- y, eventualmente, también ha sido un discreto pero eficaz colaborador de algunas actividades criminales (como que su camioneta fue usada por los “Colinas” en el exterminio de los Barrios Altos).
Aparte de fiel consejero de quien jamás le consultaba nada, de asesor de quien lo despreciaba y de tío pródigo con dinero ajeno, el señor Santiago Fujimori es uno de los cerebros más invictos del Congreso y jamás se le ha conocido, desde luego, afición alguna por los temas internacionales, conocimiento alguno de las complejidades foráneas ni escrito alguno en relación a algún asunto allende las fronteras de Huacho, que es donde comienzan, para él, la tierra ignota y los peligros consiguientes.
Si al señor Santiago Fujimori le dijeran que el mundo ha dejado de ser bipolar, el señor Fujimori replicaría diciendo que él al único bipolar que conoce es a Vladimiro Montesinos, el heterogéneo ladrón y monótono asesino que despachaba casi todos los días con su hermanito.
Y si le dijeran que el mundo de hoy tiene un solo polo, el señor Santiago Fujimori diría que los de marca “Lacoste” están en rebajas y que cómo se puede vivir sin una muda completa.
Así de pulcra es la ignorancia del señor Santiago Fujimori, quien debe de creer también que los rusos ya están en los Estados Unidos porque han invadido Georgia, que Hamás no negocia porque así su nombre lo indica, que el golfo de Bengala puede incendiarse, que Mao Tse Tung tenía que ser como fue porque nació en el extremo oriente y que, en fin, si los argentinos hicieran discurrir como se debe al río de la Plata estarían boyantes.
Ahora bien, aparte del escarnio de este nombramiento está la vergüenza de su origen. Y esa vergüenza está concentrada en ese ídolo de barro que se hace llamar Javier Velásquez Quesquén, que aspira a ser el señor de Sipán del aprismo hecho sushi y al que muchos conocen por el evocador alias de “Teníanos”.
Este ya es, ahora sí y abiertamente, el Congreso de “Teníanos” y del pacto aprofujimorista. El Congreso donde un pobre diablo, llevado a su curul gracias al dedo del señor Ollanta Humala, falsifica facturas de pollerías y anticucherías para poder justificar los 7,000 soles de gastos de representación, y donde otro pobre diablo, como es Santiago Fujimori, es presentado como si fuera experto de Torre Tagle e imitador de Isaac Bigio.
¿Qué es más repelente? ¿Decir –prestándole alas a la imaginación- que uno se ha comido 390 soles de pollo de un solo porrazo, como acaba de hacer el upepista José Anaya Oropeza, o escuchar decir a los apristas que Santiago Fujimori hará un buen papel al frente de la comisión que debería examinar la política exterior del Perú?
Admito que la elección es difícil. Lo que sí sé es que con “Teníanos” y su pandilla el Congreso peruano alcanzará simas jamás vistas, podredumbres no olidas, fosas de las Marianas del pragmatismo entendido por un cogotero. ¡Este es el Congreso que debió de cerrar Alberto Fujimori!
Ironías aparte, este es, también, el Congreso que es hijo de la devastación democrática ejecutada por el fujimorismo. Este es el Congreso que puede permitirse una democracia tarada por el hambre, degenerada por la incultura, jaqueada por el caudillismo, avergonzada por un poder judicial asustadizo y sujeto a extorsión.
El Congreso, en suma, de un país donde la prensa, en general, ha adquirido un poder enorme que, sin embargo, sólo se emplea en contra de la política –lo que no está mal-, pero jamás para descubrir las mugres del modelo y los pies de barro de muchos capitanes de empresa (incluyendo a los de varios medios de comunicación).
Bueno, si la democracia ateniense exilió a Anaxágoras y mató a Sócrates –dirán algunos- ¿por qué la peruana debería de ser mejor?
Sí pues, aunque una cosa debió ser vivir los tiempos de Pericles y otra muy diferente es tener que aguantar al doctor García.
viernes, 15 de agosto de 2008
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4 comentarios:
El juicio al ex presidente Fujimori Fujimori ha puesto en evidencia el lado oscuro de la política que se ejerce por estas latitudes.
Santiago Fujimori, hermano del acusado ex presidente Fujimori Fujimori, alejado de toda mesura, ha declarado en un programa radial, que si su hermano es condenado, habrá violencia y ha amenazado con una guerra civil.
Es tal su desvergüenza que a pesar de la gravedad de los cargos que se le atribuyen a su hermano; sostiene que el juicio al detenido ex presidente Fujimori Fujimori : es un proceso político.
Es posible que algunos fujimoristas obcecados, estén pensando no sólo en esa, sino en otras incontables tonterías. Pero el problema es de ellos y no de la sociedad peruana que sólo pretende vivir con dignidad y en un ambiente de paz, después de tanta inmundicia y corrupción que se vivió en el Perú durante el desgobierno del ex presidente Fujimori Fujimori, que renunció a la presidencia por fax, que se refugió en el Japón tratando de eludir sus responsabilidades judiciales y que cuando se le presentó la oportunidad, trató de ser elegido senador por el Japón, alcanzando una mínima votacion, que lo ha consagrado en la antología del ridículo.
Fundar un nuevo partido político cambiándole de nombre de acuerdo a las circunstancias, tal como acostumbran hacerlo los fujimoristas, no va a servir para demostrar la inocencia del acusado, ni tampoco como un instrumento de presión para evadir la acción de la justicia.
Que Santiago Fujimori crea que debe buscarse una solución política, como una medida para evitar la violencia, es una amenaza que no tiene sentido, que debe ser rechazada con la mayor energía y que es necesario ponerla en evidencia, para que todos conozcan la verdadera naturaleza de los que ahora pretenden cubrirse con piel de cordero, para disimular al lobo que llevan adentro y que no pueden ocultar a pesar de sus deseos.
Sócrates murió por sus convicciones, por creer que solo había un dios y por ser un revolucionario de su época por sus propuestas del sistema de estado, en la Grecia antigua se vivía mucho eso de los dioses. ¿Pero acaso ahora no se vive una idolatría similar? Hay un santito para cada actividad humana, y no todos son milagrosos, todo va dependiendo del pueblo en el que se vive, uno tiene que ser devoto del santo que le conviene, se hacen imágenes pequeñas y grandes de yeso, dependiendo del fanatismo del creyente y se colocan en altares o urnas. ¡Caramba! No se ha cambiado nada desde el punto de vista de las creencias. Pero aún así con sus estupideces los griegos de Pericles están muy por encima del actual parlamento, es lamentable que no se valore la inteligencia, eso mas que un acto de humildad es un deber.
No se imagina Sr. Hildebrandt como lo admiro, usted sabe de Sócrates, Demócrito,Anaxágoras (hombre que supo que el Sol iluminaba a la Luna y que la Tierra proyectaba su sombra sobre ella, 500 años ante de Cristo, realmente pobre de él, no merecía el exilio) pero también sabe de Santiago Fujimori, Montesinos y del señor Quesquén, ja ja ja.
Dentro de esa óptica usted sabrá perdonarme por admirar a los griegos del siglo de Pericles, que aunque demasiado apasionados, belicosos e implacables en sus decisiones, hicieron cosas asombrosas para toda la humanidad, y es que amaban la inteligencia así como yo lo admiro a usted, adelante valiente periodista, mis respetos y larga vida al Cesar.
Sin embargo ni en el siglo de Pericles se le otorgaron poderes máximos a sus filósofos y creadores, y es que esa casta política dormita por culpa del lado oscuro del ser, en verdad les digo que solo tendrán derecho al poder cuando sea demasiada la evidencia de la incompetencia del régimen consumista actual, cuando llegue ese momento se agruparan las personas más trascendentales de esa futura época.
Imagínense, a lo fantástico, metafórico y paralelo pero impalpable, a los señores: Albert Einstein, Issac Asimov, Isaac Newton, Nikolay Lobachevsky, Saramago, Miguel de Unamuno, Spencer, Kant, Marx, Espinoza, Ortega y Gasset, Herman Hesse...todos en un parlamento discutiendo y pensando sobre el destino del planeta y que la presidencia de ese parlamento sea ocupada por Sócrates, que ideas tan maravillosas saldrían de ahí, creo que en esas circunstancias el voto democrático de estos sabios tendría un valor casi perfecto, muy diferente al voto popular de aquella gente que por trabajar como mulas en el engranaje de la vida y descansado frente a un televisor no tiene ni idea de las consecuencias de la sociedad de consumo y la ambición desmedida de las grandes corporaciones. Es por todo esto que insisto en mi utopía. ¿Acaso no es verdad que todo empieza con un sueño?
Le escribimos desde un diario digital español. ¿nos puede facilitar su dirección de correo para entrevistarle? Un saludo, avillena@elplural.com
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