sábado, 9 de agosto de 2008

¡Abajo las Olimpiadas!

Me niego a sumarme al embeleso-embeleco de las Olimpiadas. Y no es porque sea China la anfitriona. Porque, aunque Abimael Guzmán diga que es hijo de Mao, a mí el Central Imperio que inventó el papel siempre me ha merecido mucho respeto.
En cambio, las Olimpiadas siempre me han producido el mismo mortal aburrimiento.
Para empezar, la frase esa que Juvenal puso en sus “Sátiras” -eso de mente sana en cuerpo sano- resulta ampliamente desmentida en muchos gimnasios, en la mar de discotecas y se diría que en la totalidad de los establecimientos dedicados al patrístico oficio del puterío.
Yo conozco a gente que sale a correr con uniforme de campeón declatonista y que hace pesas y respira como un fuelle automatizado y que, sin embargo, le pega a su mujer, patea el perro del vecino cada vez que no lo ven y ama intensamente a Fujimori, con Saravá y todo.
Y lo que no se dice de la tal batalla de Maratón, es que el famoso mensajero, el que corrió a avisar a los atenienses de que los persas habían sido derrotados por Milcíades, terminó muy mal porque cayó muerto por el esfuerzo apenas llegó a la ciudad. O sea que la leyenda del deporte greco-olímpico empezó con un fracaso atlético de consecuencias mortales, consecuencia de una exigencia de naturaleza criminal.
Me captura el fútbol pero el olimpismo me da grima. Y es que en el fútbol se emplean el cerebro, la malicia y hasta la conspiración corporativa, pero no hay nada más lejano del plano encefálico y de la densidad neuronal que un corredor que ya no tiene nada que improvisar o que un lanzador de balas que se la ha pasado lanzando balas durante tres horas diarias los últimos cuatro años de su vida. ¡Socorro!
Ese olvidado pero importante escritor que se llamó Jean Giraudoux fue campeón nacional francés de los 400 metros planos cuando estudiaba en la Escuela Normal Superior y, muchos años después, escribiría un raro libro que tituló “El deporte”. Allí escribió esta frase agudísima: “El deporte consiste en delegar al cuerpo algunas de las virtudes más fuertes del alma: la energía, la audacia, la paciencia”.
Pues bien, yo no creo en esas delegaciones. Comparto, más bien, la creencia de quienes piensan que el cuerpo es prisión, miseria dispéptica, puñalada renal, condena gravitatoria. O sea que padezco de un agnosticismo de indeleble marca judeocristiana.
Mis únicos recuerdos adolescentes de verdad espantosos son los de un cornetudo toque de diana a las 5 y 45 de la mañana, un buzo puesto entre apuros, los gritos de un teniente llamado “Pluto” y una marcha a paso ligero hacia la clase de gimnasia. Por eso es que durante años me vengué negándome las primeras horas de la mañana y jurando que no haría nunca lo que el maniático de Buffon le mandó hacer a su mayordomo para poder escribir a marchas forzadas su “Historia natural”: despertarlo antes de las seis de la mañana con un jarro de agua fría en la cara.
Resultará entonces que la señorita Mengana batirá la marca del salto con pértiga, que Perencejo lanzará la jabalina doce centímetros más allá que el bodoque polaco de la última Olimpiada, que saldrá un jamaiquino o un hijo del Bronx y rebajará en 9 milésimas de segundo los 100 metros llanos. Y así sucesivamente.
Y, además, hay 204 países representados. ¿Es que hay 204 países en el mundo? ¿Usted puede creer que Tonga, un archipiélago oceánico y monárquico de 700 kilómetros cuadrados, está allí para competir? ¿O que alguien de la delegación de Madagascar subirá a un podio? ¿O que las gimnastas de Bonaire resplandecerán de llamadas? ¡No, por supuesto! Hay una docena de competidores y los demás, incluyendo a la delegación peruana, son comparsa y extritas.
Por último, ¿no es obsceno que China se jacte de haber gastado cuarenta y dos mil millones de dólares en organizar toda esta vaina? ¿Qué pensarán los países pobres que creyeron que la prosperidad de la República Popular China tendría otros ingredientes y bastante menos frivolidad?
Bueno, pensarán lo correcto. Que China ha pasado por el aro. Por los cinco aros del suntuoso olimpismo.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Ahí si que no comparto su opinión, hay que recordar que cuando la mente cultivada está en armonía con un cuerpo vigoroso es realmente maravilloso, un ejemplo: Leonardo Da Vinci, excelente arquero (no de fútbol) con una fortaleza impresionante en las manos, al extremo de que era capaz de doblar una cerradura, y a la vez poseedor de una delicadeza divina comprobada en la "Virgen de las Rocas"
Mi tío Alonso Núñez Rebaza, que trabajó con usted en la revista "Si", de joven era un excelente deportista, cuando yo era un niño, lo vi pararse de manos empezando el ejercicio sentado en una silla, ¡eso es potencia de brazos! y usted sabe perfectamente que Alonso es un artista maravilloso y cuidadoso en su trabajo.
En cuanto al despilfarro de China, eso es política, han querido demostrar al mundo, sobre todo a Estados Unidos, que tienen poder, y de seguro que ganarán muchas medallas en lo referente a la gimnasia.
Las Olimpiadas son un juego psicológico entre los países adversarios, un buen motivo para decir que valen algo como naciones, recordemos a Hitler, Fidel Castro o a Ronald Reagan como sacaban a lustre sus victorias deportivas para levantar la moral de sus pueblos.
¿ Y también no es verdad que el Dr. Alan García se cuelga a los logros de nuestros deportistas nacionales para el mismo efecto?

Anónimo dijo...

La sociedad en la cual vivimos está dividida en distintos grupos y clases. Uno de estos grupos podríamos nombrarlo "los deportistas de élite", o con proyección a la élite, personas las cuales son bien vistas, apreciadas y admiradas por el esfuerzo realizado para llegar donde están. Pero lo que la sociedad no sabe es el mundo en el que viven, el cual se puede venir abajo de la noche a la mañana.
Aquí os redacto la historia de un chico de 19 años como ejemplo de que no siempre el deporte es igual a salud.

"Yo tenía 11 años cuando hacía cursillos de natación por escuelas, ya que a las madres se les mete en la cabeza que es un deporte completo y beneficiable a tan corta edad.
En una de las competiciones entre escuelas, se me acercó un hombre y me extendió su mano, la cual contenía un sobre. Yo todo extrañado se lo di a mi padre. Él lo abrió, y me dijo que era una beca de deporte, para jugar a waterpolo y a mí, que no sabía ni de qué deporte se trataba, me pareció bien.
Así que me metí en el mundo del waterpolo, y sin saberlo ni quererlo, me apuntaron en la escuela del mismo club, para formarnos profesionalmente a nivel de deporte y como personas.

El tiempo pasó, y junto a él, la mejoría del juego, de la técnica y de la táctica personal, pudiendo disfrutar de campeonatos federales, nacionales, y de algun que otro torneo internacional. En resumidas cuentas, estaba gozando de lo lindo con lo que podría ser mi futuro: el deporte de élite.
Una buena mañana, le comenté a mi entrenador que tenía unas pequeñas molestias y que me dolía cuando nadaba, y él quitándole importancia al asunto, me dijo; "tú tranquilo, eso nadando se cura". Y nada, yo haciendo caso al míster, me lancé y me puse a nadar.
Dos o tres meses después de dicha mañana, no podía nadar, me dolía muchísimo el hombro, sentía molestias terribles y casi me era imposible moverlo. Esto sucedió con 14 años y tuve que ir a fisioterapeutas para intentar la mejoría de mi hombro, y así seguir entrenando al ritmo de los demás.

Al año y medio, seguía con estas molestias, pero haciendo caso omiso al dolor, y siguiendo las instrucciones del entrenador, nos clasificamos para el campeonato nacional a nivel de clubs. Este campeonato constaba de cinco partidos. Pues bien, en el segundo, y haciendo un contraataque, en el hombro, que nunca me dejó de doler, noté una sensación punzante, como un tremendo tirón, y me quedé exhausto en el agua. Me cambiaron, y haciendo un poco de estiramientos me volví a tirar al agua, ya que no iba a lanzar la toalla en los campeonatos, cuando había luchado tanto durante un todo un año para clasificarnos.
Cuando acabó el campeonato, me fui a revisar el hombro y me detectaron una rotura de fibras. Estuve todo un mes con el brazo inmovilizado, y el entrenador no me hizo una recuperación adecuada para poder preparar para pretemporada. Así, de esta manera y durante 2 años, fui descendiendo el nivel que tenía, hundido en mi propia locura al observar, que siendo el más rápido y resistente, veía a la gente como cada vez me iban superando, y yo todo impotente, intentaba seguir ese ritmo tan codiciado; pero los fuertes dolores me frenaban, y cada vez más me echaban hacia atrás.

Perdí toda motivación, todo interés, lo único que gané fue mi propia depresión que me acompañaba a todos lugares. Con 18 años, me dijeron que tenía el hombro muy mal, y que si no bajaba la intensidad, era cuestión de tiempo que empeorase y así entrar en quirófano para operar. Yo, un chaval de 19 años, y con una operación a punto, casi ni me lo creía. Por lo tanto, decidí dejar el deporte con mi proyección al futuro, porque lo que estaba viendo era como cada vez más caía en un agujero, sin posibilidades de salir de él.
Me he dado cuenta, que después de todo, el deporte no es igual a salud en todos los casos. Que más que salud, es una obligación, y esto provoca serios problemas, como el mío, que sufrí de sobreentrenamiento; y esto es considerado, más que una lesión, una enfermedad."

Esta es la experiencia contada por él personalmente. Supongo que habrá otras personas que la compartan y que hayan pasado por lo mismo que él, pero también otras (pocas) que con "mucha suerte" habrán superado éstos y otros obstáculos, y habrán podido llegar a la cima."

Anónimo dijo...

Revista La Memoria de Nuestro Pueblo
Rosario, Argentina.
Año V, Número 46
revistalamemoria@yahoo.com.ar
Sumario:

Los hechos de violencia antisemita de enero de 1919 en la visualización de sus contemporáneos, por Fernando Cesaretti y Florencia Pagni. Escuela de Historia. Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario.

Los judíos textiles de Villa Lynch y el I. L. Peretz. 1º parte, por Nerina Visacovsky. Escuela de Historia y Política de la Universidad Nacional de San Martín.

La Democracia y la sombra del Proceso, por Luis Alberto Romero. Departamento de Historia. Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Centro de Estudios de Historia Política de la Universidad Nacional de San Martín.

Los orígenes de la Refinería Argentina, por Jorgelina Bernasani. Escuela de Historia. Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario.

¿"Traidores" o "renovadores"? El primer peronismo sin Perón (1955-58). Última parte, por Raanan Rein. Centro de Estudios Internacionales y Regionales de la Universidad de Tel Aviv, Israel. Miembro de la Academia Nacional de la Historia de Argentina.

La situación de Montoneros entre fines de 1970 y comienzos de 1972. Última parte, por Lucas Lanusse. Doctorado de Historia. Universidad de San Andrés.

La Cuestión social, por Angela M. Tuttolomondo Muncharáz. Escuela de Historia. Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario.

Acerca de la política de relocalización indígena en el área pampeana: el caso de los indios Quilmes (fines del siglo XVIII). 1º parte, por Florencia Carlón. Departamento de Historia. Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Mar del Plata.

Memoraciones:
Rafael Alberti: ”Galope"/"Balada del que nunca fue a Granada"

Le invitamos a escribir dentro del amplio campo de las ciencias sociales con absoluta libertad temática y de opinión. Sugerimos que por razones de espacio y diseño de la revista, el artículo no exceda los 30.000 caracteres, aunque esta no es condición excluyente (si su trabajo es de mayor tamaño, puede ser publicado por entregas).
Cuando lo envíe a revistalamemoria@yahoo.com.ar le solicitamos que también remita en archivo adjunto su foto personal, una dirección de e-mail donde prefiera recibir comentarios de los lectores sobre sus notas, y las referencias académicas y/o laborales (un muy sintético CV personal), todo lo cual constituirá al pie del artículo su data de autor.

Este número se puede consultar y adquirir a valor de cinco pesos el ejemplar (al igual que los números anteriores) en los siguientes lugares:
En la ciudad de Rosario:
Biblioteca " La Memoria de Nuestro Pueblo", Juan Manuel de Rosas 2101. Corpus Editorial y Distribuidora, Suipacha 581.
(teléfono 54 0341 4394978 )
Es material de consulta disponible en las bibliotecas de varias facultades de la Universidad Nacional de Rosario.
En la ciudad de Buenos Aires:
Corpus Editorial y Distribuidora, Tucumán 2120.
(teléfono 54 011 43735128)
Está también disponible para su consulta en Biblioteca Nacional, Biblioteca del Congreso de la Nación , Biblioteca de la U.C.R. y en el Centro de Documentación del Pensamiento de Izquierda en la Argentina (Cedinci).
En el resto del país (y del mundo):
La forma más sencilla y práctica de acceder a la revista es tramitar su envío y compra por correo electrónico a los siguientes mails: ifiscella@corpuslibros.com.ar,
rosario@corpuslibros.com.ar o capital@corpuslibros.com.ar

La memoria de nuestro pueblo es patrimonio de todos

jorandil dijo...

Es interesante como piensas Hildebrandt y bien porque te descenmascaras pues muestras lo que en realidad representas lo que es:ocutar,camuflar con tu infinita envidia el fracaso total del estado peruano y su podredumbre y disminuir los exitos de los pueblos libres,claro que entre ellos estan los que oprimen pero eso lo tocaremos en otra opurtunidad. Tu artículo esconde la incompetensia de los que dirijen el estado peruano, apunta a ocultar el crimen de no velar por los deportes en el Perù, hiede a tapar con pus la opresión en la cual los peruanos viven, hiede a que no veamos que en cada deportista en las olimpiadas esta el vienestar de un pueblo, la preocupación de que tengan un lugar donde puedan practicar deportes,educación, trabajo,casa, salud, dignidad,respeto. Que tenemos en el Perú :(lo que quieres esconder) no tenemos educación para el pueblo y mala para los ricos, no tenemos donde practicar deportes, salud mira nomas los hospitales,dignidad : tenemos la dignidad de un estado maldito que nos encadena, humilla, asesina que es vendepatria ,que es profudamente rasista que detesta al campesino, que lo asota lo ofende pero que si se arrodilla y arrastra ante las transnacionales y imperialismos. Asi estamos maquinando libertades para asesinos como fujimoris,montesinos y garcias todo esto se oculta y claro como dises estamos de comparsa pero porque Hildebrandt? no es este justamente el problema que ocultas.

Salvador Núñez dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Al parecer estás escaso de ideas últimamente.

Lo importante es competir y dar lo mejor de uno en cada evento. El hecho de sólo participar en una olimpiada ya es un orgullo para todos los deportistas , pero claro tendrías que ser uno o haber practicado algún deporte para poder entenderlo.

Anónimo dijo...

Ay!!! César, Cesar. Tu gran elocuente cerebro a llegado a la conclución de que el deporte es malo desde sus inicios. Pues bien, que el mundo deje de hacer deporte y que se dedique a estar repantigado y tenga una vida muelle por el resto de los siglos que le quedan. Una pena que tengas malos recuerdos de tu escuela y del pobre "pluto". Ese "pluto" se levantaba mas temprano que tu, para hacer su trabajo y seguramente con la esperanza de que los estudiantes tubieran un buen físico para mejorar su nivel académico. Pero no, tu querias seguir durmiendo despues de haber soltado ventosidades que se mesclarian con la pezuña de los otros ejemplares de la cuadra.
Pero vayamos al punto de tu escrito.Tu NO hablas del bajisimo nivel del deporte peruano y del precario estado fisíco de la juventud peruana, de eso no hablas y pones una cortina al asunto diciendo que las olimpiadas son aburridicimas.
Bueno que sean aburridas para ti, pero te "olvidaste" analisar el estado de salud de nuestro pueblo. Te olvidaste de decir que los peruanos estamos mal alimentados, que los peruanos no gozan de buena salud, que sus pulmones estan perforados, que estan tuberculosos, que respiran smog, que tienen los dientes podridos, que no tienen duchas, que no tienen campos deportivos, que no tienen profesores de gimnacia, que no tienen buena comida para soportar el esfuerzo fisico, que no tienen para zapatillas, que no tienen para tomar una limonada despues del entrenamiento, que no hay pelotas, que no tienen ropa adecuada para hacer deporte, y un gran porcentaje de la juventud es alcoholica y drogadicta. Es un millar de cosas que hacen falta, no para olimpiadas, si no, solamente para hacer deporte. La juventud peruana no puede competir con otras juventudes de otros paises, por que no tienen el nivel fisico y menos el moral.
Si miramos el futbol peruano, vemos derrota tras derrota y tu dices que se emplean el cerebro y otras cosas. Quieres decir que los futbolistas peruanos son unos descerebrados? NO! los futbolistas y los deportistas peruanos estan mal comidos! y no pueden competir por su estado calamitoso.
Seria como ver a Alan Garcia, si a Alan garcia el genocida peleando en un rin con Tison o a Cesar Hildebran discutiendo filosofia con Abimael guzmán. Mejora tus escritos y dale valor a los pueblos y a tu pueblo.
Catalejo

Eduardo Combe dijo...

Bonaire no es un país
Madagascar llegó al podio
y en países como Tonga, condendo a desparecer como Tuvalú por el crecimiento de las aguas, sólo se juega Rugby, que no es deporte olímpico.

Muy buen artículo