sábado, 28 de junio de 2008

Sudaquismo en pie de guerra

El doctor Alan García dice ahora que no es justo lo que Europa se propone hacer con la inmigración.
“Yo pienso que la globalización debería incluir el libre tránsito de las personas”, ha dicho en sus segundas nupcias con el tema.
¿Pero no había dicho lo opuesto días atrás? ¿Y no es que se trató el asunto migratorio en la Cumbre ALC-UE?
Sí, pero tangencialmente. Lo suficientemente de costado como para que los europeos lanzaran hace dos semanas, sin sentimiento de culpa alguno, la mayor ofensiva en contra de quienes permanecen, sin permiso de residencia, en su territorio.
¿Es que el doctor García pensaba que la globalización incluía la circulación sudaca, la diáspora africana, la trashumancia este-europea y la avalancha plurinacional del islamismo?
No lo creo. El doctor García es todo menos ingenuo. Lo que pasa es que para las tribunas un presidente debe aparentar haber sido sorprendido cuando sucede algo como lo que acaba de pasarle a Latinoamérica.
Quizás el primer García de esta historia fue el mejor. El otro parece haber salido de su incoherencia habitual y de los consejos de los encuestólogos.
En todo caso, al margen del doctor García, este columnista piensa, modestamente, que en el caso de la inmigración ilegal el sudaquismo mental y el marcopolismo de patera en el estrecho deberían de buscar mejores argumentos. O sea que eso de pintarnos como víctimas sin remedio nos tiene a algunos hasta la coronilla.
Y me importa poco si lo que voy a decir no es popular ni engríe a la progresía de Pavlov.
Vamos a ver, ¿qué es esa grosería de decir que la inmigración ilegal es buena cuando procede de nuestros aeropuertos?
¿Es ilegal o no? Y si es ilegal, ¿en nombre de qué “principio” el sudaquismo la defiende con uñas, dientes y abogados de Azángaro? ¿O es que entre nosotros lo legal y lo ilegal ya han llegado a ser términos vaciados de contenido, intercambiables cuando conviene? ¿O es que como en esta región la ilegalidad es un hábito de masas nos indigna que en Europa se pretenda perseguirla? ¿Queremos exportar a Europa nuestro intenso amor por el legicidio?
¿Sabe el sudaquismo editorial cuántas mafias especializadas en trata de migrantes están instaladas en Europa? Habrá que decirlo: son miles. Y desplazan mano de obra clandestina, en unos casos, y legiones de casi seguros desempleados (cuando no de potenciales delincuentes), en otros.
Al sudaquismo le gusta recordar la conquista hispánica como fuente de reflexiones jurídicas y reciprocidades migratorias. Es extraña la manera de pensar del sudaquismo: ¿cómo es que un expolio de tintes genocidas, perpetrado antes de que se fundara cualquier asomo de derecho internacional, puede ser fuente de juridicidad? Con esa lógica, el nordeste brasileño debería invadir y asfixiar hasta la muerte a Lisboa y, como compensación a las anexiones decapitadoras de Gengis Kan, la pobreza de Afganistán debería saciar sus hambres en las estepas de Mongolia.
Si no queremos perder autoridad moral para seguir exigiendo un orden internacional distinto, no podemos defender “lo ilegal” de un modo tan esperpéntico. Si empleamos la misma pasión argumental para reclamar la justicia que para exigir la impunidad frente a “nuestros ilegales”, lo único que logramos es ser patéticos –característica que muchas veces el sudaquismo obtiene sin demasiado esfuerzo-.
También se nos dice que aquí recibimos, ya en el siglo XIX, a muchos migrantes europeos. Bueno, la verdad es que en el Perú recibimos a pocos europeos porque estuvimos muy ocupados en seguir esclavizando a la población negra que empezó a llegar con el comienzo de la Conquista y, más tarde, en recibir a esclavos chinos “contratados” en Macao o Cantón. Y cuando, tras el desastre de la guerra con Chile, los culíes se quedaron con los derechos que el invasor les había otorgado en pago por su entusiasta colaboracionismo, los latifundistas peruanos se acordaron del indio altoandino y lo convirtieron en siervo.
Y aquí el racismo era de tal naturaleza que el peruanista Watt Stewart recuerda en “La servidumbre china en el Perú” que hasta Manuel González Prada incluyó en el primer programa de la Unión Nacional “el rechazo a la inmigración china”. Lo que más se temía era el crecimiento de esa “subraza” llamada, despreciativamente, “la de los injertos”.
Aquí la inmigración europea no tuvo el significado que tuvo en otros países. Y no llegó sino cuando el gobierno la buscó y la estimuló con premios y exenciones. Pero cuando, en 1849, el Perú solicitó a nuestras legaciones en Inglaterra y Bélgica que inscribieran la mayor cantidad de viajeros que quisieran poblar el Perú, la respuesta fue nula a pesar de que se prometía tierras productivas a título de donación, exoneración de tributos por diez años y trato especial para que ninguno cumpliera el servicio militar.
Y aunque Juan Gallagher había traído un puñado de irlandeses para sus propiedades agrícolas en el Callao, lo cierto es que los primeros alemanes que llegaron al Callao fueron tan maltratados y desatendidos, que el 4 de enero de 1853 el cónsul alemán formuló una queja formal ante el Intendente de Policía de Lima.
Y la mala fama del Perú como país receptor de inmigrantes se acrecentaría con el abandono de la que fue víctima, por parte del Estado, la colonia alemana del Pozuzo, descrita así en junio de 1860: “...en estado de desnudez por la incomunicación en que habían permanecido más de seis meses por haberse obstruido los caminos con las muchas lluvias...” (Oficio del prefecto de Junín, citado por Juan de Arona en “La inmigración en el Perú”, 1891).
Y cuando Lázaro Cárdenas tendió un puente marítimo entre el exilio español y las costas de México se trató de una convocatoria libertaria que el régimen azteca aprovecharía al máximo desde el punto de vista cultural. Como que en Buenos Aires no habría habido Editorial Losada sin parte de esa cuota de viajero dolor republicano.
Lo que quiero decir, con pruebas, es que en ningún caso del siglo XIX o XX la inmigración europea fue ilegal y a despecho de las voluntades oficiales. Al contrario, si el flujo europeo hacia Latinoamérica no alcanzó las cotas que muchos gobernantes “europoblacionistas” soñaron fue porque la mayor parte de europeos pobres prefirió Nueva York o San Francisco antes que Lima o Buenos Aires.
De modo que cuando el sudaquismo académico nos quiere embarcar en la apología del delito y en el grito “Pendejada o muerte, venceremos”, hay que ser “políticamente incorrecto” para decir lo que pensamos. Que la Unión Europea invoque una ley votada en un parlamento puede ser materia de mil debates y cien mil cuestionamientos. Pero que en esta parte del mundo volvamos a gimotear en nombre de lo ilegal es algo que dice mucho de nuestra costumbre de mirar al costado y culpar siempre a otro cuando algún problema nos sacude.
Porque el sudaquismo omite tocar un tema esencial: esos millones de emprendedores que hemos perdido, ¿por qué se fueron?
¿No es que se fueron porque aquí fuimos incapaces de retenerlos con trabajos dignos, meritocracia vigente, igualdad de oportunidades, educación pública de calidad?
¿Se fueron o los expulsamos con nuestro fracaso económico y social y nuestra incurable corrupción?
Profesamos en Latinoamérica una admiración sin límites por la ilegalidad. No amamos el anarquismo como versión extrema de la libertad y asesinato filosófico del Estado. Lo que amamos es la anarquía, que es su versión policiaca. No hemos entendido que, como se ha dicho mil veces, para ser libres tenemos que ser esclavos de la ley.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Vergonzoso es ante todo que un ser humano para vivir en el mundo requiera de un papelito. (¿Pero que demonios hay en la cabeza de la gente?)



Hace unos días la Unión Europea aprobó desterrar a los inmigrantes ilegales que se refugian por distintas razones en sus tierras.
Sumado a otras turbias medidas para con los inmigrantes legales.
Como por ejemplo a los inmigrantes legales, pero desempleados, se les invita cordialmente a abandonar suelo europeo lo antes posible.
Restringiendo por otro lado el número de familiares que un inmigrante legal puede tener a su lado en su día a día por el viejo continente.

Aunque por estos lados muchos de los mandamases se sonrojan por lo indignante de la medida.
Lo cierto es que los mandatarios de nuestros países (Latinoamericanos) son los cómplices directos de los cerdos del viejo continente.
¿Por qué?
Porque mientras africanos y sudamericanos son desterrados como la peor escoria de tierras europeas. Acá en Sudamérica se les entrega en bandeja de plata a los poderosos conglomerados europeos nuestros más valiosos recursos.

Hablo directamente de la realidad que me compete; De mi país. En Chile los empresarios españoles son los dueños de nuestra agua. De nuestros bancos, de las AFP. De nuestra energía eléctrica. De nuestros bosques. etc.
En el país en que vivo, Argentina. Donde gran parte de las tierras son explotadas por los europeos tal como es el caso del cerdo italiano Benetton dueño de un millón de hectáreas.
Hablo también de Brasil donde la forestal sueco-finlandesa Stora Enso adquirió 2.500 hectáreas de tierras en el estado de Río grande do sul. Con el objetivo de plantar eucaliptos destinados a la producción de celulosa y papel. Expulsando de dichas tierras a los campesinos que las utilizaban para la producción agrícola. Dejándolos sin casa y sin comida.
Y así un largo etcétera.
Son dueños de los recursos naturales más valiosos de nuestro continente.
Los que explotan, explotando a la gente, para llenarse los bolsillos y sus estómagos.
Mientras los peones son mal tratados con sueldos de hambre y miserables derechos como trabajadores.
(Negándose desde luego a compartir el robo con los “sudacas” en Europa.
``No, que esa gente vuelva a sus países a trabajar miserablemente para nosotros para llenarnos más y más de dinero``).

Vergonzosa es también la respuesta de nuestros mandatarios que celebran como estos cerdos roban nuestros recursos. Actuando lógicamente en complicidad como cerdos que son también.
Haciendo vista gorda de los abusos (Mientras alcance para ellos que la gente se pudra).

Pero la vergüenza no sólo me invade por el deplorable actuar de conglomerados poderosos de Europa, Norteamérica y los cerditos mandatarios falderos sudamericanos.
Tanto y más vergonzosa es nuestra actitud como pueblo sudamericano ante esta situación.

Vergonzoso es ver (como tuve la lastima de ver en la principal plaza de Puerto Montt. Región austral de chile.)
Una patética estatua dedicada a los inmigrantes alemanes en agradecimiento. (¿Gracias por adueñarse de nuestras tierras y someter a nuestra gente?).
No es para muchos un misterio que zonas al sur de nuestro país son pobladas por alemanes odiosos donde uno como chileno se siente como un extranjero. Y se siente así por que estos se encargan de que uno lo sienta rápida y claramente.

Vergonzoso es ver como destierran al pueblo mapuche bajo el amparo del gobierno, para apoderarse de sus tierras he instalar más y más de sus bases multinacionales.

Vergonzoso es que en las escuelas de chile se menosprecie al que lleva apellido mapuche.

Vergonzosa es la actitud del chileno corriente que repudia al peruano. Al boliviano, pero que al europeo le celebra todo. Llegándolo a tratar incluso con un dejo de admiración. (Algo así como los indios de las películas norteamericanas que divinizaban al rubio forastero)
Y así en general en Latinoamérica, es vergonzoso ver como nos despreciamos entre nosotros y alabamos al europeo.

Vergonzoso es también en Argentina, la creencia delirante de sentirse como europeos, por parte de muchos porteños.

Vergonzoso es que en Sudamérica no cesemos de disputas infantiles y chovinismos de los unos contra los otros.
En lugar de unirnos como continente y gozar de nuestros extensos recursos para nosotros mismos. ¡Que absolutamente nada nos faltaría!

Lo único* que recibimos de Europa y sumo a estados unidos Es:
.Malos modales
.Armamento para autodestruirnos.
.Ideologías políticas asesinas.
.Enfermedades
.Un estilo de vida miserable basado en el consumismo.
.Una religión que menosprecia al ser humano y a la naturaleza.
.McDonald`s.
.Modas (Frivolidad)
Y un largo y casi eterno etc


En Europa olvidaron fácilmente que durante sus guerras mundiales.
Miles y miles de inmigrantes europeos se refugiaron en Sudamérica.
Aquí en Buenos Aires. En el sur de Chile y por todo el continente.
Y que se les trato con respeto, se les acogió como a uno más.

(Por que vale la pena recordar que el pueblo que se siente como “superior” es el continente que ha provocado las más terribles guerras y holocaustos de nuestro mundo. Es un pueblo que no respeta a la tierra ni a su entorno. Es el continente que más llenó de basura al día de hoy a nuestro mundo.)

Debo al final de este texto aclarar que el fondo de mis palabras no es una nueva xenofobia hacia el europeo.
No se trata de escupir al español que veamos en la calle el día de mañana o golpearlo con palos (como algunos y recalco algunos de ellos hacen con los latinos).
No es por ningún motivo un llamado al ojo por ojo
(“Ojo por ojo y todo el mundo va a terminar tuerto”).

Al europeo en nuestra tierra se le debe tratar con respeto. Con fraternidad.
Este comportamiento va más allá de darles el ejemplo.
Este comportamiento debe existir sencillamente por que es el correcto y el más sano.

Así debemos tratar al vecino. Al peruano. Al colombiano. Este comportamiento es el que debiéramos tener entre todos.
Pero quizás esas son utopías propias de mi juventud. Tratarse con fraternidad con respeto los unos a los otros, que cosas más ilógicas estoy diciendo).

Este texto Sí es un llamado a expulsar a los cerdos empresarios que se apoderan de nuestro continente. Sudamérica nos pertenece y la estamos regalando. Nos están robando nuestra casa y nosotros ayudamos al ladrón a llenar el saco.

¡América para los americanos!
Y que América se entienda como alguna vez lo trato de explicar Alfredo Jaar. (Véase este link)

Y cuando volvamos a tener la llave de nuestra casa. Todo europeo que llegue escapando de los actos despreciables de su continente. Será bien recibido.
Por que es hermoso compartir.
Pero que absurdo sería darle las llaves de la casa, hacerlo el dueño de la misma y nosotros ponernos a limpiarla como su empleado.

Anónimo dijo...

Creo que es importante diferenciar lo que es legal de lo que es justo.
Por ejemplo, los gobiernos dictatoriales "dictan" precisamente miles de reglas, posiblemente perfectas desde el punto de vista jurídico, pero indudablemente injustas.
Recordemos una sabia enseñanza de Jesús, las leyes han sido hechas para servir al hombre y no el hombre a las leyes.
Por tanto creo que si una ley es injusta, por muy "legal" hay derecho a actuar contra ella.
Obviamente los miles de inmigrantes "ilegales" lo son porque hay leyes injustas que dicen que los bienes y los capitales deben circular libremente por donde les plazca a los dueños del mundo, pero no así los habitantes de los países tercermundistas que se deben quedar para siempre en sus lugares de nacimiento, ya sea para morirse de hambre o para ser mano de obra barata cuando se requiera.

Christian Bedon dijo...

ilegales? o indocumentados?

Sebastián dijo...

Wowz, toda mi promoción quiere irse a seguir posgrados afuera... Dicen que es mejor. Yo no sé, no tengo punto de comparación. Parece que afuera es mejor... con un poco de suerte, nos quedaremos allí y no volveremos. Es deprimente u_u, jamás voy a entender esta idea del mañana mejor, las ganas de irse porque simplemente afuera es mejor.

Anónimo dijo...

Ninguna persona es ilegal.

Anónimo dijo...

En efecto, el término correcto es "migrantes en situación irregular". Y gracias, Sr. Hildebrandt, porque después de leer esto ya no me siento tan bicho raro por no haberme rasgado las vestiduras como todo el resto de mis colegas ante a promulgación de esta directiva de la UE. Claro que me parece terriblemente injusto que por un lado se busque la total liberalización del comercio y las finanzas y que por el otro se pongan cada vez más trabas al libre tránsito de los seres humanos - el cual a su manera obedece también a la lógica del mercado - pero la defensa de la ilegalidad no es la mejor manera de avanzar en ese camino.

Unknown dijo...

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Mentalitat culer dijo...

Hace poco más de seis décadas, se proclamó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, aludiendo una serie de conceptos que aún parecen estar dispersos. Creo saber ¿quiénes? y ¿por qué? propulsaron tal declaración; pasa lo de siempre: que nunca vamos a lo esencial, y ponemos parches y más parches a una sociedad(con todo lo que ella implica) horrorosamente construída. Y no hablo ni como sudaca, ni como imigrante, ni como potencial europeo, hablo como persona sujeto de derecho de los artículos del manifiesto en cuestión. Dicen que somos libres e iguales, sin embargo hay gente que aún piensa que ser blanco es una ventaja dentro de casi todas las sociedades, hay gente que se escandalizó cuando un hombre negro puso su culo negro en la casa blanca, incluso hay gente, aquí en España (Catalunya para ser exacto), que hasta se ofende cuando le dicen que un "moro" tiene los mismos derechos que un español y que grita ¡simio! en los estadios a jugadores venidos de África y Sudamérica, hay personas que llaman mano de obra barata a otras personas, por no hablar del machismo, homofobia y otras aberraciones. Las leyes, al menos tal como se entienden hoy en día, no reflejan la flexibilidad de la realidad, tan cambiante, como devastadora; porque son leyes las que permiten que La India se quede seca para que unos cuantos puedan tomarse su gaseosa todos los días, son leyes las que hacen posible que existan hombres con miles de millones metidos en paraísos fiscales, mientras existen hombres que viven en paraísos de hambre, son leyes las que permiten que multinacionales exploten a sus trabajadores y se expandan por todo el mundo para seguir explotando a más trabajadores, son leyes las que hacen la diferencia entre hombres legales e ilegales, leyes han justificado asesinatos, violaciones y crueldad, leyes (jurídicas) son aprobadas y derogadas constantemente: porque las leyes no son tan rápidas como la sociedad que tiene que obedecerlas. Es la primera vez que no estoy deacuerdo con César, tal vez todos los seres humanos no somos intelectuales brillantes como tú, capaces de acumular tanto conocimiento en tan poco tiempo, tal vez existan seres superiores dentro de lo que la Declaración Universal de los Derechos Humanos denominó "humanos", mi corto bagaje no me permite entenderlo, pero de ser así, creo que antes de llamar ilegal a personas que se alejan de todo lo que conocen, entienden y aman, no precisamente con finalidades verbeneras, se habría de cambiar esa Declaración que nos hace a todos iguales, se habría de decir que Europa no piensa sacrificar su alto nivel de vida (en parte conseguida por el saqueo constante a diversos países "tercermundistas") por unos cuantos millones de negros, marrones y moros, que a veces no tienen ni para comer, aunque sea ese nivel de vida, en parte, el que genere pobreza, miseria y corrupción en diversos países que los nutren de materias primas, sin entrar a hablar de la tan de moda "crisis financiera".
El hombre, entiendo yo, vota para que otros hombres creen leyes que lo aseguren de sí mismo. El hombre, creo yo, es por tanto, anterior y más importante que la vieja, lenta y violentada ley, si me equivoco, creo que deberían cambiar la Declaración Universal de los Derechos Humanos. No tengo nada en contra de las leyes, pero las deificaciones (por más naturales que parezcan), nunca nos han a aportado grandes avances, y deificar a las leyes tampoco lo hará.
Si Alemania hubiera ganado la guerra ¿hoy también defenderíamos leyes nazis?.