sábado, 14 de junio de 2008

Día del padre

El domingo es el día del padre, o sea de los grandes almacenes, y por eso las familias saldrán a almorzar fingiendo, en muchos casos, que el papi es el rey de la mesa y el mejor de todos, cuando la verdad es que para llegar a ser la fatiga que llegaremos a ser es importante dispararle al jefe de la progenitura y luego salir corriendo mientras se canta el himno de la libertad y se pone la cara en dirección de la lluvia sanadora.
Los padres son una bendición cuando somos niños y ­una guía caminera cuando dejamos de serlo, pero luego, a la hora de acabar con el nosotros y empezar a levantar el uno mismo, son un fastidio, una lata sentimental y un modo lastimero de recordarnos que fuimos sus cachorros y que a ellos les debemos la lealtad primera.
Entonces es que empiezan los problemas y las batallas campales del carácter. Y hay un momento en que te pareces tan poco a tus padres que te preguntas en serio si viniste de ellos (porque lo que es seguro es que no irás donde ­ellos dicen que te esperan). Y una mañana, al despertar, la hija experimenta ser una intrusa y el hijo mira la boca de su padre devorando una tostada y piensa que ese señor tiene aspecto de vecino y apetito desmedido de zampón.
El austriaco ese sin nombre que acaba de ser descubierto en pleno uso de sus facultades es, en efecto, un monstruo apocalíptico. Pero sé de muchos padres que dañaron a su descendencia sin necesidad de apelar al incesto. Exigiendo que se parecieran a ellos, por ejemplo, y que aceptaran sus ideas como buenas, sus creencias como legado, sus idolatrías como cúmplases, su avaricia como razonable y aun sus vicios como humana debilidad.
En cada padre salutífero hay, sin embargo, un secuestrador y un mandarín. Y cada vez que un talento se impone es porque ha logrado abandonar la gravedad parental. Un hijo en buen estado es como el cohete que parte de Houston rumbo a la incertidumbre (la otra posibilidad es quedarse a vivir en el hangar).
Por eso tiene mucho de admirable lo que sobre su padre ha contado, con tanta impudicia como urgencia, Jaime Bayly. Un padre empecinado en ser brutal construye no a un hijo sino a una venganza. Un padre que obliga a boxear a un niño que detesta la violencia no es un padre sino un ingeniero genetista empeñado en su propio fracaso.
Hizo bien Jaime en ser un filial renegado, aunque no le haga bien mortificarse en público para expiar la culpa que ha sido el costo de su liberación.
Jules Renard, que se pasó la vida fabricando butades, escribió alguna vez que “no todos pueden ser huérfanos”. Pero no conozco a nadie de algún brillo que no haya pasado por el rito espantoso de matar simbólicamente al padre. No estoy hablando de Francisco Tudela, por supuesto: esa historia trata de la más sincera de las codicias, de un lado, y del más postrero de los raptos, por el otro. Y en el medio hay un anciano trémulo que debió hacerse, a los 20 años, la vasectomía.
Una de las mejores historias de la literatura y del abismo que separa a padres e hijos es la del notario francés Francois Arouet, que moriría en 1722. Tenía cinco hijos este notario, tres de los cuales vivían la cordura de las ambiciones comunes. Dos de ellos, sin embargo, eran su preocupación y su queja permanentes: Armand, que se había convertido al jansenismo y pasaba los días en debates teológicos, y el menor de todos –Francois Marie– que desde muy niño se interesó por la poesía.
–Tengo dos hijos locos –decía el notario–. Uno está loco en prosa y el otro está loco en verso. El loco del verso resultó siendo Voltaire.
¿Recuerdan a Vargas Llosa mirando a su padre por primera vez a la edad de los diez ­años? Si Mario no se hubiese separado, más tarde, de esa figura que profería discursos “panamericanistas” y moralina de la vieja Miraflores, pues no se habría casado con una tía diez años mayor ni habría contraído la ira que le permitió escribir sus tres grandes novelas. Claro que Mario también las escribió para que su padre lo admirase y se rindiese. Porque la sangre, inevitable y felizmente, también llama al amor y procura el reencuentro.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

La sociedad consumista de esta era, inunda el mercado, con afanes únicamente comerciales y en muchos de los casos se desvanece el verdadero sentido de esta fecha, también universal; con pofundo significado para quienes ejercen realmente el rol de padre de familia, amigo de los hijos e hijas, esposo y compañero de vida.
Cierto que nadie es perfecto en la vida, ni tampoco nadie tiene derecho de juzgar a nadie, lo que haga o como desarrolle su vida; pero si hablamos del padre, del eje primordial, centro de vida, alegría, firmeza, ejemplo y sembrador de valores, hablamos de quien consagra su vida, para ser modelo de virtudes en las que se formará su prole.
En tono de broma, se ofician muchas bromas en sentido mal interpretativo de falsa hombría, ocasiones picarescas que no soslayan el verdadero valor de su papel, las estadísticas nos trasladan al 19 de junio de 1910, es decir hace 98 años, en USA, y como la fecha materna, se celebran en horarios o fechas diferentes en el mundo que habitamos.
La figura paterna en el hogar, tiene un significado primordial, de unidad, respeto, afecto, moralidad, combinado con la tarea ahora compartida del cuidado de los hijos, de acuerdo a lo que desde Ciudad Alfaro se está constitucionalizando para el bien del hogar, que el padre asista al nacimiento de su hijo y acompañe en los primeros días de aquella hermosa experiencia, tan vital, con tanta importancia, para las parejas que siempre deberían velar por la vida de sus hijos e hijas desde la concepción, nacimiento, desarrollo, madurez y muchas veces hasta en la muerte, de quien ha dado la vida terrena, por obra de la licencia divina.
Esa imagen varonil, es la que fortalece el espíritu hogareño, en esa fase del cerebro que reclama el equilibrio emocional al que carece de su presencia, es la que llena de paz cada vida que goza de su presencia, en la secuencia grata desde su nacimiento, varoncito, niño, jovencito, soltero, casado, padre, abuelo, y todas las alternativas que en familia y sociedad, puede ser un hombre.
Hagámonos eco de ese día epecial, quienen son hombres y han tenido la dicha de ser padres , reflexiones la dicha que han tenido de prolongar la vida a quien lleva su sangre y su vida, el ejemplo, el trabajo, la entrega generosa, la importancia de su presencia, el caminar seguros hacia un horizonte de paz luminosa, optimista y confianza; junto a la madre , su presencia es para los hijos e hijas lo inequívoco, la ayuda oportuna, el consejo alternativo y preciso; para que de su mano los retoños abandonan la infancia, pero ellos nunca su paternal mirada, felicitamos a los padres que se brindan enteros a sus hij@s, que logran su amistad sincera, que inspiran respeto, sin castigos latigantes , peor avergonzantes.
Es grande su tarea, dar la vida, protegerla, ser amigo, confidente, tierno, bondadoso y brindar amor a toda prueba, combinando razones con sentimientos, orientando y exigiendo, con una dualidad: castigando y amando.
Con la sombra fiel, da fortaleza a sus hij@s, su vehemencia e ìmpetu se refleja en el hecho vivificante del regreso al hogar después de arduas jornadas, vencido de cansacio y se da tiempo para brindarse a sus hij@s y a cualquier edad juega con ellos, pues un hijo o hija, juega con su padre y nunca pierde el respeto por él, a cualquier edad es necesario entregarnos a su presencia amorosa, quienes hemos gozado su paternal figura, nos hemos estremecido en sus brazos, sabemos lo que es la gloria del abrazo paterno, su tierna y fraternal figura, formando un hogar profundamente amoroso, desde estas líneas gratificantes, en la Asamblea Constituyente un saludo cariñoso a todos los amigos y compañeros que tienen la dicha de ser padres, han brindado la vida, se prolongará su existencia y se reflejará en las vidas ofrendadas la justa medida de toda la mies entregada en la jornada vivida.
¡Gocen entonces de ese día, quienes tienen la dicha de ser padres!

Anónimo dijo...

Muy buen comentario del Sr. Cesar Hildebrant.Siempre leo sus columnas y pienso que es uno de los pocos periodistas serios en el Peru.Sera por eso que no tiene programa en la tv.basura...Saludos y exitos Sr. Hildebrant.

Anónimo dijo...

Muy buen comentario del Sr. Cesar Hildebrant.Siempre leo sus columnas y pienso que es uno de los pocos periodistas serios en el Peru.Sera por eso que no tiene programa en la tv.basura...Saludos y exitos Sr. Hildebrant...

Unknown dijo...

Es usted un modelo de periodista en donde cada frase que escribe guarda un sentimiento que no oculta y que se caracteriza no solo po su siceridad, sino por la libertad que tiene al expresarse; es usted un camino a seguir un periodista modelo, un hombre con valores y un humano sincero.