miércoles, 29 de abril de 2009

La prensa aceitada

La influencia de Estados Unidos en algunos medios de comunicación latinoamericanos y, particularmente, entre algunos periodistas de la región no es un asunto meramente ideológico: a veces es un asunto de dinero.
Un reciente artículo del periodista estadounidense Jeremy Bigwood –el mismo que demostrara la injerencia conspirativa de la embajada de su país en Bolivia- constituye todo un periplo por ese país del Nunca Jamás en el que viven, cheque en mano, empresas de comunicaciones y sus emplumados servidores.
Bigwood no es ningún charlatán izquierdoso. Es un periodista de investigación antisistema y gracias a él nos enteramos cómo es que el Fondo Nacional para la Democracia (NED por su sigla en inglés) estuvo financiando a la separatista y fascista Cámara de Comercio de Santa Cruz, una entidad que parece estar metida en el abortado complot cuyo objetivo era asesinar a Evo Morales.
Bigwood ha investigado la panoplia de instituciones de los Estados Unidos que financian “a la prensa libre hemisférica” y se ha dado con más de una sorpresa.
Primero, por la cantidad de agencias metidas en el asunto. Entre las más importantes figuran el ya nombrado Fondo Nacional para la Democracia (National Endowment for Democracy, NED), el Consejo Superior de Radiodifusión (Broadcasting Board of Governors, BBG), el Instituto de EE.UU. para la Paz (US Institute for Peace, USIP) y la omnipresente Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (US Agency for International Development, USAID).
Estos tigres del papel actúan en 70 países y su dinero llega a universidades, programas de mejoramiento académico para periodistas, becas particulares, seminarios de especialización, ONG dedicadas a la prensa y un surtido etcétera.
¿De cuánto dinero estamos hablando? Por ejemplo, en el año 2006 sólo USAID tuvo en sus manos 53 millones de dólares para invertir en medios de comunicación y en periodistas. Ese mismo año, el Departamento de Estado añadió otros 15 millones de dólares para invitaciones, foros, conferencias y un abanico amplio de “actividades académicas” vinculadas a la prensa internacional.
Hablamos del dinero blanco y oficial. Del negro –el que proviene de los fondos inexpugnables de la CIA, de subcontratistas del Departamento de Estado y de las embajadas situadas en “zonas delicadas”- poco o nada se sabe.
¿Cuántos periodistas, por ejemplo, han llegado últimamente a los Estados Unidos bajo el paraguas del proyecto Grant IV, aquel programa cultural de intercambio iniciado por John Kennedy en 1961?
Esa cifra sí se conoce. En el 2007, por ejemplo, cuatrocientos sesenta y siete hombres de prensa consumieron diez millones de dólares en pasajes, viáticos y hoteles del presupuesto del Grant IV.
La opacidad, en cambio, cubre algunas actividades de la USAID. Esta agencia ha asimilado los modales de la CIA y ahora se niega a señalar qué organizaciones extranjeras específicas reciben algunos de sus fondos. Y cuando Jeremy Bigwood ha preguntado sobre la naturaleza de algunas instituciones identificadas como receptoras de dinero de USAID, le han dicho que esa información es clasificada.
Bigwood logró tener en la mano un cable que la embajada de los Estados Unidos en Caracas envió a Washington el 19 de agosto del año 2002:
“Esperamos que la participación del señor...(borrado por Bigwood) como Grant IV sea reflejada directamente en su reporte sobre asuntos políticos e internacionales, pues él asciende en su carrera y mejorar nuestros lazos con él significaría ganar a un amigo potencialmente importante en posiciones de influencia editorial”.
El Departamento de Estado tampoco descansa y para eso tiene varias dependencias -aparte de decidir en qué países tiene la USAID que poner el acento-. Una de esas oficinas se llama Office of Public Diplomacy and Public Affaire, OPDPA), que se encarga de financiar directamente a ciertos periodistas especialmente elegidos. Hasta ahora la lista de estos privilegiados es un secreto pero hay sabuesos trabajando en ello.
En el 2006, en Bolivia, uno de los brazos del Departamento de Estado, el llamado Buró de Democracia y Derechos Humanos, patrocinó la organización de quince talleres periodísticos y envió, gratuitamente, a 200 radios bolivianas las conclusiones de estos “talleres profesionales”.
Bigwood ha señalado que el Consejo Gubernamental de Radiodifusión (BBG) ha tenido como presupuesto, desde 1999 al 2006, nada menos que 650 millones de dólares (sí, seiscientos cincuenta millones de dólares).
El BBG es el que irradia Voice of America, fundada en 1942, Radio y TV Martí (40 millones de dólares anuales de presupuesto), Radio Sawa (que llega a Egipto, Irak, el golfo pérsico), Radio Farda (dirigida a Irán) y la cadena de televisión Alhurra, una especie de CNN en árabe y con programación dirigida al Medio Oriente.
El presupuesto de USAID para Irán –hablamos del ejercicio fiscal del 2008- ha sido de 75 millones de dólares. De ellos, 25 se han usado para “desarrollo de medios de comunicación”. Los otros 50 alimentan lo que Bigwood cita como “diplomacia transformacional para Irán”.
Bigwood cita también el libro El Código Chávez de la abogada Eva Golinger –de origen venezolano y con ciudadanía estadounidense- para recordar cómo es que beneficiarios directos de los programas de USAID y NED estuvieron implicados en el intento de golpe del año 2002 y cómo es que, desde la embajada de los Estados Unidos en Caracas, se establecieron pautas y directivas para la ONG venezolana Súmate, uno de los más caracterizados frentes de la oposición.
En el pasado, la CIA creó, compró o alquiló a cientos y hasta miles de medios y periodistas. Basta recordar el papel de “El Mercurio” en el Chile de Allende, o el de la agencia de noticias “Orbe” en ese mismo escenario.
Pero no es del pasado que hablamos. Es del presente. Porque Bigwood preguntó hace poco y por escrito a la CIA si sigue financiando a periodistas y la respuesta de la Agencia Central de Inteligencia fue la misma de hace cincuenta años:
“La CIA, de ordinario, no niega ni confirma esta clase de alegatos”.
El imperio puede estar en crisis. Pero sigue vivo. Contante y sonante.

3 comentarios:

Super chileno dijo...

Santa Cruz es lo único que vale de Bolivia, el resto de bolivianos son menos que basura.

Ya es hora de matar el indio de Evo Morales y hacer que esa nación tenga algo de sentido, y ese sentido es someter a los indios bolivianos al látigo de la correcta disciplina, son una raza inferior que tendrá que desaparecer si no aceptan el hecho de que no merecen llamarse seres humanos.

Salvador Núñez dijo...

Sr. Super chileno:

Al parecer ya se olvido de sus paisanos asesinados en EE.UU.

Yo creo que es peligroso especular con la superioridad o la inferioridad racial, ese argumento es un leño seco que puede avivar el fuego para un exterminio sistemático de todo un pueblo, recordemos que pasó en Alemania nazi y del como los judíos han demostrado al mundo sus múltiples capacidades en ciencias y humanidades.

Lo que si existe es la superioridad de sociedades ya sea por sus sistemas políticos, económicos o judiciales, una nación ordenada y metódica puede lograr maravillas en corto plazo, pero eso no tiene nada que ver con la condición racial de sus habitantes.

Creo que el aporte de la democracia a la sociedad global es la libre determinación de los pueblos, la libertad de opinión y las leyes de la propiedad privada y sana competencia. ¿Pero que competencia hay ahora en que la mayoría de los caballos de la competencia del comercio han muerto o están por morir? En un monopolio global no hay probabilidades de oferta y demanda, de cuestiones y dudas, lo único que habrá dentro de poco será una cárcel en forma esférica en donde todo será propiedad de pocos y no habrá espacio para huir del mundanal ruido.

Si todo va a caer en manos del gobierno global anglosajón que al menos los científicos y humanistas de esa raza lleven el control, pero por lo que veo los soberanos de ese nuevo gobierno son amantes de las guerras y de los inventos de laboratorio para el exterminio rastrero de la tercera parte de la humanidad. Más sano sería un control estricto de la tasa de natalidad y una política severa de la administración de los recursos naturales renovables y no renovables, pero a esa gente no les importa un comino, sacar en cobre o el petroleo contaminando el ambiente, esclavizan a naciones con prestamos para la construcción de carreteras adecuadas para sacar los recursos que ellos explotan de las empresas que antes fueron patrimonio de la diversas naciones del globo, ¿a eso le llamas raza superior Super chileno? Eso de la raza es solo un argumento para llevar a cabo un exterminio sin precedentes y una "selección" sin juicio alguno.

Si nos vamos a las leyes de Darwin pues que esas leyes se respeten, ¿hay igualdades de condiciones entre un científico chileno y un norteamericano?¿hay igual de opciones para un artista ecuatoriano y un ingles? No las hay, y bajo esa realidad no es sensato hablar de darwinismo, el sistema humano actual es antinatural y es por eso que los humanistas del mundo debemos estar unidos ante esta infamia sin fronteras.

Anónimo dijo...

Debajo del radar, está fermentando otro escándalo del periodismo: el gobierno de EEUU está financiando secretamente a medios de noticias y periodistas extranjeros. Reparticiones públicas como el departamento de Estado, el departamento de Defensa, la Agencia de EEUU para el Desarrollo Internacional (US Agency for International Development, USAID), el Fondo Nacional para la Democracia (National Endowment for Democracy, NED), el Consejo Superior de Radiodifusión (Broadcasting Board of Governors, BBG) y el Instituto de EEUU para la Paz (US Institute for Peace, USIP), financian el "desarrollo de los medios" en más de 70 países.

La revista In These Times descubrió que estos programas mantienen a centenares de organizaciones no gubernamentales extranjeras (ONGs), periodistas, políticos, asociaciones de periodista, medios informativos, institutos de mejoramiento de periodistas y facultades académicas de periodismo. El tamaño de los aportes puede extenderse desde algunos miles a millones de dólares.

"El tema que estamos enseñando es la mecánica del periodismo, así sea prensa escrita, televisión o radio", explicó Paul Koscak, portavoz de la USAID. "Cómo hacer una historia, cómo escribir balanceadamente..., todo ese tipo de cosa que usted esperaría de un verdadero profesional de prensa".

Pero alguna gente, especialmente fuera de EEUU, tiene un punto de vista diferente.

"Pensamos que la verdadera intención oculta en estos programas de desarrollo de los medios son los objetivos de la política exterior [estadounidense]", argumentó un diplomático venezolano de alto nivel que pidió no ser identificado. "Cuando el objetivo es cambiar un régimen, estos programas han demostrado ser instrumentos para desestabilizar gobiernos democráticos elegidos que Estados Unidos no apoya".

Isabel MacDonald, directora de comunicaciones de Fairness and Accuracy in Reporting (FAIR) –Imparcialidad y Transparencia en la Información–, un observatorio de medios de Nueva York sin fines de lucro, también tiene una visión crítica. "Éste es un sistema que, a despecho de su profesada adhesión a las normas de la objetividad, a menudo trabaja contra la verdadera democracia" –dijo– "apoyando la disensión sofocante y sin discriminar la información falsa que resulta útil a los objetivos de la política exterior de EEUU".

Muéstreme la agencia...
Resulta difícil medir el tamaño y el alcance del desarrollo de estos medios “independientes” porque existen programas similares disfrazados bajo diversos rubros. Algunas agencias consideran que el "desarrollo de los medios" pertenece a su propio campo, mientras otras lo categorizan como "diplomacia pública" u "operaciones psicológicas". Así, resulta difícil establecer cuánto dinero ingresa a esos programas.

En diciembre de 2007, el Centro para la Ayuda Internacional a los Medios, (Center for International Media Asístanse, CIMA), una repartición del departamento de Estado financiada por el NED, reportó que en 2006 la USAID distribuyó casi 53 millones de dólares en actividades de desarrollo de medios extranjeros. Según el estudio del CIMA, el departamento de Estado proporcionó un estimado de 15 millones de dólares a tales programas. El presupuesto del NED para los proyectos de los medios asciende a 11 millones adicionales. Y el pequeño Instituto para la Paz de EEUU (USIP), con sede en Washington, pudo haber contribuido hasta con 1,4 millones más, según el informe, que no examinó el financiamiento que otorgan a los medios el departamento de Defensa ni la CIA.

El gobierno de EEUU es el proveedor más grande de fondos para el desarrollo de los medios informativos en todo el mundo, habiendo destinado más de 82 millones de dólares en 2006, sin incluir el dinero del Pentágono, de la CIA o de las embajadas de EEUU en los países receptores. Para complicar el cuadro, muchas ONGs extranjeras y periodistas reciben fondos para el desarrollo de los medios de otras fuentes de financiamiento del gobierno de EEUU. Algunos reciben plata de varios subcontratistas de EEUU y de "organizaciones internacionales independientes sin fines de lucro", mientras que otros reciben dinero directamente de la embajada de EEUU en su país.

Tres periodistas extranjeros que reciben financiamiento para el desarrollo de los medios de EEUU dijeron a In These Times que tales regalos no afectan su comportamiento ni alteran su línea editorial. Y niegan que practiquen auto-censura. Ninguno, sin embargo, diría esto en el expediente.

Gustavo Guzmán, un ex periodista y ahora embajador boliviano en EEUU, dijo: "un periodista que reciba tales obsequios no es verdaderamente un periodista, sino un mercenario".

Una historia torcida
El financiamiento del gobierno de EEUU a medios extranjeros tiene una larga historia. A mediados de los años 70, dos investigaciones del Congreso derivadas de Watergate, las comisiones Church y Pike, del senador Frank Church (D-Idaho) y del representante Otis Pike (D-NY), develaron las actividades encubiertas del gobierno de EEUU en otros países. Ambos comités confirmaron que, además de periodistas financiados por la CIA, extranjeros y estadounidenses, el gobierno de Washington también subvencionó medios impresos extranjeros, radios y cadenas de televisión, algo que también hacían los soviéticos.

Por ejemplo, Encounter, una revista literaria anti-comunista publicada en Inglaterra entre 1953 y 1990, fue desenmascarada en 1967 como una operación de la CIA. Y, al igual que en el caso de hoy, organizaciones de nombre benigno, tales como el Congreso por la Libertad de la Cultura, también fueron fachadas de la CIA.

Las investigaciones del Congreso establecieron que el financiamiento clandestino de EEUU a medios extranjeros desempeñó a menudo un papel relevante en la política exterior, pero en ninguna parte tanto como en Chile a comienzos de los años 70.

"La principal operación de propaganda de la CIA, a través del periódico de la oposición El Mercurio, probablemente contribuyó lo más directamente posible al derrocamiento sangriento del gobierno de Allende y de la democracia en Chile", dijo Peter Kornbluh, analista del National Security Archive (Archivo de Seguridad Nacional), un instituto de investigación no gubernamental independiente.

In These Times preguntó a la agencia si todavía financia a periodistas extranjeros. El portavoz de la CIA Paul Gimigliano respondió: "La CIA, de ordinario, no niega ni confirma públicamente esta clase de alegatos".

¿Enemigos del departamento de Estado?
El 19 de agosto de 2002, la embajada de EEUU en Caracas, Venezuela, envió el siguiente cable a Washington:

"Esperamos que la participación de Sr. Lacayo como Grant IV sea reflejada directamente en su reporte sobre asuntos políticos e internacionales, pues él asciende en su carrera, y mejorar nuestros lazos con él significaría ganar a un amigo potencialmente importante en posiciones de influencia editorial". [Nota del editor: El nombre del Sr. Lacayo se ha cambiado para proteger su identidad].

El departamento de Estado había elegido a un periodista venezolano para visitar EEUU bajo el proyecto conocido como Grant IV, un programa cultural de intercambio iniciado en 1961. El año pasado, el departamento trajo a unos 467 periodistas a EEUU, a un costo cercano a los 10 millones de dólares, según un funcionario del departamento del Estado que solicitó anonimato.

MacDonald, de FAIR, dijo que las "visitas sirven para construir lazos entre los periodistas extranjeros visitantes y las instituciones a condición de que... sean extremadamente acríticos de la política exterior de EEUU y de los intereses corporativos que sirve".

El departamento de Estado financia el desarrollo de los medios a través de varias de sus oficinas, incluyendo el Bureau de Asuntos Educacionales y Culturales (Bureau of Educational and Cultural Affairs, BECA), el Bureau de Inteligencia y de Investigación (Bureau of Intelligence and Research, INR) y el Bureau de Democracia, Derechos Humanos y Trabajo (Bureau of Democracy, Human Rights, and Labor, DRL), así como directamente desde sus oficinas y embajadas regionales por todo el mundo. También financia a periodistas extranjeros a través de otra sección llamada Oficina de Diplomacia Pública y de Asuntos Públicos (Office of Public Diplomacy and Public Affaire, OPDPA). Lo más importante es que el departamento de Estado generalmente decide qué otras agencias, tales como la USAID y el NED, deben invertir sus fondos en desarrollo de los medios.

(El departamento de Estado no respondió a los requerimientos de información de In These Times respecto a su presupuesto para el desarrollo de los medios, pero el estudio del CIMA 2007 demuestra, por ejemplo, que sólo el DRL recibió en 2006 casi 12 millones de dólares para el desarrollo del periodismo.)

El caso de Bolivia es un ejemplo que revela cómo EEUU ha estado financiando el desarrollo de los medios informativos de un país. Según el sitio web del DRL [Bureau de Democracia, Derechos Humanos y Trabajo], en 2006 esta oficina patrocinó en Bolivia 15 talleres sobre libertad de prensa y de expresión. "Los periodistas del país y los estudiantes de periodismo discutieron la ética profesional, las buenas prácticas de difusión de noticias y el papel de los medios en una democracia", afirmó el sitio. "Estos programas fueron enviados a 200 estaciones de radio en áreas remotas a través del país".

En 2006, Bolivia eligió a Evo Morales, su primer presidente indígena, cuyo acceso al gobierno en repetidas ocasiones intentaron impedir tanto EEUU como los grandes medios de Bolivia. Morales y sus partidarios alegan que el gobierno estadounidense está detrás de un movimiento separatista en las provincias del este de Bolivia, ricas en gas, y alegan que ese apoyo encubierto implicó reuniones para el desarrollo de los medios, según el periodista y anterior portavoz presidencial Alex Contreras. Koscak, de la USAID, negó los cargos.

Éste es el BBG
En 1999, el Consejo Gubernamental de Radiodifusión (BBG) se convirtió en una agencia federal independiente. Hasta 2006 recibió un presupuesto de 650 millones de dólares, según las estimaciones del CIMA, con cerca de 1,5 millones de dólares destinados al desarrollo de los medios y entrenamiento de periodistas en Argentina, Bolivia, Kenia, Mozambique, Nigeria y Paquistán.

Además de la Voz de América, el BBG también opera varias otras estaciones de radio y TV. La estación de televisión Alhurra, con sede en Springfield, Virginia, "es una red comercial libre de televisión vía satélite en lengua árabe para el Oriente Medio, dedicada sobre todo a noticias y a información", según su sitio web. Alhurra, “el libre” en árabe, ha sido descrita por el Washington Post como "el esfuerzo más grande y más costoso del gobierno de EEUU por sacudir a la opinión extranjera a través del éter desde la creación de la Voz de América en 1942".

BBG también financia Radio Sawa (para la juventud árabe, con presencia en Egipto, el Gofo Pérsico, Iraq, Líbano, Levante, Marruecos y Sudán), Radio Farda (para Irán) y Radio Asia Libre (con programación regional para Asia). El BBG también financia transmisiones a través de la Radio y TV Martí, cuyo gasto ascendería a casi 39 millones de dólares en el año fiscal 2008, según la Justificación del Presupuesto para Operaciones Extranjeras del Congreso (Foreign Operations Congressional Budget Justification).

Banda Del Pentágono
El departamento de Defensa (DOD) rechazó hablar con In These Times acerca de sus programas de desarrollo de los medios. Según un artículo de Jeff Perth, publicado en The New York Times el 11 de diciembre de 2005, "los militares operan estaciones de radio y periódicos [en Iraq y Afganistán] pero no destapan sus lazos estadounidenses".

La tarea del desarrollo de los medios en Iraq "fue conferida al departamento de Defensa, cuyos contratistas importantes tenían poca o ninguna experiencia relevante", según un informe del USIP de octubre 2007.

Un estudio 2007 del Centro de Estudios Globales de Comunicación de la Escuela Annenberg para la Comunicación, de la Universidad de Pennsylvania, descubrió que Science Applications International Corp. (SAIC), una contratista de largo tiempo del DOD, recibió un contrato inicial de 80 millones de dólares por un año para transformar en “independiente” un sistema de medios dirigido por el gobierno, mediante un estilo similar al del servicio de noticias nacionales de la BBC, para contrarrestar en parte la influencia que tenía Al Jazeera en la región.

"La supervisora SAIC era una oficina del DOD que se especializaba en operaciones de guerra psicológica, que muchos creen contribuyó a la opinión de los iraquíes de que la Red de Medios de Iraq (Iraq Media Network, IMN) era simplemente un apéndice de la Autoridad Provisional de la Coalición (Coalition Provisional Authority)", dijo el informe del USIP. "El funcionamiento de SAIC en Iraq fue considerado costoso, no profesional y fallido en cuanto a dotar de objetividad e independencia al IMN". SAIC, eventualmente, perdió eventual el contrato ante otra compañía, Harris Corp.

SAIC no fue el único subcontratista de medios del Pentágono que falló masivamente. Peter Eisler, en un artículo del 30 de abril en USA Today, aseguró que el sitio web iraquí de noticias Mawtani.com es otro medio de información financiado por el Pentágono.

USAID: «de la gente americana»
El presidente John F. Kennedy creó la Agencia de EEUU para el Desarrollo Internacional (USAID) en noviembre de 1961 para administrar ayuda humanitaria y el desarrollo económico por todo el mundo. Pero mientras la USAID se ufana de promover la transparencia en los asuntos de otras naciones, es poco transparente consigo misma. Esto es especialmente verdadero respecto a sus programas de desarrollo de los medios.

"En un número de países, incluyendo Venezuela y Bolivia, la USAID está actuando más como una agencia implicada en acción encubierta, como la CIA, que como una agencia de ayuda o desarrollo", dijo Mark Weisbrot, un economista del Centro para la Investigación Económica y Política (Center for Economic and Policy Research), un “tanque pensante” de Washington.

De hecho, mientras los investigadores han podido obtener los presupuestos generales de los programas globales de USAID recurriendo al Acta de Libertad de Información (Freedom of Information Act, FIA), así como los nombres de los países o de las regiones geográficas donde ha estado fluyendo el dinero, los nombres de las organizaciones extranjeras específicas que reciben estos fondos son secretos de estado, exactamente como en el caso de la CIA.

Y en los casos donde se conocen los nombres de las organizaciones receptoras y se solicita información sobre ellas, la USAID responde que no puede "confirmar o negar la existencia de antecedentes", usando el mismo lenguaje que la CIA. (Nota del autor: En 2006, perdí un pleito contra la USAID, en una tentativa por identificar a las organizaciones que financia en el exterior).

USAID financia tres importantes operaciones de desarrollo de los medios: la Investigación Internacional y Sostenimiento de Intercambios (International Research & Exchanges Board, más conocida como IREX), la red Internews Network y la Búsqueda para una Tierra Común (Search for Common Ground), que tiene gran parte de financiamiento privado. Para complicar el cuadro, esas tres operaciones también han recibido financiamiento del departamento de Estado, de la Iniciativa Sociedad del Oriente Medio (Middle East Partnership Initiative, MEPI), del Bureau de Inteligencia e Investigación (Bureau of Intelligence and Research) y del Bureau Democracia, Derechos Humanos y Trabajo.

Según sus folletos, IREX es una organización internacional sin fines de lucro que "trabaja con socios locales para mejorar el profesionalismo y la sustentabilidad económica a largo plazo de periódicos, estaciones de radio y televisión y medios de Internet". La declaración impositiva "990" de IREX indicó en 2006 que sus actividades con los medios incluyen "pequeñas becas concedidas a más de 100 periodistas y organizaciones de medios; entrenamiento para centenares de periodistas y empresas de medios" y tiene un personal de más de 400 empleados que resuelven consultas y despachan programas a más de 50 países.

La red Internews Network, llamada comúnmente "Internews", recibe sólo algo más de la mitad del presupuesto del IREX pero es más conocida. Fundada en 1982, la mayoría del financiamiento de Internews proviene de la USAID, aunque también recibe fondos del NED y del departamento del Estado. Internews es una de las operaciones más grandes en el negocio del desarrollo de los medios independiente, financiando a docenas de ONGs, periodistas, asociaciones de periodistas, institutos de entrenamiento y facultades académicas de periodismo en docenas de países a través del mundo.

Las operaciones de Internews se han cerrado en países tales como Bielorrusia, Rusia y Uzbekistán, donde ha sido acusada de minar a los gobiernos locales y promover las agendas de EEUU. En un discurso en Washington DC en mayo de 2003, Andrew Natsios, ex administrador de USAID, describió a los contratistas privados financiados por la Agencia como "un brazo del gobierno de EEUU".

El otro mayor receptor de fondos de USAID para el desarrollo de los medios, Search for Common Ground, recibe más dinero del sector privado que del gobierno de EEUU, en la mayoría de los casos por "resolución de conflictos", según el informe del CIMA.

Cuba e Irán son dos blancos importantes de la USAID para el desarrollo y asistencia de los medios. El presupuesto USAID para la "Libertad de los Medios y la Libertad de Información" (Media Freedom and Freedom of Information) –durante la "transición" de Cuba bajo la Comisión de Asistencia para una Cuba Libre II (Commission for Assistance to a Free Cuba II, CAFC II)– totaliza 14 millones de dólares. Esto representa un incremento de 10,5 millones respecto a la cantidad asignada en 2006. En Irán, la USAID ha presupuestado unos 25 millones de dólares para el desarrollo de medios durante el año fiscal 2008. Forma parte de un paquete de 75 millones destinados a lo que la USAID llama "diplomacia transformacional" en ese país.

Financiando “democracia” estilo USA "Mucho de lo que lo hoy hacemos lo hizo secretamente la CIA durante 25 años", dijo Allen Weinstein, uno de los fundadores del National Endowment for Democracy, en un artículo publicado en 1991 por The Washington Post.

Establecido a comienzos de los años 80, el NED "es gobernado por una junta directiva independiente, no partidaria". Su propósito pretende apoyar organizaciones favorables a la democracia alrededor del mundo. Sin embargo, históricamente, su agenda ha sido definida por los objetivos de la política exterior de Washington.

"Cuando se deja de lado la retórica de la democracia, el NED es una herramienta especializada en penetrar por debajo del nivel de origen popular a la sociedad civil de otros países" para alcanzar las metas de la política exterior de EEUU, escribió el profesor William Róbinson, de la Universidad Santa Bárbara, de California, en su libro A Faustian Bargain. Róbinson estuvo en Nicaragua a fines de los años 80 y observó cómo el trabajo del NED con la oposición nicaragüense apoyada por EEUU debilitaba la influencia de los sandinistas izquierdistas durante las elecciones de 1990.

El NED también estuvo bajo un gran escrutinio público en Venezuela, cuando se conoció que financiaba al movimiento anti-Chávez. En su libro El Código Chávez, la abogada venezolana-estadounidense Eva Golinger señaló que los beneficiarios del NED (y de la USAID) estuvieron implicados en la tentativa de golpe contra el presidente venezolano Hugo Chávez en 2002, como asimismo en la conducción gerencial de las "huelgas de trabajadores" contra la industria petrolera del país. Golinger también observó que el NED financió a Súmate, una ONG venezolana supuestamente destinada a promover el ejercicio libre de los derechos políticos de los ciudadanos que orquestó el fallido referéndum revocatorio contra Chávez en 2004.

Dependencia y obligación
El concepto de la separación de los poderes entre la prensa y el gobierno es un principio básico no sólo del sistema político de EEUU, sino también del artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos. El financiamiento del gobierno de EEUU de cualquier medio de prensa altera las relaciones cliente-donante como para impedir considerarlo un medio independiente.

"Cualquier donación de equipos del gobierno de EEUU, tales como computadoras y grabadores, afecta el trabajo de los periodistas y a las organizaciones del periodismo", dijo Contreras, el periodista boliviano, "porque crea dependencia y una obligación a las agendas ocultas de las instituciones de EEUU".