martes, 31 de marzo de 2009

Sobre la imbecilidad

Hace poco apareció en una página web inglesa un aviso que decía: “Bronceado gratis, por radiación UV, para que luzcas envidiablemente tropical en tu trabajo. Sin aparatos: lo hacemos a través de la pantalla de tu PC o laptop”.
El aviso, que entusiasmó a millones, remitía a un rectángulo brillante que titilaba lanzando los UV que darían el tono caribe necesario para que te miraran de reojo en la oficina. De inmediato, sin embargo, aparecía un letrero vergonzoso que decía:
“No crea en tonterías: los rayos UV pueden matar”.
Se trataba de una campaña en contra del cáncer de piel, que en el Reino Unido mata a cinco personas por día según cifras oficiales.
Los millones de internautas UK que cayeron en la trampa, ¿eran, además de ignorantes, idiotas? ¿No les bastaba con no saber que UV es ultravioleta sino que, además, creyeron que de sus pantallas de computadora podían salir ondas de calor suficientes para broncearse?
Quienes piensan que la estupidez tiene bandera, himno, denominación de origen y hasta patriotismo, se equivocan: la estupidez es universal. Y, por lo tanto, también puede ser británica.
Basta recordar a la señora Thatcher hablando del nuevo mundo que estaba creando para comprobarlo. Y si eso no bastara, deberíamos asistir al espectáculo de sir Alex Ferguson, entrenador del Manchester United, masticando el mismo chicle de toda la vida mientras dirige a sus pupilos.
¿No están en esa cara de mandíbulas férreas la mirada de Jack el destripador, la crueldad del marqués de Queensberry y la tartamudez del todo ágrafa del príncipe Carlos?
Yo me convencí de que en Inglaterra también había imbéciles el día en que un guía turístico, perfectamente inglés, empezó a decir tonterías sin término en torno al fantasma más rentable del reino: el inexistente Rey Arturo.
Estábamos en un viaje por un extremo de la isla y el guía pretendía hacernos creer que esos muñones de piedra que apenas se asomaban entre la maleza había sido uno de los castillos en la ruta de los caballeros de la mesa redonda, con el dueño de la Excalibur a la cabeza.
Claro, dirán ustedes, no es que el guía fuese un imbécil: es que el guía creía que sus oyentes eran imbéciles de capirote y cirio. Y eso es cierto. Pero es que la primera característica de un imbécil es suponer que los demás se le parecen.
Y uno se pregunta: si en la supuestamente educada Inglaterra puede haber millones de burros que se ponen frente a su pantalla para tostarse, ¿qué se puede esperar de aquellas masas que no pasaron por la escuela y que creen que Dios habla cuando el cura murmura?
A veces tengo ganas de inscribirme en el Club de los Pesimistas Sin Remedio, que, como se sabe, no existe pero que preside, para todos los efectos, don Marco Aurelio Denegri.
Denegri es uno de los más firmes convencidos de que el mundo no tiene arreglo, de que la inteligencia es un don de poquísimos y de que la estupidez es la única pandemia que no está en los registros de la Organización Mundial de la Salud.
Lo que sí es seguro es que la estupidez se administra por los medios de comunicación y se contrae por contagio. Hagan la prueba: escuchen ciertas radios domésticas más de dos horas consecutivas y empezarán a sentir una falla de San Andrés en su cerebro, un colapso sináptico en el lóbulo frontal, un holocausto en la zona occipital vinculada al lenguaje.
En ese estado, “El Comercio” les parecerá un gran periódico, la selección peruana de fútbol “un equipo que conserva esperanzas matemáticas de clasificarse” y Alfredo Bryce el más original de los columnistas.

“Alan García es el nuevo Fujimori”

La semana pasada, el presidente Alan García removió el ambiente político revelando su intención de usar el poder que le da su cargo para evitar el triunfo en las elecciones de 2011 de un candidato que proponga el cambio del modelo económico neoliberal. Un veto lanzado pensando, sin duda, en Ollanta Humala. En la siguiente entrevista, el sociólogo y analista político Alberto Adrianzén expone las implicancias de esas afirmaciones para el próximo proceso electoral y para la estabilidad democrática del país.
-¿Las expresiones del presidente García asegurando que puede impedir el triunfo de un candidato que cuestione el modelo neoliberal pone en riesgo la democracia, o es un exabrupto verbal por su afán de darle tranquilidad a los empresarios?
-No es sólo un exabrupto, es una afirmación muy grave que pone en riesgo el proceso electoral y la democracia misma. Lo que ha dicho García es absolutamente autoritario y debería pedir disculpas. El presidente García se está burlando de la soberanía popular, de la libertad de la gente de elegir a quien crea conveniente. Es una vergüenza que el presidente haya expresado este veto frente a empresarios extranjeros. Metafóricamente se puede decir que esa afirmación es una “declaración de guerra civil política”.
-¿Y esa “declaración de guerra” a qué situación nos puede llevar?
-A un escenario muy complicado. Estas expresiones de García dan nacimiento a un régimen fujimorista. El fujimorismo no es sólo Fujimori, sino un tipo de régimen autoritario. Y lo que pretende García es crear un régimen abiertamente autoritario, y para eso va armando su ajedrez, aliándose con la derecha más reaccionaria, con el fujimorismo, con los grupos económicos, inaugurando obras en provincias. Es el mismo modelo fujimorista.
-¿García se parece cada vez más a Fujimori?
-García es el nuevo Fujimori.
-¿Se ha convertido en el líder de una derecha antidemocrática?
-García se ha salido del juego democrático y se ha convertido en el líder de la derecha más reaccionaria, de esa derecha a la que no le interesa la democracia y sólo piensa en sus ganancias.
-¿Cree que García hará lo posible por bloquear un probable triunfo de Humala, o cuando dijo eso sólo buscaba, como le preguntaba anteriormente, tranquilizar a los empresarios en su afán de captar inversiones?
-Busca tranquilizar a los empresarios asegurándoles que un candidato como Humala no va a ganar, pero también es un hecho que hay un comportamiento de García que busca vetar a Humala. Hay una voluntad no sólo del gobierno, sino de varios sectores del país, como el fujimorismo, la derecha más reaccionaria y las grandes empresas, de impedir candidaturas como la de Humala. Eso es antidemocrático, inaceptable, no es sólo una amenaza a un candidato progresista, sino una amenaza al sistema democrático. García no solamente busca vetar a Humala, sino también pretende armar un bloque antiprogresista en América Latina. No es la primera vez que García habla de combatir a los que cuestionan el modelo neoliberal…
-Nunca lo había dicho de forma tan explícita.
-Esta vez se ha ido de boca por esa egolatría que tiene y que lo hace sentir que él puede digitar a quién pone en la presidencia. Pero esto viene de antes. García y los grupos que lo apoyan pretenden producir un escenario electoral en el que uno tenga que elegir entre la Coca Cola y la Pepsi Cola, es decir entre alternativas que se definan bajo los mismos parámetros y defiendan el mismo modelo económico. Fuera de los problemas de personalidad exaltada del presidente, estas palabras de García están definidas en parte por la crisis económica. Más allá de sus afirmaciones de que estamos blindados, García está pensando que se viene un escenario muy complicado por la crisis económica y que es necesario comenzar a organizar una oposición a las fuerzas contrarias al modelo neoliberal y tratar de controlar las elecciones del 2011. García pretende ser el gran titiritero del proceso electoral, el que garantice la continuidad del modelo económico y las ganancias de los empresarios.
-¿García está pensando en la continuidad del modelo neoliberal o en evitar que llegue a la presidencia alguien que pueda promover una investigación judicial a su gobierno?
-Las dos cosas. García está buscando alguien que mantenga el modelo neoliberal y que también le garantice impunidad...
-¿Keiko Fujimori le garantiza esas dos cosas?
-Puede ser ella. También podría ser Luis Castañeda, pero como él habla poco es difícil saber lo que piensa. Incluso creo que García se podría postular a una reelección el 2011. El pretexto sería la crisis económica y él como la única persona capaz de garantizar la continuidad económica…
-¿Le parece viable esa posibilidad?
-La encuentro poco viable, pero no descarto que se proponga esa opción, porque lo que está en juego es la continuidad del modelo económico y de la impunidad.
-Usted dice que García representa a la derecha, pero sectores de la derecha, como Alejandro Toledo y Lourdes Flores, han criticado duramente las intenciones de García de vetar a Humala.
-Yo puedo discrepar con Lourdes Flores y su defensa a ultranza del modelo neoliberal, pero creo que es una persona que tiene principios democráticos. Toledo también se mueve bajo el esquema democrático. Por eso creo que ninguno de los dos se va a sumar a ese juego antidemocrático de García de digitar el proceso electoral. Toledo y Lourdes Flores no están, y espero que no estén en el futuro, en ese bloque de derecha no democrática que representa García.
-¿García tiene el poder real de bloquear a un candidato o sus palabras son una bravuconada?
-Es una mezcla de las dos cosas. Es una bravuconada que satisface su ego, pero también tiene capacidades para bloquear a un candidato. Puede establecer alianzas con los medios de comunicación, con los militares, puede hostigar a la oposición. Puede hacer muchas cosas. Más allá de cuales son sus posibilidades de manipular con éxito las elecciones, ese es un comportamiento antidemocrático que hay que combatir y frenar. La capacidad real que vaya a tener García de bloquear a un candidato dependerá mucho de cómo se organice la oposición y si es capaz o no de enfrentar con éxito este intento autoritario.
-¿La oposición ha respondido con la suficiente firmeza?
-Me parece que Humala, Toledo y Lourdes Flores, con sus declaraciones, han respondido como se debe hacer frente a estas pretensiones autoritarias. Pero la oposición debe ser más radical desde el punto de vista de los hechos, como salir a las calles a manifestarse en defensa de la democracia.

“El proceso electoral será muy conflictivo”

-¿Como cree que va a ser el proceso electoral de 2011?
-Va a ser muy conflictivo, con mucho de guerra sucia, especialmente contra Humala u otros candidatos similares. Creo que hoy día lo que está decidiendo la derecha es quién se va a enfrentar a Humala.
-¿Existe el riesgo de un fraude electoral?
-Ese riesgo existe. Un fraude electoral no se debe entender sólo como un cambio de votos. Con Fujimori aprendimos que un fraude también se da cuando el gobierno controla el proceso electoral para torcer voluntades.
-¿Coincide con la propuesta del congresista Daniel Abugattás de que García debería dejar la presidencia seis meses antes de las elecciones para garantizar su limpieza?
-Me parece una propuesta seria que se debe tomar en cuenta, porque García no brinda seguridades para las elecciones. El problema es que si se va García queda Giampietri, que es fujimorista. Por eso, otra posibilidad es poner reglas muy claras para las elecciones, creando cerrojos para evitar la intervención de García. Para eso, debe haber un trabajo conjunto entre la oposición y la sociedad civil con el objetivo de poner reglas claras y vigilar a un gobierno que ha dicho públicamente que quiere intervenir políticamente en las elecciones.
-¿Qué opina de la defensa que ha hecho Yehude Simon de las declaraciones de García?
-Lamento mucho que Simon se haya convertido en un escudero de las peores causas de García. Sistemáticamente está apañando el comportamiento autoritario de García. Es lamentable que una persona como Simon, que ha sufrido en carne propia un gobierno autoritario como el fujimorista, ahora defienda posiciones que nos conducen a un régimen como el que lo llevó a él a la cárcel. Su defensa de las posiciones de García me parece deleznable.
-¿Por qué cree que ha asumido esa posición?
-Creo que Simon actúa así por su desesperación de ser candidato presidencial.

Entrevista:
Carlos Noriega

Tomado de "La Primera".

lunes, 30 de marzo de 2009

“Tan tontos no somos”

Por Manuel Rodríguez Cuadros

Cuando el diario “El Mercurio” preguntó al canciller García Belaunde si se había violado la confidencialidad del procedimiento escrito del juicio en La Haya, con la publicación de un suplemento oficial en un diario local, respondió : “Tan tontos no somos”.
Conforme al reglamento de la Corte el procedimiento escrito es confidencial. Más allá de si la publicación del suplemento la violó o no, fue un hecho mal ejecutado que ha generado una situación incómoda para la defensa peruana. La diplomacia pública, indispensable en la materia, no requiere el sello oficial de la Cancillería. Los documentos contenidos en el suplemento, independientemente que se hayan publicado miles de veces antes del juicio, una vez que forman parte de la demanda, la memoria u otros recursos, pasan a ser piezas del proceso. Llama la atención, por otro lado, la selección de los documentos publicados: el Decreto 781 no sustenta precisamente la posición peruana y será, por el contrario, aunque equivocadamente, utilizado por Chile para sostener sus tesis.
Es onerosa la exhibición de un nuevo acto de falta de prolijidad por parte del gobierno en el proceso. El anterior, su antecedente inmediato, fue cuando se presentó la demanda sin la firma certificada del agente, gazapo que dio lugar a correrías inapropiadas, entre el Palacio de La Paz, sede de la Corte, y el local de la embajada del Perú, para subsanar el error.
Pero hay otras cosas que preocupan seriamente. El canciller, al sustentar que la publicación oficial del suplemento no violaba la confidencialidad, argumentó que los textos del suplemento ya habían sido publicados con anterioridad, sin percibir que ello es irrelevante para el caso, pues la confidencialidad no se refiere a textos ni argumentos inéditos, sino a las piezas del proceso. Se refirió, además, con mucho énfasis, a lo que exhibió como una prueba contundente: el hecho que la propia Corte habría publicado la demanda en su página web.
Lo dijo con enorme certeza, aunque lo único cierto es que esa afirmación no es cierta.
La Corte no ha publicado la demanda, ni ninguna pieza del procedimiento escrito, ni siquiera sus ordenanzas procesales. Sólo se ha limitado a publicar sendas notas de prensa, conforme a la práctica y las normas de procedimiento.
Estas ligerezas e inconsistencias, por llamarlas con el lenguaje más cuidadoso y responsable, preocupan y siembran fundadas dudas. En un asunto de tanta trascendencia nacional no deberían existir estos errores. Para ganar el juicio, he señalado, no basta con tener sólidos argumentos jurídicos. El Perú los tiene y yo mismo con esfuerzo y dedicación he contribuido a construirlos y desarrollarlos.
Estas ligerezas pueden ser el anuncio, ojalá que no, de una defensa errática o inconsistente. Una junta de ex cancilleres que contribuya a evitar esta no deseada hipótesis ya no es sólo necesaria, es indispensable.

domingo, 29 de marzo de 2009

La pluma y la espada

¿La pluma es más poderosa que la espada?- se preguntaba el Guasón en aquel primer e inolvidable Batman.
Viendo a Mario Vargas Llosa visitar Palacio de Gobierno por angas y por mangas, para agradecer tal gesto o a sugerencia de tal amigo en común, para hablar de conversiones y/o museos, uno pensaría que en el Perú actual la vieja batalla ha sido ganada una vez más por la espada.
Gana García manoseando al gran novelista.
Pierde el gran novelista dejándose usar por quien ya lo había usado de blanco móvil en 1990.
Yo estaba convencido, luego de leer “El pez en el agua”, que la distancia entre García y Vargas Llosa eran leguas higiénicas, kilómetros de ética social y conducta privada, millas de diferencia moral entre ambos.
Porque, como Vargas Llosa recuerda generosamente en “El pez en el agua”, yo fui uno de los tantos testigos de la podredumbre aprista conspirando, -desde Palacio, el “Crillón” y la casa de Pipo Thorndike- para que el país se ensuciara con Fujimori y su corte de cleptócratas, primero, y asesinos, después.
Y vaya qué armas usaron. Y a qué filibusteros apelaron. Y cuánta basura inventaron con tal de manejar lo que a García más le gusta infundir: el miedo.
Hace muy bien el gran novelista en decir que “eso fue hace 20 años” y que “hay que voltear la página” -ver “La República” del viernes 27 de marzo del 2009-.
Muy bien, pero he aquí un problema: si lo que pasó hace 20 años hay que superarlo “volteando la página”, ¿por qué, entonces, proponer un Museo de la Memoria?
¿O es que está bien recordar parcelas convenientes del pasado y olvidar aquellas que pueden incomodarnos cuando vamos a Palacio?
¿No fue la corrupción de García la que hizo crecer exponencialmente el terrorismo? ¿No fue García el prólogo que Sendero necesitó para intentar el “equilibrio estratégico” ensangrentando más que nunca al Perú? ¿No fue García el padre archiputativo de Fujimori, quien hizo de la guerra sucia no una excepción sino la regla? Y, por último, ¿no fue García el que ordenó a Mantilla, de manera directa y enfática, acabar con el alzamiento de El Frontón “a cualquier costo”?
Y ahora resulta que el gran novelista se reúne una vez más con García, otra vez en Palacio de Gobierno, y “lo convence” de que el Museo de la Memoria debe de hacerse. Y la crónica periodística añade que García estaría dispuesto hasta a recibir la despreciada donación alemana.
¿Incluirá ese museo, ahora bendecido por García, lo sucedido en 1988, en pleno primer alanismo, en las comunidades de Cayara, Erusco y Moyopampa?
¿Volteará ese museo la página en relación a lo sucedido en Accomarca, en agosto de 1985? ¿Y la matanza de prisioneros rendidos y desaparición de “sospechosos” en Los Molinos, en abril de 1989, será parte de la piadosa omisión que García mismo habrá de supervisar?
¿De qué farsa estamos hablando?
¿Puede creer nuestro gran novelista que a García le interesa un Museo de la Memoria auténtico cuando él mismo tendría que estar allí, vaciado en cera y con hacha de verdugo?
Y luego viene lo que ya resulta cómico. La señora Cecilia Bákula, tenebrosa militante del Opus Dei y directora del ausentísimo Instituto Nacional de Cultura, sale a la luz y dice que ella puede hacerse cargo del Museo de la Memoria en versión alanista.
Vargas Llosa le ha hecho un favor involuntario e inmenso al doctor Alan García.
Me pregunto, sin embargo, si será tan involuntario.
¿No será que Vargas Llosa considera al presidente de la República un aliado verdadero, ahora que García se ha pasado con menaje e inmuebles y cuentas cifradas al campo del neoliberalismo reaganiano?
¿Entonces, el asco moral que Vargas Llosa expresaba y escribía en torno a tan distinguido personaje era, en realidad, pura ideología?
¿Será entonces que cuando te vuelves de derecha, y mejor aún de ultraderecha, bajan los dioses y te absuelven y llega el gran novelista y te limpia?
¡Qué idiotas fuimos!
Los agravios se olvidan y eso es maduro y sano. Pero el olvido no te obliga a merodear a quien, con sus declaraciones sobre la manipulación presidencial en relación a las elecciones, acaba de dar otra muestra de que no sólo no ha cambiado sino de que ha llegado a ser la peor versión de sí mismo.
En todo caso, el asunto no era que el proyecto del Museo de la Memoria pasara por el vicioso visto y bueno de García. El asunto era, precisamente, alejar ese proyecto de quien tiene las manos demasiado ensangrentadas como para ejecutarlo con limpieza y equidad.

sábado, 28 de marzo de 2009

Loreto monta en cólera

En la sede del gobierno regional de Loreto, Yván Vásquez, de Fuerza Loretana, me cuenta lo atado que está de manos y cómo es que lo que Lima dice sobre la descentralización –ya no hablemos de regionalización- es una vil mentira.
Loreto, que es del tamaño del Ecuador, recibe ahora, como gobierno regional, seis millones de soles mensuales de canon petrolero. Hasta hace poco recibía dieciséis, pero la baja del crudo ha mochado considerablemente la actividad extractiva en esos terrenos difíciles de los que emana un crudo pesado y costoso.
Le pregunto a Vásquez cuánto recibe de Lima, cuántas partidas le han transferido, cuántas atribuciones le han reconocido.
Me contesta que de Lima sólo recibe cabes y dificultades.
-Ahora ya ni siquiera recibimos el canon petrolero directamente. Ese dinero se va a Lima, al ministerio de Economía, y nos lo mandan a cuentagotas. Además, nos obligan a depositarlo en el Banco de la Nación. Antes podíamos licitar su depósito en la banca privada, con lo que ganábamos algunos centavos para el presupuesto de la región.
-Y cuando ustedes lo piden, ¿cuánto demora en llegar? –pregunto.
-Lo que ellos quieran y, además, siempre con recortes –responde Vásquez-.
-¿Y no reciben nada más?
-Nada más.
-¿Y los 10,000 millones de dólares que García dice haber entregado a los gobiernos regionales?
-Eso es una mentira. Eso lo hace para enfrentarnos con nuestra gente, para que nuestra gente crea que nos estamos robando la plata.
Vásquez es un hombre tranquilo, pero esta vez le brillan los ojos y se le levanta la voz. Me dice que la regionalización es un engaño.
-Tienen miedo de que haya fuerzas regionales que se escapen del control de Lima –añade.
Y luego me cuenta que le han quitado a la región el control sobre la reserva de Pacaya-Samiria aduciendo que debía de estar bajo la jurisdicción del ministerio del Ambiente.
-Yo no puedo entrar a Pacaya-Samiria. Sin embargo, debo entregarle un millón cien mil soles anuales de mi presupuesto. Y para colmo, en esa reserva están ocurriendo cosas que nadie está dispuesto a enfrentar: extracción ilegal de madera, tráfico de especies y de recursos biológicos, todas las depredaciones que uno pueda imaginar.
-Como presidente regional, ¿puede usted entregar títulos de tierras?
-No. Esa es atribución exclusiva de Cofopri y eso se tramita en Lima. Cada vez que tengo que hacer algo relacionado con titulación –los títulos son imprescindibles para que los campesinos sean sujetos de crédito-, tengo que ir a Lima, hacer mi cola, entregar mi DNI y esperar a que me atienda algún burócrata mediocre que nada sabe de esta región.
Más tarde, en una reunión pública organizada amablemente a raíz de mi visita, escucho a Vásquez decir, ante la aceptación evidente de un salón de actos repleto, que la paciencia loretana se está terminando. Y le escucho recordar las varias muestras históricas del temperamento selvático: desde el intento de fundar la República de Loreto hasta la rebelión popular que el entreguismo de Leguía produjo a raíz del asunto de Leticia.
Los loretanos están hartos. Desprecian al gobierno de Lima y están cansados del robo y del olvido. Una región que podría ser un eje de desarrollo excepcional y un imán turístico sin competencia sigue condenada, por el sonambulismo ladrón de la capital, a vivir de migajas.
Loreto no es sólo esa ciudad tostada por el calor y llena de motos que se llama Iquitos. Es el depósito más grande de la biodiversidad y el bosque forestal más importante –y más amenazado- con que cuenta el Perú.
Y es también, felizmente, el oceánico Amazonas, el andrógino mar-río en cuyas riberas viven miles de peruanos abandonados a su suerte y en cuyos meandros y corrientes cruzadas se pueden ver, todavía, pequeños delfines rosados.
Recorriendo algunos trechos del Amazonas, flanqueados por una verdura que parece cretácica y acribillados por una gritería primordial de aves, monos y chicharras, vimos a los nativos yagua actuar para los turistas, lanzar cerbatanas hacia un tronco y humillarse por una propina.
Y pensar que los yagua –como los huambisas, como tantos aguarunas- fueron los dueños de todo esto. Porque antes de los López de Aguirre y los Arana estas no eran tierras de despojo sino de paz y frutas y de helechos con los que atar vigas y de cortezas con las que curarse.
Y pensar que Loreto se mira de tan lejos desde esa jungla de cemento llamada Lima.

viernes, 27 de marzo de 2009

Ugaz y García

Regreso de Loreto y veo los periódicos de los últimos tres días.
La muerte de Álvaro Ugaz aparece como la noticia más dramática. Alguien que se va pronto siempre apena doblemente.
En un blog se consigna el comentario miserable de alguien que solicita se le diga qué resultado arrojó el examen de alcoholemia de Ugaz. Blogmitivo. El pedido sería legítimo si el periodista hubiese sido responsable de alguna muerte. Todos sabemos que sólo fue responsable de la suya.
Lo que también me parece el colmo es que el velatorio de Ugaz haya servido de pasarela exhibicionista de toda una cazuela hervida en sake durante la década de Saravá y los suyos.
Allí estuvieron:
a) la autoridad eclesiástica que ama la muerte cuando ésta es impartida por las fuerzas del orden;
b) el magnífico locutor que terminó leyendo los editoriales de la familia Crousillat en la fase terminal del fujimorismo;
c) la señora que fue compañera de aventuras del señor Schultz cuando el señor Schultz, disfrazado de estropajo, acudía al SIN a vender su “canalazo”;
d) la geisha de apellido japonés, que era una de las favoritas de Palacio cuando Palacio era una guarida de ladrones;
e) el señor del día D, que quería decir “D cobranza” cada vez que presentaba a Blanca Nélida Colán para “limpiar” a Montesinos o cuando, en los extramuros de la infamia, presentó a un chofer de su suegro para que calumniara a Valentín Paniagua...
Y varios etcéteras...Todos compungidos, todos encarnando el dolor de la profesión, todos contritos y respetables trepándose a la muerte de Ugaz.
Lo que no saben es que siguen dando náuseas. Y que la muerte de Ugaz no los hace más presentables ni los amnistía. Porque la muerte no mejora ni embellece a nadie, como se vio en el caso de Thorndike.
La otra noticia importante de estas jornadas es lo dicho por Alan García en relación a lo que puede hacer para impedir el triunfo de algún candidato “antisistema” en las elecciones del 2011.
García nunca ha estado muy bien de la cabeza, pero ahora da muestras de estar consumiendo, otra vez, algún tipo de estimulante poderoso. Quizá esa sea la manera menos violenta de responder a su atrevimiento de ribetes golpistas.
Porque si García no está consumiendo los estimulantes poderosos que compartía con el dueño de un canal de TV en las fiestas que animaba un cómico muy popular –estimulantes que lo instalan en el Olimpo y lo hacen químicamente omnipotente-, entonces lo que ha dicho es un agravio dicho en plena lucidez y un anuncio, formulado con plena conciencia, de que está dispuesto a hacer en el 2011 lo mismo que hizo en 1990.
Traducido esto al escenario y al elenco del 2009, lo que García quizá haya querido decir es que, si en los 90 inventó a Fujimori con la ayuda de Thorndike esta vez, continuistamente, le puede dar una mano a la hija de su antigua creación.
Lo tragicómico es que García llama “sistema” a su dacha de viejo prematuro: el establecimiento, el zorro de arriba y el zorro de abajo (él cree que es el zorro de arriba), la anciana república plutocrática y su enésima máscara.
García llama “sistema” a su jubilación intelectual y a su conversión en propagandista de Graña y Montero y zafio publicista del BCP. Y llama “antisistema” a todo el que se oponga a lo que su decadencia mental ha dictaminado como inamovible.
García quiere convencernos de que la servidumbre al gran capital es una virtud realista y que la acumulación de nuevas fortunas, bien o malhabidas (como la suya), terminará enriqueciendo al Perú entero.
Ignora, o pretende ignorar, que la prosperidad falaz del guano se ha repetido a lo largo de siglo y medio y siempre con el mismo resultado.
García se confunde. Cree que podemos ser Japón o Corea del Sur si dejamos que el negocio de crecer esté en las manos indicadas.
Pero tanto Japón como Corea del Sur son ejemplos de una alianza estratégica entre el Estado, el empresariado y la clase trabajadora, por un lado; y de una firme convicción industrialista e innovadora, por el otro.
Ningún país se ha hecho rico y más justo vendiendo piedras, puertos o bananas.
García tiene, además, otra confusión –esta estrictamente personal-. Se cree una mezcla de Piérola con Leguía. Y lo que en realidad es resulta difícil de definir pero, en todo caso, está más próximo a un mejunje de Echenique con Odría.

jueves, 26 de marzo de 2009

Un discurso*

Hay un cuadro mundialmente famoso que pintó Pablo Picasso y que inmortalizó la tragedia de la ciudad vasca de Gernika.
Todos hemos visto esa explosión de rabia y dolor que Picasso hizo estallar ante el mundo para denunciar al fascismo español y sacudir a las conciencias y a los gobiernos que se negaban a aceptar el carácter criminal de la alianza entre Franco y Hitler.
En blanco y negro, para que nadie se distrajera en matices de color, Picasso describe en ese lienzo, que aspira a ser mural, la barbarie de la guerra y su peor consecuencia: la victimización de los civiles.
Desde la primera vez que vi ese cuadro, todavía en ese tiempo exhibido en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, traté de conocer los detalles de esa tarde apocalíptica.
Fue así que descubrí la existencia de George Steer, corresponsal de The Times y The New York Times, sudafricano de 28 años que fue el único periodista que envió un despacho, urgente y documentado, relatando lo ocurrido con tal cantidad de pormenores mortuorios y precisiones militares que ya no fue posible, para las fuerzas sediciosas del fascismo español, negar la evidencia del exterminio producido.
En el relato de Steer está, descrita con sobriedad, la cadencia de la muerte.
Gracias a él supimos que la pesadilla de Gernika empezó a las 4 y 30 de la tarde de aquel 26 de abril de 1937, cuando un bombardero Dornier 17 arroja una docena de bombas de 50 kilos, las que causan las primeras víctimas en la Iglesia de San Juan y en el Paseo de los Tilos.
Veinte minutos después, a las 4 y 50 de la tarde, tres aviones Savoia-Machetti, de la Aviazione Legionaria de Mussolini, lanzan, desde 3,500 metros de altura, 36 bombas cuyo blanco premeditado siguen siendo civiles indefensos.
A las 5 de la tarde, como en el poema de García Lorca sobre Sánchez Mejía, la aviación nazi empieza su tarea destructiva en aquel poblado vasco que albergaba a unos 6,000 habitantes.
Tres escuadrillas de Junkers-542 vomitan, desde sus barrigas abiertas, veinte toneladas de bombas, un cuarto de las cuales son incendiarias.
Gernika, entonces, arde. El sueño fascista del fuego purificador se ha cumplido: el primer bombardeo a una población civil, destinado a sembrar el terror y desmoralizar al enemigo, se ha ejecutado como un frío experimento.
El mal, ese mal que Vallejo decía por esos días que crecía a 30 minutos por segundo, el mal, decía, ha dado un paso de gigante.
Después de esa oleada incendiaria pasaron aviones cazas alemanes e italianos para ametrallar a quienes huían de sus casas o de los refugios incendiados. Cinco Fiat CK, italianos, y cinco Messermitt BF 109, de la División Cóndor alemana, volaron en picado para matar sobrevivientes.
A las 7 y 30 de la tarde, cuando termina el bombardeo, el 74 por ciento de las edificaciones de Gernika está destruido. Quedan intactos, como prueba de la naturaleza asesina del ataque, los dos únicos objetivos militares de Gernika: la fábrica de armas, al sur de la villa, y el puente Rentería, sobre el río Oca.
A las 7 y 30 de la tarde Gernika contará 1,650 muertos y 800 heridos, muchos de los cuales morirán porque los hospitales también fueron bombardeados.
Veintiocho mil kilos de bombas explosivas, 5,472 bombas incendiarias de bióxido de bario y manganeso, han caído desde el cielo aquel lunes 26 de abril de 1937, día de mercado en Gernika.
Francisco Franco quiso negar el bombardeo. Adujo que aquel día había impedido salir a cualquier avión desde el aeropuerto de Burgos y responsabilizó a los republicanos de haber quemado Gernika para difamarlo.
Fue el despacho del periodista George Steer, publicado en The Times y The New York Times, el que lo aclaró todo y el que puso a Gernika, ese pequeño pueblo vasco, en el centro de la atención mundial y en el mapa del horror de las guerras, ese Atlas que ha ido creciendo tan ominosamente a lo largo de estas últimas décadas.
He recordado hoy a Gernika y a su dolido y veraz cronista, George Steer, porque ambos resumen, en mi opinión, lo más noble del periodismo.
Una verdad negada por la infamia, un drama que se quiso ocultar y desfigurar: eso fue Gernika.
Un periodista ejemplar que se quedó a la hora de las bombas para contarle al mundo la tragedia: ese fue George Steer.
¿Qué otra cosa, acaso, puede ser el periodismo sino el coraje al servicio de la verdad?
¿Qué otra cosa puede ser el periodismo sino la voluntad de decir lo que pasó, sin fijarse en lo que eso puede costar?
George Steer debió de sentir miedo. Pero eso no lo arredró. Debió de sentir ira. Pero eso no le quitó serenidad a su crónica. Debió de imaginar las represalias que podría sufrir cubriendo una guerra en un país extraño y desde el bando de quienes la estaban perdiendo, pero eso no lo paralizó.
El mundo se horrorizó con Gernika.
Hoy el mundo no se horroriza ante nada.
¡Cuántos George Steer necesitamos!
¡Cuántos George Steer serían necesarios para que nos contaran, sin pensar en cálculos ni conveniencias, qué pasó en Gaza, qué pasa en Darfur, qué ocurrió de veras en Guantánamo, qué espantos se vieron en Ruanda!
El mundo no ha cambiado para bien en muchos aspectos.
El ejército de Israel echó a la prensa de la franja de Gaza.
Darfur interesa muy poco.
Guantánamo sigue siendo un coto cerrado.
Ruanda nos parece un paisaje habituado a la muerte.
Necesitamos volver a ejemplos como el de George Steer.
Necesitamos recuperar nuestra capacidad de indignarnos.
Necesitamos devolvernos la sensibilidad.
Necesitamos reconciliarnos con la rebeldía.
Necesitamos desacatar las órdenes cuando esas órdenes pretendan obligarnos a mentir, o a callar, que es la forma más hipócrita de mentir.
Señor rector de la Universidad Nacional de la Amazonía Peruana: he terminado aceptando esta distinción que no merezco y este halago que nunca hubiese solicitado porque estoy convencido de que vuestra generosidad se ha fijado en una trayectoria y no en una persona, en una conducta y no en un apellido, en una hoja de vida y no en la fugaz notoriedad de alguien.
Después de tantos años de pelear por la independencia de los periodistas, he terminado peleándome también, y felizmente, con la vanidad.
Por eso es que este reconocimiento me produce una enorme gratitud y, al mismo tiempo, una timidez de escalofrío, una plena conciencia de que otorgarme la distinción de un doctorado honoris causa puede haber sido no sólo una exageración sino un bondadoso desvarío.
Agradezco a la Universidad Nacional de la Amazonía Peruana y a su rector, don Antonio Pasquel Ruiz, este gesto enorme y desproporcionado, pero insistiré, también aquí, en lo que siempre he dicho: durante todos estos años, que me pueden haber fatigado la respiración pero no el ánimo, sólo hice mi trabajo, sólo cumplí con mi deber, sólo me empeñé en hacer lo mejor que pude mi tarea.
Y mi deber, mi trabajo y mi tarea fueron siempre, y sencillamente, intentar que el periodismo fuera hermano de la verdad, pariente cercano de la rebeldía y enamorado terco de la cultura. Muchas gracias.

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(*) Palabras pronunciadas ayer en el aula magna de la Universidad Nacional de la Amazonía Peruana (UNAMP).

miércoles, 25 de marzo de 2009

Fraseario de actualidad (25-3-09)

- La necrofilia es un pecado mortal.
- “A mí el Oso de Berlín que me gustaba era Walter Ulbricht”. (Fidel Castro)
- Al “Correo” sólo le llegan cartas notariales.
- Susy Díaz siempre se hizo la vaca.
- El amor es una sobredosis de anuencia.
- Lo que también va a crecer es el empleo... de gases lacrimógenos.
- Era tan sucio que sólo cultivaba plantas de Taboada.
- Huaico: festival de río.
- A Mercedes Cabanillas la van a quemar. Como en Salem.
- “No hay nada nuevo bajo el sol”. (El Sahara)
- ¿Y por qué, con un barrido electrónico, no nos libramos de programas como 3-G?
- La segunda pista del aeropuerto también conduce a Lima Airport Partners.
- Todas las caídas son libres.
- “Esta crisis económica sólo puede arreglarse bombardeando la moneda”. (Pinochet)
- La vida es un misterio que termina matándote.
- Los trenes atropellan con férrea voluntad.
- La Vía de Evitamiento conduce a la cancillería.
- Si van a poner imágenes cancerosas en las cajetillas de cigarros debieron poner la casa de García en París en la cédula de votación.
- Los chistes de Jaimito eran de Althaus.
- La cocina molecular es cuántica por lo que cuesta.
- Mejores son las yeguas de paso.
- “El Sida no se resuelve entregando condones”. (La Muerte)
- Mejor era el mundo cuando padecía de trastorno bipolar.
- Nakazaki se ha picado.
- El sexo es violencia de género bien entendida.
- La autocrítica en serio se llama suicidio.
- Le importaba un cuerno dónde estaba su mujer.
- El coma es un medio pasaje.
- En la tele está de moda el minimalismo del cerebro.
- Los enterradores son especialistas en acabados.
- ¿Se han dado cuenta de que las pesadillas siempre son con uno mismo?
- Los viejos no se mueren sino que prescriben.
- Los caracoles deben de pensar lo mismo de nosotros.
- El cáncer organiza grandes remates.
- La frigidez viene cuando nieva en el monte de Venus.
- Michael Jackson ha llegado a ser su propia hija.
- El desamor es un cese del fuego.
- Lo que abunda en el Perú es la contrainteligencia.
- Todos somos iguales ante la ley del embudo.
- La amistad con Chile hace agua.
- El uranio enriquecido es aprista.
- La profesora de Montesinos se llamaba Llave Maestra.
- Las viudas millonarias son oro en polvo.
- Los micros que no paran son los de Business Track.
- “En Panamá hay un canal que sólo transmite barcos” (Angie Jibaja)
- Cuando te dicen que tienes cáncer en la garganta te quedas sin habla.
- Lo que se metió la protagonista de “La teta asustada” fue la papa Nicolau.
- La estupidez jamás se jubila.
- Montesinos era comerciante en arte porque vendía grabados.
- No era mujeriego sino que hacía zapping.
- Castro Castro debería estar en La Habana.
- Dios no tuvo fe de erratas.
- Si sus acreedores lo vieran, Canal 5 sería líder en sintonía.
- Los pedófilos cantan en La menor.
- En el Perú los huevos casi siempre son pasados.
- De la única prima que uno no se enamora es la del seguro.
- Era tan idiota que recibió un anónimo firmado por él mismo.
- Los travestis tienen algo pendiente.
- La felicidad no tiene respuestas pero tampoco te hace preguntas.
- Para García todos los demás somos etcéteras.
- Tarzán gritaba así por los mosquitos.

LUCHA LIBRE FALSA: LAS MENTIRAS DE LA WWE






Reportaje explica los secretos de "la lucha libre" (está en ingles pero las imagenes son evidentes).

Publicación Independiente. No vinculada a César Hildebrandt.

martes, 24 de marzo de 2009

“Cambalache” tenía razón

Se llama Orden Internacional y consiste en que condenan a tres años de cárcel a Muntadhar al-Zeidi, el periodista que lanzó un zapatazo a George Bush, pero nadie condena a George Bush, que lanzó cientos de miles de bombas sobre Irak y Afganistán y mató a miles de civiles de esos dos países.
O sea que una cosa es un zapato que no da en el blanco y otra miles de bombas que sí aciertan el blanco –aunque ese blanco sea un solar familiar, la celebración de una boda que se confunde con un aquelarre terrorista o un edificio de departamentos donde se presume que vive un sospechoso-.
El Orden Internacional consiste en que a Radovan Karadzic, el asesino de musulmanes en Bosnia Herzegovina, lo persiguen por criminal de guerra y lo capturan (qué bueno), pero a Ariel Sharon, asesino serial de niños palestinos, lo nombran primer ministro y lo lloran cuando le da una embolia.
¿Y será Orden Internacional que la ONU sea esa vieja espectral que nadie respeta, a punto tal que cuando su secretario general estaba en Jerusalén la aviación israelí incendió los almacenes de la organización mundial en Gaza?
Es cierto que el Orden Internacional ha sido siempre, desde que exterminamos a los Neanderthal, una expresión de nuestra animalidad depredadora.
Lo que pasa es que ahora el arte de matar en masa ha llegado a estadios magistrales y, claro, eso hace una diferencia de hemorrágicas consecuencias. Una cosa era el combate cuerpo a cuerpo de romanos y germánicos en las cercanías del Rin y otra es una bomba de racimo puesta en un cohete inteligente que llega a tu cuadra casi por Federal Express. Y, además, cuando nos comíamos a los Neanderthal no pregonábamos que éramos civilizados.
Una recientísima muestra del Orden Internacional ha sido lo que ha pasado con España y Kosovo.
En un inusual gesto de independencia y dignidad, el gobierno español ordenó que sus 600 efectivos salieran de Kosovo, la antigua provincia serbia que Estados Unidos y sus aliados han convertido a la fuerza, y ante el cadáver de Yugoslavia, en un país oficial.
Como ustedes saben, la provincia de Kosovo se autoproclamó república independiente en febrero del 2008 y, de inmediato, fue reconocida por los Estados Unidos y los países que más le sirven, esos avecindados en lo que alguna vez fue la Europa de los Medici.
La independencia de Kosovo vino después de que las tropas de la ONU y la OTAN, heterónimos pomposos de Washington, libraran una guerra breve y feroz en contra de los serbios de Milosevic. El pretexto fue que Kosovo, cuna histórica del pueblo serbio, estaba lleno de albaneses. Que es como decir que el estado de La Florida debía ser parte de la república de Cuba o que Tarapacá mereció ser chilena por la presencia extendida de súbditos de Chile en sus parajes.
En fin, que Kosovo es un país falso, tan inventado como Panamá cuando al bruto del garrote se le ocurrió que el Canal debía de hacerlo en una colonia surgida de su imaginación y no en una provincia colombiana sujeta a las leyes de Bogotá (los deudos de los 20,000 trabajadores muertos en la obra no merecieron la indemnización que Colombia habría planteado).
Lo surrealista es que España no reconoce a Kosovo como república independiente. Y no lo hace porque los nacionalismos vasco, catalán y hasta el gallego tienen vocación centrífuga y puede ser que algún día el síndrome de Kosovo prenda como epidemia en esas autonomías. Y ya veremos quién bombardea a quién.
Entonces viene la pregunta: si España no reconoce a Kosovo, ¿qué hacían sus tropas en Pristina, la capital de aquel país fraguado en Washington, cuidando precisamente de que a Kosovo no lo vaya a retar el revanchismo serbio? ¿Estás cuidando las fronteras de un país que has negado? ¿Se puede ser más idiota?
¿Qué hacían las tropas españolas en Kosovo? Pues cumplían órdenes de la OTAN, el portaaviones de los Estados Unidos más gran del mundo.
Así que cuando la ministra de Defensa española, Carmen Chacón, anunció hace poco que las tropas españolas se retirarían de Kosovo nada pudo sonar más coherente ni más sensato ni más decente.
Bastó que eso ocurriera, sin embargo, para que Washington dijera de inmediato que la actitud de España “era decepcionante”. Y bastó que la Casa Blanca abriera la boca para que la derecha española pusiera el grito en el cielo y dijera que no se podía poner las relaciones con los Estados Unidos en peligro, que Carmen Chacón había sido una irresponsable y que qué buenos fueron los tiempos de la rana René, o sea Aznar en las Azores y babeando inglés en Georgetown.
¿Y qué hizo Rodríguez Zapatero? ¿Respaldó a su ministra, que, evidentemente, sólo había expresado una decisión tomada en La Moncloa?
No sólo no la respaldó sino que mandó a Bernardino León, secretario general de la Presidencia, a decir que ya no había retiro y que la voluntad de España “es prolongar la estancia de las tropas mientras sea necesario”.
¿Se puede ser más insignificante? Bueno, sólo si hablamos de gobiernos como el de las Islas Marshall, un archipiélago radioactivo donde los Estados Unidos reventaron 67 bombas atómicas en la posguerra y cuyo producto de bandera es el cheque que Estados Unidos le pasa cada año para que sus 52,000 habitantes se sigan divirtiendo llenándose el cuerpo de tatuajes y hectolitros de alcohol.
Eso también se llama Orden Internacional. Ese orden que Alan García, hijo político de un ciudadano del mundo llamado Haya de la Torre, mira con miedo reverencial. El miedo de quien, ya sexagenario, tomó la decisión más importante de su vida: obedecer.
El tango “Cambalache” no era un tango. Era pura sabiduría. Y no lo escribió Santos Discépolo. Lo escribió Nostradamus.

lunes, 23 de marzo de 2009

El punto de inicio de la frontera marítima

Por Manuel Rodríguez Cuadros

Para dirimir en su sentencia cuál es el punto de partida de la frontera marítima entre el Perú y Chile, la Corte Internacional de Justicia tendrá que determinar cuál es el punto de convergencia entre la frontera terrestre y el mar, conforme al Tratado de 1929 y al acuerdo que ambos gobiernos establecieron en el proceso demarcatorio para fijar la frontera terrestre sobre el terreno.
El Tratado de 1929 establece que el límite terrestre “partirá de un punto de la costa que se denominará “Concordia”, distante a diez kilómetros al norte del puente del río Lluta…”. En el proceso de demarcación (acción material de llevar las normas de límites a su trazo sobre el terreno), los técnicos del Perú y Chile no se pusieron de acuerdo en cómo trazar la línea en esta área. Se suspendieron los trabajos. Y se remitió el problema a las cancillerías para que resuelvan el desacuerdo.
La negociación se realizó en Santiago, entre el ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Manuel Barros y el embajador Elguera del Perú. El 1 de marzo de 1930 el canciller Barros propuso la siguiente solución:
“ Hito Concordia: Punto inicial en la costa de la línea fronteriza.
Para fijar este punto:
Se medirán diez kilómetros desde el primer puente del F.C. de Arica a La Paz sobre el Río Lluta en dirección al Norte, en la Pampa de Escritos, y se trazará hacia el poniente un arco de 10 kilómetros de radio, cuyo centro estará en el indicado puente y que vaya a interceptar la orilla del mar... Se colocará un hito en cualquier punto del arco, lo más próximo al mar pacífico donde quede cubierto de ser destruido por las aguas del océano”.
Esta propuesta del canciller de Chile para fijar el punto de inicio de la frontera terrestre en el Punto Concordia, allí donde el arco proyectado intercepta la orilla del mar, fue aceptada por el Perú. El acuerdo de ambos gobiernos incluyó poner un hito (el número 1) en el lugar más cercano al punto de inicio de la frontera (orilla del mar), allí donde quede preservado de las aguas del océano.
La orilla del mar, como punto de partida de la frontera terrestre quedó así establecida a propuesta de Chile y la aceptación del Perú. Se dieron instrucciones, el 28 de abril de 1930, a los jefes de las misiones demarcadoras con el mismo texto, Federico Basadre por el Perú y Enrique Brieba por Chile. La frontera se demarcó de inmediato.
El Punto Concordia, de acuerdo al derecho internacional es, a la vez, el punto de inicio de la frontera marítima. La Corte, para resolver conforme a la posición del Perú ni siquiera tendrá el trabajo de interpretar lo dispuesto en el Tratado de 1929, pues la partes, Perú y Chile, ya lo hicieron (interpretación auténtica) en 1930, estableciendo que el punto de inicio de la frontera es la orilla del mar y no el hito número 1. La posición de Chile no tiene sustento jurídico.

domingo, 22 de marzo de 2009

Gracias a Spencer

Entro al blog La habitación de Henry Spencer, uno de los santuarios limeños de la nueva comunicación.
Hago clic y llego hasta el video de Henry Spencer entrevistando a Adriana Cebrián, una muchacha que es música, ex integrante de una banda, solista ahora.
Spencer la presenta como Adriana Vainilla, que debe de ser su nombre artístico, y le pide probar una raspadilla gigante que le ha invitado.
Spencer bebe algo misterioso de una jarra con asa y exclama: “¡Hace un calor de la puta madre!”
La muchacha ha tomado el recipiente con la raspadilla blanquigranate y se le han acaramelado los dedos. Se frota las manos mientras sigue de frente a la cámara, en la misma postura que su interlocutor.
-“¿De qué quieres hablar?” –pregunta Spencer.
Pero antes de que la muchacha pueda contestar, Spencer se interrumpe y dice:
“Quiero anunciar algo. He quemado mi teléfono, este teléfono que me costó tres noventa y nueve, usado... Y se fue a la mierda y espero que el electricista me lo pueda arreglar...”
La muchacha lo sigue con la mirada mientras Spencer añade:
-Pero fuera de ese incidente (se refiere al teléfono), estamos de la puta madre porque tú viniste hace un año con la banda y quedamos en que ibas a regresar sola...
Spencer se pone a mirar la pantalla de su laptop, que está frente a él, y dice que el fondo de violín que se escucha se lo debe al vecino (“que es profesor de violín”).
En seguida lee un correo que acaba de llegar (la entrevista se transmitió en vivo, permitiendo la plena interacción entre bloguividentes y protagonistas) y que dice a la letra:
“A Adriana le falta playa...”
En efecto, a la muchacha, que es muy dulce, parece cubrirla una palidez cuidadosamente buscada. Spencer dice:
-Puta madre, a mí también (le falta la playa)... ¿A ti te gusta la playa?
-Me gusta el mar y no la arena –dice la muchacha.
Spencer farfulla algo que no capto bien y agrega la segunda pregunta real de la entrevista:
-¿Usas bikini o ropa de baño?
Cuando Adriana parece que va a responder, Spencer se interrumpe a sí mismo otra vez y suma un detalle importante:
-Yo te he visto en una foto con un bikini muy sexy. Fue en tu facebook. Era una foto muy sexy, como todas las que tienes en tu facebook...
De inmediato Spencer le pregunta -mirando la pantalla de la laptop- si el facebook tiene esa aplicación que permite saber quién entra a mirar las fotos de cada quien. Ella dice que no. Él le dice que ella no sabrá nunca cuántas veces ha entrado a mirar sus fotos.
Spencer se acerca a la pantalla y lee la pregunta que acaba de llegar y que es enviada por una tal Ariana:
-“Hola”, esa es su pregunta –dice Spencer-. ¿Qué quieres responder a ese “hola” de Ariana?
-Hola, Ariana –dice la muchacha.
Spencer lee otra participación internáutica y se entusiasma y aplaude:
-¡Bien! ¡Se puso mini! Uuuuuyyyy –.
Mira a la muchacha, que está efectivamente en mini, y le pregunta:
-¿Es un problema para sentarse?
-No –responde ella-. Ya tengo experiencia. Siempre me han gustado las faldas y los vestidos. Desde chiquita...
A estas alturas van 3 minutos y cinco segundos de entrevista.
Ya tengo suficiente. He recibido mi dosis de periodismo nuevo, de bloguismo ombliguista, de posmodernidad. Debo tener en este momento la edad de Matusalén, la nariz pútrida de Tutankamon. Un fardo de la cultura Paracas me sofoca.
O sea, de la playstation al putamadrismo. De la pantalla del nintendo a la pantalla líquida. La entrevista sin preguntas. El neorrealismo catatónico. Saussure asesinado. Todos los evangelios por el suelo. Una auténtica revolución de la comunicación. La naturalidad agradable que ya no busca nada (ni siquiera la decepción). La masacre de las utopías. ¡Puta madre!
Y yo, que he alquilado “Z” para volver a verla creo que 40 años después. “Z” de Costa Gavras. Una historia de compromiso y asesinato durante el gobierno de los coroneles griegos.
El mundo se nos había muerto y no lo sabíamos. Gracias Spencer por la lección. Henry, muchas gracias. Los que ya hemos muerto te saludamos.

sábado, 21 de marzo de 2009

La izquierda se fue a La Haya

Mientras nos hablan de la patria y la frontera, tachín-tachán, sigue el negocio de Collique.
Nos dicen que en La Haya todo se resolverá pero no nos dicen qué harán, aquí y ahora, con la crisis que arroja miles de desempleados a la calle, reduce los ingresos de nuestras exportaciones en más de 20 por ciento y paraliza proyectos de inversión y expansión.
Y pasan piola hablando de la patria los que no creen en ella porque lo que quieren es ser sus chulos.
¿La bisectriz en vez de la línea paralela?
Que me cuenten el cuento del cuadrado de la hipotenusa.
A estos no les importa un triángulo de agua. Lo que les interesa es distraernos con La Haya mientras le entregan a Chile el TLC más favorable y asimétrico que los chilenos pudieron imaginar.
García y los suyos lo que quieren es chillar por un retazo de mar que no es nuestro desde 1883 -y que nadie sabe si recuperaremos-, para que no hablemos de lo esencial.
Y parte de lo esencial es preguntarnos:
Si la crisis mundial es la crisis del capitalismo que García encarna y conduce en este virreinato de Washington, ¿cuándo diablos van a empezar las reformas de este modelo podrido que pare mil Bernard Madoff por cada Bill Gates?
Wall Street se ha caído cual nuevo Muro de Berlín y aquí, reino de pasmados, la oposición de centro-izquierda no dice nada sobre el fondo del asunto y permite que García y sus compinches de la Confiep sigan pasando de puntillas por el escenario.
En Francia han salido a la calle tres millones de personas para decirle a Sarkozy que ya está bueno con eso de que sean los trabajadores los que paguen las torpezas e inmundicias de los patronos. Y Sarkozy va a tener que retroceder.
¿Es que en Francia hay oposición y conciencia de clase?
Sí, en Francia hay oposición y conciencia de clase.
En el Perú, en cambio, la izquierda juega la partida con las reglas de la derecha y pierde siempre.
Y allí están los trabajadores sin rumbo, huérfanos de verdadera dirección, a la deriva en medio de la tormenta perfecta creada por el esquema neoliberal de la codicia enorme y el Estado pequeño y prescindente.
¿Dónde está la oposición de izquierdas?
Nos guiña el ojo en algunos periódicos, pero, en líneas generales, está desaparecida. O la encarna un loco que dice que Fidel Castro es un demócrata o la personifica un líder cansado, minado por los ataques de la derecha, desconectado de todo discurso joven.
¿Y en el Congreso?
En el Congreso está Aznar condecorado, Magaly condecorada y el fujimorismo de Raffo dictando la agenda.
¿Podría Humala reinventarse para cumplir el papel de un Barrantes con ganas de cambiar las cosas?
Barrantes se resignó a ocupar la alcaldía de Lima y a ser comparsa de Alan García.
Humala parece resignado con menos. Tiene un no-partido que propone un no-programa y un no-equipo gracias al cual la peor gentuza de la UPP pasó por su cedazo y se instaló parlamentariamente.
Además, Humala cree que el nacionalismo es una ideología y está seguro de que “pensar como peruano” te exime de pensar como político.
La crisis es grande y sistémica.
Necesitaríamos la ira de González Prada, la cabeza de José Carlos Mariátegui, la emoción de Vallejo, el empuje del primer Haya, la pureza de Heraud y el desprendimiento de los anarco-sindicalistas para enfrentar tamaño maremoto.
Lo que tenemos ahora es un Frankenstein hecho de varias nadas. Un Frankenstein que estira los brazos y camina hacia nosotros con el fin de abrazarnos.
Que se vaya a abrazar a Mary Shelley.

viernes, 20 de marzo de 2009

Aznar condecorado

El señor José María Aznar ha sido invitado, con todos los honores, por la Universidad San Ignacio de Loyola.
El dueño y beneficiario de esa universidad es el señor Raúl Diez Canseco, rabioso derechista que llama demagógico al nacionalismo, comunista a cualquier intento de cambio y patriótico al hecho de rematar al país a precios de ganga.
Diez Canseco es un cosmopolita del bolsillo y su universidad, fiel reflejo de sus concepciones, educa a muchos de los mastines que cuidarán del sistema enseñando los dientes a quienes estén del otro lado de la cerca y moviendo la cola a quienes cortan el jamón.
Ha hecho muy bien doña Lourdes Flores en separarse de este señor Diez Canseco, que tuvo el mal gusto que todos le conocemos y que, encima, quiso favorecer al padre de su entonces novia con una ley que tenía destinatario y casi DNI propio.
Mientras en Acción Popular no lo han dejado regresar por un asunto de expediente y ácaros, al señor Diez Canseco no se le ha ocurrido mejor idea que inventarse un nuevo partido llamado “El pueblo emprende”.
Querrá decir que “el pueblo emprende las de Villadiego”, que es lo que él hizo cuando el fujimorismo saqueó al Perú mientras el ñaño hacía negocios suculentos con su socio Carlitos Boloña.
En fin, que para empezar lo que él cree que es su carrera a la presidencia mister Diez Canseco ha invitado, para que lo inaugure como busto a la boludez, a mister Aznar, que pasó de caballero de la derecha filofranquista a mister Ed de las Azores, sirviendo de comparsa ibérica a mister George Bush hijo y a mister Tony Blair (hijo de Thatcher), dos de los criminales de guerra más impunes del planeta.
Como el pobre Raulito nunca ha entendido otra cosa que no sea ganar plata con el favor del Estado y el concurso (público) de sus amigotes, ignora a qué palo se ha arrimado y a qué marioneta le va a dar el honoris causa, la medalla al mérito y el copón divino.
Aznar sería un payaso sino fuera el siniestro jefe de la derecha que quiso apalancar las elecciones del 2004 mintiendo sin pudor y ganándose la náusea de millones de españoles, quienes voltearon todos los pronósticos y llevaron al gobierno a Rodríguez Zapatero.
Cuando no se habían acabado los humos y los ayes de Atocha, cuando la cifra de los muertos subía a cada minuto y el horror se esparcía en todas las Españas, este Aznar traído por Diez Canseco quiso hacerle creer al pueblo que había sido ETA la que había hecho volar los trenes de cercanía que las mochilas-bomba convirtieron en masivos ataúdes.
Sabiendo que no era ETA, teniendo información de que no podía ser ETA, conociendo de un coche donde se halló un casete con grabaciones en árabe conectadas al atentado, enterado de que ETA desmentía toda participación, aun en esas circunstancias este Aznar invitado por Diez Canseco insistió en su versión y sólo para no perder las elecciones.
Pero las perdió porque de todas las Españas surgió un grito exigiendo la verdad y otro grito mayor diciendo ¡basta!
Las perdió por sirviente de Bush y por mentiroso. Por franquista tardío y por manipulador.
Y sin saber leer ni escribir, tras la derrota, se sumergió en un instituto cómicamente académico financiado desde afuera por ustedes ya se imaginan quién. Y se dedicó a aprender el inglés que tanto le habría servido en las Azores y a predicar, como siempre, los evangelios de Fukuyama, los salmos de David (Rockefeller) y el Apocalipsis traducido por Friedman y ejecutado por Pinochet –sus dos grandes amores-.
Y a este Mola sin uniforme, lo invitan, además y gracias al lobismo aceitoso de Diez Canseco, para rendirle honores en el Congreso de la República y para que el ignorantísimo (y excelentísimo) presidente de dicho Congreso, Javier Velásquez Quesquén, lo condecore con la Medalla de Honor en el grado de Gran Cruz.
Hoy Aznar recibirá de la universidad San Ignacio de Loyola el grado honorífico de Doctor.
Hoy Aznar será recibido en palacio de gobierno por el doctor Alan García.
García hubiera querido estar en las Azores, sirviendo como Aznar y lanzando vivas a la invasión de Irak.
Hoy Aznar le contará qué se siente ser un seguro servidor tenido en cuenta.
Será una amena charla.
Luego el señor Aznar se irá a Colombia, donde será recibido por el presidente Uribe.
Un periplo de tinte familiar, como se ve.
E1 señor Diez Canseco ya tiene padrino intelectual. Porque el centrista y muy decente Belaunde nunca lo reconoció como ahijado.

jueves, 19 de marzo de 2009

¿Pizarro tiene razón?

¿Será cierto lo que dijo Pizarro respecto a la cantidad de peruanos excrementicios que habitan esta comarca?
Para decirlo con el lenguaje del realismo urbano tipo Reynoso: ¿Es cierto que muchos peruanos son una mierda?
Bueno, nadie podrá decir cuántos peruanos entran en esa categoría ni qué porcentaje de la población representan, pero lo que resulta indiscutible es que esa población mierdosa es demográficamente significativa.
¿Es que acaso no hay peruanos que arden en deseos de que la más podrida de las décadas del siglo XX regrese montada en el volquete carnal de la señora Keiko?
¿Cómo llamar a los peruanos que en cifras considerables niegan las atrocidades del fascismo fujimorista y pretenden enterrar por segunda vez a las víctimas de Camión y Martin Rivas?
Claro que hay que ser una reverenda mierda ciudadana para tomar esa actitud.
¿Y qué hay de los peruanos que darían cualquier cosa con tal de que los chilenos dominen otra vez el escenario del Perú?
El mariscal Andrés Avelino Cáceres, que sazonaba con ajos y cebollas sus decires, diría que son una mierda.
¿Y los vastos faenones que se están perpetrando en este segundo alanismo, de dónde vienen? De la misma materia nombrada por Pizarro.
¿Y los militares que se corrompieron y firmaron un contrato mafioso con el fujimorismo? Mierdas en uniforme.
¿Y los extras que llenaban las plazas del fujimontesinismo agradeciendo la posta que debieron exigir y el desagüe que no era un favor y la luz parpadeante que era un deber del Estado instalar, mientras el dictador asumía todos los poderes y anulaba el juego democrático?
Me dan risa los huachafos que han salido, bandera en mano, a hacer de Pizarro un estropajo. Muchos de ellos son los herederos mentales de quienes, viviendo en estas tierras, asistieron a los españoles en la conquista organizada por ese otro Pizarro que nos caló a primera vista, nos dividió sin dificultades y nos venció sin grandes resistencias.
Además, cuando Pablo Macera dijo que el Perú era un burdel –cosa que él demostraría más tarde con su propia actuación-, ¿no se estaba refiriendo, precisamente, al componente de bosta de cierta identidad peruana?
Y cuando Vargas Llosa consagró la frase zavalitana de cuándo se había jodido el Perú, ¿a qué cosa aludía sino a la condición de agua servida de parte del mare nostrum?
Lo que el tramposo de Pizarro ha dicho es, en esencia, verdad. Lo que no ha dicho es que, gracias a sus enjuagues financieros y encubrimientos fiscales, él aparece muy cerca de la frontera fecal que tanto le espanta.
Y lo segundo que ha querido decir es que el distintivo mayor de esa membresía pestífera, es la envidia.
Y allí sí que acierta al ciento por ciento.
El Perú ha hecho de la envidia un artículo de primera necesidad, un emblema patrio y el programa frentista que arrasaría con las elecciones.
No tenemos proyecto nacional pero tenemos una envidia que convoca a todos. Aquí la envidia no es la anomalía sino la norma.
Aquí se perdona el crimen, el abuso, el exterminio de inocentes, el latrocinio. Lo que es difícil de perdonar es el mérito.
El niño que se distingue por su talento conoce, en el Perú más temprano que en cualquier otro país, el tumulto asustado de la envidia, sus furias murmuradas.
País de múltiples abortos –abortan los proyectos y los sueños, las empresas y las metas, las vocaciones y hasta la esperanza-, el Perú nutre a multitudes de resentidos, a legiones que vienen del fracaso y van a la envidia disfrazadas con las más surtidas máscaras: la del diputadito analfabeto, la del periodista que lee el teleprónter, la del escritorzuelo que pide benevolencia a sus amigos, la del que necesita la desgracia ajena para compensar el odio que le produce su propia esterilidad.
A mí que no me vengan a negar que la envidia se convirtió en el Perú en una de las bellas artes.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Inzlicht y Dios

Un profesor de psicología llamado Michael Inzlicht, de la Universidad de Toronto, ha publicado un estudio en el que sostiene que los creyentes en Dios sufren menos ansiedad y estrés que los agnósticos.
Inzlicht ha observado que, ante una situación de tensión, los individuos con creencias religiosas desarrollan una actividad mucho más discreta en el denominado córtex cingulado anterior, una zona cerebral que dispara las alarmas ante un posible episodio de angustia.
O sea que, según el profesor Inzlicht, la creencia en Dios actuaría como un sedante natural.
La verdad es que este estudio, publicado en la revista Psychological Science, no revela una gran novedad.
Confirmaría, sí, que pertenecer al inmenso club de Dios ejerce un efecto relajante, una sensación de estar bajo la protección de una Corporación invencible que distribuye el más codiciado de los productos: la inmortalidad del alma, la posibilidad de ser recompensados cuando somos inmóvil esqueleto, y la más audaz esperanza de resucitar el día inevitable del Juicio Final (mira qué mayúsculas).
Cuando Marx dijo que la religión era el opio del pueblo no estaba formulando una mera provocación de materialista dialéctico. Lo que quiso decirnos es que, tal como lo podría haber confirmado el doctor Inzlicht, la religión opera como un tranquilizante social y es parte de los mecanismos de control que ayudan a impedir la explosión.
Algún día se descubrirá que el misticismo religioso adormece parte del córtex, lanza al torrente sanguíneo una enzima que produce estoicismo y amor por la mortificación, supervisa la adrenalina accidental y dirige el tránsito hormonal con la severidad de un policía de Boston.
En resumen, que no es que Dios da paz sino, más bien, que la paz necesita a Dios para ser conservada.
Si el mundo fuera menos estúpido y más justo el calmante de Dios, vertido en forma de maná de boticario, sería menos necesario.
Cuando un palestino-bomba revienta en medio de una multitud judía, está convencido de que Alá lo reivindicará allá en el cielo, donde no hay franjas de Gaza ni muros de vergüenza.
Cuando un aviador judío masacra a una familia palestina, está seguro de que Jahvé lo autoriza y lo aplaude desde ese cielo preciso que cubre sólo las tierras prometidas (ese cielo controlado ahora por los F-18).
Si Dios otorga la serenidad necesaria para matar al otro sin remordimientos, imagínense qué salutíferos efectos tendrá en la vida cotidiana.
¿No debiera ser la amapola un símbolo deísta? ¿Cinco miligramos de Xanax serán un sucedáneo de Dios? ¿Y la valeriana de la tierra, no será parte del diseño inteligente?
Voltaire creía en Dios porque decía que no podía imaginarse un reloj sin un relojero que lo hubiese creado. El solo hecho de que Voltaire comparara al mundo con un reloj da una idea del sofisma mecanicista por el que deambulaba.
Los agnósticos, en cambio, hemos construido nuestro propio purgatorio. Y no nos quejamos ni matamos en nombre de algún Ser Superior (otra vez las mayúsculas).
Sabemos que admitir a Dios sería un paso hacia la membresía más universal, pero nos negamos a dar ese paso inspirados por el miedo.
Creemos, eso sí, que Dios no ha dado ninguna prueba de su existencia y que, de existir, se ha pasado una larguísima vida jugando a las escondidas y mirándonos desde una soledad descomunal y desde un narcisismo poco digno de un ser tan sublime.
Lo que sí sabemos es que la usurpación que ha padecido Dios por parte de sus muy terrenales plenipotenciarios demuestra, precisamente, la mágica impostura de las religiones.
Y ya no hablemos de los Dioses que ordenan matar primogénitos, de los que prometen vírgenes en lechos de nube para los que maten en su nombre y de los que ordenaron quemar vivos, por herejes, a quienes investigaban la circulación de la sangre.
Eso ya no tiene que ver con Dios. Tiene que ver con los manicomios.

martes, 17 de marzo de 2009

Escándalo en el fútbol

“Muchas personas en el Perú son una mierda”, ha dicho el futbolista Claudio Pizarro en declaraciones al diario alemán “Bild”.
Pizarro ha enfrentado con esta declaración (casi de principios) los ataques que un amplio sector de la prensa le ha venido infligiendo a raíz de las revelaciones de Fiorella Faré, la adorable mujer que, en ropa interior, nos miraba hace años desde un panel de Javier Prado y que hoy, con los documentos que sacó del domicilio conyugal, aspira a arruinarle la vida al tramposo de su ex (que era un tramposo inimputable cuando todavía se portaba como proveedor).
Después de conversar con Efraín Trelles y de enterarme gracias a él de algunos pormenores del escándalo, no tengo la menor duda de que la empresa Image era una tapadera, Carlos Delgado un tratante portugués de jugadores, el club Cristal un solar con techo de vidrio, Roberto Silva un papanatas, Santiago Acasiete un cornudo financiero y el mismísimo Claudio Pizarro un Midas de la vaina y un pícaro de la trifecta.
¿Y la señora Fiorella Faré? Bueno, bastaría decir que su padrino moral se llama Nicolás Lúcar, el chupe del fantasma. Y que queda de lo más linda cuando dice que los papeles que extrajo del hogar “llegaron a mis maletas sin saber yo cómo” –con lo que demuestra que su corteza cerebral podría haber sido bombardeada con napalm de discoteca-.
Y basta oír a sus abogados para comprender que aquí no hay honras que redimir ni justicia que aplicar sino una sed de venganza que no te la sacia ni La Atarjea y un ruido de caja registradora que sólo cesará cuando se firmen los cheques respectivos.
Nada de esto quita, desde luego, que el señor Delgado sea un espectro tributario que no paga impuestos en Alemania porque los paga en el Perú y que no paga impuestos en el Perú porque los paga en Alemania y que no paga impuestos ni en Alemania ni en el Perú porque los paga en Panamá. Como si en esa provincia colombiana abierta en canal por el Roosevelt malo alguien pagara impuestos.
Y ninguna zorrería abogadil o en bragas disculpa tampoco el hecho de que el señor Claudio Pizarro sea un candidato a San Jorge (no el santo sino el penal) y un zamarro de siete leguas cuando, como nos lo contó
Efraín Trelles, exigía al técnico de la selección peruana de fútbol que pusiera a un jugador mediocre que él representaba y que necesitaba lucir para su venta a algún idiota cargado de euros.
Nadie sabe, por supuesto, si la FIFA, que es como el consejo palermitano de la mafia, hará algo al respecto o si siente que alguno de sus reglamentos ha sido violado por estos voraces pendejeretes.
Lo que sí me deja estupefacto, por ingenua y por tercermundista, es la alharaca que en estas tierras de mala entraña se hace cuando “se descubre” que el fútbol puede ser también un negocio sucio.
Hace años que el fútbol es un puro negocio. Y muchas veces, un muy mugriento negocio. Y se necesita ser Caperucita para no saberlo.
¿No es el señor Berlusconi, heredero moderadamente sofisticado de Lucky Luciano, dueño del AC Milán, el club que estuvo comprometido en los resultados arreglados por la industria italiana de las apuestas?
¿Y en qué escalafón de la mafia rusa está el señor Abramovich, dueño del Chelsea?
¿No tuvieron que castigar, descendiéndola a segunda división, a la “Juve”, esa “vieja señora” que parece haberse acostado con medio Torino?
¿No fue Luciano Moggi, su director ejecutivo, el que “fabricó” varios campeonatos, muchos descensos y goleadas que dejaban estupefactos a los hinchas y repletos sus bolsillos?
¿No fue él quien le mandó decir al árbitro Paolo Dondarini –así constó en las interceptaciones ordenadas por la fiscalía turinesa- que “debía cobrar inclusive lo que no se viera” con tal de que la Juventus le ganara a la Sampdoria en la segunda ronda del putrefacto torneo del 2004?
¿Y al pobre defensa colombiano Andrés Escobar no lo mató un sicario del Cartel de Medellín por hacer un autogol en el mundial de 1994?
¿Y no se supo, acaso, que el Olympique de Marsella se dopó casi entero cuando ganó su única copa Champions League, a pesar de lo cual la FIFA declaró válido el triunfo?
¿Y cuando el utilero argentino le metió un sedante al agua del equipo brasileño en los octavos de final del Mundial del 90?
¿Y la Operación Silbato Dorado, que en el 2006 expuso la corrupción del fútbol portugués, con compra de arbitrajes y construcción de resultados en la segunda división?
Cuando el fútbol era lento y bello y amateur era, por lo general, algo limpio. Cuando llegaron las televisiones y sus miasmas, los dineros grandes y las pocas vergüenzas, la sospecha descendió sobre los estadios en forma de una nube tóxica.
Desde entonces, hace 40 años por lo menos, el fútbol y la porquería no se odian. Lo del Perú es un sencillo dable en la tercera división de la liga inglesa. Digamos que es un escándalo del tamaño amebiano de nuestro fútbol (hoy por debajo de Venezuela y Bolivia).

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Posdata: Víctor Hurtado me rectifica con todo derecho y me aclara que jamás trabajó con Guillermo Thorndike. Le pido disculpas al brillante prosista y mejor amigo. No fue mi intención desdorarlo.

lunes, 16 de marzo de 2009

La Memoria del Perú ante la CIJ

Por Manuel Rodríguez Cuadros

El próximo 20 de marzo el gobierno del Perú presentará su Memoria ante la Corte Internacional de Justicia. Se dará, así, inicio al procedimiento escrito del juicio. El objeto de la Memoria, conforme al estatuto de la Corte y las normas de procedimiento, es desarrollar los fundamentos jurídicos y exhibir las pruebas que sustentan la demanda peruana. La presentación de la Memoria se reduce, simplemente, al acto material de entrega del texto al Greffier (Secretario) de la Corte, en un original, una copia certificada y aproximadamente 123 copias simples.
El secretario correrá traslado del texto a la parte demandada, a los jueces de la Corte y a los estados miembros. La memoria se hará pública, junto con todos los otros documentos que comporta el procedimiento escrito, al momento de iniciarse la fase oral del juicio.
Conforme a los precedentes y a las normas procesales la Memoria debe contener, en primer lugar, el desarrollo de los fundamentos jurídicos y de hecho que sustentan la demanda del Perú; en segundo lugar -y esto es quizás lo más importante - precisar sus conclusiones, que deben detallar las pretensiones peruanas, señalando de manera precisa y específica las decisiones que el Perú solicita que la Corte adopte en su sentencia. Finalmente, la Memoria debe contener los anexos documentales y cartográficos que se presenten como pruebas.
En el fondo, la demanda debe demostrar -y de esto dependerá la posibilidad del éxito- que no existe una obligación internacional que haya trazado el límite marítimo entre los dos países, ni a través de tratados, ni de la costumbre, ni de una supuesta aquiescencia derivada de la conducta de las partes. Si la Memoria fundamenta bien este hecho cierto y en el juicio se logra que la Corte adopte este criterio, el juicio se habrá ganado. Demostrada la inexistencia de esa obligación, la Corte -conforme a su jurisprudencia uniforme- fallará estableciendo un límite que asegure la equidad de resultados, en este caso normalmente a través de una línea equidistante.
En sus conclusiones la Memoria debería pedir a la Corte:
1. Que se establezca el límite para el mar territorial conforme a la norma “equidistancia-circunstancias especiales”, que en la materia debe ser una línea equidistante.
2. Que para la plataforma continental y la zona económica exclusiva se trace el límite marítimo aplicando la norma “principios equitativos-circunstancias pertinentes, que en la especie debe hacerse a través de una línea equidistante.
3. Que la Corte defina que el punto de inicio del límite marítimo es el denominado “Concordia”, es decir aquél en el que converge el territorio con el mar, conforme a lo establecido en el Tratado de 1929 y sus instrumentos de ejecución.
4. Que la pretensión de Chile de considerar alta mar el espacio marítimo de 28,471.86 Km2, ubicado fuera de su jurisdicción marítima, es ilícita conforme al derecho internacional y que, consecuentemente, dicha área es parte del espacio oceánico en el que el Perú ejerce soberanía y jurisdicción hasta las 200 millas.
Esta es la tarea del actual y del futuro equipo jurídico, del actual y del futuro gobierno. Es la tarea, en realidad, ya no de los gobiernos, sino del Estado peruano en el manejo responsable de los intereses nacionales permanentes.

domingo, 15 de marzo de 2009

El útero de Marita

A raíz de una columna en la que recordé el paso del difunto Guillermo Thorndike por el diario “Página libre”, una fuente del todo creíble, que fue testigo ocular de todo ese episodio del más puro alanismo gansteril, me corrige y me añade un anecdotario de lo más decidor.
En primer lugar, me equivoqué al decir que la suite que Alan García le alquiló a Thorndike en el hotel Crillón estuvo destinada a domiciliar allí la dirección de “Página libre”.
Mi fuente me aclara que ese alquiler, prodigado en efecto por García desde la presidencia de la República y con la plata negra que siempre lo ha asistido, tuvo como objetivo el que Thorndike sintiera la comodidad necesaria -y los consumos adecuados- para perpetrar el libro “La revolución imposible”, un encargo palaciego que el periodista cumplió con el tesón que le ponía también a sus creaciones pre-pagadas.
“La revolución imposible” describía un falso intento de golpe de Estado que la Fuerza Aérea habría urdido en contra de García. La anécdota que permitía la elefantiásica especulación de Thorndike consistió en que un día varios aviones de guerra sobrevolaron a baja altura parte de Lima, incluyendo en su itinerario las proximidades de la casa de gobierno.
Aterrorizado, García llamó a Mantilla, quien llamó al Ejército. Se pusieron baterías antiaéreas en las azoteas de Palacio y García se paseaba con un chaleco blindado dando órdenes extrañas mientras Mantilla, embutido en otro chaleco, experimentaba ser, por un momento, el asistente de un Allende imaginario.
A partir de esas vanas alharacas, Thorndike inventó una conspiración castrense destinada a “matar a un líder del Tercer Mundo” y retrató a García con los mejores colores que de su pluma podían salir. Y la verdad es que su talento podía hacer que la noche pareciera día, el rojo un azulino de mar y García todo un valiente.
Mi fuente me aclara que en las elecciones de 1990 la primera apuesta de García y de su prontuariado entorno fue Alfonso Barrantes. “Página libre” se inventó en la sede de la presidencia de la República para apoyar originalmente al líder de Izquierda Unida. Eso explica por qué el periódico pudo convocar, en su primera fase, a gente como Víctor Hurtado, Eloy Jáuregui, Mirko Lauer y hasta Edmundo Beteta -el actual candidato a contralor-, subjefe de la sección de Economía.
Era un diario a todo meter que se hacía con los dineros turbios que años más tarde explicarían parte de la fortuna de García, las cuentas de Mantilla y los privilegios descarados del dólar MUC (Mercado Único de Cambios).
Para García el pánico mayor, en ese entonces, era imaginar que Vargas Llosa cumpliera su promesa de investigar a “los ladrones y bribones” que habían poblado su gobierno y saqueado la hacienda pública. No era que Barrantes lo sedujera políticamente. Era que la amistad con Barrantes le permitía pensar que un gobierno de “Frejolito” no destaparía las alcantarillas.
Cuando la candidatura de Barrantes dio muestras de enfermedad terminal, García pensó en aquel “japonesito” que, gracias a la prédica casa por casa de los evangelistas y a su discurso populista “antishock”, empezaba a despuntar en algunas encuestas.
El testigo ocular que me narra estos sucesos añade que la decisión de la famosa portada dominical “¡Fujimori 10%!” la tomó García, el verdadero amo de “Página libre”, y la ejecutó Thorndike con la sangre fría de toda la vida. Lo cierto es que, en ese momento, Fujimori no llegaba ni al 5% de intención de votos y Thorndike lo sabía porque se lo habían dicho los jefes y editores presentes aquel sábado por la noche.
La fuente que nutre esta columna me añade este párrafo delicioso que no puedo dejar de reproducir:
“Nos dimos cuenta de quién era el verdadero dueño del diario cuando, ante una eventual falta de pago y la protesta respectiva, los trabajadores decidieron enviar una delegación para que hablara con “la patronal”. Nos recogieron unos carros sin placa y con lunas polarizadas. Terminamos en el Ministerio del Interior, con Agustín Mantilla y algunos de sus asesores. Nos prometieron regularizar los pagos y nos dijeron que harían una cafetería en la azotea de la casa donde se hacía el diario, que era la casa de Pipo Thorndike, primo de Guillermo”.
Nunca se supo si Iván García, el subdirector de “Página libre”, coordinaba directamente con Hugo Otero, el asesor de prensa de García, o con el mismo presidente de la República. La que sí era segura era la consulta diaria que Thorndike hacía con García antes de aprobar la portada que se publicaría al día siguiente.
A las 6 y 30 de la tarde del 8 de abril de 1990, el día en que Vargas Llosa venció apenas a Fujimori y se vio claro que en la segunda vuelta el novelista sería arrollado, el doctor Alan García, desaforadamente feliz, se acercó al local del periódico, trepó al descanso de unas escaleras y dio un breve discurso de agradecimiento a la plantilla reunida.
Al bajar, mientras estrechaba manos y se abrazaba con quien encontrara, decía a gritos: “¡Lo cagamos, lo cagamos... Muy buen trabajo, muchachos...!”
Entre esos muchachos no sólo estaban Iván García y sus flamantes ninjas. Saludaban también eufóricos a Su Excelencia los ex presidiarios que Thorndike había llevado a “Página libre” como “fuerza de choque y seguridad”. El más contento de ellos parecía ser “Gavilán”, el delincuente que, años atrás, había matado a “Tatán”, el más célebre ladrón de nuestra historia policial, de una pundonorosa puñalada.
Más tarde, García dejó de subsidiar el diario que ya no necesitaba. A solas con el tiraje y con los compromisos financieros, Thorndike quisó prolongar la vida del periódico haciendo lo que mejor hacía: periodismo policial sin concesiones.
Su gran historia fue la de Marita Alpaca Raa, la señorita que un banquero intoxicado, funcionario del Banco de Comercio, arrojó una noche de juerga desde un piso alto del Sheraton. “Página libre” ayudaría a descubrir la desaparición del útero de Marita, birlado en las instalaciones de la Morgue Central de Lima. Ahora ya saben de dónde viene el nombre del famoso blog.
Pero ni el útero de Marita salvó a “Página libre” de su extinción. Un día dejó de salir y pocos fueron los que lo lamentaron. Había contribuido a la entronización del más podrido de los regímenes de todo el siglo XX. Había cumplido largamente su papel. Era un diario histórico.

sábado, 14 de marzo de 2009

Chasco feminista

Siempre me ha caído bien el feminismo y, sin embargo, siempre me han parecido sospechosas las feministas más recalcitrantes.
Porque esas feministas de ONG y matrícula, de subsidios holandeses y paporretas reduccionistas, suelen practicar el sectarismo que ven debajo de cada piedra ajena.
Y estas sexistas en guerra, que son quienes han convertido el maniqueismo en un método útil para no pensar, son las que acaparan los micrófonos, las tertulias y los titulares.
Conozco feministas que son femeninas y pensantes, reflexivas y hasta bellas y, en algunos casos, hasta casaderas sin remordimiento. Pero quienes dicen representar el vaginismo en lucha parecen constituir una federación de muecas. Y desde sus altoparlantes, conseguidos a punto de extorsiones más o menos “políticamente correctas”, despliegan un programa rabioso y reduccionista que empobrece y adocena a la mujer.
Es cierto que muchísimas mujeres inteligentes y valiosas ya se han dado cuenta de esta usurpación y han desertado de las filas del fundamentalismo simplón, del cuoteo automático y de la proclamada abolición de las diferencias –sí, de esas diferencias que han permitido a la humanidad multiplicarse y, muchas veces, amarse con ese amor que sólo la perfecta desigualdad puede brindar-.
Las rabietudas siguen, sin embargo, envenenándose y tratando de vengarse, probablemente, de alguna conducta desconsiderada, de algún macho miserable, de alguna infancia indeseable. Tienen legítima razón para su ira, qué duda cabe, pero lo que es difícil de soportar es que sustituyan de un modo tan fácil las sesiones de terapia por el discurso de la radicalidad.
A mí que no me vengan a convencer de las bondades del otro género. He amado a las mujeres con alguna exageración, me he rodeado siempre en mi trabajo de mujeres inteligentes –hay ventanas para la excepción, para decirlo informáticamente- y he preferido por lo general la honestidad de las mujeres antes que el darwinismo chavetero de los hombres.
Por eso decía que estoy con el feminismo, siempre y cuando no me lo grite en el oído una señorita que no se ha afeitado por la mañana.
Ahora bien, al feminismo peludo le ocurren chascos extraordinarios.
En España, por ejemplo, ha sucedido algo que ha desquiciado a las Pasionarias antifálicas.
Resulta que el 2 de agosto del 2008, en un hotel madrileño de Majadahonda, un energúmeno borracho y coqueado, un “macho madrileño” en suma, se dedicó a pegarle, en plena calle, a una señorita que era su novia. La bestia se llama Antonio Puerta y la víctima tiene el nombre de Violeta Santander.
Cuando Jesús Neira, profesor de Teoría del Estado y periodista, vio la escena del abuso, no dudó un instante en salir en defensa de la señorita Santander. Esto a pesar de la diferencia de talla y peso y la distancia de las edades, pues el abusador tiene 44 y el defensor de la dama 55 años.
Gracias a que el profesor Neira se interpuso, Violeta Santander pudo zafarse del animal que la sacudía. Segundos después, sin embargo, Neira fue derribado por detrás con un golpe de puño en la cabeza y golpeado varias veces más estando ya caído.
Hubo cuatro testigos que coincidieron en describir la viciosa cobardía de Antonio Puerta y dos cámaras, para desgracia del matón, grabaron lo sucedido.
Cuatro días después de la paliza, el profesor Neira sufrió un derrame cerebral y entró en coma profundo. Toda la prensa española lo convirtió en héroe y en víctima y los colectivos de mujeres le rindieron homenajes por haberse portado como uno de esos caballeros del viejo estilo.
Neira estuvo más de dos meses en coma, al borde de la muerte, y su agresor fue a parar, desde luego, a la cárcel por intento de homicidio.
Lo que sucedió después fue lo inesperado.
Porque resulta que la dama defendida, la dama salvada de las manos y puños de un salvaje, cobró 70,000 euros para salir en la TV a decir su verdad. Y lo que dijo fue muy sencillo: ella no se sentía maltratada, su agresor era “una bellísima persona” que reaccionó por “el síndrome de abstinencia” que padecía –aquí metió la pata porque la defensa del frustrado homicida arguyó, más bien, el exceso de alcohol y cocaína como atenuante-, y, por último, el profesor que le salvó la vida y estuvo a punto de perder la suya era más “un entrometido que un héroe”.
La televisión basura, que en España, al igual que aquí, es mayoritaria, se disputó a este encanto de mujer agradecida. Y la señorita Violeta Santander se ha paseado por los platós más pezuñentos de la península para decir “su verdad”.
Un periodista del prestigio de Luis del Val la ha llamado, a secas, “miserable”. Y “miserable” y muchas otras cosas más subidas de tono la llaman por calles y plazas de Madrid y España.
Y las que han vuelto a quedar colgadas de la brocha, sumidas en un ridículo con colores de Almodóvar, son las feministas Marta Ortiz, de la llamada Coordinadora Española para el Lobby Europeo de Mujeres, y Marisa Soleto, presidenta de la autotitulada Fundación de Mujeres.
En efecto, estas lideresas del feminismo ultravioleta no se han atrevido a condenar a la imbécil moral que se pisotea en público, aplaude a quien la amorata y reniega de quien casi muere por defenderla.
Si la imbécil moral fuera “el imbécil moral”, o sea si la zorra fuese zorro y tuviese colgajo en vez de estuche –para citar a Julio Ramón Ribeyro-, el feminismo moral de las Españas caería en picado sobre tan sabrosa carroña.
Pero como se trata de “la” y no de “el”, las organizaciones feministas españolas han pedido “que cese el circo mediático de las entrevistas a Violeta Santander” y han dicho, textualmente, que la damita en cuestión “no se da cuenta de lo que está viviendo”.
A esos extremos puede llegar el gremialismo de género. No estoy seguro de qué lecturas tienen detrás las feministas españolas que defienden a un monstruo por el solo hecho de tener un hueco por delante, pero sospecho que una de sus autoras favoritas podría ser Anne Koedt, arquitecta del famoso ensayo “The Myth of the Vaginal Orgasm”.
Koedt, a quien Mailer caricaturizó cruelmente, sostenía en esas páginas que “el establecimiento del orgasmo del clítoris como un hecho normal amenaza la institución heterosexual...y de este modo la heterosexualidad será una opción, no un absoluto”.
¿Necesito decir que la señorita Koedt era una lesbiana armada hasta los dientes? Bendita sea, digo yo. Pero de allí a decir que el feminismo consiste también en rechazar el orgasmo profundo, de allí a despreciar ese orgasmo surgido no sólo del instrumento sino de la emoción y del mutuo acatamiento, de allí a decir, en suma, que cualquier manipulación clitoral, a solas o en compañía, puede sustituir a la machedumbre en ristre...eso es desconocer el propio cuerpo y negar la gloria de la concurrencia.
La señorita Koedt no sabía lo que se perdía. Las feministas españolas sí saben, en cambio, lo que hacen.

viernes, 13 de marzo de 2009

El puerto de la muerte

Ha muerto Blanca Varela y lo ha hecho de puntillas, tan discretamente como vivió. Ha muerto en el misterio que ella misma había decretado desde hace muchísimo tiempo. Ha volteado la cara hacia la pared, como ella misma presentía que debía hacerse en el momento adecuado.
Que ganara en el 2001 el premio Octavio Paz, en el 2006 el Federico García Lorca y en el 2007 el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana son hechos que confirman su universalidad y, al mismo tiempo, su exilio.
Como no podía ser de otra manera, el Perú jamás la trató con delicadeza. Y cuando en 1996 perdió a un hijo en un accidente de aviación el azar alevoso se sumó a la habitual mezquindad de esta tierra que pare poetas para maltratarlos.
Varela, como gustaba que la llamaran, jamás necesitó halagos, felizmente. Y cuando venían, generalmente de otros lados, los consideraba tan excesivos como prescindibles.
Su poesía empezó con esa piedra fundadora que es “Puerto Supe”, un poema que escribió en París y que aparecería en el libro que Octavio Paz prologó y tituló, a despecho del título original, “Ese puerto existe”.
Pero a partir de ese momento deslumbrante, de esos endecasílabos que venían de la tradición pero que daban forma a una ruptura parricida con lo viejo, a partir de esa tristeza deslumbrante, la poesía de Blanca Varela cambió en un sentido pocas veces visto en el Perú.
Porque en esta tierra de la abundancia, Blanca Varela fue afilando el silencio y aprendiendo el arte de decir apenas. Su poesía, que había empezado siendo volcán en erupción, quiso ser –y lo logró- lava esculpida dispuesta a que la interpretaran, formaciones que la rabia y la providencia forjaban sin propósito aparente.
En un excelente ensayo sobre Varela, Rossella Di Paolo recuerda a Sartre hablando de la obra escultórica de Giacometti y rescata aquella frase genial con la que el francés intenta definir la parquedad formal del artista: “Los cuerpos de Giacometti no tienen más materia que la estrictamente necesaria para prometer”.
Rossella Di Paolo emparenta las brevedades de Giacometti y Varela y, como casi siempre, acierta.
Tuve la impresión de unas rocas lanzadas desde el infierno de la magma apenas leí a Blanca Varela. Siempre supuse que su tarea era la de adelgazar su sufrimiento y castigar su escritura hasta hacerla borrosa y sugerente.
En el país de los excesos, Varela eludía las facilidades del idioma y hasta su respiración. Parecía decirnos muy poco y aun tapándose la boca. La verdad es que decía mucho callándose el tundete.
No se oye bien a Varela, que huye de las sinfonías y que apela a chirridos y disonancias. Pero en el fondo de ese estanque sucio brilla algo vivo que no quiere presentarse con una forma definida y que es, en suma, una vibración, una intuición, casi una amenaza de sentido.
Venida del surrealismo sin aceptarlo del todo, Varela goteaba lo que escribía y escondía muchas cosas y rompía muchas otras. No puedo jurarlo pero algo me dice que hacía pedazos el papel que albergase un poema que no viniese de la materia oscura.
Al fin y al cabo, estamos rodeados de materia oscura. Y esta verdad estelar estaba de algún modo en la poesía de Varela. Ella era un observatorio que declaraba la imposibilidad de descifrar el universo. Había una especie de placer en ese reconocimiento, un modo honesto de ser un ser humano despojado de sus peores arrogancias. El goce de la sabiduría destituido por el goce de la insuficiencia.
En el testimonio de la venezolana Yolanda Pantin (1996) se cita a Blanca Varela diciendo “me da miedo caer en una retórica del horror”. Lo que no hizo jamás fue caer en el horror de la retórica.
La Pantin, que grabó largas horas de conversación durante una permanencia de Varela en Caracas, recuerda que la poeta nacida en Supe declaró su admiración por Francis Bacon y “esas figuras borradas”. Esa afinidad está retratada en un solo verso que es toda una doctrina vareliana:
“De lo inexacto me alimento/ y toda el agua de los cielos es incapaz de lavar/ esta ínfima y rebelde herida de tiempo que soy...”
Ayer, esa herida ha terminado de cerrarse. Para nuestro pesar.

jueves, 12 de marzo de 2009

Fraseario de actualidad (12-3-09)

- “¡¡¡QUE EL SEÑOR GARCÍA NO SIGA TOMANDO MI NOMBRE!!!” (Dios)
- Ney Guerrero es un perro de presa.
- Las imprentas de antes andaban con pies de plomo.
- “El falo nos ilumina” (Mao Tse Tung)
- La muerte siempre parece de segunda mano.
- “Prefiero ser progre que ser podre”. (Yo)
- “¡Que viva el congresista aprista José Vargas!” (Proyecto Taboada)
- Gastón Acurio es un comedor popular.
- La mujeres que tiran la toalla es que se van a echar.
- “Ángel Ganoza está muy bien de la cabeza” (Jaime Bayly)
- Hay quienes se creen muy éticos porque tienen doble moral.
- De los fierros retorcidos salen las fortunas de los dentistas.
- “Jorge del Castillo tuvo una emotiva despedida”. (Alan García)
- En el mundo cayó el Muro de Berlín. En el Perú cayó Félix Murazzo.
- “¿La Comisión de Ética en manos del fujimorismo? ¿Y por qué yo sigo preso?” (Momón)
- ¿Y los escritores de peso pluma que nunca tuvieron pegada?
- Hay mujeres que tienen reglas muy claras.
- “El Día D fue cuando Montesinos desembarcó en mi programa”. (Nicolás Lúcar)
- Los Agois todavía dependen de un banquero.
- De tanto comer García parecerá un cero a la derecha.
- “Los trabajadores van a recibir un aumento de despidos”. (La Confiep)
- La portátil de García es inamovible.
- El destino es lo que jamás te propusiste.
- “¡Y también invadiremos el terreno de las ideas!” (Germán Cárdenas)
- La bicicleta de Valle Riestra es bicameral.
- La nostalgia es un museo construido a nuestras espaldas.
- “A los palestinos hay que aplicarles la solución final”. (Lieberman, próximo canciller israelí)
- Ricardo Letts se ha comprado su PC.
- “Estoy invadida por la emoción”. (Lima)
- Por traidor será colgado con cuerdas separadas.
- “Confianza en el anteojo, no en el ojo” (Vision Center)
- Cuidado con que la Memoria del Perú se quede en el Museo de La Haya.
- Quien le enseñó al Puma a lanzarse en carretilla fue su esposa.
- A la edad que tiene, Lucía de la Cruz debería cantar valses vieneses.
- En el Perú ni los taxis se autorregulan.
- En el espectáculo de la vida parecemos los teloneros de nosotros mismos.
- En la tragedia de Michael Jackson hay una mano negra.
- “No hay enemigos chicos” (César Acuña)
- Nakazaki se tiñe el pelo con tinta china.
- Me fascinan las mujeres que se rasgan las vestiduras.
- Los proxenetas son defensores del oficio.
- Todas las noches ensayamos para morir.
- No es que a Tito Navarro se le caiga la baba por García. Es que le pagan.
- “¿Han pedido un peritaje psiquiátrico? ¡Llamen a Giampietri, a Mantilla, a la FOES y al grupo Rodrigo Franco!” (Alan García)
- La televisión será digital pero seguirá sin tener dos dedos de frente.
- A un cuarto para las tres los relojes parecen pornográficos.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Una maxiserie

El doctor García dice que defiende al pueblo cuando, chavistamente, le ordena al Banco de Materiales no cobrar la deuda de 270,000 prestatarios morosos.
El doctor García dice que defiende al pueblo cuando, chavistamente, promulga la ley que legitima la apropiación ilícita de millones de hectáreas de terrenos privados y del Estado.
Y añade que oponerse a todo eso “es maldad”. Y grita con voz de trueno y quizá hasta con exceso de algunos químicos:
“El 90 por ciento de los peruanos sí me entiende”.
Este respetable señor, que es el Presidente del Perú, está pasando por una fase aguda de sus malestares.
Se cree, otra vez, el dueño del país, el Danton con marsellesa bamba, la reencarnación del califa Piérola.
Y está dispuesto a todo con tal de que las encuestas de alquiler y las portátiles que le organizan sus sirvientes le sigan haciendo creer que está en la cima de la popularidad y en el centro de la gloria.
“El país está con nosotros”, repite a gritos mientras obsequia lo ajeno, del mismo modo que antes dispuso de lo que no le correspondía y llegó a ser el inexplicable hombre de fortuna que es.
El doctor García llama pueblo a los traficantes de tierra que tienen carné de su partido y llama pueblo a los que no pagan sus deudas.
La verdad es que el pueblo de veras se merecería otro mentor.
Conozco a pobres que vienen de la escuela de la honestidad y del trabajo y que en ella se mantienen. Serán pobres pero tienen más dignidad que cualquier coquero de Eisha.
Y conozco a ex pobres que dejaron la pobreza trabajando de sol a sombra, pagando sus deudas, cumpliendo con el Estado, siendo serios y confiables.
El mensaje del doctor García desalienta la honradez y estimula la pillería. Es una gran convocatoria al dolo. Es la fiesta del criollismo entendido como pendejada. Es “Bailando por un sueño” pero con el doctor García haciendo de Gisela.
El sueño de las dictaduras subtropicales es que el pueblo mute a chusma y estire la mano para pedir condonaciones o para meterla en el bolsillo de otros.
Ese parece ser el sueño del doctor García.
Qué no daría porque el pueblo peruano fuera, en masa y al trote, perromuertero y ligero de normas, anómico y anémico, cuatrero e invasor, pedigüeño y agradecido.
Eso ya no sería un pueblo sino una coreografía de masas, una mancha de teloneros.
Y ese parece ser el horizonte ideal del doctor García.
En resumen, que los pobres no se merecen un abogado como el doctor García.
Los pobres quieren salarios justos, cultura del deber, un contrato social que los incluya como co-protagonistas y no como comparsa. Los pobres quieren recompensas sociales a la altura del esfuerzo.
Los pobres no quieren a García disfrazado de papá Noel.
Quieren más mercado interno para crecer, más impuestos a los mineros tóxicos para hacer más hospitales, menos corrupción en la venta de activos del Estado, más entereza para enfrentar la voracidad del vecino del sur. Quieren más economía soberana. Porque saben, además, que las dádivas los atan y comprometen.
¿Por qué el sueldo mínimo está congelado?
Porque García no puede meterse con la Confiep.
¿Por qué se incumplió con esa promesa electoral de ponerle impuestos a las sobreganancias mineras?
Porque García decidió burlarse de la gente común para servir a quienes les debía el triunfo, las finanzas y el extenso y por ahora innombrable patrimonio personal.
¿Por qué se permite la tercerización ilegal y los contratos basura en el plano laboral?
Porque García tiene un pacto de hierro con “el sistema”, entendiendo por “el sistema” lo que Fujimori impuso a la fuerza mientras se producía el saqueo del país.
¿Por qué el apuro en gastar ahora que no hay Contralor, cargo para el que se propuso, primero, a una mitómana y, después, a un funcionario virtualmente chileno y subalterno del ministro de Economía, a quien tendría que fiscalizar?
Porque, sencillamente, los tiempos de la demagogia y los arranchones en bóveda han regresado.
Y por todo eso es necesario que García aliente el parasitismo popular.
Para que los vítores de los incautos acallen las voces de la oposición.
Lo que no saben esos condonados y esos regalados es que son los extras de una vieja película.
Y en esa película, hoy repuesta por enésima vez, los regalados se quedan en los cerros robados, en las lejanías sustraídas, mientras que los condonados siguen esperando la reconstrucción de sus ciudades.
Más que película, es una maxiserie.