Fidel Castro tiene esperanzas en que Barak Obama cambie su política hacia Cuba. De pronto ignora que el voto hispano que ha impulsado a Obama al triunfo en Florida -con menos de dos puntos porcentuales de diferencia- es el voto conservador viajado de Cuba a Miami y que ya ha producido dos generaciones de lo que Castro suele llamar, muchas veces con legítimo desprecio, “gusanos”.
Esa hipoteca no es basura precisamente. Y nadie puede hallar entre el follaje crecido de la oratoria “poética” del nuevo presidente de los Estados Unidos ningún compromiso de cambiar, por ejemplo, la naturaleza del embargo que pesa sobre Cuba.
A lo que estaría dispuesto Obama es a negociar un levantamiento del embargo a cambio de algunas concesiones libertarias en Cuba, algo que los dirigentes de la isla no están dispuestos a negociar porque saben que se les va la vida -la frase podría ser tomada literalmente- en un asunto como este.
De modo que debo suponer que el contento de Castro nace del hecho de que John McCain ha sido relativamente rechazado por el electorado norteamericano -aunque 56 millones de votos tampoco son desdeñables-. Castro está convencido de que McCain habría devuelto al mundo a los tiempos de la guerra fría y que con Obama un capítulo de diversos entendimientos se abre, promisoriamente, a la agenda global.
Es probable que el líder cubano, más o menos encerrado en su búnker habanero, ignore también que no es que McCain pudiese habernos regresado a la confrontación. Es que estamos en plena confrontación.
Lo dice la “paz romana” que abruma a Bagdad, que se quiebra en Kabul con miles de muertos civiles, lo dice la tensión que enfrenta a rusos y georgianos con el pretexto de las Osetias, que pone a la OTAN de cabecera de playa de la política de Washington, que amenaza a Irán por querer tener lo que Israel posee por docenas, que se precipita sobre Gaza con ruido de metralla aérea y convicción de impunidad.
Creeré en Obama si se enfrenta diplomática y moralmente a Israel y le impone una agenda pacifista en nombre de los intereses mundiales. En ese momento me tragaré al sapo de la fábula, me quitaré el sombrero que no uso y haré de mi retractación un espectáculo.
Creeré en Obama si le ordena a la CIA que cese su intervención en Bolivia, sus provocaciones en Venezuela, que cierre sus sucias cárceles internacionales en donde se depositan presos sin nombre a quienes se les tortura en nombre, precisamente, de la libertad amenazada.
Creeré en Obama si admite que la frase “el eje del mal” fue un invento de la arterioesclerosis reaganeana y una fenicia conveniencia para la Halliburton.
Creeré en Obama si, después de retirar sus tropas antes de los 16 primeros meses de su administración, le pide perdón al pueblo iraquí por las atrocidades que debió sufrir a partir de una mentira descomunal y de unas armas de destrucción masiva que la CIA inventó trucando fotos satelitales y repitiendo la mentira en cadencia nazi.
Lo que pasa es que ayer mismo el señor Obama llamó a McCain “un gran patriota” y hoy por la mañana el señor Colin Powell -el farsante secretario de Estado que expuso ante la ONU las razones por las que Irak debía ser exterminado como país autónomo- ya se había presentado como asesor de Barak Obama. ¿Así se entiende el cambio o es que el color de la piel de Colin Powell es suficiente hoja de vida para el señor Obama?
Creeré en Obama cuando su manejo de la crisis económica se parezca remotamente siquiera a lo que, entre vaguedades, ha llamado “un nuevo sentido de la justicia y de la distribución de la riqueza”. ¿O es que seguiremos viendo cómo el dinero público tapa los forados del hampa bancaria mientras 47 millones de norteamericanos carecen de seguro médico y otros tantos corren el riesgo de perder sus empleos o sus casas?
Obama es la enésima ilusión de un imperio que, como todo imperio, sólo aspira a durar. A los imperios no los cambia un hombre sino que los arruina la decadencia. Roma estaba muerta cuando Constantino la cambió de fe. El zarismo era un cadáver cuando los bolcheviques lo enterraron. Y los bolcheviques eran momias cuando el muro se les desplomó. Los americanos sujetos al virreinato se liberaron de lo que ya era sólo el esqueleto del imperio español.
No sé, por supuesto, cuántos años le queden al imperio norteamericano y no puedo imaginar si su fin será como el de los otomanos o como el de los persas. Lo que sí puedo decir es que no conozco un solo caso de imperio que no haya sido neutralizado o fulminado por fuerzas procedentes del exterior. Y, desde ese punto de vista, Obama es un norteamericano nacionalista que quiere rejuvenecer la fe en su país y que aspira a que el imperio se prolongue.
¿Le bastará al mundo alterado de estos años una cierta moderación, unos cuantos modales, un nuevo pragmatismo? Porque ese es el programa más radical que ofrece Barack Obama. ¿Será suficiente para un mundo en crisis de recursos y de energía? ¿Será Obama suficiente para un imperio armado como nadie y desarmado como nadie en asunto de principios y ética internacional?
Me temo que no. Me temo que la ilusión mediática ha vuelto a encandilar a la platea.
jueves, 6 de noviembre de 2008
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5 comentarios:
El pueblo estadounidenses prefirio asumir el riesgo de elegir como presidente a Barack Obama que a seguir caminando por el mismo camino trillado, costoso y tortuosos de los ultimos ocho años. Obama representa, le pese a quien le pese, innovación, frescura, empuje e ilusión. No hay nada más imparable que la encarnación de una propuesta que no se puede seguir ignorando: la ruptura con un estado de cosas en el que han prevalecido los temores, los prejuicios y la mala conciencia. Los Estados Unidos están ya en disposición de apostar por la superación del trauma ocasionado por el terrorismo ; de dejar de lado el imperialismo a los que es tan adicto, y de exportar una imagen de su nación menos antipática y rechazable que la transmitida por Bush y ahora quiere continuar McCain. Bill Clinton dijo en su discurso de la Convención de Denver que Obama estaba en el lado correcto de la historia, mas bien es Obama quien está en condiciones de impulsar a la historia hacia el lado correcto.
Querido Hildebrandt soy nuevo en tu blog. Hay un tema muy interesante que anda rodando por Internet, se trata de un video en el que se habla de que la modena que reemplazaria al Dolar (el Amero) entrarí de una forma muy brutal y que el dolar colapsaría.
El video casero lo realiza un analista economico de radio se llama Hal Turner o algo así.
Llama la atención y aunque dice un par de cosas inexacatas... no suena descabellado.
Un saludo
Barack Obama, senor Hildebrandt es mucho mas capaz y con mas huevos que usted.
Usted solo escribi huevadas todo el tiempo, quejandose de todo el mundo, especialmente USA, pero, que ha hecho usted? que ha construido?
si es tan inteligente, como es que usted no invento o creo algo nuevo? asi como Gates que invento los sistemas de computacion, hasta cuando senor Hildebrandt dejara de ser una eterna promesa?
Estoy de acuerdo en algunas observaciones de Hildebrant, pero quiero recordar esto:
- Estados Unidos es un país dominado por el poder económico y político de los judíos estadounidenses. Este país es el protector más grande de Israel, sin importar quien sea el presidente. En ese sentido Barack Obama no podrá hacer mucha diferencia en su política exterior en el medio oriente, ya lo dijo el mismo en el APEC cuando gano las elecciones primarias.
- Cuba es un país que necesita la solidaridad internacional, mas allá del tipo de gobierno que los cubanos siguen apoyando en mayoría, a pesar de lo que dicen los que buscan refugio en otros países. Obama ha ofrecido que va a permitir que los cubanos y estadounidenses puedan viajar libremente a ese país, no ha dicho que terminarán el embargo. Sin embargo existe una fuerte corriente en EEUU que pide que se termine el inhumano embargo, que es abusivo, inefectivo e injustificable.
- Las políticas intervencionistas de Bush en Venezuela y Bolivia –así como el resto del mundo- podrían disminuir o modificarse por el dialogo diplomático, así lo ha propuesto Obama. Pero hay otros factores aquí: la presión de los sectores fascistas de Latino América que siguen rogando a EEUU que invada sus países para derrocar a esos gobiernos democráticos de izquierda.
- Obama es un nacionalista en cierta forma, es algo positivo creo yo. Un país sin identidad ni amor a su nación, es un país sin alma. Sin embargo, Obama no es un imperialista, sino cree en el dialogo antes que la acción bélica al estilo del matón Bush.
- No existe el voto hispano. Los electores que hablan español en Estados Unidos no votamos "en masa" como lo plantean los medios de comunicación. No somos comunidades unidas con intereses comunes, sino divididas por razas, creencias y nacionalidades.
Por ejemplo, el voto de un estadounidense blanco de origen cubano de Miami no es el mismo de un negro cubano o puertorriqueño de Orlando, ni tampoco un indígena de origen ecuatoriano o peruano en New Jersey vota igual que un texano de San Antonio o un chicano de Los Angeles.
No es el caso de los afro estadounidenses que si han votado por Obama en un 95% estas elecciones.
- El estado de Florida que menciona Hildrebrant, ha visto un cambio demográfico en los últimos años, con migraciones de afro descendientes del noreste de EEUU, del Caribe y de Puerto Rico y de estadounidenses de origen Sur Americano y de otras regiones. Los cubanos de Florida son en mayoría anglohablantes y no hispanos y los jóvenes no votan igual que sus amargados abuelos, que perdieron sus privilegios con Castro.
- Finalmente, Barack Obama no ha prometido corregir todos los errores de Estados Unidos dentro y fuera de este país. Lo que propone es comenzar el cambio, dejando los errores del pasado. Tengo confianza que así lo hará.
Pero no esperemos que Obama se enfrente a los sectores conservadores radicales del imperio estadounidense. La trayectoria de Obama es de un político moderado, pragmático, centrado y concertador y eso es lo que necesita este país en crisis: un líder que lo inspire con respeto y prudencia.
Eso es lo que Obama ha logrado eso hasta el momento –o quizás es la decadencia de la era Bush- que ha producido la respuesta de una generación de estadounidenses que van a cambiar el panorama político de EEUU para siempre.
Pero no será tan simple: se vienen tiempos difíciles para el gobierno de Obama y lo primero que tiene que hacer es resolver la crisis económica, de vivienda, empleo y de relaciones exteriores. Todos queremos que Obama tenga éxito en su gobierno, de ello depende el futuro de EEUU y del mundo en gran parte.
Hola César, soy Laura Román, estudiante de 4o de Periodismo en la Universidad Autònoma de Barcelona. Me gustaría hacerte una entrevista y publicarla en mi blogg de periodismo cultural Larisadelaluna (en el que muchas cveces también hablo de Obama y temas relacionados). ¿Qué te parece? Si no te importaría hacerla, mándame un email a laureli_9@hotmail.com y lo comentamos. Muchísimas gracias.
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