sábado, 8 de noviembre de 2008

Grandes hazañas de Chiquita

La compañía Chiquita Brands se llama así sólo desde 1970. Antes se llamó United Fruit y se hizo muy famosa organizando matazones en las repúblicas donde cogobernaba al lado de algún macaco hispanoparlante.
En 1928, por ejemplo, unos miles de paisanos del Gabo, es decir de García Márquez, se pusieron bravos en Urabá, al norte del norteño golfo del Darién, y le plantaron cara a los sueldos bananeros, los mosquitos gordos y las jornadas de doce horas de la United. La compañía, entonces, pagó lo que debía a los que cortaban el jamón y rastrillaban los fierros y escarmentó al paisanaje digamos que por muchísimos años. Los plomos volaron el 6 de diciembre de 1928 en lo que la historia del exterminio conocería como “la masacre de la bananera”, telón de fondo y zumbido de desdichas en los relatos de García Márquez.
Muy famosa era la United Fruit cosechando sus propias piñas y sus bananos en esas extensiones más grandes que Bélgica de cada una de sus plantaciones. En 1954, para ci-tar otra de sus hazañas, mandó al coronel guatemalteco Castillo Armas a que se deshiciera del molesto presidente de Guatemala don Jacobo Arbenz, un tipejo que pensaba que Guatemala era un país, la United Fruit una empresa norteamericana y la soberanía un derecho de los pueblos.
Así que fue el coronel Carlos Castillo Armas a Ciudad de Guatemala, derrocó a Arbenz con apoyo de la aviación aceitada por la United, y le devolvió el país a sus dueños, o sea, entre otros, a Alan Dulles, que en ese entonces dobleteaba sus ingresos siendo director de la CIA y, al mismo tiempo, abogado de la United.
Neruda le hizo un poema de ira santa a la United y se han escrito muchas líneas en torno a esta empresa resuelta a usar la fuerza y a hacerlo con manifiesta frutalidad.
En fin, en 1970, harta de que la mentaran tanto y que le recordaran lo berraca que había sido, la United Fruit fue donde un notario en Ohio, donde está su casa matriz, y se cambió de nombre. Escogió un nombre de burdel chihuaheño que le vino al pelo: Chi-quita Brands. La verdad es que ese nombre se lo puso su nueva propietaria, la Zapata Corporation, una petrolera que en 1954 había fundado George Bush (el papá, no el idiota).
En fin, Chiquita Brands ha seguido sembrando y cosechando donde ha podido y donde la han dejado. Claro que no ha podido hacer todo lo que antes hacía. Por ejemplo, ordenar que a los trabajadores muertos se les enterra-ra en los plantíos para que sirvieran de abono (tal como lo contó el escritor Carlos Fallas en “Mamita Yunai”).
Lo que sí ha podido seguir haciendo es mandar a matar. Y lo ha hecho con el entusiasmo de siempre.
Lo ha hecho en Colombia, donde desde 1997 hasta el 2004 introdujo, clandestinamente, cientos de armas largas y llegó a pagarle a los bandoleros de la ultra derecha colombiana la suma de un millón con setecientos mil dólares. Con esas armas y con ese dinero las llamadas “autodefensas unidas de Colombia” asesinaron a 173 dirigentes políticos, sindicalistas y líderes comunitarios del Urabá, el ancestral territorio de la vieja United Fruit.
El asunto fue a juicio cuando Washington puso a los paramili-tares de derecha en la misma lista terro-rista donde estaban las FARC.
El 17 de septiembre del 2007, ante un juez del distrito de Columbia, Chiquita Brands, que en Colombia tenía el alias de Colombia Banadex S.A., se declaró culpable del delito “de involucrarse en transacciones con terroristas globales específicamente señalados”, frase que traducida al buen cristiano quiere decir que los directivos de la empresa sabían a quiénes financiaban y con qué propósito criminal depositaban 3 centavos por cada caja de banano en la cuenta del empresario colombiano Raúl Hasbún, quien se encargaba del reparto de la torta.
Lo increíble es que la corte norteamericana que juzgó a los directivos de Chiquita Brands los libró de la cárcel y sólo impuso a la empresa una indemnización de 25 millo-nes de dólares (no para las víctimas sino para incrementar los fondos del Departamento de Justicia). Es decir, admitió la ilegalidad de su conducta, las connotaciones siniestras de su asociación con el sicariato ultraderechista (y uribista) y la opacidad de sus cuentas, pero sólo se atrevió a “condenar” a la compañía sin individualizar responsabilidades.
¿Quiénes fueron los artífices de este fallo prodigioso?
Bueno, uno de ellos fue el abogado Eric H. Holder Jr., el jefe del equipo legal que defendió los intereses de Chiquita Brands. Holder Jr. fue adjunto del fiscal general durante el gobierno de Bill Clinton y es, hasta el momento de escribir estas líneas, uno de los más cercanos asesores del candidato demócrata y hoy presidente de los Estados Unidos, señor Barack Obama.

-------------------------------------------------------

Posdata: ayer se filtró en esta columna un horrísono homenaje al “queismo”, que es lo contrario al “dequeismo” pero tan feo como él. Eso de que “el país se enterara qué clase...” es un error que la prisa apenas puede justificar. Que mis lectores se enteren de que soy capaz de pedir disculpas.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Uno de los más activos recaudadores de fondos del candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, John McCain, es nada menos que Carl H. Lindner, el multimillonario de Cincinnati que fue denunciado por la propia justicia norteamericana por haber pagado 1,7 millones de dólares a paramilitares colombianos a fin de proteger los intereses de la corporación Chiquita, la ex United Fruit Company.

Esta otra asociación dudosa del aspirante a la Casa Blanca que usa de asesores a connotados terroristas cubanoamericanos, ofrece una indicación más sobre la política norteamericana que pudiera desarrollar en Washington una vez elegido de sucesor de George W. Bush.

Bajo la dirección de Carl H. Lindner, Chiquita-United Fruit financió y armó a las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) a pesar del hecho de que ésta fue clasificada como "organización terrorista extranjera" por el Departamento de Estado.

En 2007, la empresa norteamericana fue enjuiciada en Estados Unidos por haber financiado bajo orden de Lindner a este grupo reconocido tanto en Colombia como internacionalmente como responsable de varias masacres de sindicalistas y de campesinos.

Chiquita-United Fruit fue condenada a pagar una multa de 25 millones de dólares y las autoridades colombianas pidieron luego, sin éxito, la extradición de los responsables de estos delitos.

Los pagos de Chiquita a las AUC se extendieron durante siete años a partir de 1997. Lindner fue patrón de la firma desde 1984 hasta 2001 y se mantuvo en el consejo de administración hasta el 2002.

El oligarca de Ohio sigue controlando el 40% de Chiquita Brands a través de su empresa de inversión, la American Financial Group.

Lindner ha celebrado varios eventos de recaudación de fondos para la campaña de McCain y es considerado uno de los mayores apoyos financieros del candidato presidencial. En junio pasado, fue el organizador de un mega evento pro McCain, a 25 000 dólares el cubierto, en el exclusivo municipio de Indian Hills de Cincinnati, donde se recaudaron más de dos millones. Lindner es oficialmente miembro del Comité de campaña del candidato republicano para Ohio.

Charlie Black, un lobbyista profesional que pasó a ser Asesor político principal de McCain, ha representado a la Chiquita en Washington en varias circunstancias, desde años.

UNA LARGA SUCESION DE CRIMENES

La historia de la United Fruit en América Latina es una larga sucesión de abusos en contra de millones de trabajadores agrícolas y de conspiraciones con los gobiernos más reaccionarios del continente.

En la misma Colombia, es famosa la sanguinaria represión de una manifestación, el 6 de diciembre de 1928, requerida por la empresa norteamericana, donde se asesinaron a tiros a numerosos trabajadores.

La United Fruit tuvo de abogado a Allen Dulles, quien fue director de la CIA y organizó, en Guatemala, en 1954, el criminal golpe de estado contra el gobierno progresista de Jacobo Arbenz.

En Cuba, la Revolución puso fin el Primero de enero de 1960 a las actividades de la United Fruit que controlaba en gran parte la producción de azúcar. Anunciada en un acto público por el líder de la Revolución, Fidel Castro, la decisión fue aclamada por el pueblo con un inmenso clamor de alegría. Tan mala era la fama en la Isla de la multinacional yanqui.

En 1969, la empresa fue adquirida por una corporación amiga de George Bush padre. Cambió luego su razón social a Chiquita Brands.

Históricamente, la injerencia de la United Fruit en distintos países fue tan grande que por ser una comercializadora de plátano, fue el origen de la formula "república bananera" para designar a países sometidos al control de multinacionales y del gobierno de Washington.

Al punto que en la novela Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, la United Fruit es identificada con la negación de los derechos del trabajador y la corrupción de los políticos.

La mala reputación de la United Fruits se mantiene hasta hoy. Las empresas asociadas a la Chiquita Brands obstaculizan en sus plantaciones la presencia de sindicatos, utilizan pesticidas prohibidos en numeroso países del mundo y, en Colombia, los barcos que usa la firma han sido sospechosos de colusión con los carteles del narcotráfico.

Anónimo dijo...

las disculpas no se piden, se ofrecen.

El Braca dijo...

Un par de cosas, al margen de alguna conjuncion mal usada, aldito m. tiene informacion muy interesante que complementa muchas veces los articulos de Hildebrandt, pero no seria mejor que nos invites a tu propio blog Aldito? (espero que no seas Aldo Mariategui). Y para Anonimo, porque no nos "ofreces" un nombre?
Saludos.

Anónimo dijo...

Ahora resulta que Uribe es el bananero de Colombia. Yo sólo digo algo: FARC y AUC son la misma porquería.

Jajaj Chiquita suena raro... sobre todo como me desternillo de risa al ver a los gringos retorcer los labios ante un vocablo de puro sabor español... pero bueno, me ha dado usted un buen material para caricaturas políticas.

Pero por eso mismo, es terriblemente macabro y crudo lo que hace el poder del dinero en nombre de jugosas frutas. Éste es pues, y no otro el auténtico fruto prohibido, y no hace falta saber que ofidio te lo está ofertando.

He visto su página y dice: "eat a CHIQUITA banana". Que suene el Ave satani, que el pelar un solo plátano cosechado y exportado por dicha entidad, le sienta a pelo.

PD: Los plomos volaron el 6 de diciembre de 1928 en lo que la historia del exterminio conocería como “la masacre de la bananera”, telón de fondo y zumbido de desdichas en los relatos de García Márquez.

Por esa razón el Gabo no se convirtió al rey mago venido de oriente, léase Fukuyama. Un hombre de su talla, no olvida.

Anónimo dijo...

Complementando, siendo Bush papa el dueño de tanto la C.I.A, Chiquita y Banadex, estas serian parte del conglomerado de empresas basadas en latinoamerica encargadas de transportar la droga y asi financiar los "Black Projects" del gobierno secreto de EEUU. Pueden investigar sobre el caso.

Saludos

Anónimo dijo...

El Braca, el que firma como Aldito M. es un retardado mental que solo copia y pega sin citar fuente, robandose todo lo que encuentra.