Francisco Távara Córdova, presidente del Poder Judicial, está muy molesto con la jueza María Teresa Jara García.
Y ha dado orden a la Oficina de Control de la Magistratura (OCMA) para que investigue por qué esa jueza rechazó el hábeas corpus de la fiscal del miedo Luz Loayza cuando lo que debió hacer fue inhibirse dado que, según la fiscal Luz Loayza, la procuradora Sonia Medina y El Comercio y anexos, dicha jueza había favorecido, hasta en dos oportunidades, al narcotraficante rematado Fernando Zevallos.
La primera pregunta que hay que hacerse es por qué una jueza virtualmente vinculada al narcotráfico, como dice El Comercio y repite su nuevo monaguillo La República, seguía operando en el Poder Judicial. Es decir, por qué Sonia Medina, la “impecable procuradora” que alguna vez liberó a “Polaco” torciendo el derecho, recién nos habla de tan tremenda jueza. Y por qué recién la descubre para la opinión pública la doctora Luz Loayza. Y por qué El Comercio recién la nombra, cuando los actos impropios de la jueza Jara García se habrían perpetrado en los años 2004 y 2005.
¿O sea que, desde el 2004, teníamos a una jueza protectora de Zevallos ensuciando la judicatura?
¿Y recién es que la OCMA va a poner las cosas en su sitio?
Lo que pasa es que hay muchas cosas que El Comercio y su nueva conquista, o sea La República, no le dicen a la gente.
Y lo primero que deberían decirle estos diarios a sus muchos lectores es que la supuesta narcojueza Jara García sería ahora una heroína si hubiera amparado el hábeas corpus que Luz Loayza presentó en contra de la Junta Suprema de Fiscales.
¿O se imaginan a El Comercio poniendo el siguiente título?:
“Jueza que favoreció a Zevallos le da la razón a fiscal Loayza”.
No, ¿verdad? Si eso hubiese ocurrido, El Comercio y el Chichón que le ha salido en la cabeza, habrían dicho:
“Poder Judicial respalda a fiscal Loayza”
“Ejemplar resolución de jueza Jara García”
Porque así es el negocio de los socios de América TV: demostrarle a todo el mundo que el Poder Judicial es una sayonara en la arena de Totoritas. Y demostrar que el tal Francisco Távara es un pelele.
Ahora bien, a Francisco Távara lo tienen cogido del cuello, por decirlo con alguna elegancia: eso es verdad.
Y eso estaría muy bien si el propósito de esa prensa fuese la justicia y no el canje bajo la mesa. Porque Távara está, según todos los abogados consultados, incurso en el delito de peculado de uso por haber hecho uso privado y hamaquero y probablemente sensualón de la casa de playa del corrupto general fujimorista César Saucedo. Sí, señor. Távara hizo que una camioneta del Poder Judicial cargara muebles y vituallas, sombrillas y menaje de cocina, y se dio la gran gozada en una casa que había sido entregada al Poder Judicial para su uso institucional pero no para su uso privado y en truza.
Y como Távara habría cometido el delito de peculado de uso, entonces es fácil que la mafia mediática le proponga que ya no hablarán más de su caso si es que decapita a la jueza que se atrevió a rechazar el hábeas corpus de la fiscal y formal allegada a la DEA Luz Loayza. Porque la DEA es tan importante que hasta es posible que Sonia Medina soltara alguna vez a “Polaco” por sugerencia de ese organismo. Eso es lo que se comenta en círculos judiciales.
Lo que cuenta, en el fondo, es que El Comercio y su combo demuestren la inmensidad de su poder y que, además, nadie se meta con una informante de la DEA tan encumbrada como Luz Loayza. Y si el presidente del Poder Judicial tiene un rabo de paja tamaño familiar, mejor. Porque así se pueden negociar silencios, embestidas, declaraciones y órdenes para la OCMA.
Y órdenes para el siguiente nivel procesal, porque está claro que con este escándalo, y con las declaraciones invasivas de Távara, lo que hará la Corte Superior correspondiente será amparar el hábeas corpus y asestar otro golpe a quien El Comercio y su matancera consideran la enemiga pública número uno del Perú, es decir la Fiscal de la Nación Adelaida Bolívar. ¿Y por qué enemiga pública? Lo repito: porque, entre otras cosas, se negó a autorizar un operativo por el cual la DEA pretendía producir 25 kilos de cocaína para ser “sembrados” en un operativo-trampa.
Y porque no ha querido ser la Natacha de El Comercio. Y porque se le puso brava a Rospi, el yerro del hortelano.
Que para esa campaña de asesinato moral El Comercio y sus ácaros se sirvan de un Távara acogotado es lo de menos: todo vale en esta batalla en la que una mafia de la comunicación necesita demostrar que aquí, en esta chacra llamada Perú, manda ella. Igual que en la época de Billinghurst.
Y otra cosa que El Comercio y su chavito deberían de hacer es contarle la verdad a su público en relación a los dos descuartizados hallados en Puente Piedra.
Fuentes policiales soberanas, al margen de la planilla de la DEA, tienen el cuadro completo de la situación: Jack Lester Reátegui y Johnny Linares Pérez eran narcos abastecedores de “camellos”; la DEA los reclutó para que siguieran siendo narcos y para que dieran el soplo respecto de algunos pases importantes (de allí el incremento de las capturas en el aeropuerto); hicieron eso por un buen tiempo hasta que el jefe de su banda los descubrió y los mandó matar de un modo espantoso. Uno de estos desdichados delincuentes era primo de Oscar Benítez Linares, también informante de la DEA y acusador, en el 2004, de Fernando Zevallos. Que el narco Zevallos mande matar a un primo de alguien que ya lo acusó y que ya ayudó a condenarlo a 20 años de chirona –y que ese primo sea narco y a la vez informante de la DEA–, ¿no parece un guión de Canal 2 para su serie de las 9 p.m.? Y eso es, sin embargo, lo que insinúa El Comercio en su propósito de hacer campaña por Luz Loayza. ¿No ven? –apuntan–. ¿Y así quieren que Luz Loayza vaya a Maynas? Todo vale en esta batalla campal por el poder fáctico.
De toda esta historia sórdida, empero, fluyen algunas preguntas:
La primera es esta: ¿El asesinato de estos dos narcos e informantes de la DEA no se pudo evitar? ¿No era que la DEA protege a los suyos? ¿O es que los deja a la suerte de las fieras cuando de retiradas se trata?
La segunda: ¿Cuántas veces la DEA hizo que sus narco-agentes indujeran a camellos a llevar droga al aeropuerto para que la Dirandro, que parece estar bajo sus órdenes, se luciera y nos siguiéramos olvidando del tráfico (y consumo) de cuello y corbata, tráfico tan grande como el de Zevallos pero multiplicado por cien, tráfico gigante que nunca ha sido perseguido debidamente en el propio territorio norteamericano, tráfico inmundo en el que muchas veces ha estado metida no sólo la DEA sino, como lo prueba el caso Irán-Contras, la mismísima CIA?
La tercera: ¿Sabe el ministerio del Interior del Perú cuántos policías, cuántos miembros del ministerio público y cuántos de la judicatura trabajan para la DEA? ¿Quién supervisa a la DEA en el Perú? ¿O es que, como nos han dicho, no hay supervisión alguna?
Y la última, de tono general: ¿Hasta dónde llegará la hipocresía?
Sé que la servidumbre de la DEA dirá ahora lo que su lodazal le inspire. La verdad es que poco me importa. Esta batalla es larga y no seré yo quien la abandone.
sábado, 16 de febrero de 2008
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1 comentario:
El auge de la violencia de las narcobandas en el Peru no es un inventos de los medios de comunicacion ni del gobierno ni de la DEA. Como acabamos de ver los narcos mexicanos que estan invadiendonos son capaces de poner un coche bomba en pleno D.F. de ciudad de Mexico. Eso es lo que nos espera, y nuestra policia no esta capacitada ni tiene los recursos para hacerle frente. Que tiene de malo que la DEA actue en el Peru, como lo hace en Colombia o en Mexico. El narcotrafico es un enemigo tan o mas sanguinario que Sendero e igual de subversivo y antidemocratico. Y de igual manera no tal vez no haya mas remedio que recurrir a la guerra sucia para derrotarlo.
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