jueves, 2 de julio de 2009

¿Es el periodismo una ciencia? ¿Existen las ciencias de la comunicación?

¿Es el periodismo una ciencia? ¿Existen las ciencias de la comunicación?
Creo firmemente que no.
Entonces, ¿es que el periodismo es un arte de bohemios trashumantes, un oficio que linda con el repentismo, la inspiración y muchas veces el alcohol?
Creo enérgicamente que tampoco.
Ni ciencia exacta ni oficio de cachueleros, el periodismo es un arte y una ética. Es el arte de ser éticos. Es también un modo de vivir y una manera de entender la relación que hay entre belleza y verdad. Y es una manera de percibir que la mayor obra del arte humano es la justicia.
Sí. Porque la justicia es bella y la injusticia contrahecha. Y la verdad es lozana y la mentira supura, de igual modo que la cultura acoge lo mejor de nosotros y la barbarie demanda nuestros más primitivos apetitos.
¿Por qué vengo a esta sala a hablarles de estos asuntos, al parecer tan lejanos del menester periodístico?
Porque siempre he creído que la prensa que no piensa en sus raíces ni en el linaje de sus valores está destinada a ser no sólo efímera sino intrascendente.
¿Valores? ¿Tiene algún sentido hablar de valores en un mundo que casi se jacta de no tenerlos?
Pues tiene más sentido que nunca.
Porque si la prensa se suma a ese pragmatismo sin escrúpulos que a nadie rinde cuenta, perderá toda importancia y será al final lo que muchos quieren que sea: el espectáculo del entretenimiento y el entretenimiento del espectáculo.
La crisis mundial que atravesamos ha estallado precisamente por la derrota de los valores y el éxito, socialmente estimulado, de la codicia y el cinismo.
Lo que muchos no quieren admitir es que Wall Street cayó después de la caída de aquellos valores que hicieron posibles las revoluciones industrial, tecnológica e informática.
Antes que Citigroup se desplomara, la codicia le había ganado el pulso a la mesura. Antes que la General Motors mendigara cientos de miles de millones de dólares, la usura se había declarado mandataria global. Y mucho antes de que Bernard Maddoff estafara por miles de millones, la especulación se había impuesto a la creación de riqueza y el frenesí del dinero fácil había derrotado a la ética del bien común.
De modo que la crisis que hoy empobrece a todos es, primero y fundamentalmente, una crisis de la ética, una colosal derrota de aquellos valores que la mayoría ni nombra ni aprecia y que son, sin embargo, aquellos que permitieron buena parte de la civilización a la que pertenecemos.
Esos valores se pueden abreviar en uno solo. Y ese valor es el de la empatía, piedra de toque de la vida en común, esencia de la tolerancia. La empatía es, como todos ustedes saben, la capacidad de pensar en el otro, la generosidad de imaginar sus afectos, sus intereses y sus necesidades.
Dejamos de ser simios el día en que la empatía se instaló entre nosotros. Abandonamos el canibalismo, la horda sanguinaria, la tribu endogámica cuando adquirimos el valor de la empatía.
Pues bien, vivimos actualmente en un mundo en el que el sistema de las corporaciones y la lógica de la ganancia a cualquier costo han hecho todo lo posible por desterrar la empatía y por devolvernos a la atmósfera primitiva del egoísmo entendido como religión y emparentado, si fuera necesario, con el crimen.
Estos ladrones que fungían de banqueros, estos financistas que en realidad eran asaltantes, estos ejecutivos que escondían su identidad parásita, estos petroleros que quieren comprar selvas para anegarlas de tóxicos, estos mineros que apetecen tanto los bosques peruanos como las tundras de Alaska, todo este ejército de depredadores, ¿qué tienen en común?
Tienen en común haber borrado la palabra empatía de su vocabulario. Y tienen en común haber lanzado por la borda, como si fuera lastre, la delicadeza de sentirse parte de la humanidad e inquilino fugaz de este raro planeta.
El actual es un sistema internacional que necesita la abolición de los más elementales valores comunitarios. Mientras más aislados nos sintamos, mejor para el sistema. Mientras menos prójimos nos sintamos, más regocijo para quienes gobiernan el mundo. Mientras más anacrónica nos parezca la palabra ética, mejor para ellos. Mientras más ridículos nos sintamos si hablamos de valores, el triunfo es sólo de ellos.
De modo que no nos dejemos engañar. Esta crisis no es de hipotecas basura ni de Estados laxos que no regularon y ni siquiera de un exceso en las expectativas del crecimiento. Esta crisis es ética y fue labrada por el cinismo triunfante. Es el fin de la historia no en la versión de Francis Fukuyama sino en la de Eliot Ness en el Chicago de los 30.
Ahora bien, si esta crisis global, que duplicará el número de pobres, viene del descrédito de la virtud y de la buena reputación del egoísmo, ¿qué papel ha jugado la prensa en todo este fenómeno?
Es triste decirlo, pero la prensa, en general, ha sido el furgón de cola de este tren que terminó en el abismo.
¿Cuántos grandes periódicos del mundo censuraron la reinstauración del capitalismo salvaje impuesto por la señora Thatcher y el señor Reagan, dos viejos sirvientes del conservadurismo armado y homicida?
¿Cuántos periodistas de fama internacional le dijeron al público que ese capitalismo salvaje lo que quería era, precisamente, abolir toda ética social y entronizar los antivalores que ayudaran a acabar con los sindicatos y la resistencia?
Y cuando el cinismo dejó de ser sólo un proyecto exitoso que destruyó el Estado del bienestar y se convirtió en la guerra farsante que asoló Irak y hoy demuele Afganistán, ¿cuántos periodistas de renombre mundial nos dijeron que en Irak no había armas de destrucción masiva o que en Afganistán el cultivo de amapolas creció desde su ocupación por tropas extranjeras?
¿Y cuántos diarios o televisiones del Perú nos dijeron que el fraude delictivo de la empresa estadounidense Enron se debió a que sus auditores –los señores de Arthur Andersen- encubrían las fechorías contables que debían denunciar?
¿Qué periódico nacional nos advirtió que la crisis que padecemos iba a ser la más importante después de la de 1929? Para ser menos exigente: ¿qué periódico nos dijo que venía una crisis?
¿Lo sabían y se callaron para no “desestabilizar el sistema”? ¿O no lo sabían y entonces renunciaron al deber periodístico de obtener información privilegiada y anticipar eventos en nombre del interés público?
¿Cuántos periodistas protestaron cuando el Estado, que no tiene para pagarle sueldos decorosos a los maestros, corrió a salvar a los bancos Latino o Wiese? Sólo en el salvataje del banco Latino se invirtió la suma de 300 millones de dólares.
¿Quiénes levantaron la voz cuando el Estado peruano, representado por el ciudadano estadounidense Pedro Kuczynski, auxilió al quebrado banco Wiese con un aval de 180 millones de dólares?
Hago estas preguntas para intentar explicarles cuán urgente es, desde mi modesto punto de vista, hablar de valores. Y cuán urgente es que los periodistas jóvenes entiendan que hablar de valores no sólo no es anticuado: es futurista.
Porque el mundo de mañana tendrá que ser distinto, profundamente distinto. Y lo será también en la medida en que los periodistas jóvenes asuman su tarea pensando en el bien común, en la amplitud de los afectos, en la gracia de la empatía, en el retorno a esos valores del humanismo que nos dirigen a la cultura y a la paz.
No teman hablar de valores. No se dejen arrinconar por aquellos que les ofrecen la obediencia del pragmatismo. La objetividad –créanme- es un invento de la banca suiza. No podemos ser neutrales ante la destrucción del planeta y el asesinato espiritual de sus habitantes. Un periodismo que prescinda de la ética funcionará como mayordomía de los grandes poderes del dinero. Y un periodista que no sienta, aunque suene presuntuoso, que puede contribuir con algo a mejorar al mundo ya no será periodista sino notario –con el respeto que los notarios se merecen-.
El dilema está planteado: o socios de la humanidad y del planeta para cambiar las cosas o militantes de la resignación. Creo estar seguro de cuál va a ser vuestra elección y eso me reconforta. Buenas noches y muchas gracias.

(*) Palabras pronunciadas ayer durante la desmedida entrega de un doctorado honoris causa por la Universidad de Chiclayo.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Y lo que tambien yo diria cesar es por que sigue siendo un poder del estado tan protegido, cuando este poder que en algun momento se les dio por las grandes luchas humanitarias ganadas en beneficio de muchos pueblos, ahora su lucha es al lado de quienes en algun momento combatian siendo sus soldados y su armamento mas feroz y peligroso de combatir, entonces pasaron a ahora ser parte del problema, ya que un ciudadano comun como todos nosotros al querer informarse no se encuentra con la noticia verdadera si no mas bien maquillada, inventada, condicionada,que induce a creer lo que a ellos les paresca y el resultado de eso es por ejemplo alan garcia presidente ya que como me imajino alguien que tiene hijos que trabaja en promedio 12 horas por dia, resultado de la GLOBALIZACION DEL MODELO NEOLIBERAL impuesto en el peru gracias a fujimori no le da el tiempo para poderle haber contado a su hijo de quien era este abogadito orador(con el perdon de los honestos abogados) que metio al pais en una de su mas profundas crisis y que hasta el dia de hoy la estamos pagando,solo los medios de comunicacion en el cual las caras y voces visibles son en un 99% periodistas pudieron volver a ponernos en esta misma situacion de tenerlo como presidente no se cual fue tu postura conrespecto a esta candidatura de garcia pero creo que todos contribuyeron para que esto pasara ya que como es sabido son los jovenes cautivados por este orador los que lograron que pudiera volver como presidente que verguenza y es mas, creo que hasta los que sufrieron a este señor pensabamos que habia cambiado para bien pero fue mas nefasto que en su primer gobierno ahora como dices tu cesar tenemos que apostar a la honestidad a que prevalesca los valores y que podamos transformar esta falta de motivacion por un nuevo sueño que tratemos de alcanzar o recuperar lo que hemos perdido creo que esto es posible el peruano es muy emotivo solo hay que cultivarlo sembrar y luego podremos cosechar tiempos mejores un saludo para todos en mi PERU, abrazarlos y decirles que la unica gran salida de esta crisis es el cambio de modelo economico y de politica social si no hay un cambio tendremos que seguir sufriendo mas y creo que no nos lo merecemos fuerza para todos.

César Anglas Rabines. dijo...

Muy cierto, mi querido César (tocayo)... y quién mejor que tú, con la experiencia que tienes, para decirlo. Las ciencias de la comunicación se parecen más a un mar embravecido de noche que a un plano cuadriculado, de una sola salida. Yo creo firmemente que estas ciencias han sido denominadas así para no llamarlas arte, ya que según el imaginario popular, tiene menos nivel, por ser inasible y desordenado. Así que mejor ciencia en lugar de arte, aunque el estudiante después se dé cuenta de lo contrario. Total, ya ingresó.

Saludos!
www.comoscuentos.com

Anónimo dijo...

Nos cuestiona directamente a quienes tratamos de sobrevivir en este circo en el que hemos convertido el periodismo en el Perú.

pd. la referencia final alude a una "desmedida" entrega del honoris causa