domingo, 30 de noviembre de 2008

García aconseja a Obama

No se ha tomado en cuenta una opinión de lo más decidora emitida por el doctor Alan García en su reunión de hace tres días con la prensa extranjera.
Viene la misma en un despacho de la agencia France Presse fechado en Lima el 27 de noviembre. Me permitirán citarlo textualmente porque puede hacer historia:
“Lima, 27 Nov 2008 (AFP).- El presidente peruano Alan García estimó el jueves que el presidente electo estadounidense Barack Obama deberá evaluar su promesa electoral de retirar las tropas americanas de Irak, porque ello puede dar paso a una mayor presencia de Irán en la región”.
“En la medida que se reduzca la presencia militar de Estados Unidos en Irak, Irán tendrá una mayor vigencia e Israel se verá forzado a actuar de alguna manera, y tras Israel, Obama tendrá que actuar”, dijo García en conferencia de prensa con corresponsales extranjeros.
“Sustituir la fuerza por el diálogo es sensato e inteligente, pero tiene un aspecto que deja abierto un interrogante: cada vez que Estados Unidos se retira de un lugar (ocupado militarmente) surgen nuevos poderes regionales”, enfatizó.
“Es positivo que se reduzca la presencia militar estadounidense, es deseable, pero abre interrogantes”, reiteró el mandatario peruano.
Desde el 2005 cerca de 2,000 peruanos trabajan como mercenarios en Irak y Afganistán, contratados por compañías de seguridad estadounidenses para tareas de vigilancia en locales o zonas ligados a intereses norteamericanos, según la cancillería. Perú es percibido por observadores, junto con Colombia, como uno de los principales aliados de Washington en la región. El presidente estadounidense George Bush visitó Lima el pasado fin de semana para asistir al foro anual de APEC, durante el cual se reunió por separado con García”. (Fin del despacho).
En mi ya larga frecuentación de la política, he visto a conversos lamer a sus nuevos amos y he oído el siseo de los avergonzados y me he divertido con las acrobacias de los que renegaron de sí mismos. Pero esto que acaba de hacer el doctor Alan García amplía mi mente en torno al arte del buen servir y del mejor olvidar.
Convertido, por decisión de paje, en asesor de Obama, García le aconseja al nuevo presidente de los Estados Unidos que tenga cuidado con retirar las tropas de Irak en cierto plazo, tal como lo ha prometido, porque eso puede darle mayor protagonismo a Irán, algo que puede provocar la respuesta militar de Israel, respuesta a la que Estados Unidos -también según García- tendrá que plegarse.
¿Qué teme el doctor García, entre otras cosas? ¿Que Barack Obama cumpla una promesa electoral, así como él no cumplió con ninguna? ¿Es asesoría o es envidia? ¿Le preocupa el Medio Oriente y mira esa región con los ojos de Ariel Sharon? ¿Es también converso en ese sentido?
Parecería que, frente a García, Condoleeza Rice es ñanga y chancay de a 20 y Dick Cheney paloma mensajera en comparación con este halcón latinoamericano que se llama Alan García y que ya está pidiendo su puesto de consejero de seguridad en el gabinete Obama.
Y junto a eso está la frase que parece robada no del tren eléctrico, no de Siracusa ni de Zanatti, sino del fraseario mismo de un Fulgencio Batista. Me refiero a eso de “cada vez que Estados Unidos se retira de un lugar (ocupado militarmente), surgen nuevos poderes regionales”.
García propone entonces la ocupación crónica de las tropas yanquis y, por tanto, la solución perfecta para evitar la insidia de “los poderes regionales”. Claro, a excepción del poder regional de Israel, que sí tiene sus derechos vigentes, y del poder de alcance planetario, sustentado en el derecho de la fuerza, de los Estados Unidos.
Y, además, fíjense en las connotaciones hemisféricas que las frases del doctor García pueden tener. ¿Es Evo Morales parte de un poder regional indeseable y surgido “del retiro de los Estados Unidos” cuando cayó el régimen de “Goni” Sánchez de Losada? ¿Es casualidad que, 48 horas después del encuentro con García, Bush le quitara todas las ventajas arancelarias a la modesta capacidad exportadora de Bolivia?
¿Y es Chávez otro poder regional indeseable surgido de la deserción norteamericana cuando cayeron la Acción Democrática de Carlos Andrés Pérez (socio de García) y el COPEI de los Herrera Campins y los Caldera? Según García, a la caída de esos partidos Estados Unidos debió invadir Venezuela. Así se habría evitado este caribeño “eje del mal Venezuela-Cuba”.
¿O es que, según el caudillo del nuevo protectorado del Perú, sólo Brasil tiene derecho a ser “poder regional” en tanto es un aliado a largo plazo de los Estados Unidos?
¿Y el digno Ecuador, que acaba con la base de Manta, declara héroe nacional al espía que desapareció en Perú y bota a patadas a los ladrones de Odebrecht, en medio de qué limbo queda?
Este es, pues, el “pensamiento García” en materia de política internacional, revelado, por fin y sin tapujos, en una reunión con la prensa internacional. Se entenderá por qué Chile nos trata como nos trata, por qué Torre Tagle sirve los sanguchitos en APEC y por qué García obliga al comandante general del Ejército a la mayor humillación sufrida en democracia por las Fuerzas Armadas de este país.
Si el doctor García cree que es hora de declararse gobernador de Puerto Rico, hawaiano honorario, israelí en rebajas, comandante en jefe de la república títere de las Islas Marshall, pues que se ponga la camisa de fuerza que ya le bordaron y que se declare todo aquello y lo demás que tiene en mente.
Pero que no use el cargo de Presidente del Perú para pisotear la dignidad de un país que ha tenido entre sus hijos a un Tupac Amaru, a un Cáceres o a un González Prada.
Y me pregunto: ¿a qué acritudes le sabrá este sapo al honorable congresista Mauricio Mulder, secretario general del Apra? ¿Y a la juventud aprista, a qué le sonará la “interpretación auténtica” que del antiimperialismo hayista hace el doctor Alan García? Y al Apra, de rodillas ante este Mesías que sólo propone el calvario de la servidumbre, ¿a qué próximas reverberancias la remite la palabra traición?
No pude aceptar jamás a los comunistas por su condición de súbditos “internacionalistas” de la Unión Soviética o de la aterrorizada China de Mao. Jamás pude comprender a las derechas sin ley ni libros ni decencia de esta América enferma.
El Apra era -y debió de seguir siendo- una esperanza de construir ese centro razonable y redistribuidor que el Perú jamás ha tenido de manera institucional y como proyecto nacional incluyente.
Pero el doctor García está empeñado en acabar con el Apra, en incendiar sus bibliotecas y en abolir lo que quedaba de su doctrina. Quiere que el pragmatismo -así llama a la promiscuidad con todo lo que ruede y tintinee- y “el pensamiento García” -así debería llamar a sus agachamientos disfrazados de geopolítica-, reemplacen a lo que alguna vez fue un esfuerzo de entender, desde las clases medias educadas y reformistas, el destino del Perú.
Quiere, en resumen, que el servilismo a Washington ascienda a programa máximo en el velatorio final del Apra.
El gran Charles De Gaulle dice en sus memorias que la vejez es un naufragio. Yo no sé qué pensará el doctor García de su galopante vejez, la que es, por razones generacionales, también la mía.
Sólo quisiera que recuerde que alguna vez el general Douglas MacArthur, un hombre a quien él debe admirar, dijo que la vejez no viene con los años sino cuando se traicionan los ideales. Y añadió: “Los años arrugan la piel; renunciar a los ideales arruga el alma”.

sábado, 29 de noviembre de 2008

Tigres de papel

Una de las cosas más ridículas que se han oído en el gremio periodístico peruano –tan abundante en ridiculeces y humorismo involuntario- es lo que dijo Augusto Álvarez Rodrich en el conversatorio organizado por Ipys sobre el tema de los petroaudios.
Ya no hablemos del estilo morse que tiene el señor Álvarez Rodrich para comunicar su carencia de ideas. Ni siquiera detengámonos en esos aires teatrales de víctima que ha adoptado desde el día en que algunos colegas decidieron (decidimos) defenderlo tras su fea defenestración de la dirección de “Perú 21”.
Pero este hombre, que ignora que fue defendido por principios y no porque él sea quien es ni escriba como escribe, se la ha tomado en serio, cree que la tartamudez es una virtud adquirida en la persecución y está convencido de que la simplonería que cultiva es una suerte de sabiduría hindú. O sea que confunde a Rabindranath Tagore, a quien tiene que no haber leído, con Deepak Chopra, a quien debe conocer hasta el saqueo.
¿Qué es lo que dijo Álvarez Rodrich en el homenaje que sus patas de Ipys le montaron pero que salió cuadrado por la intervención de Mirko Lauer? Bueno, en medio del spam que habla con tanta fluidez, Álvarez Rodrich dijo que él tuvo, primero que nadie, la primicia sobre el hijo no público del doctor Alan García Pérez pero que decidió no publicarla “porque no tenía ninguna relevancia pública y ninguna importancia política”.
Bueno, señor Álvarez Rodrich. Podría usted haber dicho que no le dio la gana de publicarla y quedaba como un rey.
Podría haber usted dicho que decidió callar esa noticia del mismo modo que calló en todos los idiomas cuando Fujimori gobernaba y usted se dedicaba a hacer dinero firmando, a nombre de Apoyo Consultoría, contratos con el Fopri (Fondo de Promoción de la Inversión Privada), contratos que le reportaron a su empresa –para citar un solo ejemplo-944,000 dólares de ingresos (y era el año 1995, señor Álvarez Rodrich, cuando usted ya sabía plenamente con quiénes se juntaba, de quiénes recibía dinero y ante quiénes tenía que callar y portarse como un buen chico).
Pero Álvarez Rodrich no sólo dijo tamaña tontería. Añadió que un alto personaje del gobierno aprista actual fue a verlo y le mostró su preocupación y que él le dijo que no tenía de qué preocuparse, que él no publicaría la noticia del niño Federico Danton. Y sumó esta perla: “Entonces le dije a ese funcionario: te joderé por tus políticas pero no por cuestiones privadas”. Qué fino había resultado este señor.
Pero el asunto es que lo del niño oculto no era un asunto irrelevante. Era no sólo relevante: era éticamente decisivo para completar el dibujo de la personalidad del doctor Alan García.
Durante toda la campaña electoral del 2006 el doctor García se había mostrado como el más fotogénico cabeza de familia, como el marido más dichoso y como el ejemplo más absoluto de trasparencia personal. ¡Todo era mentira! Como lo fueron cada una de sus promesas y cada uno de sus compromisos “por el cambio responsable”.
¿Es que el señor Álvarez Rodrich entiende que en política se puede ser un farsante y que el carácter no importa y que, dentro de los muros de una casa, el político puede ser exactamente lo contrario de lo que pregona ser y el revés de lo que ha jurado siempre ser?
¿Es que dónde se pone el muro berlinés entre un hijo que se oculta y la imagen electoral que se vende? ¿Por qué en países menos bárbaros esos asuntos son importantes para el juicio del público y el futuro de los políticos?
¿Y quién es Álvarez Rodrich, por último, para legislar de modo tan sentencioso en esta materia?
Ahora ya veo por qué a este señor, que desciende del fujimorismo más lucrativo, no le interesa si lo que le regalan en un sobre postal ha sido enviado por el hampa petrolera, la banda de Los Destructores, el Copón Divino o la distinguida dama madame Putain.
O sea que cuando se trata de los petroaudios, nada importa, excepto que se publiquen. Y sin investigar, mucho mejor. Porque así se abaratan los costos. Total, se trata de un tal Químper y de Rómulo León. No se trataba de Alberto Fujimori, ni de Alberto Pandolfi, ni de Jorge Camet. Tampoco se trataba de Montesinos ni de los colinas.
Porque Álvarez Rodrich ya tiene suficientes añitos como para contarles a sus allegados qué hacía él, además de ganar mucho dinero, cuando Fujimori hacía trizas la Constitución y la decencia. ¿Puedo contestar? Pues bien, además de ganar dinero, el señor Álvarez Rodrich ganaba dinero.
Como algunos de ustedes saben, fue desde esta columna que se reveló la existencia de ese hermoso niño que el doctor Alan García quiso mantener oculto todos estos años. Lo publiqué apenas lo supe, al día siguiente de comprobarlo.
¿Y saben qué? Quien debía agradecérmelo, me lo agradeció, por teléfono, en su momento. Y me dijo que gracias a esa revelación, que Álvarez Rodrich y otros ocultaron, Federico Danton había salido de la oscuridad y del injusto anonimato.
Y en ese momento me sentí mejor todavía. Y más periodista que nunca.
Estoy dispuesto a recibir lecciones de quien esté en condiciones de darlas. No es el caso del señor que fue director de Osiptel en junio de 1993, alto funcionario de Indecopi en 1996, vicepresidente de la Comisión de Acceso al Mercado desde enero de 1999, contratista millonario en nombre de Apoyo en 1995, y renunciante al cargo de Indecopi en fecha tan tardía como mayo del 2002.
Me refiero al señor Álvarez Rodrich, por supuesto. Al señor que le gusta ser burócrata privilegiado cuando gobierna un Fujimori y periodista “temerario” cuando las papas dejan de quemar.

viernes, 28 de noviembre de 2008

País de opereta

El doctor García se franquea con la prensa extranjera. Y a esa prensa le ha dicho que sí quiere ser candidato a la presidencia en el 2016.
Pero para llegar a ese 2016 por la carretera asfaltada del modelo que al doctor García le complace, es necesario que sucedan un par de cosas:
a)Que el Apra no gane las elecciones del 2011 (porque eso sería demasiado, porque todos dirían que ese gobierno-eslabón le facilitó las cosas para el 2016 y porque, además y principalmente, al doctor García no le da la gana que ningún aprista se le acerque a menos de dos kilómetros de gloria); y
b)Que el gobierno del 2011 sea uno bien de derechas, que no toque lo hecho por el doctor García, que profundice sus conquistas de nuevo Leguía imaginario y que no desande lo que el doctor García hizo para que Dionisio Romero se pudra más que nunca en plata.
Para lograr el fracaso del Apra en el 2011, García cree ya haber incinerado a Jorge del Castillo –su enemigo mortal según la paranoia bizca que lo atormenta- y está, además, convencido de que ni Mauricio Mulder –su guardaespaldas verbal- ni Mercedes Cabanillas, a quien sólo le falta invitar a Hansel y Gretel a su casita, reúnen los requisitos para una candidatura que tenga el pleno respaldo de la Confiep y la bendición de la Casa Blanca.
Para lograr que la derecha gane en el 2011 se tiene que trabajar desde ahora. Para eso es bueno crear el clima fascista que el proyecto de ley denunciado ayer en este diario revela con pelos y señales.
Y todo será mejor todavía cuando, con ese o con cualquier otro proyecto, se logre que la persecución a la oposición de izquierdas sea abiertamente judicial y policial.
Y será imperativo que la “gran prensa” se una en el objetivo de intoxicar a la gente con el cuento que Josecito Chlimper y Pepito Graña le cuentan a los niños: que si alguien cambia este modelo, el país se viene abajo, las tierras se secarán, lloverá ácido prúsico sobre las agroexportaciones.
El fascismo como que ya se está armando y para eso es imprescindible que sigan matando policías en el Vrae. Por eso es que los envían sin las armas necesarias, sin los jefes indicados, sin la logística que reclaman a gritos. Y por eso es que se ha nombrado como ministro del Interior a un hombre que limita con el encefalograma plano y como jefe de la policía a un general que obtuvo sus galones en los grifos de la repartición.
Mientras más policías muertos, más “atmósfera ideal” para lo que García está planeando. Mientras más policías muertos, RPP entrevistará más que nunca a esa placera que iba al SIN, mintió hasta sobre la muerte de su pobre marido, recibía instrucciones de Fujimori para moverse en el Congreso y fingía ser compasiva mientras avalaba a los colinas y pedía el exterminio de la oposición. Sí, me refiero a la señora Cuculiza.
Tiene razón Humala de sospechar lo peor. Porque un nuevo Esparza Zañartu lo espía por una ventana indiscreta y porque en cualquier momento la mágica computadora del malogrado Raúl Reyes lanzará su nombre a la marquesina internacional.
García sueña con que el 2011 lo suceda alguien que no sea Lourdes Flores, que podría hacer las cosas siguiendo el mismo rumbo pero un poco mejor. Sueña con un interregno ocupado por Kouri, Keiko o Giampietri. Imagina a alguien que se preste a servir de intermedio, de entrepiso, de mezzanine. Un Roque Benavides adiestrado por la Chichi, por ejemplo. Un Julio Favre entrenado por Pestalozzi, aunque sea. Un tapadito respaldado por nuestras televisas.
Y es que García ya piensa en la historia. Y está convencido de que la historia lo valorará de modo muy distinto a lo que insinúan las cifras de las encuestas.
Pero para eso requiere que nadie toque el castillo de arena donde vive, manda y habla solo en las noches. Y por eso es imprescindible desatar una ola de infamia en contra de quienes podrían afear las calles y rehacer, sin tremendismos pero con decencia, las cosas que hay que rehacer.
García le dijo ayer a la prensa extranjera que hay “un modelo APEC” y un “modelo Atlántico”. Y que él estaba con el modelo APEC, que cree en el libre mercado y descarta el injerencismo del Estado.
¿Pero este señor ya ha ingresado a la fase delirante que tanto temíamos?
¿Le llama modelo APEC a ser dama de compañía de Washington allá y de los Vega Llona aquí?
¿No sabe que Bush y Obama están dispuestos a sumar trillones “injerencistas” del tesoro público con tal de que la gran banca -la mafia central del sistema-, salga del apuro donde se metió por seguir el juego de la avaricia estilo Chicago Boys?
¿No sabe qué cosa le han hecho Berlusconi, González o Chirac a lo que él llama, anacrónicamente, “modelo atlántico”?
¿Puede ignorar que en el modelo APEC están el Perú del fujimorismo resucitado y la Colombia de los paras y Chiquita Brands?
¿No le da vergüenza hablar del Estado como si de la lepra se tratara cuando cualquier lector de periódicos sabe que Estados Unidos es hoy, con sus subsidios agrícolas y sus megasocorros a la banca, el país más estatista del mundo? ¿Habría existido Kia o Samsung sin Estado y sin planificación en la Corea de los 60?
No hay países-Apec ni países-Atlántico. Hay países reales y países de opereta. En los países de opereta puede suceder que un presidente que se siente menos llame a una presidenta que se siente más y le dé la mar (territorial) de explicaciones en torno a unas palabras que, en privado e imaginando una invasión de tropas extranjeras (que ya padecimos), pronunció el comandante general del Ejército. En ese país de opereta y de zarzuela y de francachela con el Cabezón, el presidente que se siente con la cerviz no levantada le promete a la presidenta que se cree la Isabel II de la rotería que ese comandante general se irá a su casa inmediatamente.
Ese no es un país-APEC. Eso es apenas una republiqueta trujillana (en alusión al chivo dominicano).

jueves, 27 de noviembre de 2008

Periodismo investigable

Gracias al blog “Útero TV” acabo de ver parte del panel que el Instituto Prensa y Sociedad, ese amable bostezo burocrático, convocó para ver el asunto de los petroaudios. Y la verdad es que la intervención más inteligente salió de la cabeza, siempre ordenada, de Mirko Lauer.
Digamos que el columnista de “La República” puso las cosas en su sitio, dejó maltrechos a los que ya cantaban victoria (mismos Émile Zola), y dibujó a Álvarez Rodrich como alumno poco aprovechado de no se sabe qué profesores, y heredó en el micrófono a un Gustavo Gorriti más confuso que nunca y como nunca devorado por esas digresiones que lo sacan de curso y lo traspapelan en el laberinto gutural del fauno.
Cada vez queda más claro, entonces, lo que al principio pudo parecer una insinuación envidiosa de los que no compartieron la “primicia”: que lo de los petroaudios es al periodismo de investigación lo que un gusano es a un caballo, que el periodismo de investigación está en crisis (miren a qué charca ha llegado la señora Valenzuela), que entre el espionaje industrial y la Dircote se hace el 98 por ciento de “la investigación periodística” y que lo que la prensa arma con denuedo y rabia, con histeria y ganas de vender, viene un juez y lo desarma porque es un caso deleznable y viene un fiscal y no sabe de qué acusar porque más ha sido la bullanga que la seriedad.
Lástima que Mirko no haya hablado del señor investigador en jefe de “La República”, que no ha escrito una sola línea en relación a la absolución definitiva, decretada por la corte suprema tras quince años de peleas, del general Augusto Bellido Mora, enlodado hasta el cuello por el investigador en jefe y su combo, acusado de narcotraficante y encubridor de narcotraficantes por el investigador en jefe y la DEA y Montesinos, todos juntos y revueltos en alguna salita oval.
Porque así también ha sido, demasiadas veces, “el periodismo de investigación” de “La República”: una conversa en las oficinas de la DEA, un seguimiento de otros asumido como propio, una fama construida con sudores puercos y extranjerías que pagan por lo bajo.
Lo de los petroaudios ha sacado a la luz la crisis del aquí llamado, cómicamente, “periodismo de investigación”. Y ha puesto al descubierto un hecho que mucha gente sólo imaginaba: que los periódicos y la tele no es que construyan “investigaciones” de su cosecha sino que son la mesa de partes y, a veces, el desagüe de expedientes X dejados por empresas rivales, políticos que quieren deshacerse de un competidor, amantes despechadas, corruptos que quieren distraer con corruptelas menores a ver si pasan inadvertidas las propias, militares postergados en sus ascensos y, en extrañas ocasiones, gente decente que quiere destapar alguna inmundicia.
De modo que si los “periodistas de investigación” fueran honestos no firmarían sus encargos sino que se declararían lo que son: mensajeros, lanzaderas y, en algunas ocasiones, sórdidas meseras de un casino policial.
Cómo será de cómico el periodismo de investigación en el Perú que Fernando Ampuero ha sido durante años –hasta que tuvieron que echarlo a patadas- “jefe de la Unidad de Investigación” del diario “El Comercio”. Quienes conocen a Ampuero saben que lo único que podría investigar con diligencia y éxito sería el precio de una corbata de seda en “Harrods”. Pero es que si el director del histórico diario era Alejo Miró Quesada Cisneros, autor de ese editorial fronterizo que salía cada mañana en primera plana, ¿por qué no darle la “Unidad de Investigación” a un inimputable?
Y así ha estado el gremio de los otorongos del “cuarto joder”: cubriéndose las espaldas unos a otros, como equipo de rugby, como patota y, a ratos, como banda armada y extorsiva.
Y hablando del gremio, sería interesante saber por qué Francisco Miró Quesada Rada ha dicho en público que el lanzamiento de Álvarez Rodrich no se debió a los petroaudios sino que hubo otra causa. Y sería de lo más interesante saber por qué Álvarez Rodrich no ha querido ser entrevistado sobre su glorioso despido (¿será, como se afirma, que está esperando ser indemnizado para luego, de inmediato, enfilar sus cañones?). Y sería más que interesante –sería delicioso- confirmar que el odio de Álvarez Rodrich hacia Jorge del Castillo se debe a que alguien le dijo que fue el ex premier aprista el que construyó el expediente que circuló hace algunos meses en torno a su muy público pasado de funcionario fujimorista y contratista del Estado.
Propongo que el “periodismo de investigación” en curso investigue de verdad quién ha redactado y en qué se inspira el proyecto de ley que García y Simon han presentado al Congreso para su aprobación. Sí, me refiero al infame proyecto que, de aprobarse, facultaría a la Dircote y anexos (incluyendo en estos anexos a la Fiscalía, dada la situación que atravesamos), a cerrar empresas, asociaciones, comités, fundaciones y oenegés si es que “atentan” en contra de “la soberanía nacional”, “la seguridad del Estado”, “el orden público”, “el principio internacional de no intromisión en asuntos internos” y hasta “las buenas costumbres”.
El proyecto, presentado como urgente, es el más peligroso, fascista, imbécil y represivo de los intentos que ha habido para borrar del mapa político a la izquierda y para embestir a la prensa de verdad independiente. Y no se necesita ser de izquierda para experimentar el grado de indignación que su lectura me ha producido. El proyecto hiede al peor García, al mejor Montesinos, al más insigne “héroe” de El Frontón. Hiede a Mantilla y a Langberg y a Búfalo Pacheco.
Me imagino que Velásquez Quesquén tendrá la decencia y el instinto de posteridad de tirarlo al basurero de los servicios higiénicos.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Pensando en Gramsci

Los que odian pensar y piensan, con odio bacteriano, que las cosas deben de seguir tal como están (es decir, sin administrarle al paciente los respectivos antibióticos contestatarios), profesan un particular odio en contra de Antonio Gramsci.
Y es que Gramsci les hizo más difícil la tarea a todos los inmovilistas. Fue uno de los marxistas que más contribuyó a darle a la burguesía y a la democracia formal y despiadada donde más les podía doler: en la esencia de su poder.
Mientras muchos pensaban en acumular fuerzas, Gramsci se dedicó a pensar en el porqué era tan difícil cambiar las cosas y en lo poco que eso tenía que ver con los mítines multitudinarios, la lucha armada y los apasionamientos voluntaristas.
Y pensó siempre y siempre lo hizo en las circunstancias más hostiles. Hijo de muy pobres, víctima de una enfermedad que le impidió crecer y lo jorobó, tan frágil de salud como monumental en carácter, Gramsci fue el niño becario que se esforzó hasta conmovernos, el adolescente que tuvo que interrumpir la secundaria para trabajar, el universitario otra vez becado gracias a su talento y, por último, el constructor del Partido Comunista italiano y el profeta de un marxismo no lóbrego ni sectario que fue el que cautivó a José Carlos Mariátegui y que fue el que el marxista peruano habría adoptado si hubiese vivido durante el estalinismo de los gulags.
Curioso esto de Mariátegui y Gramsci: ambos periodistas, ambos víctimas de un hándicap físico, ambos procedentes de la pobreza, ambos magníficos prosistas, ambos de mentalidad abierta, ambos marxistas, ambos casados con bellas mujeres y ambos fundadores de sendos partidos comunistas.
Me dirán que la diferencia era que allá era Mussolini y aquí Sánchez Cerro y que allá Gramsci discutía con Palmiro Togliatti mientras que aquí Mariátegui lo hubiese tenido que hacer con Eudocio Ravines y que allá había que demoler a Croce y aquí a Sánchez y sí, todo eso es cierto. Pero también es cierto que aquí o allá el fascismo llega con los soponcios y los sustos y los desmayos y que las balas siempre son de plomo y matan sin importar el hemisferio.
Porque la verdadera aldea global fue y será la de la violencia en contra de los débiles.
El asunto es que Gramsci se tuvo que sobreponer a todo para hacer lo que hizo. Y aunque sólo vivió 46 años –once de los cuales, los últimos, los pasó en la cárcel gracias a Mussolini-, fue el que descubrió que el poder que la injusticia llama orden y el orden que necesita de la injusticia para imponerse, ese poder y ese orden, vienen del campo de las ideas, los valores, la información.
Y a todo eso llamó, en varios de sus cuadernos carcelarios, “bloque hegemónico”, es decir la red compleja que los de arriba tejen para que los del medio y los de abajo crean y no duden de que lo que están viendo es “la única realidad posible”. En esta vasta operación, claro, interviene el nacionalismo como trinchera supuestamente común, la iglesia como administración del miedo, la prensa como pedagogía de la resignación, la cultura como parte del orden que dice no representar y los intelectuales avenidos como declamación y prestigio.
Gramsci fue el primero que descubrió que era en el mundo de la comunicación donde se librarían las grandes batallas del futuro. Si no se hubiese muerto de tuberculosis el 27 de abril de 1937 y pudiese ver lo de estos tiempos, tendría que admitir que la derecha está ganando el partido por varios murdoch, un montón de mercurios, un puñado de berlusconis.
Gramsci rabiaría de ver lo que hoy se ve. Y quizá lo primero que haría sería preguntar por Bettino Craxi, el socialista ladrón tan conocido en el Perú por sus contactos del más alto nivel. Gramsci querría abofetearlo.
¿Y por qué escribo sobre Gramsci?
Porque justo ayer un prelado del Vaticano ha dicho que, en sus últimos días, sabedor de que se moría, Gramsci se reconcilió con Dios y hasta tuvo cerca una estampita de Santa Teresita del Niño Jesús.
Por supuesto que en la Fundación Antonio Gramsci han dicho que eso es una mentira.
A mí me parece una venganza tardía o, por lo menos, una versión de parte. Me gustaría preguntarle al sacerdote Luigi De Magistris, que así se llama el autor de este chisme eclesiástico, si de verdad jura por los tres pastores de Fátima que lo que dice es cierto.
Si me dice que sí, que sí jura, sabré que está mintiendo.

martes, 25 de noviembre de 2008

Morir como espectáculo

Hace unos pocos días, en Pembroke Pines, Miami, un joven universitario de 19 años llamado Abraham Biggs encendió su web-cámara, la dirigió hacia la cama donde se recostaría –había elegido la cama de su padre- y se tomó un puñado de píldoras analgésicas opiáceas mezcladas con benzodiazepina, que era lo que un psiquiatra le había recetado para lo que parecía un típico trastorno bipolar.
Horas antes, Biggs, un joven negro que parecía muy alterado por el divorcio de sus padres y los líos con su novia, había advertido en un sitio de la red que se mataría. El 13 de noviembre, en “My Space”, había colgado esta advertencia: “He cerrado un capítulo en mi vida. Mis amigos más cercanos saben exactamente de lo que estoy hablando, pero supongo que no hace falta ese último beso de despedida...”
El muchacho estudiaba en el Broward College y quería ser paramédico. Su padre enseñaba matemáticas en esa institución.
Mientras empezaba su viaje sin regreso dormitando, cientos de internautas vieron a Biggs y pudieron alertar a alguien para impedir la macabra escena. Pero no lo hicieron. Nadie hizo nada hasta unas seis horas después, cuando la policía fue llamada y acudió a la casa del muchacho y comprobó que estaba bien muerto.
El padre de Biggs, de nombre Abraham también, dijo que la gente que vio todo esto y no avisó merecía el infierno y que su hijo era un buen chico y que él no se explicaba por qué lo había hecho. Biggs padre se negó a ver el vídeo de la muerte de su hijo, que estuvo colgado durante ominosas horas en “Youtube”. La madre de Biggs Jr., que vive separada de la familia, dijo que estaba destrozada por el espectáculo de la muerte pero que, en el fondo, no estaba del todo sorprendida. “Su condición maniaco-depresiva me hacía temer siempre algo como esto”, añadió.
Según el despacho del periodista Andy Gallacher, de la BBC, hubo quienes alentaron al chico a que completara su tarea mientras lo vieron sentarse al borde de la cama y empezar a tomar las píldoras que lo matarían. La escena parecía salida de la cabeza quemada de un guionista clase C.
El muchacho consumía buenas horas de su tiempo visitando foros de la red y dejando algunos comentarios más o menos comunes sobre temas diversos. No parecían los comentarios de algún tonto ni de alguien particularmente triste o golpeado por las circunstancias hasta que, durante todo el último mes, algo hizo que Biggs se dejara rodar por la pendiente que siempre lo había tentado.
Así llegó el miércoles 19 de noviembre, el día en que Biggs colgó en un sitio de gimnastas de la Internet la frase “he terminado por odiarme y me voy a matar”. Un hipervínculo de su texto remitía a los navegantes a “Justintv”, un espacio donde los internautas retransmiten en vivo lo que están haciendo.
Por eso es que la muerte de Biggs contó con tanto público.
“Se fueron pasando la voz”, dijo Wendy Crane, agente forense del condado de Broward.
Cuando la policía entró al lugar, los cibernautas continuaban prendidos de la transmisión. Un policía tuvo que poner una chaqueta sobre la cámara para que el público de este vídeojuego con muerto veraz y sádicos en tiempo real se diera cuenta de que el show había, literalmente, terminado.
Algunos de estos espectadores, enterados a plenitud del desenlace, escribieron en la página de comentarios de “Justintv” cosas como “OMFG”, que es una manera rápida de decir “Oh, my fucking God”. Algunos, sin embargo, enviaron mensajes como “lol” o “hahahah”. Lo que quiere decir, en la taquigrafía del slang internauta, que se estaban riendo a carcajadas.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Tres pesadillas inventadas

-UNO-

El 21 de agosto de 1998 el señor Carlos Álvarez tuvo una pesadilla espantosa. Soñó que los tiempos de la dictadura se ponían más feos que nunca -el miedo se veía en todas las caras-, que la calle se ponía más dura todavía y que él terminaba en el canal del Estado contratado por un tipejo que atendía con el torso apenas cubierto por un bividí mugriento, muy al estilo del Toni Corleone, el hijo del Padrino.
En la pesadilla, un Álvarez ruin denigraba a los adversarios de la dictadura y adoptaba el abecé ideológico de un íncubo llamado Chino Maldito. Pero eso era al final.
Al comienzo, guiado por el hombre del bividí, Álvarez fue adentrándose -en la pesadilla, se entiende- en una especie de palacete de Santiago de Surco, un adefesio arquitectónico salido de la cabeza de un parchador de llantas.
-Chino Maldito va a empezar un discurso -dijo el hombre del bividí-. Tienes que oirlo para entender cómo debe ser tu nuevo programa en el canal del Estado.
En efecto, un hombre de ojos orientales y con la cara salpicada de cráteres se disponía a hablar ante un tumulto de mujeres en sostén y hombres -para redundar- en bividí.
-El Perú -dijo el hombre que se parecía a Tojo-, es un lodazal oceánico donde sólo deben de sobrevivir los anfibios, una chacra donde, gracias a Dios y el esfuerzo de todos, la mentira ya es una religión, el latrocinio un mandamiento, el asesinato un servicio postal, la falsificación un tic, Laura Pozo un vertebrado, la manopla una alhaja, la puñalada una instancia judicial y la adulación rastrera el único pasaporte que reconoceremos...
Los descamisados aplaudían a rabiar y miraban a Álvarez, que también empezaba a aplaudir.
Pero la pesadilla no terminaba allí. Seguía con Álvarez en Canal 7 burlándose de los opositores, franeleando a Chino Maldito, haciendo alusiones a la homosexualidad presunta de un combatiente de la dictadura y, en fin, convirtiendo su propio talento en un chancay de a 20 pisoteado por una barra brava.
-¡Me he convertido en una puta!- gritó Álvarez en la pesadilla.
Entonces, también en la pesadilla, un montón de putas salieron de todos los rincones y empezaron a perseguirlo tirándole piedras y zapatos con taco aguja y mazos de naipes del Tarot.
-No nos insultes, Álvarez -gritaban las putas-: nosotros somos putas por necesidad. Tú eres puta porque te da la gana.
Álvarez corría menos rápidamente de lo que debía -eso pasa en todas las pesadillas- y al fin era alcanzado por ese puterío en armas que lo descuajeringaba, lo troceaba y lo desaparecía.
Álvarez despertó sudando de ese sueño profético. Despertó porque el teléfono había timbrado. Lo llamaba un empresario de caravanas que, además, era dueño de un burdel muy famoso. La llamada era para contratarlo.
-¿Para las caravanas? -preguntó Álvarez.
Un largo silencio fue la respuesta.

-DOS-

Gustavo Mohme Llona se sobresaltó con muchas pesadillas a lo largo de su vida, pero ninguna como la de una tarde-siesta en la que soñó que un hijo suyo heredaba el periódico.
Vio a ese hijo sentado en la silla del director tomando un extraño brebaje que lo llenaba de pelos y convertía su voz de Televisa en un rugido de cachaco.
-¡Que me traigan “El Popular”! –gritaba ese hijo.
Y se lo traían. El hijo lo revisaba, se detenía en los traseros, en las ciénagas de la farándula y en las vicisitudes de la sangre de las páginas policiales.
-¿Por qué no hay una sola violación? –preguntó el hijo (en la pesadilla, por supuesto).
Quien hacía de director de “El Popular” le respondió:
-Ya sacamos la misma tres veces. Y la gente ha empezado a darse cuenta-.
-¡Carajo, búsquense otra, consíganse otra violación! -bramó el hijo de Mohme Llona.
-¿También la ponemos tres veces? -preguntó el director, que había dejado un poco de masa encefálica en aquel bar sin puertas al que acudía, puntualmente, todas las noches desde hacía 43 años.
La pesadilla continuaba cuando el hijo, al que tanto amaba, tomaba otro brebaje y recuperaba su lampiña serenidad. Así es como entraba a las oficinas de “La República”, el diario que seguía siendo, gracias a la presión de sus otros hijos y a pesar de algunos lúmpenes taurófilos, una publicación respetable.
Por esa magia un tanto maligna de los sueños, Mohme Llona pudo saber más de su hijo-director gracias a la adivinación telepática. Mohme Llona supo entonces que aquel hijo, a quien tanto le debía, era ahora socio de los Miró Quesada y que se había vuelto millonario y había hecho ricos a sus hermanos (todo lo que él soñó pero jamás pudo lograr).
Y en la pesadilla, que ya no lo parecía tanto, este hijo, mucho más prodigioso que pródigo, había logrado hacerse accionista de Canal 4 sin poner un solo centavo (gracias a la mediación de Toledo, a la generosidad de Bertini y al olvido en mancha de sus visitas al SIN para hablar con Montesinos de los problemas con Ecuador, los descubrimientos de Magallanes y la teoría cuántica de la incertidumbre).
Al final del sueño, sin embargo, una pincelada de tristeza agitó aún más al soñador Gustavo Mohme Llona. Sentado a solas en su escritorio de nuevo engreido del establecimiento, el hijito de Mohme Llona pensaba dónde podría conseguir un brebaje que le permitiera escribir y dónde un antídoto que le permitiera leer.
Mohme Llona despertó sudando copiosamente.

-TRES-

Frankenstein gritó expulsando partículas de óxido. Desde el fondo de esa garganta sopleteada y tergiversada, salió un alarido que lo despertó.
¿Lo despertó? ¿Es que ese cuerpo plagado de costurones zafios estaba despierto en algún momento?
Lo cierto es que Frankenstein creyó haberse despertado bajo el imperio del terror.
Había soñado que se convertía en Laura Pozo y que le daba un beso en la boca al asesor de Chino Maldito.
Como es de suponer, Frankenstein le temía a muy pocas cosas. Las dos más importantes eran el desamor y Laura Pozo (y ni siquiera en ese orden).
Combatía el desamor robando cadáveres con fines que no es menester precisar, pero contra Laura Pozo no tenía defensa.
La había conocido en un festival de donantes involuntarios de órganos y fue, auténticamente, horror a primera vista. Frankenstein admitió muy pronto la superioridad de ese ser que hedía sin estar, mataba sin ver, chupaba la sangre con cañita, degollaba con bufandas de seda, envenenaba el árbol del curare, prosperaba sólo en la sombra, se maquillaba con cal viva, aseguraba con pruebas que Tutankamón había sido impotente y juraba, con vídeos de respaldo, que era la amante del asesor de Chino Maldito.
Y ahora Frankenstein había soñado, después de haber visto la película Transformers, que un día amanecía de espaldas, sobre la caparazón de Laura Pozo, con la cara de roquera asesina de Laura Pozo, las casacas con lentejuelas de Laura Pozo y las argumentaciones de metralla de la mente inagotablemente criminal de Laura Pozo.
-Ay -gimió Frankenstein-. Una tuerca cayó desde su improvisada glotis.
Arrastrando los pies, fue hasta el baño. Se miró en el espejo. Hizo una gárgara de aceite de oliva, sacudió su brazo izquierdo y sacó sus abdominales al jardín, para que tomaran el sol. El día parecía encarrilarse a la normalidad y terminaría, como casi siempre, en el cementerio. Pero tuvieron que pasar muchas horas para que Frankenstein empezara a olvidar aquella pesadilla.

sábado, 22 de noviembre de 2008

Cumbres borrascosas

Algún día un historiador del escepticismo y un equipo de cínicos dotados de sendos ph.d. harán un recuento de la cantidad de citas cumbres que en este mundo han sido.
Abundarán las páginas de ese mamotreto con cumbres de todas las agendas imaginables, pero la constante serán las declaraciones en espejo, las grandes palabras rebotando en la caverna de Platón, los enormes propósitos dichos con el lenguaje de quirófano patentado en las cancillerías.
O sea que los grandes líderes siempre proclaman su voluntad de contribuir con la cooperación internacional, aliviar la condición de los pobres, liberar al comercio de trabas innecesarias, aportar al desarrollo de las naciones menos favorecidas, proponer soluciones viables a los conflictos que amenazan la paz del mundo, ampliar el frente de lucha en contra del calentamiento global y extender a todo el planeta el imperio de la ley y la supremacía de los derechos humanos.
Al final, limpiado el escenario de servilletas estrujadas, digamos que el panorama queda como sigue:
a)la cooperación internacional se reducirá al centaveo europeo y a la extorsión de las grandes firmas del poder (Banco Mundial, FMI, BID), cuando exigen la disciplina presupuestal que Estados Unidos ha roto, la balanza comercial superavitaria que los Estados Unidos olvidaron, o el programa monetario que los Estados Unidos han burlado hasta el delito de la falsificación;
b)el alivio de los pobres caerá como las migas duras de la mesa y pasará por las burocracias nativas educadas en la cleptocracia;
c)la liberación del comercio será avenida de una sola vía mientras los granjeros norteamericanos así lo quieran;
d)el aporte al desarrollo tendrá el rostro de las inversiones que cada día pagarán menos impuestos gracias al blindaje tributario que exigirán para hacernos el favor de venir;
e)la paz en el mundo se fortalecerá invadiendo y bombardeando países a gusto de los Estados Unidos e Israel;
f)la lucha en contra del calentamiento global se librará mejor negando el Protocolo de Kyoto y ayudando a que la industria automotriz de los Estados Unidos no se reconvierta y siga produciendo autos cuyos escapes apuntan directamente a la sien del ozono;
g)y el imperio de la ley y los derechos humanos conocerá de nuevas fronteras cuando Washington decide que no firmará el acuerdo sobre el Tribunal Penal Internacional y cuando autoriza a la CIA a raptar y a matar donde mejor convenga.
Porque las cumbres son, literalmente, cimas de las mismas montañas. Y esta cadena alpina, estas rocallosas, estos techos nubosos de Quingjai, contienen la misma arcilla: la de una civilización que cree que vivir es vender y comprar, y que gozar es ganar a cualquier costo. Y que está convencida, además, de que el vasto rebaño que la sigue será siempre comparsa y coro de castrados y que el planeta está dispuesto a seguir aceptando la magnitud de sus excretas.
La crisis que padecen estas economías dopadas por la idea criminalmente idiota de que no pueden parar de crecer, es una crisis de necesidad y utilidad públicas. Lo mejor sería que se acentuara y que obligara a sus dirigentes a un deber que hace décadas no cumplen: pensar.
Si los chinos pensaran como lo hicieron sus ancestros, si los europeos volvieran a pensar como hace siglos, si Obama fuera más un milagro que la continuidad mediocre que hasta ahora promete ser, ¿qué cita cumbre tendríamos?
No esta, por supuesto. No esta donde la hipocresía se sale por las ventanas y la codicia que babea firma pactos que cada uno de los firmantes tratará de incumplir.
Si la política y el pensar se reunieran de nuevo, si cierta ética volviera a inspirar a quienes dirigen el mundo, las cumbres tratarían de reinventar el concepto de la felicidad y de volver a considerar la felicidad como un derecho. Sí, exactamente: como lo pensaron los fundadores de ese país que iba a ser mejor que todos porque habría de rescatar a Atenas como inspiración y al pueblo como sabiduría del instinto. Ese país vasto, bello y republicano que hoy es rehén de sus viejos enemigos: banqueros carroñeros, corporaciones dispuestas a matar.
¿Y Mao mató a tantos para que China terminara como una maquila esteparia?
¿Y Stalin mató a tantos para que Rusia tropezara con el Chicago de los 30?
¿Y Europa es Berlusconi hurgándose la nariz en un escaño?
¿Y luego de tres millones de achicharrados Vietnam cose lo que Lacoste y Boss le mandan descosido?
¿Y si no creces cada mes ya estás en crisis?
¿Y cuando la gente va a perder sus casas porque no tiene para las hipotecas hay que auxiliar con cientos de miles de millones de dólares a los bancos que se quedarán con las casas y no a la gente que las perderá?
¿Y a esta pesadilla la llaman orden internacional?
¿Y para eso esta cumbre de Lima, ciudad que ha tapado sus huecos principales y ha barrido a sus mendigos más notorios?
El marxismo soñó con una revolución mundial protagonizada por los comunistas. Ya sabemos en qué Jaruzselsky terminó ese absolutismo puritano.
La revolución que vendrá, la inevitable, la que nadie parará, la que ni usted y yo veremos porque dimanará de una corteza cerebral mejor dotada, será la revolución de los terrícolas dispuestos a ser felices con mucho menos y ansiosos por recuperar colinas y arboledas. Pero para eso tendrán que haber lanzado a los políticos y a los economistas al cubo de la basura orgánica.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Welcome Mr. Bush

Qué bueno tenerlo por aquí, señor George W. Bush. Siempre es divertido verlo y oirlo en otros escenarios que no sean el salón oval, donde usted ha tenido que trabajar tanto para desacreditar a su país como pocos lo hicieron antes, o en la azulada salita de las conferencias de prensa de la Casa Blanca, donde usted jamás ha contestado en serio las preguntas que lo incomodaron.
Aquí, en el Perú, deberá usted sentirse como en su casa. Y si todo dependiera del doctor Alan García, ésta sería ya una extensión de su casa.
El presidente del Perú, señor Bush, no es sólo su socio. Es, como eran antes los Trujillo y los Odría, su incondicional. Así que viene usted al país de América Latina que más competencia le plantea al México de Calderón y a la Colombia de Uribe. Si usted, señor Bush, se llamara Theodore Roosevelt y usara un gran garrote, la comedia sería completa: Alan García lo recibiría disfrazado de mariscal Cáceres.
Prescindiendo del inglés del doctor García, todo será amable para usted en estas tierras que han vuelto a ser las de antes, señor Bush. Es cierto que García puede tener otros amores –los chinos, por ejemplo, ante quienes se disfraza de alfombra roja, come con palitos, habla en mandarín de mandarina, calla en idioma tibetano respecto del campo de concentración gerenteado por WalMart en que se ha convertido China-...Es cierto, decía, que hay otros amores pero le puedo asegurar que ninguno como el que le profesa al capitalismo peludo que usted representa.
El Perú, señor Bush, es, desde el punto de vista de la afinidad presidencial con los Estados Unidos, un Panamá cortado en canal, un Kuwait sin tanto petróleo pero con igual cantidad de huecos, un Irak sin haber sido bombardeado. O sea, quiero decirle, “un aliado estratégico”. Es decir, susurrando: un negro antes de Lincoln, un interrogado de Guantánamo.
Y no me refiero al pueblo peruano sino al equipo gobernante del doctor García. Es que no hay nada más radical que un anti vuelto pro ni nada más intenso que un odio que fue amor. Porque, aunque usted es un analfabeto funcional, quizá le hayan dicho, señor Bush, que el sepulto jefe de Alan García escribió alguna vez un libro titulado “El antiimperialismo y el Apra”.
Cuando el doctor García lo reciba, señor Bush, le dirá lo que aquí ha venido pregonando ante el asombro de la ciencia y las embolias de algunos economistas: que la actual crisis es una crisis de riqueza, que durará muy poco, que de ella se librarán países colonizados como el nuestro y que, tras su paso, todos las economías, empezando por la de los Estados Unidos, saldrán más fuertes y anabolizadas que antes.
Cuando usted escuche eso quizá sienta que ese fue el optimismo que le faltó a John McCain. Y es cierto: si García hubiese asesorado a McCain, McCain sería ahora el presidente electo obligado, por presión de sus financiadores, a no cumplir ninguna de sus promesas. Porque eso es exactamente lo que hizo el doctor García en esta Florida del Inca, señor Bush.
Diremos, para ser justos, que tanto usted, señor Bush, como el doctor García, son igual de mentirosos, igual de cínicos e igual de inescrupulosos. Pero si queremos ser imparciales en esto de repartir honores por vuestros talentos, tendremos que decir que sus mentiras, señor Bush, terminan en bombardeos de ciudades y asesinatos multitudinarios, mientras que las mentiras del doctor García discurren sin espoletas ni estruendo en el viejo surco colmatado de farsas de la historia peruana.
Hay otros parecidos fraternales y casi societarios entre ustedes, señor Bush. Usted ha destruido la economía de su país. El doctor García destruyó la nuestra hace 20 años y ahora aspira a hacernos ricos de la mano de ustedes, que están en quiebra técnica. Es cierto que usted es infinitamente más ignorante que el doctor García, pero digamos que, en materia de teoría económica, el doctor García casi no permite contendores.
Es cierto que el doctor García sería incapaz de decir, como usted dijo, que “es mucho más fácil triunfar con un éxito que con un fracaso”, pero, a la hora de citar a Vallejo, recitar a Calderón de la Barca, contar en inglés, dar clases de periodismo y hablar de las “altas cualidades” de su novia, el doctor García como que sigue dando la pelea.
Y en cuanto a la religión, si usted pasó, heroicamente, del alcoholismo a la obediencia de Dios, el doctor García pasó del laicismo masónico y hayista al hábito del Señor de los Milagros.
Y si usted es un líder algo apocalíptico que quiere cambiar el mapamundi a bombazos y acabar con las soberanías a punta de marines, fíjese lo que sería el doctor García si tuviera el maletín nuclear que viaja con usted: ayer, en “El Comercio”, que es un diario que vota por ustedes y bota a sus directores cuando puede, el doctor García, refiriéndose a los que critican su chilenismo de roto acholado, dijo lo siguiente: “Lo mejor que puede hacer (el Perú) es poner en una balsa a todos esos que hablan por el hígado, envidia o frustración personal y lanzarlos por el mar a que se pierdan...”
O sea que García dice lo que usted piensa pero no se atreve a decir. Es que con tal de defender a Chile, a los Estados Unidos, o a China, el doctor García es capaz de hablar como un matón que acaba de inhalar cocaína. Porque el doctor García, señor Bush, es el primer presidente auténticamente global de la historia. Mírelo bien y se dará cuenta de que hasta parece una escultura inspirada en la globalización.
Hay una diferencia a su favor, sin embargo, señor Bush. Usted ha permitido que su vice Presidente Dick Cheney robe lo que quiera. El doctor García le puede contar por qué a él le resulta tan difícil delegar. Es que las grandes faenas, los faenones, no se pueden acometer de otra manera.

jueves, 20 de noviembre de 2008

La tele y la felicidad

Los profesores de ciencias sociales John Robinson y Steve Martin, de la Universidad de Maryland, han terminado un estudio gigantesco que ha abarcado a unos 30,000 adultos monitoreados por un lapso que va desde el año 1975 al 2006.
El objetivo de la observación era establecer una relación estadística y metódicamente rigurosa entre el consumo de televisión y el grado de felicidad. Se entenderá que esta definición es muy elusiva, de modo que Robinson y Martin tuvieron que aceptar el carácter restrictivo de algunos de sus parámetros: el avance en cuanto a autorrealización personal se refiere, la sensación de haber cumplido con aquellas pocas metas emocionales que cada uno puede considerar importantes, la relación con la pareja, la unidad familiar y el diálogo con el entorno social.
El estudio, que se publicará en el número de diciembre de “Social Indicators Research”, una publicación de la famosa empresa Springer Science+Business Media, confirma lo que algunos habían intuido desde hace muchísimo tiempo: los menos felices ven más televisión (un 30% más, para ser precisos) y la caja boba opera como una auténtica adicción: brinda una pasajera sensación de bienestar y garantiza un duradero y a veces culposo malestar.
Y es que la TV aparta a sus víctimas de los placeres de la vida social y cultural, deteriora la comunicación entre los miembros de una familia, fomenta el aislamiento y construye –o ayuda a construir- una realidad paralela que es más bien un simulacro, una aproximación ideológica y, muchas veces, un sucedáneo mentiroso administrado como narcótico.
La televisión seduce sobre todo a las personas que tienen dificultades para relacionarse y se ofrece como un consuelo que, a la larga, agudizará esa sensación de soledad (soledad de a dos en muchos casos) y hará más fuerte y más alto el muro que ese sentimiento de no pertenencia a la comunidad ha levantado.
Las personas que en el estudio demostraron no sentirse felices con su matrimonio encontraron en el rito del televisor el pretexto perfecto para alejarse aún más de su pareja. Y es que el prestigio del “consumo informativo” de la TV se mantiene intacto, a pesar de que otros estudios demuestran que los noticieros televisivos están mucho más dedicados a priorizar la información de acuerdo al sello político de cada estación en lugar de brindar una mirada amplia y relativamente imparcial de lo que de veras sucede en el mundo.
El hecho de que la TV, además, se ofrezca como un medio vívido y fácil, cálido y sin otro requisito que el de entender el lenguaje en que se está emitiendo, hace que los muy jóvenes se habitúen a ella con cada vez más precocidad. Como se sabe, Giovanni Sartori, el mayor crítico de la devastación cultural producida por la TV, ha escrito varios ensayos al respecto.
¿Qué es lo que los menos infelices hacen en los tiempos de ocio que los más infelices dedican a la TV? El estudio que comentamos lo dice sin tapujos: leer periódicos, por ejemplo. Hay una relación directa entre la abstinencia de lectura y el atragantamiento de contenidos televisivos.
Después de este estudio podemos decir, a despecho de lo que maúllen algunos resignados comentaristas de TV, que lo que nació con un inmenso potencial de mejorar la educación popular se ha convertido en un obstáculo para la información y en una vía endovenosa por donde gotea el tóxico de la banalización (incluyendo la banalización del sufrimiento, la guerra como espectáculo y la imbecilidad como discurso cotidiano). En resumen, ya podemos decir que la TV es el método perfecto -el más perfecto por ser masivo como ningún otro- para alienar al hombre.
Cuando Feuerbach describió la alienación religiosa como un proceso que termina haciendo del hombre un esclavo de sus propias fantasías y cuando Marx apuntó, hablando de lo mismo, que en el capitalismo el trabajador será extrañado de sí mismo y despojado del don de crear (al que “reemplazará” el deber de servir), ninguno de los dos imaginó siquiera lo que habría de lograr la televisión en manos de quienes heredaron las hilanderías inglesas donde los proletarios y los niños que allí se extenuaban estaban condenados a ser extensiones de las máquinas.
Hoy esos infelices trabajan menos horas y el tiempo que les sobra se lo dedican a la televisión. El círculo parece haberse cerrado. El círculo de tiza caucasiano.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

¿LA NUEVA MONEDA DE LOS ESTADOS UNIDOS?



Próximamente sería lanzado al mercado la nueva moneda de los Estados Unidos, México y Canadá: el amero. Éste devaluaría al dólar al punto de hacerlo desaparecer del mercado.
Según se sabe ya se habrían acuñado millones de ameros, 800 mil de ellos se habrían enviado a la China por ser el nuevo gigante comercial del mundo.
Así informó Telemando sobre el amero.


Este tema, por su importancia, ha sido dejado de lado por la prensa peruana y por los blogs sobones comandados por sujetos cuya decencia simplemente nunca existió.

Publicación independiente. No vinculada a César Hildebrandt.

"La rata” y el ratón

Al señor Carlos Álvarez le gustaba rematarse (pero no de risa sino al contado) cuando Fujimori mandaba, Montesinos asustaba, Canal 7 pagaba y la gente decente vomitaba si encendía la tele.
Era la época en que el señor Álvarez salía en los mítines re-reeleccionistas del jefe de la banda (cruzada) que atendía en Palacio de Gobierno y en su filial de Chorrillos (o sea el SIN).
El señor Álvarez cobraba en las ventanillas de Canal 7, recibía indicaciones del guionista Bressani, del productor Montesinos y del Akira Kurosawa de los vertederos (Alberto Fujimori), y con toda esa ayudantía detrás salía a la pantalla a enlodar a la oposición, a calumniar a los díscolos y a hacerles muecas a los desafectos (a tanto el insulto y a cheque en mano la inmundicia y a letra a 30 días el kilo de saña).
Y como el señor Álvarez es muy talentoso y es muy artista –y por eso fue reclutado por la mafia que usó a Lúcar como entretenimiento y a la señora Bozzo como la bruja del 69-, claro que hacía reír y por supuesto que era eficaz en su campaña de desacreditar a la democracia y de pintar como aves de mal agüero a los que peleaban en las calles por la desinfección del país.
Se reían los televidentes con estruendo y con eco se reía Montesinos y rabiaba la oposición y cobraba Álvarez. Y hasta salía Álvarez en los mítines del autor de “La Cantuta” y otras marchas fúnebres. Salía feliz Álvarez a bailar -con la anchura de todas sus caderas de folclórica in péctore- el baile del Chino, que sabía de memoria y que llegó a ser su cortina musical, el timbre de su celular y el himno que tarareaba cada vez que pasaba por caja en Canal 7 (el pago oficial) y por Cajatambo en el SIN (las 30 piezas de plata de cada bolo).
Todo era podridamente perfecto en ese mundo del año 2000, cuando la Alemania nazi-andina que iba ser el Perú estaba dispuesta a entregarse al Tercer Reich de Fujimori. Y en ese mundo, claro, el señor Álvarez era, gracias a sus prodigios de transformista teatral, una especie de Eva Braun al servicio de la nueva Alemania (quise decir, del nuevo Perú).
Hasta con un letrero que tenía pintado el año 3000 salía Carlitos Álvarez en los mítines de Fujimori mientras competía en bamboleo de caderas con don Francisco Tudela, el Canciller de Jade. Con ese letrero que enseñaba por todo el escenario –donde la reina indiscutible era Rossy War-, Carlitos Álvarez proponía el milenio del que le pagaba en ese momento.
Años atrás, Héctor Delgado Parker, asesor de Alan García, le encomendó a Álvarez despacharse con el personaje de “Popy” Olivera. Olivera era enemigo –en tanto que cónyuge de una señora Wiese- de Alan García y para el buen Héctor era importante que Álvarez ridiculizara al máximo a Olivera poniéndole el nombre de un payaso venezolano y pintándolo siempre como un maniaco de la estupidez aniñada. Álvarez obedeció (con su cheque respectivo) y durante años “Popy” Olivera se exprimió ante cámaras.
Cuando don Baruch Ivcher era un fujimorista vestido de caqui y con galones de asimilado, Carlitos Álvarez fue el furgón de la fanfarria y el intérprete de todos los odios –de los miles de odios- que don Baruch Ivcher decidió expresar por la vía del humor (el humor de Álvarez, por supuesto).
¿Había un político faltoso? Le pedían a Álvarez que lo “destruyera” pintándolo de ladrón, borracho, idiota o degenerado (se podía escoger y había categorías no excluyentes)
¿Expulsaron a un periodista de la TV porque ya se venía el 5 de abril del 92 y había que desbrozar el terreno? Llamaban a Álvarez y él lo pintaba como mermelero, maricón, enano, drogadicto (se podía escoger, dependiendo de los ceros a la derecha que tuviera el cheque de fin de mes).
Y cuando Ivcher se peleó con Fujimori y tuvo que irse del Perú porque sus ex socios de aventura querían inmovilizarlo debajo de una losa, Álvarez preguntó al Oráculo de Delta (Mónica) a quién debía de obedecer.
Un vozarrón mandatorio que parecía venir de la prefectura onomatopéyica de Kagoshima respondió:
-¡Obedecerás, como siempre, al que pague!
Y Carlitos obedeció a la voz que le ordenaba seguir obedeciendo.
Así que, según el testimonio imborrable de Matilde Pinchi Pinchi -cronista de la cutra, corresponsal-cama adentro de las finanzas del SIN-, Carlitos Álvarez empezó a frecuentar Chorrillos y a recibir sobres de manila con papeles impresos por la Casa de la Moneda.
Cuando cayó Fujimori, el sistema anticorrupción escuchó a la Pinchi y llamó al pinche de Fujimori (o sea Montesinos) y le hizo la pregunta más imbécil de la historia:
-Señor Montesinos: ¿a quién estaban dirigidos los sobres con dinero que tenían escrito el nombre de Carlos Álvarez?
Montesinos se dio cuenta de que la cucaracha Martina, previo porro, estaba haciendo de fiscal. Así que respondió:
-A Carlos Álvarez.
-¿A Carlos Álvarez, el cómico? –le preguntaron dos abejorros asistentes.
-No– dijo Montesinos, recordando su etapa de guionista de humor teledirigido-.
Y añadió:
-Carlos Álvarez era el nombre falso de uno de los agentes del Servicio de Inteligencia.-
-¿Y otro de esos nombres falsos era Tulio Loza? –preguntó la cucaracha Martina alisándose una antena.
-Así es –respondió Montesinos mientras se cagaba de la risa.
Así que Carlitos Álvarez le debe su libertad a Vladimiro Montesinos. Bueno, le debe un montón de cosas pero podríamos decir que la libertad es la deuda más cara que el humorista deberá pagarle en serio, algún día, al co-autor de la letra de “Barrios Altos” (porque la letra con sangre entra).Por eso es que Carlitos Álvarez causa una risa convulsiva, imparable y peligrosa para el corazón cuando ahora habla de “la libertad de expresión amenazada” y cuando afirma, ante la anuencia de sus amigos de pantalla y simpatías, que cuando sale con la cara de Rómulo León, la barba de Rómulo León, la voz de Rómulo León, las frases de Rómulo León, no está aludiendo a Rómulo León.
Y la risa que produce Carlitos llega a ser ruido molesto digno de Serenazgo cuando, encima, dice que decirle rata a León no es insultarlo porque, cómo no, lo de rata lo dijo el presidente García y ya sabemos que este humorista suele ser cola del que manda y rabo del que paga.
A mí, particularmente, Rómulo León, desde un punto de vista político, me da náuseas. Pero sería indigno de mi parte decir que cuando digo que Rómulo León me da náuseas políticas no me estoy refiriendo a Rómulo León. No hay que ser rata para actuar así. Hay que ser ratón de Fujimori y Mickey de Montesinos.
Y por si acaso: esta columna sí se refiere a Carlos Álvarez, el cómico que da risa no sólo porque es brillante y hasta magistral sino por razones que él quisiera ignorar.
Porque el humor no tiene por qué ser invertebrado. Charles Chaplin se enfrentó a la industria cinematográfica y venció. Al gran Lenny Bruce le hicieron el FBI y los conservadores la vida imposible. Hasta el primer Cantinflas (en blanco y negro) llegó a ser un pelao contestatario. En relación al poder, Carlitos Álvarez, en cambio, siempre está de humor para servirlo.

martes, 18 de noviembre de 2008

“Perú 21” Q.E.P.D.

Los periódicos suelen tener agonías demoradas, muertes bostezudas, decadencias de cierta parsimonia. Pero los miembros del directorio de “El Comercio” que han tomado el poder y han raptado la voluntad de Francisco Miró Quesada Rada han querido romper todas las marcas en el feo asunto de exterminar publicaciones.
Y eso lo digo porque, en apenas un par de días, “Perú 21” ha dejado de existir y lo que cuelga en los kioscos y se ojea a la distancia es su ánima exhalada el viernes último, su almita juvenil viajando al limbo.
O sea que Pepe Graña Miró Quesada, el de Collique y mil gangas, y Milagritos Miró Quesada, que tuvo a bien separarse del honorario mapochino Emilio Rodríguez Larraín, cada uno por su lado, han ayudado a matar a “Perú 21” con la celeridad de las desgracias. Es decir, de un tiro en la nuca y, si nos atenemos a tanto colega callado y a tanta coleguita con gutapercha en la boquita, al estilo de los sicarios de Detroit: con silenciador. Que la muerte que no se nombra es más muerte todavía.
En el “Perú 21” de hoy (me refiero a la edición de ayer) no están los columnistas que sostenían el templo –con la excepción de Guillermo Giacosa, un tal Bullard -que representa a su bufete y al vicepresidente Cheney- y, felizmente todavía, “Heduardo”, que camina por la cuerda sin red de protección-. No están los columnistas que sostenían el templo pero sí se oye la turbamulta de los mercaderes, las disputas de los Polvos Rosados y los ofrecimientos de la Cachina Constructora.
De los columnistas que levantaron, junto al director, la personalidad de “Perú 21” no queda nada sino una también silenciada ceremonia del adiós. Y sin ellos, “Perú 21” es un difunto de papel caminando con decidida palidez hacia los quince mil ejemplares. Porque un periódico no es un pelotón de sucesos ni un chilcano de noticias sino una manera de ver el mundo y de compartirlo con los lectores.
Sin los columnistas que le daban matices y rabias, temperatura y variedad, coraje agregado y sorna para distintos gustos, “Perú 21” es un suma cero de boletines y titulares salidos de la fosa común de las agencias noticiosas. Ya no es un periódico, en suma, sino una nostalgia. Y el problema es que las nostalgias pueden cantarse pero no leerse.
Lo que no entiendo es por qué “El Comercio” no ha publicado en la página de obituarios, donde todos esperamos aparecer algún día para morirnos de verdad, la desaparición de tan joven y prometedor pariente.
Y lo que menos entiendo es qué necesidad tenían los secuestradores de Paco Miró Quesada Rada de deshacerse de alguien que estaba haciendo las cosas bien y que era la disonancia autocontrolada que le permitía al Grupo El Comercio, que se cree una República Aristocrática, decir que ellos eran demócratas en relaciones exteriores y democráticos en asuntos del interior.
¿Qué escollo podía significar Álvarez Rodrich en los mega proyectos del grupo (una wikipedia peruana, un nuevo diario deportivo, otro Canal de TV)? Ninguno. Al contrario, “Perú 21” les atraía un público joven, nuevo, profesional y políticamente centrista. Y les permitía hablar, con la elegancia de la nobleza (aunque sea imaginaria), de los conflictos entre generaciones, de lo difícil que resulta controlar un imperio y de que la edad de la razón amansaría a los audaces de estos días. En fin, que con Álvarez Rodrich “El Comercio” tenía hasta un arma de negociación. Ahora es como si el viejo elefante hubiese matado a su cría en un ataque de locura.
¿Por qué, de verdad, esta crisis?
Porque el dinero siempre quiere más dinero. Y se supone que algunas insolencias de “Perú 21” costaron plata en publicidad, en oportunidades, en futuras licitaciones y en lo que podría llamarse “la imagen proempresarial del Grupo”. Desde el punto de vista de la representación simbólica y de clase, “Perú 21” desentonaba con sus bluyines, sus sacos casuales y algunos de esos contenidos que nada le debieron a la casualidad.
¿Ha habido presiones para que esta automutilación del holding “El Comercio” se produzca?
Todo indica que sí. Y más que presiones brutales –que ya no son necesarias en esta época de pasteurización mediática- lo que ha habido es la criolla y continua queja del presidente Alan García y de algunos de sus allegados respecto de las supuestas salidas de tono de “Perú 21”. Quejas que, expresadas ante personajes claves y en las reuniones precisas, fueron minando la capacidad de mantener la relativa autonomía que aprovechaba al máximo Álvarez Rodrich.
Lo de los petroaudios se ve ahora como un pretexto. El lado fenicio de “El Comercio” ha decidido limpiar al Grupo de veleidades y desvaríos e imponerle a la flota bajo su mando la disciplina de Nelson. No de Nelson Manrique, claro está.
El último fin de semana, en las afueras de Lima, hubo un almuerzo donde se presentó un escribidor de los Agois (los más felices con la muerte de “Perú 21”). Este señor señaló que lo que “El Comercio” había hecho estaba muy bien y que “el sistema” se encargaría de desaparecer a Álvarez Rodrich. Como si el ex director de “Perú 21” fuese un pelo caído y tuviese que escurrirse por el lavabo. El legendario idiota supone que “el sistema” es Pepe Graña, más cualquier cuchinski ladronzuelo, más las Cades de azafatas, más varios genaros y un puñado de sal gruesa y picaresca y un enlace provechoso y viajero con los que ganan las licitaciones (o las ganarán). No, ese no es “el sistema”. Ese es el sistema de Fortunato Canaán. El de Fortunato Canaán y el de Rómulo Cana.

lunes, 17 de noviembre de 2008

TRES GRANDES COJUDOS

“El hambre no nos debe llevar a la indecencia”.
Anónimo.


Entre estupideces y gestos afeminados –dejamos constancia de que no tenemos nada contra la homosexualidad– tres sujetos, desnudando su ignorancia, narran aquello que hubiese sido el fracaso de Barack Obama en las elecciones norteamericanas.
Que “Obama no ganará porque es negro”, que “su apellido suena como Osama (Bin Laden)” o que “su segundo nombre es Hussein”, son algunas de las cojudeces que emanan estos sujetos.



Este video fue grabado en el mes de mayo, siendo la última publicación de “Impagable”, blog que llegó a su fin tras su rotundo fracaso. Hoy, luego de varios meses, Obama es el nuevo presidente norteamericano. Estos sujetos, así, quedan como lo que son: unos pobres ignorantes.

Publicación independiente. No vinculada a César Hildebrandt.

UNA VISTA DE PÁJARO A LAS NOTICIAS PUBLICADAS INTERNACIONALMENTE SOBRE CHEMTRAILS

Muchas personas se siguen acercando a este blog movidas por la curiosidad sobre el fenómeno llamado chemtrails. Se observa en todas las ciudades, muchos días, desde hace décadas en el mundo entero pero, creámoslo o no, no hay una respuesta oficial válida hasta la fecha sobre qué son y cual es su objetivo.
Sin embargo, cada vez más gente en España está preocupada por este tema y cada vez más investigadores se adentran en este terreno donde la desinformación abunda y la cobertura de los medios, en España, es nula. Cierto es que hace unas semanas se mencionaron los chemtrails en un programa de televisión de la Cuatro, Cuarto Milenio, sin embargo el tratamiento fue bastante pobre, por no decir otra cosa. El presentador acabó diciendo “yo no me lo creo”. Me pregunto por qué haría entonces un programa sobre algo que “no se cree”; yo, por ejemplo, no haría nunca un artículo con las mentiras de Solves y Zapatero.
La verdad es que el aire que respiramos está tan contaminado como el agua que bebemos, o más.
En el 2007 Alemania se convirtió en el primer país en admitir las operaciones clandestinas de Chemtrails. Para todos los activistas que han estado investigando y reportando sobre las operaciones clandestinas llevadas a cabo u ocultadas por los gobiernos, la noticia siguiente fue un hito importante.
Un reportaje de noticias de la televisión alemana informaba de que:
“Aviones militares del Ejército Federal Alemán están manipulando nuestro clima. Esta es la conclusión a la que han llegado los investigadores, cuyas sospechas se han visto confirmadas”.
“Podemos decir con una fiabilidad del 97% que tenemos entre manos rastros químicos (chemtrails) comprimidos en polvo fino que contiene polímeros y metales, usados para interrumpir las señales de radar”
“Este es su propósito principal, pero me sorprendió que esta nube artificial estuviera tan extendida. Las imágenes de radar son increíbles e indican que grandes cantidades de elementos son dispersados, sin embargo, el ejército federal asegura que sólo pequeñas cantidades de material son propagadas. Los responsables militares aseguran que las sustancias usadas no son nocivas”
“En Estados Unidos ha habido protestas durante muchos años, contra las operaciones militares y ahora la gente se está movilizando en Alemania también por ejemplo Johannes Remmel de los Verdes que dice “Es obvio que enormes regiones están siendo contaminadas por medio de acciones clandestinas, pero todo esto tiene que salir a la luz”. Los gobiernos deben ofrecer explicaciones a la población que sospecha de todo esto”.
Este es el vídeo del mencionado reportaje alemán:



El reportaje alemán fue muy significativo y supuso un hito mundial en la lucha por averiguar por qué nuestros gobiernos están esparciendo químicos en nuestra atmósfera, sin embargo es sólo la punta del iceberg. Las operaciones de chemtrails se vienen llevando acabo desde los años 90, puede que antes incluso.
El siguiente vídeo producido por Clifford Carnicom es una estupenda introducción al tema, aunque me temo que no está subtitulado.
Aerosol Crimes (1:39:23).
Si es cierto, como dicen los militares alemanes, que las sustancias que están vertiendo a la atmósfera no son peligrosas, ¿por qué no nos dicen qué son?.
Tendríamos que recordar que los chemtrails han sido categorizados como “sistemas de armas exóticas” por una ley del Congreso de los Estados Unidos, H.R. 2977. Me pregunto por qué se mencionaría el concepto “CHEMTRAIL” en una ley de Congreso de los Estados Unidos para definir un concepto de algo que supuestamente “no existe”. Curiosidades….
Por cierto, ya que él no cree que existan los chemtrails si alguien tiene línea directa con Iker Jiménez haría muy bien en enviarle este enlace para que echara un ojo a todo lo ya publicado y a la ley 2977 del Congreso de los Estados Unidos.
Muy al contrario de lo que dijera Iker Jiménez en su Cuarto Milenio de que “esto es un fenómeno local” las televisiones y canales de noticias de todo el mundo han mencionado este asunto de los chemtrails. .
Abajo hay un botón de muestra de estos reportajes en canales de noticias de todo el mundo.
Recuerda por cierto que la fumigación sobre la población con sustancias químicas no es un nuevo fenómeno. Ya publicamos en este blog que tanto Estados Unidos como Gran Bretaña habían admitido haber fumigado durante décadas sobre sus propios ciudadanos con químicos nocivos para la salud en el marco de diversas investigaciones. Estos experimentos implicaban agentes radioactivos, químicos y biológicos.

Estados Unidos: un canal de noticias local confirma la existencia de bario en los chemtrails



Croacia: El canal RTL de Croacia reporta sobre los chemtrails



Italia: Los chemtrails y la manipulación del clima en Rusia tal y como se reportó en la televisión italiana



Estados Unidos: informe sobre la conexión entre los chemtrails y la enfermedad de los Morgellons



Grecia: Debate televisivo sobre chemtrails y tecnología HAARP



Estados Unidos: Las noticias de NBC cubren el asunto de los chemtrails sobre California



Estados Unidos: Chemtrails según la versión oficial




Nota: Chemtrails es un proyecto para modificar el clima interviniendo directamente en la capa de ozono, echándole elementos, en ocasiones, nocivos para la salud. Chemtrails es un proyecto dirigido por las grandes potencias mundiales.

Tomado del blog “Trinity a Tierra” de España.
Publicación no vinculada a César Hildebrandt.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Extrañando a Álvarez Rodrich

La separación de Augusto Álvarez Rodrich del cargo de director de “Perú 21” poco o nada tiene que ver con la labor de limpieza que Francisco Miró Quesada Rada había empezado en diversas secciones del periódico matriz del grupo, es decir “El Comercio”.
Álvarez Rodrich ha sido -nos gustase o no su estilo seco y cuadriculado de brigadier del sentido común- el capitán de una nave exitosa y plural. Una nave que los piratas al servicio de los hermanos Agois cañonearon sin hacerle mella acusándola de llevar exceso de caviar en sus bodegas.
Por las páginas de “Perú 21” han desfilado columnistas de todos los pelajes y el espíritu del periódico ha sido el de un simpatizante socialdemócrata. ¿Tiene algo de malo eso? Por supuesto que no, excepto entre los chicos de la cueva de Altamira, que son los que creen que el capitalismo ha salido “reforzado” de su propia crisis.
Mientras escribo estas líneas me entero de las renuncias a seguir escribiendo en “Perú 21” de los columnistas Fernando Rospigliosi y Nelson Manrique. La verdad es que lo de Rospigliosi era inevitable, dado su papel en el asunto de las grabaciones clandestinas que detonaron la peor crisis política de este régimen. Pero lo del historiador Manrique es pura solidaridad intelectual con Álvarez Rodrich. Y nadie puede decir, sin incurrir en mayúscula injusticia, que el prestigio de Manrique es algo prescindible en un periódico que aspira a ser influyente.
Dudando respecto de su permanencia en el diario también estaba el legendario Heduardo, el pétreo caricaturista de la página 2.
Detrás de esta polvareda no hay un asunto como el que asomó en la “operación escoba” que cambió la Unidad de Investigación de “El Comercio”. Hay, más bien, una pugna ideológica en la que los conservadores del directorio plantean que el Grupo El Comercio dé un paso a la derecha. Y la caída de Álvarez Rodrich se inscribiría en esta línea de creciente intolerancia.
Una cosa es limpiar establos y otra muy diferente es tratar de hacer que “El Comercio” se parezca a “El Mercurio”, que alguna vez fue financiado por la CIA y que ha sido la sentina del fascismo chileno.
Una cosa es deshacerse de quienes habían creado condados personales para fines espúreos y otra muy diferente es darle a Milagros Miró Quesada y a Pepe Graña Miró Quesada (sí, el de Collique y los terrenos subvaluados) el inmenso poder del que ahora parecen disfrutar.
Una cosa es plantear el debate de los petroaudios como un asunto de manual y escuela y otra es convertir a Martha Meier Miró Quesada en la comandante en jefe del miedo. Nos hemos enterado de que en una reunión con la gente de la sección Opinión, Martha Meier, que fue candidata fujimorista a un asiento en el Congreso, insinuó que Absalón Vásquez podría ser un consultor en temas como el de Fonafe. A todos los que la escucharon se les pararon los pelos.
El cambio en “El Comercio” comenzó cargado de promesas. Hoy tiene un semblante bilioso y derechista.
Los nuevos mandamases de “El Comercio” piensan que escorando a la derecha y rebajando las críticas a su mínima expresión serán más fieles a la “tradición” del viejo periódico conservador. Pero una cosa es ser conservador y otra es ser sobón. Y ser sobón para hacer negocios como el del aeródromo de Collique ya no sólo es sospechoso sino que abiertamente indigno. Basta mirar atrás y recordar cómo entendió don Luis Miró Quesada de la Guerra el periodismo y su relación con la publicidad y el poder, basta mirarse en ese espejo, para comprender que Milagros Miró Quesada y Pepe Graña -el amigazo público de Alan García- poco tienen que ver con lo más ilustre de “El Comercio”.
Francisco Miró Quesada Rada es un hombre respetable. Me imagino que no se prestará a ser el hombre de paja de tamaños angurrientos. Más allá de evidentes y notorias discrepancias, mis saludos de colega quince veces defenestrado para Augusto Álvarez Rodrich.

sábado, 15 de noviembre de 2008

Magaly News

(Ya que Magaly Medina está fuera del aire, ensayamos aquí, casi en su nombre, una crónica magalizada de las más importantes novedades del mundo periodístico. La única diferencia con Magaly es que todo lo que aquí se dice es comprobadamente cierto).

Las últimas noticias de la prensa, coleguitas, son para que se le abra el apetito a cualquiera. Y como a este columnista le gusta mucho el periodismo de periodistas –sobre todo cuando no habla de periodistas, como es el caso de la abogada y ex asesora del prófugo fujimorista Juan Carlos Hurtado Miller, o sea Rosa María Palacios- aquí van estas primicias gremiales y otorónguicas:
1) De resultas del revolcón espantoso que sufriera la señora Cecilia Valenzuela de Hume a manos del impávido abogado José Ugaz, choque sin fuga que la amorató más que octubre y que le hizo recordar a sus amigos que los vestidos de seda no obran prodigios; de resultas de esa tunda, decía, el señor Beto Ortiz, que aspira a ser su amigo porque es lo único que le queda, invitó a la señora Valenzuela a grabar una entrevista que olía a frotación Charcot y a mimo póstumo y a sobadita casta. De algún modo, Ortiz quería consolar y “reivindicar” a su socia de horarios y Canal. Pero lo que pasó no lo pudo prever ni siquiera la bruja de Fujimori. Resulta que, enterado del ágape, Baruch Ivcher hizo lo que se hace con gente como Beto Ortiz, propietario de un rabo de paja que llega al ministerio público: le dio la orden de que no sacara la entrevista. Y Ortiz, más obediente que comandante ante coronel, acató. Y no dijo nada. Desde esta columna nuestra más enérgica protesta por tamaña censura y maltrato tan evidente. Aldo Miyashiro, desde luego, no se enteró de nada.
2) El nuevo comité editorial de “El Comercio” sacó ayer por la tarde a don Augusto Álvarez Rodrich de la dirección de “Perú 21”. Es una decisión que culmina un enfrentamiento que empezó desde que Francisco Miró Quesada Rada se hizo cargo de la dirección de “El Comercio” y Álvarez Rodrich decidió batallar con él, desde “Perú 21”, por lo que consideraba una posición principista en el asunto de la divulgación, sin explicaciones ni culpa, de los petroaudios. La de Álvarez Rodrich es la más prominente cabeza rodada en la guerra interna que libra “El Comercio” para deshacerse de la gente puesta por Alejandro Miró Quesada Cisneros, ruidosamente expectorado hace varias semanas.
3) Otra cabeza (un tanto de medusa) que podría estar cercana al radicalismo de monsieur Guillotin es la de la señora Laura Puertas, editora en jefe (en jefaza) de Canal 4, una capataz del periodismo que garantiza plena disciplina doctrinaria pero que, de todos modos, no es próxima a los nuevos directivos y algún tufo conserva de la administración anterior. Quien ya ensaya la danza de los siete velos para reemplazar a la señora Puertas es, otra vez, la señora Valenzuela de Hume. La única dificultad que tendría el enroque es la poca simpatía que la señora Valenzuela despierta en algunos directores de “El Comercio”. Pero que está haciendo todos los méritos “para ser llamada” -junto al señor Hume, por supuesto-, los está haciendo. La fecha de la próxima reunión del comité periodístico de América Televisión estaría fijada para el 27 de noviembre.
4) El que fuera jefe de la Unidad de Investigación de “El Comercio” –o jefe de la mesa de partes de dicho establecimiento, para ser preciso-, don Fernando Ampuero del Bosque, es el flamante subdirector de la revista “Cosas”, que es empresa ajena a “El Comercio” y que seguirá dirigiendo la señora Isabel Dulanto de Miró Quesada, esposa de don Alejandro Miró Quesada Cisneros. Tras un largo periplo, el señor Ampuero parece haber hallado un destino cabal.
5) El director de “El perro del hortelano”, ese programa que Ibope no tiene en cuenta y que casi toda la prensa escrita desaparecería, invitó al señor Martín Belaunde a una entrevista. El señor Martín Belaunde, fatalmente, no ha aceptado porque estará de viaje. Hildebrandt quería que el señor Belaunde le contestara al señor Alan García, presidente de la República, los agravios proferidos en contra de “La Primera”. Toda una lástima. Dicen que García, mal informado por el director de un pasquín de los hermanos Agois, está convencido de que Belaunde estaría tras la compra de Canal 5. Eso es tan falso como decir que el señor Belaunde ha comprado Canal 11, tal como se lo dijo a García el mismo director del mismísimo pasquín odriista. Además, el Canal 5, como se sabe, jamás se compra porque sólo se vende.

(Música de fanfarria y créditos)

viernes, 14 de noviembre de 2008

El problema no es León

Rómulo León se ha entregado reclamando inocencia. Lo que en realidad nos está diciendo, esquinadamente, es que es un culpable de segundo nivel en la trama de corrupción del segundo alanismo.
Conviene ahora despejar el terreno, prescindir de la grita y quedarnos con los hechos, aquellos que, para dolor del doctor García, se han descubierto y resultan irrefutables:
+ Rómulo León vinculaba a inversores extranjeros con instancias de poder que tuvieran capacidad de decisión en relación con licitaciones, equipamientos, obras públicas. Eso fue lo que hizo en los sectores energía y salud pública –de modo comprobado- y, probablemente, en el amplio campo de vivienda también.
+ Con el pasado que arrastraba, León no habría podido acercarse ni a cien metros de ningún ministro si no hubiese encontrado el viejo y acogedor compañerismo abriéndole las puertas de siempre. El ministro Carlos Vallejos, el primer ministro Jorge del Castillo, el ministro Juan Valdivia, el ministro Hernán Garrido Lecca, la ministra María Zavala, el ministro Luis Alva Castro, el presidente de Petroperú, el presidente de PeruPetro, el secretario del presidente de la República, la secretaria personal del presidente de la República, la congresista aprista Luciana León: son demasiados como para decir que el señor León usó rendijas y “patadecabras” para pasearse por despachos y pasillos próximos a Palacio de Gobierno.
+ El abogado Alberto Químper jamás tuvo nada que ver con el petróleo. Es un tributarista de tramposos talentos que sacó de apuros al mismísimo presidente de la República, de cuyas cuentas en el exterior podría hablar, si quisiera, don Agustín Mantilla. Si el doctor Químper sabía mucho de las dificultades hacendarias del doctor García y nada del petróleo, su inclusión en el directorio de PerúPetro ¿qué explicación tiene? Parece evidente que el gobierno sabía a quién ponía en qué cargo y para qué.
+ Durante los últimos 27 meses, el señor León ha promovido a sus patrocinadores, ha presionado a organismos encargados de convocar licitaciones –el caso de la OEI resulta especialmente repugnante-, ha enviado miles de correos apurando sus gestiones, ha hecho evidente su angurria y su desatino. ¿Algún ministro del régimen lo denunció por tanta impudicia? ¿Algún ministro se negó a ir a las invitaciones en el Country Club? ¿Algún funcionario aprista llamó a la Contraloría, al ministerio público, a la baja o alta policía?
+ Si Rómulo León era un apestado en Palacio de Gobierno, ¿cómo es que Luis Nava, secretario de García, llama al ministro Vallejos y le pide, en nombre del Presidente, que reciba a Fortunato Cannán, representado una y mil veces por Rómulo León? ¿Ignoraba García la relación entre Canaán y León?
+ S i el doctor García huía, con la nariz apretada, de Rómulo León, ¿por qué entonces recibe a Fortunato Canaán, uña y mugre de León, dos veces en el mismísimo Palacio de Gobierno? ¿Sólo porque Peggy Cabral lo llama desde Santo Domingo y le pide ese favor?
+ Si el señor Rómulo León estaba vetado para todos los efectos por la nueva moral del doctor García, ¿por qué un pícaro como Canaán y unos mañosos cosmopolitas como los de Discover Petroleum lo usan como lobista y abrelatas? ¿Es que Canaán y los noruegos NO QUERÍAN tener éxito? ¿O es que, más bien, León era una garantía de llegada a los más altos niveles? ¿No es prueba del éxito logrado el hecho de que Discover Petroleum postulara a siete lotes y ganara cinco (perdiendo dos frente a Petrotech, precisamente)?
Rómulo León no va a poder admitir judicialmente que era la punta de un témpano supurado. Su juego consistirá, como hace Montesinos ahora, en proclamar su inocencia y la licitud de sus actos. Pero, si por alguna razón, hablara, el terremoto de Pisco quedaría como una leve sacudida. El problema de este gobierno no es Canaán ni es León. El problema de este gobierno es que un amplio sector del Apra ha vuelto a las andadas. Y con el doctor García a la cabeza. Basta ver el caso de Collique y Graña Montero para comprobarlo.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Alianza Lima

Me dicen que Alianza Lima puede bajar de categoría. -¿Más? –pregunto. Sí, porque lo que la gente debería de saber es que el fútbol peruano, entero y de pico y patas, ya está en segunda división desde hace algunos años –tal como lo demuestra su selección, lo proclaman sus directivos y lo expresa con zetas bambas el amigo de Platero, o sea el Chemo del Solar-.
Lo que le puede pasar al Alianza, entonces, es bajar a tercera, al potrero donde siguen jugando el fantasma del Centro Iqueño, la calavera del Mariscal Sucre, la sombra del Porvenir Miraflores y las apariciones quejumbrosas del Defensor Arica, que en paz jamás descanse por matrero.
Me parece muy bien que el club de mis amores deje de disimular.
Sincerado, Alianza Lima se verá como lo que es: un club saqueado por algunos zánganos, gestionado por sinvergüenzas y dirigido por un venezolano chavista que ha venido a subvertir el orden y a incendiar la padrera empezando por el pasto amarillento de Matute.
Hay que ser muy bruto para hacer de Alianza Lima un equipo triste. Y eso es lo que es el equipo que fue de mis amores: zambería que ha perdido el tumbao, negros sin jarana, lentitudes pastrulas. Y un beisbolista venezolano parado ante el atril, dirigiendo con una corbata pajarita y un frac de alquiler a lo que queda de la Matancera.
Alianza Lima era una manera de sacarle la vuelta a la pobreza de la calle Cotabambas, un estilo de darle la segunda vuelta al saco del bautizo y un triunfo de la polka azambada sobre los yaravíes y las quenas (y los vientos importados de la riquería). Y tal vez eso fue así porque la importación de esclavos negros hacia América la introdujeron los españoles –en complicidad comercial con mercaderes portugueses- para reemplazar la mano de obra indígena, que en algunos lugares fue diezmada brutalmente pero que en otros trabajó mal para demostrar su rebeldía ante el sistema de explotación impuesto.
Y lo increíble es que muchos curas y académicos, horrorizados ante el trato que padecían los nativos guajiros, aztecas, guaraníes o incas, no dijeron ni una palabra cuando los negros empezaron a llegar en mancha a nuestras costas. Y es que hasta los hombres de la Santa Madre Iglesia estaban convencidos de que los negros no eran humanos sino una especie tardía y mejorada de simios mayores.
Así lo habían pensado los árabes, pioneros en la trata de esclavos africanos. Y así lo había hecho Antonio Gonzales, el primer mercader en serio de mano de obra negra. Este portugués infame llevó a la península ibérica “manadas” de negros salidos de las costas occidentales de África en una fecha tan temprana como 1441 y 1442 -¡cincuenta años antes de que Colón llegara a América!-.
De modo que los negros y los negruzcos, los pardos y los parduzcos que fundaron Alianza Lima al amparo de la caballería de Augusto B. Leguía, en 1901, y que al principio no tuvieron techo donde sesionar ni bolsillo que los socorriese, venían de muy lejos y apuntaban más lejos todavía: querían demostrar –y demostraron- que habían derrotado a la amargura, que estaban por encima del recuerdo de la infamia ancestral y que su enemiga mayor, la tristeza, sería goleada para siempre. Y fue goleada.
Ahora entenderán algunos por qué el Alianza Lima es mucho más que un club. Y ahora quizá entiendan otros por qué muchos aliancistas sin remedio no quieren saber nada de los pobres diablos que dirigen el club, esos que creen que de Venezuela viene ahora el señor de los milagros y que sumando nadas se puede lograr algo y que acumulando deudas uno puede hacerse rico.
Los negros en los Estados Unidos se redimen con el mulato Barack Obama. Aquí deben saludar a Richard Páez, que siempre responde con un rebuzno. Es que también es amigo de Platero.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Giampietri a la Presidencia

El comandante Ollanta Humala ha planteado que, en el caso de que se comprobara la participación del presidente de la República en el asunto de la mafia petrolera o en cualquier otra red de corrupción presente en este gobierno, el Congreso debería vacar al doctor Alan García y convocar, de inmediato, a nuevas elecciones.
Eso suena muy radical pero, al mismo tiempo, revela que el señor Humala carece también de asesores constitucionalistas.
En efecto, el artículo 113 de la Constitución vigente –esa que el Apra ha mantenido luego de anunciar que la cambiaría- establece que el Presidente de la República vaca, entre otras cuatro razones, “por su permanente incapacidad moral o física, declarada por el Congreso”.
Pero si eso sucediera –y es muy remoto que pudiese ocurrir- no es que tendría que convocarse de inmediato a nuevas elecciones. Si eso sucediera, asumiría el cargo don Luis Giampietri, el hombre de las reivindicaciones fujimoristas bajo el brazo. Y si Luis Giampietri enfermase o fuese también vacado por razones morales –cosa estadísticamente más difícil todavía-, tampoco habría elecciones inmediatas porque la presidencia de la república iría a manos de la segunda vicepresidencia, instancia hoy encarnada en la más que fujimorista –ya casi transfuguista-, doña Zoila Lourdes Carmen Sandra Mendoza del Solar.
Así lo establece inequívocamente el artículo 115 de la Constitución, que el señor Humala no ha leído: “Por impedimento temporal o permanente del Presidente de la República, asume sus funciones el Primer Vicepresidente. En defecto de éste, el Segundo Vicepresidente. Por impedimento de ambos, el Presidente del Congreso. Si el impedimento es permanente, el Presidente del Congreso convoca de inmediato a elecciones”.
Como muchos saben, el señor Giampietri, que tiene un institucional parecido con el físico del llamado “Comandante Camión”, goza de una tan peligrosa salud que la inmortalidad le parece próxima. Y, en el terreno político, su fujimorismo extremo y su militarismo artillado, reforzaría la alianza parlamentaria apro-fujimorista, la misma que sería bendecida por los amantes del orden, con la barra de Unidad Nacional a la cabeza y el furgón de la UPP-para-todo-uso en la cola.
De modo que si García se ha vuelto a embarrar, como presume o quisiera el señor Humala, y si se diese el caso extremo de que el Congreso lo declarase vacado, tendríamos el trienio de Luis Giampietri y el gabinete ideal para el retorno al premierato de Valle Riestra, el segundo debut de un “reivindicado” Víctor Joy Way en el ministerio de Economía y la tercera resurrección de esa virgen que llora, apellida Cuculiza y habla el arameo chusco de las marías magdalenas.
¿Quién asesora al jefe de la oposición? ¿Qué equipo de segunda división lo hace derrapar de esta manera? ¿De quiénes se rodearía si fuera presidente de la República?
Que alguien que aspira a gobernarnos ignore las consecuencias constitucionales de sus propuestas revela qué clase de política padece este país nuestro.
A no ser que el señor Humala quiera “agudizar las contradicciones” haciendo lo posible para que Giampietri asuma el primer mando del país y desate una ola de zonas de emergencia, toques de queda, monólogos de bala, y no publique pero ejecute decretos de urgencia para comprar sin freno ni Consucode, y vuelva a enmascarar a los jueces y a tumbarse el TC si le molesta, y a echar candado a Ideele si conviene a los intereses de la patria.
A no ser que el señor Humala sea todavía más billarista y esté pensando que en un gobierno de Giampietri lo primero que sucedería sería una lluvia de amnistías y un huracán de indultos para todos los militares investigados por crímenes de lesa humanidad y delitos diversos en contra de los derechos humanos.
Porque más allá de las ideologías, siempre episódicas en la política peruana, quizá el señor Giampietri y el señor Humala puedan entenderse en el lenguaje con que se gritaron algunas órdenes en El Frontón y algunas comisiones de servicio en Madre Mía.