Animal Planet como CNN

A ver, que Animal Planet cambie de rubro y se convierta en canal político para cubrir las dos últimas goriladas sudamericanas:
1) La gorilada a pecho henchido y a hocico descubierto de Hugo Chávez, que tras perder las elecciones de diciembre del 2007, donde le dijeron NO a su propósito de volverse endémico, quiere ahora cambiar el artículo 230 de la Constitución para poder reelegirse en el 2012, en el 2018, en el 2024 y así sucesivamente, hasta que Venezuela se parezca a él y sea el macho alfa (de lomo plateado) de la región. ¡King Kong era un adefesio!
La cosa será así, según ha propuesto Chávez. El artículo 230 de la actual Constitución venezolana dice: “El periodo presidencial es de seis años. El Presidente o Presidenta de la República puede ser reelegido, de inmediato y por una sola vez, para un periodo adicional”.
Chávez quiere que ese artículo quede así: “El periodo presidencial es de seis años. El Presidente o Presidenta puede ser reelegido o reelegida”.
Así nomás, como en los tiempos del mexicano Porfirio Díaz. Reelección indefinida desde el poder, continuidad perezjimenista, suite interminable rojaspinillista. ¡La orgía perpetua!
Al lanzar su propuesta de alteración constitucional, Chávez dijo, apelando al sarcasmo:
-“¡Sencillito, una bombita! Ahí nadie se va a confundir”.
Y todo indica que el presidente venezolano tomará la opción de la recolección de firmas (necesitará dos millones y quinientos cincuenta mil) y la convocatoria a un nuevo referéndum (el anterior, como hemos dicho, lo perdió en diciembre del 2007 y prometió en ese momento aceptar el veredicto popular). Ahora está convencido de que puede ganarlo.
En realidad, no está convencido de que puede ganarlo. Está convencido de “que tiene que ganarlo”. Porque con el barril de crudo a la tercera parte de sus expectativas, se vienen tiempos difíciles y hay que ajustar clavijas y provocar a la oposición para lograr que los militares tomen las calles.
Chávez desea la confrontación. Y no tengo dudas de que la obtendrá. El problema es que ni él mismo sabe en qué acabará todo esto. O quizá lo que desea es salir como un héroe, jaqueado por un golpe de inspiración ultraderechista. De pronto, así, muchos olvidarían el desastre de su manejo económico y los miles de millones despilfarrados en muy diversos delirios de grandeza.
Dentro de pocos días la llamada “revolución bolivariana” cumplirá diez años de fundada. Chávez quiere gobernar hasta el 2018 por lo menos, es decir dos décadas enteras. “Es que tenemos que construir el socialismo del siglo XXI”, repite.
Llama socialismo del siglo XXI a la compinchería caribeña que entra a saco a las cajas fuertes de la petrolera PDVSA y manda a miles a gritar en la plaza de Los Teques:
-“¡Uh, ah, Chávez no se va!”
2) La segunda gorilada es la de los gorilas chilenos y de su gobierno títere, el de la señora Bachelet (La Pasionaria de Providencia) y del señor Foxley, dizque canciller de Chile cuando lo que hace, en realidad, es disputarse con la UDI y Renovación Nacional (el fascismo que ya no necesita mediaciones y ganará las próximas elecciones) el campo electoral de la derecha en uniforme caqui. Y el pinochetismo es, como sabemos, tan sanguinario como antiperuano. Así que para pelear con UDI y RN hay que salir del clóset, como Foxley, y disfrazarse de matón portaliano y de bestia a lo Arellano Stark.
En eso ha terminado “el gobierno de la concertación”. En efecto, concertó con los milicos asesinos, arregló con quienes los sostuvieron, se amistó con quienes los bancaron y les lamió los telecés a quienes los profirieron en Washington D.C. Y a ese miasma lo llamaron “transición democrática”, una farsa cabrona que ha gastado en armas más que el pinochetismo de cuerpo presente y que ahora toma al Perú de pretexto para enseñar la musculatura de sus F16 y sus tanques Leopard y sus destructores renovados.
Hay que mandarlos, redundantemente, a la mierda.
Claro, no hablo del subcomandante García ni del infracanciller Joselo. Hablo de la prensa digna y de la gente que está harta de la gentuza que ha arruinado la esquina de Pardo con Arequipa levantando ese monumento al moco arquitectónico que se llama “Saga-Falabella”.
Mandarlos, redundantemente, a la mierda y divertirnos mucho con su pelea electoral. A ver a qué se atreven esta vez. Lo único que debemos de lograr es que García y sus terrores y sus tosecitas y sus desmayos no intervengan. Y que Joselo se interne en la Maison de Santé.