Víctor Raúl Haya de la Torre no es sólo el ser mítico, infalible y profético que la religión aprista ha puesto a la cabeza de su iglesia.
Como puede uno comprobar leyendo parte de la correspondencia que Haya mantuvo con Luis Alberto Sánchez (1), el fundador del Apra albergó, como todos, grandezas y miserias. El Apra jamás ha admitido la espesa humanidad de su líder y ha pretendido imponerle al Perú la imagen de un santo agnóstico que todo lo supo y casi todo lo pudo.
Para el Apra de hoy, Haya es refugio y paraguas, coartada y pretexto. Pero las cartas que aquí recordamos furtivamente señalarían que las debilidades pactistas, las claudicaciones doctrinarias y las surtidas mezquindades de la actualidad vienen de lejos, se diría que de la diestra del dios-padre.
El 9 de febrero de 1937, Haya le escribe a Sánchez y le presenta una lista de “indeseables” respecto de los cuales hay que proceder con cautela: “...José María Arguedas, comunista, empleado de correos y uno de los registradores de correspondencia; Augusto Tamayo Vargas, comunoide, empleado de informaciones de Palacio...Palabra (una revista de la época, nota de C.H.) está bajo los auspicios de Xavier Abril, “fugitivo de España” como Sassone, Pablo Abril de RREE y una banda de intelectuales y universitarios de media agua...”
¿Arguedas censor de correos? ¿Tamayo Vargas topo de Palacio? ¿Xavier Abril intelectual de media agua? La avaricia de Haya para reconocer a otros fue legendaria.
En abril de 1937, en otra carta dirigida a Sánchez, Haya pasa de la pequeñez a la calumnia e insulta por la espalda a César Vallejo un año antes de la muerte del ilustre paisano: “Yo creo que en cuanto al Congreso aquel de España, aunque se trata de evidente maniobra comunista, debes ir...Esos Congresos son siempre inocuos y como los paga Moscú, tienen plan de redada, pero ya tú estás crecidito para que te aprovechen...Vallejo es un agente pagado para eso...”
Haya no quiere pronunciamientos en favor de la República española herida mortalmente por el fascismo alzado en armas. Lo dice en varias cartas y lo repite indirectamente en otra dirigida a Sánchez en marzo de 1937: “A mí me tendieron la red cuando el Frente Popular. Conozco el poder mágico de un señor delegado de la III (la Tercera Internacional comunista, nota de C.H.)... Pero de esos delegados he visto a centenares por todas partes, tantos como los mercachifles judíos. No. Yo no seré nunca un Azaña. A mí ni me atraparán...”
Queda claro: su escandalosa “abstención” en el asunto de la guerra civil española se debe a que está convencido de que la República traicionada es un gobierno copado por los comunistas. Espantoso horror moral que lo hará aprobar, más tarde y sibilinamente, “la lección” que Franco le dio a sus enemigos.
Haya era pro chileno hasta la médula. En la carta ya citada le escribe a Sánchez: “Me dicen que Américo largó bilis amarga y limeña... contra los sureños. ¿Por qué? ¿Qué piensa ese hombre? ¿Hasta cuándo no van a liberarse de lo mezquino, de lo pequeño, de lo limitado? Si los del sur intrigan ¿por qué no sentirse grandes y dominarlos por la grandeza como hombres y no como comadres?”
¿Algún parecido con discursos actuales? En todo caso, ese párrafo me concierne en lo personal. El “Américo” de la misiva es mi tío materno Américo Pérez Treviño, hermano de mi madre, periodista, escritor y diputado aprista de la Asamblea Constituyente y, como muchos, exiliado en Chile.
Lo peor no es el tono de cueca tarapaqueña que ensaya la prosa epistolar de Haya. Lo peor es que lo que dice procede de un chisme idiota (ese sí que limeñísimo). Cuando Sánchez le responde desde Santiago le suelta esta línea: “...Informe sobre antisureñismo de Américo es mentira vil. Califícola a sabiendas: mentira vil. Trasmisor es individuo que nunca hizo nada aquí ni en Concepción...” Poco tiempo después Américo partiría a Venezuela, donde moriría, en la plenitud de su edad, devorado por un cáncer.
Si el Apra pacta hoy con Fujimori, Haya, en plena dictadura de Benavides, se reúne varias veces con Manuel Prado –vocero de uno de los sectores más recalcitrantes del conservadurismo peruano- y recomienda a los desterrados en Chile que se entrevisten con Luis Flores, el secretario general de la abiertamente fascista Unión Revolucionaria.
Haya y Sánchez se distancian en 1943. El carácter de ambos los colocaba en trayectoria de colisión, es cierto, pero la explicación menos subjetiva para este pleito de colosos es la arbitrariedad creciente y el narcisismo sonámbulo con que Haya pretende subyugar a todos. En una carta del 9 de enero de 1943, Sánchez le reprocha a Haya haber puesto al Apra de furgón de cola en el tren de los Estados Unidos de América:
“...esa resolución nos coloca en una apresurada y exagerada posición de gonfaloneros de Estados Unidos y compañía”.
No sólo eso separa ahora al político del escritor. Sánchez asaetea a Haya con este reproche:
“...me ha mostrado M un párrafo de una carta tuya respecto a Waldo Frank, en que le tratas de judío, traidor, mentiroso, etc. Linda cosa: precisamente a un hombre que escribe un artículo en defensa nuestra para 3 millones de lectores...se le pone en la picota...Y luego, mientras de un lado nos llamamos los judíos del Perú a causa del maltrato que nos dan, se le enrostra como un delito el que sea judío”.
¿La eterna escopeta de dos cañones, el invento más socorrido de la tecnología aprista? Sánchez lo afirma en este párrafo:
“Hemos llegado a despertar una sistemática desconfianza. A través de conversaciones con distintas personas de diverso tipo, el criterio dominante que se percibe sin dificultad es este: Pero, ¿se puede confiar en la palabra del Partido?...Tenemos que reconquistar la confianza en nuestra lealtad...”
El autor de “América: novela sin novelistas” pone el dedo en la llaga recordándole a Haya pasajes ingratos de su pactismo algunas veces promiscuo:
“Se trata de nuestras relaciones con la Unión Revolucionaria. Recuerdo que hace unos buenos tres años recibimos vehementes reiteraciones a abrir conversaciones con esos señores. De mis peores recuerdos es una entrevista con alguien de ellos, que me produce una terrible sensación de asco y una invencible inclinación al odio...”
Haya de la Torre no se quedó atrás y casi tres meses después, el 29 de marzo de 1943, le respondió a Sánchez. En relación al asunto de la desconfianza, Haya escribe:
“El Partido ha cumplido con su palabra de no traicionar a su línea, de mantenerse firme y moral en un país podrido por el Civilismo leguiista (en 1976, sin embargo, Haya le diría a Barnechea que Leguía “fue el mejor presidente que tuvo el Perú”, nota de C.H.)...Que ellos nos llamen hombres sin palabra es un elogio...Nunca he creído en mi infalibilidad y estoy seguro de que tú no aceptas ninguna porque tienes bastante con la tuya, cada vez más acusada y enorme...La vanidad del escritor...lo lleva a avergonzarse de creer en algo, a perder calor y emoción, a sentirse como esos intelectuales españoles precursores de la guerra civil, azorados, o, como dice graciosamente un emigrado gachupín en México, “azorinados”. ¡No hay que azorinarse!”
Enfurecido por una alusión bajuna de Haya a su esposa, doña Rosa Dergán, Sánchez replica el 6 de mayo de 1943:
“Algunas veces te he oído y leído que los chismes son cosa de proxenetas. Hay tantos chismes, y además inexactitudes y hasta calumnias en tu carta del 29 de marzo, que forzosamente tengo que suponer que te hallas materialmente asediado de proxenetas...”
Sánchez va directo al corazón:
“...debes sentirte muy amargo al no poder uncir a la victoria tu carro. Todos hemos experimentado esa amargura...Días de sabor a ceniza y hiel en la boca, que convidaban a vomitar injurias con acritud de profeta fallido...”
Haya ha insinuado que Sánchez ha coqueteado con Leguía. Sánchez le recuerda que ha sido detenido tres veces durante el gobierno de Leguía y añade:
“...además...en el peor de los casos ser leguiista es menos delictivo que estar al lado de quienes no vacilaron en 20 meses de poder en asesinar a algunos centenares de compañeros nuestros (se refiere a la dictadura de Sánchez Cerro y a su brazo político, la fascista Unión Revolucionaria, nota de C.H.)”.
Luis Alberto se ensaña:
“De todos los sectores llueven críticas sobre la versatilidad y hasta “la claudicación” aprista...”
Pocos meses más tarde la relación entre el fundador del Apra y su intelectual más prominente se reanudaría. Aunque dicen los que estuvieron cerca que, tras ese intercambio de iras, ya nada sería igual. En todo caso hemos reseñado esta correspondencia como una manera de entender, con cierta perspectiva histórica, de dónde viene el pragmatismo sin remordimientos del partido que heredara Alan García. El psicoanálisis afirma que, si lo permitimos, la infancia se convierte en destino. Pasear por la infancia del Apra, por eso, aclara muchas cosas.
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(1) Primer tomo de la correspondencia Haya-Sánchez. Edición de 1982/ Mosca Azul Editores.
lunes, 28 de julio de 2008
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7 comentarios:
Haya de la Torre, heredero de Francisco de Miranda y de Simón Bolívar, puso en la agenda política del hemisferio, desde el 7 de mayo 1924, la urgencia y necesidad vital de integrar a A. L. como la alternativa correcta para lograr no sólo su liberación del yugo imperial, sino además, consolidar sus esencias nacionales. Su proyecto de Integración tiene tres dimensiones: Histórico-político: en los valores y forma de gobierno de los imperios inca, maya y azteca sobre los cuales el invasor español construyó sus virreynatos y capitanías los mismos que integrados y emancipados deben lograr su autonomía política. Económico: la explotación inmisericorde de nuestros recursos bajo la férula de una estrategia imperialista denominada por Haya de la Torre como “los cuatro grandes sectores”, tesis aprobada en el Primer Congreso Antimperialista Mundial de Bruselas (1927), que define las zonas de influencia y características que tendría su liberación. Y Cultural: las raíces étnicas, lengua y religión homogéneas engarzan nacionalmente a los pueblos que van creando un mestizaje que los identifica como un Pueblo-Continente.
Al fundarse la Alianza Popular Revolucionaria Americana en México (1924) planteando los cinco puntos de su Programa Máximo, el cual sintetiza la estrategia de unidad y defensa continental, que los hace suyo al constituirse el Partido Aprista Peruano (1931), sufrirán el rechazo y el veto de las clases dominantes nativas, expresadas en la dictadura sanchecerrista, consagrándose la infamia en el torpe Artículo 52° de la Constitución de 1933: “ El Estado no reconoce la existencia legal de los partidos políticos de organización internacional. Los que pertenecen a ellos no pueden desempeñar ninguna función pública.”
A inicios de la 2° Guerra Mundial, Haya de la Torre, frente a la amenaza del totalitarismo nazi-fascista, redacta el Plan para la Defensa de la Democracia en América (1941) mediante el cual se afirma la democracia en Indoamérica en sus aspectos político, jurídico y económico, basado en dos conceptos fundamentales: Soberanía e Interdependencia, reconociendo dos grandes zonas económicas: la de los Estados del Norte, industrializada y financiera, y la de los Estados Indoamericanos, prevalentemente agrícola, minero y materias primas. Ambas zonas pueden establecer relaciones de cooperación y de intercambio en un “Interamericanismo democrático sin imperio” basado en el respeto mutuo, sin hegemonía ni dominación, fundamento previsor de los tratados de libre comercio.
Es el aprismo el primer movimiento político en A.L. que incorpora y desarrolla la doctrina de la unidad, inspirada en aquellos grandes y poderosos Pueblos-Continente, dueños de ingentes recursos y poblado por millones de habitantes como EE. UU, de Norteamérica, la Rusia Soviética, la China, India, que han superaron berreras idiomáticas, tradiciones y etnias, con el objetivo de sobrevivir y conquistar otras tierras y mercados. Los demás partidos de derecha e izquierda la enarbolan muchos después de constatar que la tesis de la Integración no es una utopía, sino una realidad.
Así pues, es necesario, crear un “estado de conciencia”, que genere “un patriotismo continental”, al decir de Haya de la Torre, como un despertar revolucionario de los pueblos. El consenso llegaría en la Asamblea Constituyente de 1978-1979, cuando el Enunciado Segundo del Plan Máximo del APRA: “Por la unidad política de América Latina” se convierte en fuente del Capítulo IV, cuyo título es el “De la Integración”, Art. 100° de la Constitución de 1979: “El Perú promueve la integración económica, política, social y cultural de los pueblos de América Latina, con miras a la formación de una comunidad latinoamericana”. Para tal efecto se requiere formas de acción y un sentimiento generosos de solidaridad, tal como rezan el Punto Primero y Quinto, respectivamente del Plan Máximo: “Acción contra todo imperialismo” y “Solidaridad con todos los pueblos y clases oprimidas del mundo”, irrecusable abrevadero del Art. 88° de la referida Carta Magna: “El Estado rechaza toda forma del imperialismo, colonialismo, neocolonialismo y discriminación racial. Es solidario con los pueblos oprimidos del mundo”. Ésta convicción integracionista se ratifica en el Art. 106°: “Los tratados de integración con Estados latinoamericanos prevalecen sobre los demás tratados multilaterales celebrados entre las mismas partes”.
Lamentablemente, en la Constitución de 1993, se reduce el tema de la integración a su mínima expresión, escondiéndola dentro del Art. 44°, en una norma que trata sobre la defensa de la soberanía nacional, los derechos humanos, la seguridad, el bienestar general y políticas de fronteras; su débil referencia sólo alcanza a expresar escuetamente en su párrafo segundo:“promover la integración, particularmente latinoamericana”. A este respecto, el prof. Enrique Bernales comenta críticamente que “esta norma, por cierto, debió merecer tratamiento en un artículo propio, porque engloba a otras dimensiones del Estado; responde a la necesidad de un país de incorporarse en el marco más amplio de los grandes acuerdos regionales y funcionales que existen en el mundo...”
En la historia política de A.L. se han dado los primeros pasos: El ALALC, el Pacto Andino, el MERCOSUR, la Comunidad Andina, el CARICOM, EL CAFTA, Parlamento Andino, Parlamento Latinoamericano, etc. Sin embargo, es insuficiente. La amenaza de la globalización que podría desmantelar los sistemas productivos nacionales requiere respuestas coherentes y comunes. Después de 80 años, el pensamiento político de Haya continúa vivo. El cómo hacer nos corresponde. Ese es el reto.
Lo más difícil en la vida de un hombre es tratar de saber cual es la decisión más correcta aún en esos momentos en que el blanco se fusiona con el negro para dejarnos un gris que nos castiga con la más absurda ceguera, es aquí cuando un líder demuestra su capacidad a no claudicar a sus principios, Luis Alberto Sánchez es uno de ellos.
Me parece impresionante como ese hombre llego a refutar al Señor Víctor Raúl, y creo que es un ejemplo válido para el pupilo, el Dr. Alan Gracia Pérez, quien como hombre instruido debe reconocer sabiduría en el ilustre peruano Dr. Luis Alberto Sánchez.
No fue de buen viento, ni ahora los es, que una institución, como el Apra, haya dependido enteramente de un hombre siempre, es increíble que su pasado brille por uno, el Maestro Víctor Raúl, que con la prosa del Sr. Hildebrandt, no se presenta tan todo poderoso y sabio; y que el presente dependa en exclusiva, de forma refleja, del Dr. Alan García Pérez.
No quiero juzgar al Sr. Víctor Raúl Haya de la Torre, pero se que el Dr. Teodoro Núñez Ureta tampoco le tuvo mucho afecto, y eso lo se por que soy su nieto, no lo quiero juzgar porque no estoy a la altura de mi ilustre abuelo, y también me mantengo en mi caverna porque se que la vista de águila del Sr. Hildebrandt, es propio para alguien que ha sido entrenado en el difícil oficio de contener las nauseas para liberar la voz de la justicia enterrada en la calumnia y el chantaje.
El lodo es echado sobre el hombre justo porque su luz incomoda en este mundo de falsa ceguera, si el hombre ensayara a volver a su primitiva inocencia, esa inocencia que nos invita a preguntarnos el porque de las cosas, sentiría las fuerzas que impiden que este castillo de arena hecho de palabras y dogmas se venga abajo.
Mi estimado Sr. Presidente del Perú, Dr. Alan García Pérez, deje que el lobo vuelva aullar, deje que salga de su cueva, no es malo de vez en cuando ser mordido para recordar cual es el camino correcto, ese camino sin escondites, lleno de piedras y de fantasmas, pero que mas queda, ese es el destino de un presidente, de un auténtico líder, y la única fiel compañera en esa clase de caminos es la astucia, no la soberbia ni la intolerancia, recuerde que su líder, su “maestro”, supo escuchar a su compañero Luis Alberto Sánchez, y que con los años no tuvo más remedio que reconciliarse con ese hombre que le mostró con sabiduría y algo de crueldad sus errores. Para eso están los verdaderos amigos.
Nota: Cesar Hildebrandt es más cruel que Luis Alberto Sánchez, pero recuerde que usted es muchísimo más alto que Víctor Raúl Haya de la Torre.
A riesgo de parecer un fan boy de César Hildebrandt, es necesario iluminar la ignorancia de "perú notas" (por Dios pensé que el inicial de un país iba con mayusculas, en fin..). El Sr. César Hildebrandt también es un erudito de la lengua por si no lo sabe, así como muchos otros intelectuales que seguramente no conoce ud.; hasta donde yo sé cualquier ser humano erudito o no, tiene derecho a corregir y cuidar por el el buen uso de la lengua(no creo que hacerlo sea exclusividad de la Sra. Martha Hildebrandt o que lo haya registrado en Indecopi); ya en uso de sus facultades académicas ante una institución como el Congreso uno está en la obligación de hacer un buen uso del mismo y no sería dable acogerse en pretextos de ese tipo. Qué sería si dijéramos: "yo puedo hablar mal porque así hablan en mi barrio, o yo uso tal término como me dé la gana", aumentando la ignorancia del pueblo, casi promoviendola.
En las grandezas humanas, soñamos por una relación intelectual entre el Presidente y el Maestro; como la reconciliada entre Víctor Raúl Haya de la Torre y Luis Alberto Sánchaz, que para bien del Perú iluminen el presente y el futuro, apoyados en el pasado ejemplar de los grandes.
No. El Dr. Alan García debe ser más humilde, y usted debe tener más fe en su partido, eso no le quitará su dignidad, la búsqueda del poder por el solo poder siempre termina mal.
Estoy seguro que hay jovenes y niños apristas muy superiores al fundador Víctor Raúl y al actual presidente, el Dr. Alan García Pérez, y si se pierde esa esperanza entonces el partido aprista peruano esta predestinado a morir.
excelente, muy bien, me gustaria publicarlo en la revista sociocultural +kultos de la ciudad de piura, es una revista de los colegio Miguel Cortez Del Castillo, lo cual impulsamos la cultura en nuestra ciudad.
gracias por su atención...espero su respuesta en maskultos@hotmail.com
Simplemente genial, al leer esto y ponerlo en un contexto actual, se ve, a corto horizonte todas las infamias de una persona q fundo uno de los partidos mas avergonzates q tuvo el Peru.
Alguien que pide la integracion de latinoamerica (una escusa para que sus intimos amigos chilenistas, pro chilenos y claro no me olvido de los chilenos (con ninuscula esta bien para que la Sra. Martha Hildebrandt se cuelgue; y de esta maneria que nos invadan de una manera mas "elgante").
SI ESTUVIERA VIVO HAYA DE LA TORRE LE DIRIA "TU VISTA ESTA NUBLADA O ERES CIEGO DE PROFESION, COMO PIDES INTEGRACION DE LATINOAMERICA SI TIENES 1650 ETNIAS EN TU CASA QUE SE QUIEREN MATAR UNAS A OTRAS, PRIMERO PIENSA EN ORDENAR TU CASA Y ASI AL TENERLA ORDENADA PODER INVITAR A ALGUIEN Y QUE NO NOS LOGREN HACER LA DE LOS CHOLITOS.
ADEMAS PARA MI HAYA DE LA TORRE ES UN APROVECHADO MAS.
DUELA A QUIEN LE DUELA.
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