El 5 de agosto de 1962 Marilyn Monroe estaba invitada a una fiesta en casa de Peter Lawford.
Dicen que allí se encontraría con Robert Kennedy, con quien mantenía un sólido affaire. Tres meses antes, en el Madison Square Garden, le había cantado el famoso Happy Birthday al presidente John Kennedy, a quien había conocido en una fiesta en 1954.
Fue a principios de 1955, al parecer, que Marilyn, divorciada de Joe Di Maggio, empezó su larga relación con John Kennedy, resumen de la hipocresía católica.
Sus biógrafos no se ponen de acuerdo en determinar si ella esperaba de ese enredo algo más de lo que solía esperar: sexo a duras penas, un poco de cariño, una pizca de reconocimiento.
Su vida la había pasado dejando plantados a hombres que la querían y dándose a hombres que la querían usar. No se requiere de ningún texto de Freud para imaginar que detrás de esa cacería de infortunios estaba la búsqueda de la manta que le fue negada cuando niña, el buenas noches que no le oyó al papá panadero y en fuga, el no te preocupes que su madre no le pudo decir desde los sucesivos manicomios donde fue recluida.
Con John Kennedy, desde luego, se volvió a equivocar. Sería por eso que lo echaba de menos. Porque lo curioso y lo perverso es que apenas encontraba algo que se pareciera a un hogar, a Marilyn la llamaba otra vez la intemperie.
Por eso había dejado tan feamente a Arthur Miller, que sí la amaba, por Ives Montand, que sólo quería disfrutar del mito. Y por eso y por muchas otras cosas se había enredado con Frank Sinatra, el reducidor de cabezas más grande de Hollywood, y se había internado, deprimida hasta el tuétano, en una clínica psiquiátrica en el invierno de 1961.
Pero su película ya estaba escrita, aunque se hiciera lenta y anárquicamente como algunas de las producciones de John Huston.
Por eso aquel 5 de agosto de 1962, borracha como había estado las últimas semanas, llamó al FBI, a la Casa Blanca y a Peter Lawford. Nadie le contestó. No había nadie. Se sentía nadie. Tenía 36 años y era bella como un ángel y triste como una despedida.
Así que cogió el frasco de Nembutal y se tomó las cápsulas una por una. Si no había sido dueña de su vida – ni se reconocía en el nombre de las marquesinas ni en el tono lavanda de su pelo- sería dueña de su muerte, editora soberana de su propio final.
martes, 5 de enero de 2010
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3 comentarios:
Ella tuvo premios como actriz y comica,los temas no tenian que ver con su realidad, aunque tambien se hizo conocida por salir en la revista plyboy,pero era buena actriz,y supongo ella accedio a eso por dinero, pero se supone que no se puede a obligar a una muejer de ese tiempo y con la historia que tenia que se de cuenta que esta siendo utilizada para que un hombre se haga rico a costa de mujeres guapas, que es en ralidad lo que hace el dueno de la revista.Y los hombres para lograr mujeres asi, que necesitan para explotar , las crean.......
Ella era hija de madre separada en un pais conservador, con todo lo que acarrea eso, pues sobre todo injusticias y aislamiento, y falta de oportunidades....
En ningun momento Marylin M.demostro ambicion . ni siquiera fue su decision meterse al cine, y entro a tener importancia en el mundo del cine por su talento, aunque detraz estuvieran utilizandola, pues los temas que interpretaba tenian que ver con mujeres en busca del dinero de los hombres, cosa que ella no era asi.
Pues a mi me da mucha pena su historia , y creo que su vida estuvo llena de manipuladores que la llevaban por donde querian,desde su ninez y a pesar de todo no hizo nada extraordinariamente erroneo.
Tal vez tambien fue cuando empezo la "caza de brujas", de mujeres con talento , que incluso como empresaria tambien lo tenia.
Pues los conservadores siempre los conservadores!
Los paises no se pueden organizar en base solo a ubicar preferentemente o unicamente, personas salidas de hogares conservadores , ¿porque sino que se hace con los demas ?listos.....
Pues ella era consecuencia de la injustica de los conservadores insensibles y brutos y barbaros....
saludos.
Marilyn es mucho más que la imagen que permanece en la memoria de la mayoría de la gente.
Fue una mujer inteligente, que siendo adulta se preparó (estudió en la UCLA, Actors Studio)se relacionó con intelectuales de la época (Truman Capote, o su marido Arthur Miller)
Durante su corta vida dejó una huella que perdurará por siempre, en la memoria colectiva, su recuerdo es imborrable, su escencia inigualable y su leyenda inmortal.
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