martes, 30 de marzo de 2010

Sobre el blog y Cèsar Hildebrandt

"Cèsar Hildebrandt. Blogger" desconoce las razones por las que el diario "La Primera" ha dejado de publicar las columnas del periodista Cèsar Hildebrandt. Algunos dicen que serìa sòlo vacaciones mas no hay una versiòn oficial del diario. Algo que nos tranquiliza es el hecho que la foto de Cèsar Hildebrandt aun se mantiene en la web del diario lo que hace pensar en su pronto retorno.
"Cèsar Hildebrandt. Blogger" se compromete a seguir publicando los comentarios Cèsar Hildebrandt en cuanto èl vuelva a "La Primera":

Atte.

Los administradores de "Cèsar Hildebrandt. Blogger"

sábado, 20 de marzo de 2010

El amor no mata

Dice la tele que el suicidio de un niño de doce años, ocurrido ayer en Chosica, se ha debido al amor.
La reportera de la tele precisa: “un amor platónico hacia una joven de 23 años motivó el suicidio de un niño de 12 años, que se ahorcó con una correa para pasear perros en la casa de Giselle Noras, de quien habría estado enamorado...”
A este niño irremediable no puede haberlo matado el amor. Es más: el amor no mata; lo que mata es el desamor.
En la última línea de la parrafada televisiva puede estar el dato clave: el cadáver de A.E.P.H. –esas eran sus iniciales- fue levantado sin la presencia de ninguno de sus padres. La mamá no se había enterado porque estaba lejos trabajando; el padre siempre fue un fantasma desertor.
El amor no puede matar, aunque Ortega y Gasset lo llame “imbecilidad transitoria” y “angina psíquica”. Ni aunque Lope lo describa como “creer que un cielo en un infierno cabe”. Ni aunque Heine nos recuerde que decir “locura de amor” es una redundancia porque el amor ya es una locura.
Lo que sí mata, pero no con mano propia sino con la sádica lentitud de los años, es la sobreestimación del amor. Eso de creer, por ejemplo, que el amor hace milagros, salva, redime, desencarcela.
El amor que nos impuso el romanticismo occidental sí puede ser, aparte de cursi a lo Bécquer, espectacularmente desdichado.
Nada más peligroso que el extremismo sentimental. Detrás de su apego tembloroso hay una adicción.
Para que el amor funcione es imperativo cantar a dúo. Pero la mayoría dúa el silencio y a veces, con un poco de suerte musical, los ruidos de la apnea.
Sin embargo, es bueno aclarar que el romanticismo se contrae, se adquiere, es opcional. No existe en la naturaleza. Algún día desaparecerá.
Lo que primero inventó la civilización fue el respeto. Y esa es la base del amor veraz. No sólo del amor interpersonal sino del amor al mundo, a la vida, a la mayor cantidad de otros que uno pueda imaginar.
El romanticismo ligó para siempre el amor y el sufrimiento, alianza que es una de las lepras culturales más espantosas que hayamos podido difundir.
En el “Don Carlos” de Schiller se escucha esta frase: “Sólo conoce al amor quien ama sin esperanza”.
Pero quien ama sin esperanza no está tocado por el amor sino por la devastación y la idiotez. Es preferible mil veces entregarse al ascetismo zen, al autismo hinduista, a las mortificaciones de San Ignacio que esperar la lluvia en el Sahara o el sí de un corazón ajado.
Con los años he descubierto que detrás de ese fatalismo romántico se venden, como en pack, otras resignaciones: la del trabajo indeseable, la del patrono canalla, la del sistema que condena a millones a mirar la tele para ver como vive la gente “decente”. Como si te dijeran: “Sufrirás hasta en los ruedos del amor”.
O sea, el cuento ese del cielo prometido.

viernes, 19 de marzo de 2010

Teatro aprista

El teatro de Pirandello cambió mi manera de ver el mundo. Lo mismo que el de Ibsen, o el de O’Neill, o el de Beckett.
El teatro aprista, en cambio, no deja de producirme alergia cutánea. Lo vi por primera vez en un mitin de Alfonso Ugarte: falanges desfilando como si Lima fuese la Roma de 1922, brazo y mentón en ristre y pañuelo agitado. Pero ese teatro tenía dignidad de masas y disciplina de sufridos.
¿Vieron, en cambio, la tercera escena del cuarto acto de esa comedia involuntaria que hubiera podido robarle el título a la obra de Wilde “El abanico de lady Windermere” y que tuvo como co-protagonista al varias veces nominado Aurelio Pastor? ¡Una delicia!
Horas antes de recibir una patada en el trasero que hará historia, Pastor había hecho dos cosas testarudas pero dignísimas:
1) Había denunciado el tsunami vengador de “El Comercio” y el poder concentrado de ese grupo; y
2) Había buscado apoyo en algunas bases apristas para salir por lo menos con la cabeza en alto.
En el tiempo que demora hornear un pan, Pastor se había erguido como el nuevo líder de los más o menos cuarentones apristas. Su manera de encarnar la resistencia frente al abuso de García –el verdadero perpetrador del indulto a Crousillat- lo convertía en un proyecto de Cachorro Seoane, en un Valle Riestra de los cincuenta, en un rebelde esperanzador.
Pero he aquí que, para dejarnos estupefactos y orinados de risa, Pastor acude a su deshonroso relevo y se presenta como Sara Bernhardt (nacida Rosine Bernardt) en el debut de “Las sabihondas”, de Moliere, y convierte el palacio de gobierno en el teatro Odeón de París.
Vejado por un cese que hará historia, va Pastor a la sede del agravio y se presenta ante su verdugo cívico y le hace venias, lo saluda, lo comparsea, se deja sobajear y recibe tibios saludos de la claque aprista allí reunida.
Y entonces, uno entiende por fin: todo había sido teatro, arte escénico, emoción fingida, ira del Actor´s Studio.
Y para continuar con la función, se dirige a la prensa y dice, locamente triunfal, que él no va a retroceder (cuando ya caminó en reversa todo el circuito de playas) y que “El Comercio”, chúpate esa, tiene ya su candidato y ése es Alejandro Toledo.
“Y aquí está el pueblo, con nosotros, y allá está “El Comercio” y su candidato Alejandro Toledo”, insiste como si estuviera grabando para “Al fondo hay sitio”.
¿Verdad? ¿O disfuerzo en el “Lido” y cimbreada en el “Moulin Rouge”?
Porque la verdad es que ningún lector ha notado que “El Comercio” favorezca a Toledo: ni en las encuestas, donde suele castigarlo; ni en sus opiniones, en las que suele olvidarlo; ni en sus recuentos, donde suele omitirlo.
Porque “El Comercio” no tiene, por ahora, candidato. Su candidato, en todo caso, es “El Comercio”. Y, si fuera el caso, “El Comercio” votaría por la imposible reelección de Alan García, que tan bien ha defendido sus intereses y tan espléndido ha sido con “el sistema” que “El Comercio” encarna y vigila.
Lo que este actor no dice es cómo pudo firmar para un infame un indulto reservado a tuberculosos y a enfermos terminales. Y lo que jamás dirá es que sólo cumplía órdenes de García.
¿Por qué, a la hora de ser presionado por García, Pastor se calló en siete idiomas? ¿No hubiera sido ese un buen momento para renunciar, denunciar y salir como todo un líder moral de la nación?
Lo que nadie puede entender, por otra parte, es qué tendrían que ver las hipotéticas inclinaciones de “El Comercio”, sus episódicas coincidencias con un Toledo que ni siquiera se ha proclamado candidato, qué tiene que ver eso, digo, con la vergüenza del indulto al prófugo Crousillat. ¿O es que Toledo armó ese bochorno?
Y lo que sí tendría que ver (y mucho) es que García expulsó a Pastor para congraciarse, precisamente, con “El Comercio”.
¡Y Pastor dice que “El Comercio” y el gobierno de García combaten, como en Verdún, en trincheras opuestas! Que le pregunte a José Graña, accionista importante de “El Comercio” y uno de los favoritos más contantes y sonantes del doctor García.
Después algunos se preguntan por qué la política repele tanto a los jóvenes y asquea a tanta gente decente.

jueves, 18 de marzo de 2010

Alan el Magno

En la inauguración del Colegio Mayor “Presidente de la República” el doctor Alan García, inaugurándose casi a sí mismo, se puso a dar unas lecciones magistrales y, entre otras cosas, recomendó que los alumnos leyeran biografías de grandes hombres.
Citó tres nombres vinculados a la grandeza: Jesucristo, Simón Bolívar y Alejandro Magno.
No creo que a los católicos les haya gustado mucho eso de juntar a su Dios encarnado con alguien tan distante de toda santería como Simón Bolívar. Pero, en todo caso, nadie puede discutir –sea cual fuere su fe- la grandeza del semita rebelde y el carácter decisivo del libertador de la América hispana.
Lo que sí intriga es por qué el doctor García, tan culto él, puso en pie de igualdad al divino maestro, al héroe venezolano y a ese incansable masacrador de pueblos llamado Alejandro Magno, a quien algunos historiadores militares, como el conservador Víctor Davis Hanson, han comparado con Hitler.
¿Qué le gusta de Alejandro Magno al doctor García?
No creo que le guste el hecho de que Alejandro asesinara, borracho y con una lanza, al general Clito, que le había salvado la vida años antes en la batalla del río Gránico. Y todo porque Clito le dijo que la vanidad terminaría con su grandeza.
Tampoco creo que el doctor García apruebe que Alejandro mandara matar a su primo hermano Amintas, acusado de conspiración, o a su propio biógrafo oficial, Calístenes, sospechoso de traición.
Por no hablar de los asesinatos multitudinarios perpetrados por Alejandro en la brutal conquista imperial de Persia.
Y para no mencionar las masacres de pueblos enteros como los de Masaga, Ora y Aorno, cuyas poblaciones, todas pertenecientes al subcontinente indio, recibieron la promesa de un perdón si se rendían y, traicionadas por orden de aquel Magno infame, fueron pasadas a cuchillo.
¿O es que al doctor García le fascina el momento en que el ejército de Alejandro, exhausto de matar y de exponerse, se subleva y se niega a avanzar derrotando la voluntad del psicópata que lo conducía (lo que no le impidió, en el camino de regreso, masacrar a los malios, incluyendo a mujeres y a niños)?
Más extravagante e impropio sería aún pensar que el doctor García recomienda la biografía de Alejandro Magno como personaje ejemplar, por el hecho de que el prodigioso general de mil batallas amara, más que a nadie, más que a sus dos sucesivas esposas, a su jefe de caballería, Hefestión, por cuya muerte el conquistador lloró, según narraron algunos, seis meses seguidos.
Quizá el vínculo más intenso entre el doctor García y Alejandro sea este símil entre gótico y futurista: Alejandro no quiso dejar sucesor y, tras su muerte a los 33 años, el imperio macedonio se quebró y agonizó; García se imagina muriendo igualmente intestado e irrepetible. Mismo Alan el Magno.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Vuelven los viejos tiempos

Con el APRA y el segundo alanismo en el poder hemos vuelto a los tiempos en que “El Comercio” ponía y sacaba presidentes, ministros, generales y hasta surtidos subalternos.
Qué ironía. El diario que escribía “APRA” con minúsculas y llamaba a Haya “el jefe de la secta” y recordaba cada aniversario del asalto al cuartel O’Donovan como si fuera fecha religiosa, desempolva hoy su guillotina y la reestrena con sangre nueva y más o menos joven.
“El Comercio” nunca había tenido tanto poder desde los tiempos en que conspiraba para echar a Billinghurst –ese “populista” indeseable que se atrevía a ganar elecciones con el auxilio de los obreros de Lima- y traerse abajo el primer proyecto moderno de inclusión social.
Y lo logró. Como siempre. Porque para eso era “El Comercio”, el diario que un Chileno y un argentino crearon para darle a la plutocracia peruana un mensajero ilustre.
Muchos años después, en la década del 50 del siglo pasado, sólo “La Prensa” de Pedro Beltrán se atrevería a amenazar esa hegemonía.
Donde “El Comercio” ponía odio, “La Prensa” puso periodismo y donde “El Comercio” silenciaba “La Prensa” registraba. Parecía una batalla entre la obstinación y el progreso.
Claro que “La Prensa” era casi, editorialmente hablando, un diario de Austin, Texas. No sólo porque Pedro Beltrán tenía una esposa gringa, pensaba como gringo y tenía editorialistas que Ted Roosevelt habría aplaudido, sino porque así se enfrentaba a la línea “antiyanqui” que “El Comercio” había impuesto.
¿Línea antiyanqui? Sí, durante muchos años “El Comercio”, que en esa época creía en una burguesía nacional fuerte y auspiciada desde el gobierno, libró una excepcional batalla en contra de los espúreos intereses de la Standard Oil -de New Jersey- en Talara, intereses fundados en un laudo arbitral carente de toda validez.
Por eso es que cuando Velasco tomó a patadas la refinería de la International Petroleum Company “El Comercio” aplaudió a rabiar. Como había aplaudido, con editorial y todo, el golpe de Estado en contra de Fernando Belaunde Terry, golpe producido alrededor de una denuncia de corrupción petrolera cuyo protagonista era –otra vez- la filial de la Standard Oil en el Perú.
Pero hacía más de 40 años que “El Comercio” no demostraba la plenitud atlética y el punche mortífero con que ayer terminó noqueando al simbólicamente pesado Aurelio Pastor.
En los años 70 ese diario, aun antes de su expropiación, tenía un aspecto decrépito y una influencia menoscabada. La televisión de los 80 terminó de decretar su rol secundario. El poder y la influencia se habían trasladado a la pantalla.
“El Comercio” nunca perdió de vista su deseo de vengarse de la tele. En los 2000 eso fue posible –o empezó a hacerse posible- con el control de un medio como América Televisión. Por decisión de “El Comercio” habría menos bríos en los estudios y más cancha libre en las rotativas.
El cese de un Pastor en rebeldía, el silenciamiento de un ministro que ayer acusó directamente a “El Comercio” de pretender sacarlo, es el mayor éxito del diario de los Miró Quesada en varias décadas.
Es la resurrección de “El Comercio” como fiel de la balanza y expresión del cuarto poder.
Y lo irónico es que haya sido el partido de Haya de la Torre el que lograse que este amable Tutankamón, en alianza con nuestros vecinos de Chile, vuelva para mandar y ser temido.
Quizá no sea tan irónico que García haya sido el autor de esta hazaña. Porque, al fin y al cabo, entre un partido que ha sido sombra obediente y cola inexorable y un periódico donde está de accionista Pepe Graña (el de Graña y Montero) García ha elegido con sentido ideológico y de clase.
Total, el APRA y Pastor son temas menores frente al poder del dinero al que García decidió someterse desde el 2006.
Pastor obedeció a García a la hora de firmar el indulto de marras. Ayer García lo echó como a un perro de chacra. No estaba en el libreto que este Pastor (por más alemán que se creyese) ladrase por la libre.
Que los perros de chacra de todo el caserío entiendan el mensaje.

martes, 16 de marzo de 2010

Republiqueta esparraguera

Hasta hace pocos días era uno de los favoritos de García. Es que creyó en García.
Ahora es un perseguido de García y su memoria expandida.
José Enrique Crousillat ha demostrado, en carne propia, que se puede pasar, en apenas horas, de cortesano a hereje, de mimado a apestado, de montesinista con privilegios alanistas a pobre diablo con orden de captura.
¿Y la comisión médica que iba a nombrar, por encargo de García, el ministro de salud, señor Ugarte?
¿Y la evaluación del expediente judicial y los papeles del indulto?
¿Y la revisión que se haría de la calidad de los once diagnósticos supuestamente en juego?
¡Pamplinas!
El indulto, que es una gracia, puede desaparecer de un patadón des-graciado (como el que sufriera, aquella tarde infame, Jesús Lora).
La lección es que, tratándose de García, la única estabilidad jurídica posible es la que disfrutan los mineros y los TLC.
Y ojo que no es que estemos lamentando la situación de Crousillat, veterano rufián de contenidos televisivos.
Lo que lamentamos es la imagen de país que hemos tenido que dar gracias al doctor García.
Sí, gracias a él, que se enfangó otra vez en un charco mafioso otorgando una gracia humanitaria que Crousillat no se merecía.
Lo que el indulto quería era devolver a las calles y a los juzgados al hombre que podía poner nerviosos a “El Comercio” y “La República”.
Y los puso, pero a costa de poner al mismo tiempo al descubierto la grosería de la gracia concedida: la zafiedad alquilada de Pastor, el desacato a los dictámenes médicos y procesales del Inpe, la intervención mafiosa para que el reo no estuviera en San Jorge y pasara su “carcelería” en el spá disimulado de una clínica.
Y encima vino lo del juicio apocalíptico maquinado por Jorge Castro y bendecido por Nicolás Lúcar, el consejero del Padrino.
Ya no sólo el indulto: ¡también la recuperación del Canal que se usó de mingitorio!
Crousillat olvidó que esperar dos grandes piezas en una sola sesión de pesca es algo que sólo los ingenuos hacen.
¿No le bastó con la libertad tramposa obtenida en alguna covacha de palacio de gobierno?
No. Y no le bastó porque –de eso pueden estar Seguros- escuchó de García (a través de Castro) no sólo frases amables y piadosas sino anuencias prometedoras y aliento de barra brava y compromisos de vegasvegas.
Pero García hace tiempo que no calcula bien. Hace mucho tiempo que ha perdido el instinto del horizonte y las señales del mediano plazo.
Por eso no pudo prever el terremoto que se le vino (un 7,9 en la escala modificada de Rey).
Y por eso olvidó todo, pateó todo, desconoció todo y, sometido a una presión que incluyó la de su propio partido, mandó a apresar al que nunca debió estar libre y, horas después, “disolvió” el indulto burlándose de toda formalidad (y no se sabe si previniendo antes a Crousillat, su traicionado ex-beneficiario).
La lección de todo esto es que el Perú es una republiqueta esparraguera, una Pampa Bonita donde el presidente hace lo que le da la gana, un reino cafre en el que el poder judicial persigue a pedido del califa y donde la ley se escribe en esos suaves papiros enrrollados que suelen estar junto a los inodoros.

domingo, 14 de marzo de 2010

Basura Cáceres

(Ayer, en “El Comercio”, se dio cuenta de una noticia que vuelve a demostrar hasta dónde llega la amnesia voluntaria y el paludismo moral de nosotros los peruanos. Porque resulta que don Luis Cáceres Velázquez, el hombre que se vendió al Fujimorismo por 20,000 dólares, encabeza una encuesta de intención de voto para la alcaldía de Arequipa. De modo que este puneño tránsfuga podría volver a manejar, a pesar del hedor de su pasado, la ciudad que siempre se jactó –y con razón- de ser la mayor fuente de rebeldía y dignidad de la historia republicana del Perú. Las líneas que siguen corresponden a la apócrifa y difamatoria biografía que sobre el personaje en cuestión se encontró hace poco en un vertedero de Juliaca).
Basura Cáceres nació en el distrito lacustre de Cacatiti un imaginativo y erróneo 32 de agosto de 1930.
Como se verá, se trata de una fecha falsa que, sin embargo, figura en una partida de nacimiento, también falsa, inscrita en un registro inexistente, suscrita por funcionarios que jamás estuvieron en el escalafón público y asentada en un libro de hojas amarillentas sin llenar. Por eso algunos dicen que B. Cáceres fue, formalmente, un nonato.
B. Cáceres ganó su primera licitación pública cuando no había cumplido cuatro años (de LA PRIMERA condena).
En efecto, cumplida su primera cadena perpetua y hecha su primera obra pública en Juliaca con la mejor arena que pudo encontrar –la represa se llamó Acho y LA PRIMERA corrida fue ante el primer embalse-, B. Cáceres, libre porque el alcaide del penal le había firmado, ya muerto de una puñalada, un permiso especial de 14 años, decidió aventurarse con una empresa de resonancias familiares: fundar una banda.
La idea le vino cuando aprendió a leer, a la edad de 31 años, los titulares grandes de “Juliaca Informa”, que era un diario de cuatro páginas de información y 24 de publicidad. Un diario, dicho sea de paso, al que B. Cáceres había contribuido decisivamente obteniendo buena parte de su espectacular avisaje.
-Ese hombre no me pone un aviso en los últimos dos días –le decía el director, que tío por parte de madre, a B. Cáceres.
Y entonces B. Cáceres iba y hacía, modestamente, lo suyo, que era volar la casa del renuente con unas cuantas granadas y exterminar a la familia pero dejando siempre a un mayor de edad vivo para que continuara firmando los cheques de la publicidad.
B. Cáceres hacía eso y más pero siempre preguntaba por qué eran importantes esas hojas con caracteres incomprensibles y por qué daba tanto poder imprimirlas.
Hasta que, como decíamos, asistido por un amaestrador de extraordinaria paciencia, pudo articular, murmurándola, su primera frase de lector una mañana tranquila de diciembre. Un mundo nuevo se abrió ante sus ojos de depredador.
-¡Carajo! –se dijo a sí mismo-. Así era la cosa. Era un asunto grande.
Entonces, consciente de lo poco que había cobrado por sus servicios de sicariato en masa, B. Cáceres encaró a quien había sido su jefe, es decir el director de “Juliaca Informa”. Como el sujeto no pareció entender la magnitud del reclamo, B. Cáceres le dijo, con absoluta precisión, que estaba allí para cobrarle comisiones atrasadas porque sentía que no había sido bien tratado.
-Usted se ha aprovechado de mí –dijo B. Cáceres.
El director soltó una risita nerviosa.
Nunca se sabrá si fue la risita o la imposibilidad de pagar tantas moras y sobretasas fijadas de modo tan arbitrario lo que produjo el estallido de ferocidad de B. Cáceres. Lo cierto es que el director de “Juliaca Informa” fue resueltamente ejecutado.
Si hemos de ser precisos tendríamos que añadir que para realizar el entierro hubo de hacerse una literal colecta del interfecto, desconsideradamente disperso a causa de 108 machetazos de mayor o menor relevancia.
De resultas de ese trágico incidente –y dado que la viuda y los hijos del troceado hombre de prensa se asilaron en Arica- B. Cáceres se quedó con el periódico y vio cómo todos en Juliaca, el día en que velaban los avos del difunto, le besaban la sortija de oro que le había regalado, poco después de cerrar los ojos para siempre, una de sus víctimas.
-Padrino, padrino, mis respetos –le decían.
Pero el pueblo le quedaba chico. Había poco que corregir, casi nadie a quien matar y las mujeres pollerudas empezaban a hartarle.
De tal modo que decidió tomar Arequipa.
Original en todo, fue el primer Jesse James de la puna en emplear forajidos montados sobre guanacos. Dando alaridos de espanto y levantando una polvareda de varios kilómetros, los 6,000 bandoleros de B. Cáceres tomaron Arequipa casi sin oposición.
Cuando B. Cáceres decía que iba al asalto de una ciudad no se refería a saquear sus bancos o a ensañarse con las damas de algún lugar encopetado, no. Él tomaba la ciudad y sus asaltos podían durar temporadas enteras –uno de ellos, el de Ilave, duró tres años y medio-.
Cuando eso pasaba sus forajidos se instalaban, adquirían puestos públicos, ranchos, inmuebles intestados, viudas a discreción y, en algunas ocasiones, hasta zapatos.
-Hemos venido a tomar Arequipa -le dijo B. Cáceres al alcalde que salió a enfrentársele y que yacía en la tierra dura hecho un colador.
-¿No quieres contestarme, no? –preguntó B. Cáceres.
Entonces le preguntó al jefe de la guarnición policial, que bamboleaba de la rama de un eucalipto, si ese silencio suyo era aceptación y, como no hubo respuesta, B. Cáceres decidió que esa ciudad de sillares y súbditos ya era suya.
-Robaremos todo lo que podremos y nos iremos cuando nos dé la puta gana –gritó poco después B. Cáceres a la multitud convocada en la Plaza de Armas.
La multitud lo vitoreó.
-¡Viva Keiko! –rugieron las voces del aimaraje armado.
-¡Viva! –gritó B. Cáceres.
-¡Viva Kouri! –escopeteó la masa.
-¡Viva! –respondió B. Cáceres. Y añadió:
-¡Hemos vuelto, carajo! Esto será como en los años 90.
-¡Martín Rivas a Interior! –carraspeó Carlos Raffo disfrazado de danzante de tijeras.
-¡A Interior! –lo siguó la muchedumbre.
-¡A Lima, a liberar al Chino! –bramó Basura.
-¡A Lima! –hizo eco la gente.

sábado, 13 de marzo de 2010

Milagros en la Católica

No le creo ni media palabra a la encuesta de ayer de la Católica.
Lo que ocurre con el caviaraje mitad pontificio y mitad avendañista -¿vieron a don Jorge Avendaño defendiendo la cutraza de Comunicore?- es que está asustado porque el juicio que les ha metido Cipriani es de temblar.
Y lo es por algo muy sencillo: la voluntad testamentaria de José de la Riva Agüero, el dueño de las tierras santas donde hoy reinan los chicos que alguna vez fueron de Wisconsin, se ha incumplido escrupulosamente.
Y como se ha incumplido, a los rentistas de la Católica les está costando las duras penas demostrar que, en efecto, son los ocupantes sin mácula de la Universidad.
Por eso es que la Católica se está replegando de todo aquello que pueda sonar izquierdista, o que pueda leerse como contestatario, o que pueda entenderse como apenas incómodo para los que cortan el jamón.
Y por eso quizá sus encuestas más recientes han empezado a parecerse tanto a las de la Universidad de Lima. No sólo por el sesgo de las preguntas sino por el significado de sus omisiones y las connotaciones de sus notorias infladas.
Ayer, por ejemplo, los chicos de la Católica nos han dicho que, en Lima, Jaime Bayly tiene tanto puntaje en intención de voto como Toledo y un puntito más que el pobre Humala, a quien las tropas de Tuesta parecen haber desterrado de toda esperanza.
La encuesta que comentamos es, por supuesto, limeñísima y mazamorrera hasta el zahumerio. Sólo que ahora, en la Católica, el viento de los inciensos tiene otra dirección.
Toledo, la bestia negra de Alan García, tiene en este sondeo menos puntaje que el candidato “No precisa”, que anda por el 9 por ciento y que, sin duda, sería un gran presidente ecléctico.
Eso suena muy conveniente a la hora de enfrentarse al aprismo judicial de los Vega cuando las papas queman en un expediente. Un expediente –hay que recordarlo- del cual depende nada menos que la administración de esa fortuna incalculable (y exonerada de tributación) que es la PUCP.
Castañeda, claro, sigue firme y rocoso en su primer lugar. Y a varios cuerpos, pero impertérrita y varada en su orilla, está Keiko y su segundo lugar. Y todos los demás son moco de pavo, agujetas de color de rosa, chancayes de 10.
Y, desde luego, cuando los católicos de la demoscopía arman el cuadro de los indeseables el primero de ellos, qué duda cabe, es el mismo comandante que está debajo de Bayly.
La cosa es así. Les preguntan a los limeños encuestados por quién no votarían jamás y, entonces, surge un alud de odio dirigido en contra del candidato que estuvo a punto de ganarle a Alan García en el 2006: 54 por ciento dice que jamás (DE NINGUNA MANERA, las mayúsculas son del documento original) votaría por Humala. Es el único caso. Todos los demás aspirantes, incluida la simpática Pucca del Fujimorismo, apenas congregan un veintitantos por ciento de rechazo visceral.
Ante la pregunta de cuál es el candidato que lucharía con más eficacia en contra de la corrupción, la muestra pone a Castañeda como primero, con el 27%. ¿Castañeda como el más apto para luchar en contra de la corrupción? ¿Con fajo o sin fajo de ReLima?
Y hasta Alex Kouri, ese hijo de Convial, resulta el más aprobado (42%) en su “desempeño público”. ¿Quién es el último de esta lista? No se equivocaron: es Ollanta Humala (con 15%).
Pero el asunto no queda allí. El milagro de la Pontificia es ambicioso y multiplica también los panes de la popularidad alanista.
Porque resulta que el doctor García sube cuatro puntos en su aprobación limeña y llega a la plusmarca de 39 por ciento de anuencia popular. En plena decadencia del indulto podrido y las patochadas de buena parte de sus ministros.
Pero así es la cosa en el Perú cuando tienes rabo de paja y te cuadras, no ante el Juez Supremo Celestial sino ante un juez de la Superior que te guiña el ojo. ¡Amén!

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Posdata: Roxanne Cheesmann me ha llamado y me ha asegurado que ella jamás influyó en la decisión presidencial de indultar a José Enrique Crousillat. Le creo. publico estas líneas a su solicitud y ofrezco mis disculpas por el error cometido.

viernes, 12 de marzo de 2010

García en decadencia

Sale Aurelio Pastor al patio de palacio de gobierno y dice, como si hablara desde una alfombra roja, que “el gobierno exigirá” una investigación del Congreso en relación a la transferencia de acciones de América Televisión.
Dice esto al costado del primer ministro, Javier Velásquez Quesquén. Éste no añade nada sino que refrenda implícitamente lo dicho con su silencio consentidor y hasta con ese lenguaje corporal que un arlequín envidiaría.
Por la noche, y dado el tsunami político y social producido por esta declaratoria de guerra a los grupos “El Comercio” y “La República”, hace su aparición el señor Luis Miró Quesada Valega, mandamás de América TV, y dice que “nada hará cambiar” la política informativa de América TV.
Más allá de que la política informativa de América TV consiste en cumplir con la voluntad de “El Comercio”, lo cierto es que Miró Quesada Valega parece haber tomado el toro por las astas y, con la ayuda fraterna de Rosa María Palacios, dice lo suyo. Lo dice, claro, con esa vocación por el eco y la repetición y con ese airecillo de indignación aristocrática que sólo los Miró Quesada parecen capaces de alcanzar.
Pero en eso sucede lo increíble: llama Velásquez Quesquén al programa de la señora Palacios y se atreve a jurar, con la desfachatez que se aprende junto a García, que “el gobierno no exige ninguna investigación sobre la transferencia de acciones de América Televisión”.
Realmente estupefacta, la señora Palacios le pregunta, más o menos, cómo se explica entonces lo dicho por Aurelio Pastor, ministro de Justicia.
Velásquez Quesquén dice que no hay nada que explicar, que lo dicho no se dijo, que él habla como presidente del consejo de ministros y que sanseacabó.
Tras un corte comercial, la señora Palacios vuelve a pasar el video del señor Pastor. Lo pasa dos veces y allí está, irrefutable, la cita: “el gobierno exigirá una investigación...”
¿Cosa de locos? No, asunto de mafiosos que empiezan a patinar, a sacar tajadas personales, a no obedecer al capo que se fue de viaje y no dejó directivas claras.
Pastor no le ha cobrado todavía a Crousillat por el fraude del indulto. Pero no hay duda de que, si Crousillat recupera el canal, Pastor cobrará lo suyo: al cash o en especies, en un solo tramo o en espacios, en cherris o con programa propio.
Entonces, por la noche, llega el doctor García de la temblorosa transmisión de mando en Chile y lo primero que dice es que “tiene entendido” que “un ministro habría dicho” que sería una decisión del gobierno ordenar la investigación sobre el cambio de mando en Canal 4.
El presidente niega tres veces- pedrianamente, garcíamente- que sea propósito del gobierno recomendar tal investigación. Nadie le pregunta por qué, entonces, Pastor dijo lo que todos le oímos decir.
García añade que está facultado a revocar la gracia del indulto a Crousillat y que lo hará si los nuevos exámenes contradicen aquellos que le sirvieron, supuestamente, para ser generoso con el recomendado de Ricardo Ghibellini y Roxanne Cheesmann.
Pero en seguida dice que, como ciudadano libre, Crousillat podría negarse a someterse a nuevas pericias clínicas. Para de inmediato matizar: “aunque alguien que se niega a ser examinado está demostrando que tiene algo que ocultar”.
O sea que García, a la cabeza de su gobierno, ya no sabe lo que dice ni sabe cómo borrar lo hecho ni de qué modo encubrir sus jugarretas ni a quién sacrificar para salir ileso de tanto derrape.
Este es el peor momento de García. Este el peor momento de un gobierno que no lo venía haciendo mal en relación a la gran prensa, esa yegua de cascos ligeros que cambia cada cinco años de montura. Y lo increíble es lo que García y sus torpes cortesanos han logrado con el llamado “operativo Crousillat”.
Porque resulta que, gracias a García y su vocación por lo sórdido (allí están sus cercanías con Kouri y “Chimpún Callao”, sus coqueteos con el Fujimorismo civil y armado, su mano tendida a lo peor de la CTP) y gracias a Pastor y a sus viciosos procederes, ahora tenemos que “América Televisión” aparece como la heroína de la fiesta.
Seamos claros: una cosa es que Crousillat sea un súper ratón del fujimontesinismo y otra cosa es que nos creamos el cuento de Miró Quesada Valega.
Ese cuento consiste en tratar de hacernos creer que América Televisión, a raíz de lo sucedido, defenderá la línea impoluta de la que carece, seguirá demostrando el coraje opositor al que renunció hace tiempo y resistirá las presiones políticas que, en los últimos tiempos, siempre sorteó negociando y cediendo.
Como si el Canal de Lan-Chile y Graña Montero fuera todo un ejemplo de independencia.
Si García pensó que su pata Crousillat mantendría en asustado jaque a “El Comercio” y a Canal 4 en plena etapa electoral, se equivocó. Primero, porque no necesitaba apelar a tan esperpéntico personaje: bastaba con seguir pidiéndole a Pepe Graña que, de vez en cuando, morigerara ciertas cosas. Y segundo, porque Crousillat es un auténtico decadente, un matón porteño que sólo podía causar líos como el que ha producido.
La lección final podría ser esta: Alan García, el otrora hábil constructor de ardides, hoy fabrica bumeranes. Y los hace cada día más bonitos.

jueves, 11 de marzo de 2010

Fariñas en Cuba

Guillermo Fariñas Hernández es periodista y licenciado en psicología. Tiene 48 años y es cubano.
Fue, hasta hace algunos años, un militante del Partido Comunista de Cuba. De niño había sido “pionero”, es decir infante marxista-leninista, con pañoleta roja al cuello y todo.
En su juventud fue, además de un buen basquetbolista, integrante de la Unión de Jóvenes Comunistas. Peleó en la guerra de Angola, demostró coraje excepcional en algunas de las batallas libradas en contra de los mercenarios imperialistas que combatían bajo el paraguas de Unita y el autodenominado Frente Nacional de Liberación, y fue varias veces condecorado por el régimen de Castro gracias a su temeridad como integrante de los Comandos de Demolición, Penetración y Sabotaje que acosaban la retaguardia del enemigo.
En una de esas acciones Fariñas recibió dos balazos: uno en un muslo y otro que le rozó la columna vertebral tras ser desviado por una cantimplora.
Más tarde fue parte del Batallón de seguridad de las Embajadas y fue uno de los guardias que custodiaba la embajada peruana el día en que un ómnibus rompió la tranquera de seguridad e ingresó a esa sede, originando la famosa crisis que terminaría en el puerto de Mariel.
Con todo ese pasado, sin embargo, Fariñas ahora está en huelga de hambre y es considerado un apátrida, un traidor y un asalariado de los Estados Unidos por la prensa oficial cubana.
Desde el 24 de febrero este afrocubano alto y magro de carnes está en huelga de hambre. Protesta de esa manera por lo que considera “la inhumanidad” del régimen castrista en contra de los presos políticos y demanda, de manera específica, la liberación de 26 de esos prisioneros de conciencia “dadas las precarias condiciones de salud que padecen”.
¿Qué puede convertir a un comunista en un disidente dispuesto a morir por lo que defiende? ¿Cómo se llega del fervor al odio, de la adhesión a la declaratoria de guerra? ¿Qué empujó a Fariñas a esta situación y a declarar a la BBC de Londres, como declaró ayer, que su muerte “demostrará la convicción de la oposición cubana”?
Aclaremos: esta es la decimocuarta huelga de hambre de Fariñas, convertido en un símbolo del radicalismo disidente y del drama sin salida que enfrentan, por ahora, los desafectos. Pero hay indicios de que, esta vez, Fariñas sí está dispuesto a llegar hasta el final.
Visitado por algunos corresponsales en su modesta casa de Santa Clara, la ciudad que alguna vez tomara el Che en nombre de la revolución que liberaría para siempre a Cuba del oprobio, Fariñas sabe que no habrá negociación. Lo supo también en junio del 2006, cuando llevó a cabo una de sus gandhianas protestas y fue convencido por sus familiares de que desistiera al descubrírsele una lesión pulmonar de origen tuberculoso.
Fariñas no es precisamente ecuánime en muchos de sus juicios y parece haber sufrido, desde aquel 1995 (año de su primera detención), un progresivo jacobinismo y un cierto deterioro de algunas de sus facultades. Sus ataques de epilepsia, por ejemplo, habrían aumentado en frecuencia e intensidad.
Pero esta es una razón adicional, en todo caso, para que el régimen cubano demuestre un tino especial y una pizca de “compasión socialista”.
Porque lo que ha llevado a Fariñas a este intento de imitar el gesto de Orlando Zapata Tamayo, muerto luego de permanecer 85 días en huelga de hambre, es una situación que sólo los felipillos del castrismo niegan: en Cuba la oposición carece de derechos y la única política que se permite es aquella que consiste en obedecer y temer.
Algunos corresponsales afincados en La Habana insinúan que lo que Fariñas desea no es negociar sino, sencillamente, morir.
“De otro modo no se explica que haya rechazado los buenos oficios de la embajada española en Cuba, que le propuso en las últimas horas, con el tácito consentimiento del régimen cubano, su salida de la isla y su asilo en España”, dice uno de ellos.
“Yo no quiero irme. Yo quiero inmolarme si el gobierno no cede”, ha dicho Fariñas.
Pero querer morir por una causa no es una deshonra. Es un gesto, más allá de las ideologías, de estirpe martiniana y guevarista. Y si la causa por la que se muere es la libertad para los presos políticos que tienen la salud quebrantada, esa muerte, si se diera, podría llegar a ser heroica.
Lo que es inocultable es que un nuevo capítulo se ha abierto en Cuba con el asesinato encubierto de Orlando Zapata Tamayo. Como en otras gestas –sombría paradoja-, es la muerte la que vivifica y sostiene y documenta.
Nadie desea que Fariñas muera. Pero nadie debería ser indiferente a la agonía crónica de los derechos humanos en la Cuba que los Castro secuestraron desde su entrega al modelo estalinista.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Corazón de oro

El APRA ha tenido su primer éxito como partido rescatado del zulo en el que lo tenía, maniatado, el doctor Alan García.
El lunes por la noche, en el programa de Jaime de Althaus, el flamante secretario general aprista Jorge del Castillo dijo, para sorpresa de muchos, que él no estaba de acuerdo con el indulto concedido a José Enrique Crousillat y que le parecía que “el presidente García había sido sorprendido”. Eso fue a las 9 y 52 de la noche.
Ayer por la mañana, en la cabina de RPP, Augusto Álvarez Rodrich le preguntó sobre el mismo tema a Omar Quezada, el secretario general alterno del aprismo. Quezada se demoró apenas un par de segundos en decir que él tampoco estaba de acuerdo con la gracia concedida a José Enrique Crousillat.
¡Vaya! ¡El APRA renacía y se atrevía a desafiar, con buenas maneras, al mismísimo Alan García!
García entendió el mensaje y sacó la tabla donde está acostumbrado a surfear la ola del momento.
Y surfeó. Cinco horas después de lo dicho por Quezada, dieciséis horas después de lo expresado por Del Castillo, García salió ante la prensa a decir que, en efecto, se sentía “un poco burlado” por lo del indulto, que él había querido ser generoso “con una persona de 77 años que parecía estar muy mal de salud” y que ahora, a la luz de las exhibiciones de Crousillat en las playas de Asia y en el restaurante “Costanera 700”, pediría que se revisara el expediente médico y solicitaría que el indultado en cuestión se someta a nuevos exámenes médicos en el Instituto del Corazón o en el Seguro Social.
Lo que por vergüenza no dijo García es que los exámenes médicos que acompañaron el expediente del indulto eran de parte y procedían de unos médicos secuaces de Crousillat.
Y lo que no recordó García, también por vergüenza, es que los médicos del INPE se opusieron hasta el último momento al indulto porque ellos sí habían examinado a Crousillat y se habían dado cuenta de la magnitud de la farsa y del origen forajido de aquellos certificados que lo describían como a un anciano agonizante.
De modo que García concedió ese indulto a pesar de la opinión de los médicos del INPE y de los consejos decentes de algunos apristas. Como se sabe, la indecencia es hembra irresistible para algunos políticos de altas cualidades.
Lo que probablemente no imaginó García es que Crousillat iba a ser tan bruto como para exhibirse como un Charles Atlas en “Eisha” y como un comensal voraz, con cara de Carlitos Dogny, en “Costanera 700”.
Y lo que tampoco pudo prever García era que Crousillat activaría tan pronto, tras su bronceada exhibición playera, la maquinaria que el doctor Jorge Castro Castro, su abogado y kamikaze adjunto, había armado pieza por pieza y pagaré por pagaré para obtener, como final feliz de una telenovela de Televisa, el retorno de la familia, con Lúcar a la cabeza, a América Televisión.
Eso ya era demasiado. Era no sólo meterse con grupos de opinión poderosos sino intentar una devolución fraudulenta echando mano a audios editados, a retazos de verdad mezclados con yardas de mentiras y a personajes temblorosamente ambiguos como Eugenio Bertini (capaz de desdecirse en un par de segundos sin darse cuenta siquiera de su inconsistencia).
Llamar desheredado a José Enrique Crousillat es un chiste. E insinuar de que fue víctima del gobierno de Toledo es algo que sólo a los sirvientes de Belmont, en el 11, y a Beto Ortiz, en el 2, se les puede ocurrir.
Y decir, como el lamentablemente defenestrado Ortiz llegó a decir, que “el director de El Comercio también trabajó para Crousillat” –confundiendo a propósito a Paco Miró Quesada con el director de la página web de “El Comercio”- era algo excesivo aun para los estándares laxos de “Enemigos íntimos”.
De modo que desautorizado por los secretarios generales del APRA, sorprendido en la incómoda compañía de Beto Ortiz y Canal 11, señalado como el liberador de Crousillat, García no tuvo más remedio que tragarse un sapo jurásico y digno de Spielberg, deglutirlo a duras penas ante la prensa y salir en reversa hasta los confines de palacio de gobierno a lamerse las heridas y a rabiar como un loco (y al llegar a palacio, enterarse, para remate, de que a su archienemigo Jorge del Castillo la fiscalía lo había liberado, ayer mismo, de cualquier responsabilidad penal en el caso de los petroaudios).
Es cierto que Toledo estuvo interesado en el destino de Canal 4. Y es probable que en ese interés se asomara lo personal y lo subalterno.
Pero nadie duda de que la operación “compra de América Televisión” reunió todos los requisitos formales de ley y que fue producto de una durísima negociación encabezada por Gustavo Mohme Seminario.
Es cierto que Mohme compró en siete millones y medio de dólares una deuda que ascendía a 18 y que, al final, con intereses, llegó a 22 millones de dólares. También es cierto que puso una cuota inicial de un millón y medio y que ha venido amortizando los otros seis millones de dólares a lo largo de estos últimos años.
Pero eso no invalida la operación ni mucho menos. Eso, en la peor de las hipótesis, le da al arreglo final una pincelada pintoresca de sentido de la oportunidad y demuestra lo difícil que fue para Mohme, navegando en un mar de tiburones “fraternos”, llegar a hacerse con el 31 por ciento de las acciones de Canal 4, habiendo estado a un tris de comprar el 100 por ciento de haber aceptado la colaboración de un poderoso socio extranjero.
En todo caso, quien menos puede cuestionar el salvataje financiero de América Televisión es José Enrique Crousillat, el hombre que se vendió en el SIN, que hizo de Laura Bozzo la garganta profunda del Fujimorismo y de la televisión peruana un ejemplo de lo inmundo.
Para obtener el indulto tramposo que el tramposo García le concedió, José Enrique Crousillat acudió a un alto directivo de Canal 7 y a una señora con mucha posibilidad de influencia en palacio. A ellos les encargó que mostraran los certificados de su “cardiopatía terminal” y que hicieran paciente antesala ante el despacho de Luis Nava.
Ayer, y por razones que no pasan por las de un cardiólogo, el señor Crousillat, el enfermo imaginario, ha cavado, políticamente hablando, su tumba. Mejor dicho, ha reincidido en enterrarse.

martes, 9 de marzo de 2010

Triunfo de la razón

Si creyéramos en Lombroso diríamos que el doctor Carlos Mesía tiene cara de torpe. Hay algo en su pelo al rape, en su firmeza equívoca, en su mirada cargada de ínfulas que nos recuerda –con toda simpatía- a algún macho alfa de Animal Planet.
Y, en efecto, Carlos Mesía es torpe. No lo es, por supuesto, porque tenga el pelo cortado como recluta de alguna puta mili ni por el énfasis de carabinero que le pone a su palabrería.
Es torpe porque cree, por ejemplo, que el Tribunal Constitucional es “órgano jurisdiccional” en materia de derechos de reproducción, planificación familiar y paternidad responsable. Este señor debe estar preñado de mala uva.
Es tan torpe este Mesía con cara de portavoz de Mussolini que insiste en desacreditar a la Organización Mundial de la salud y, en plan de científico, reincide en decir que “no hay unanimidad” entre los embriólogos respecto de la polémica sobre el comienzo de la vida.
“Para unos embriólogos el comienzo de la vida es la anidación. Para otros, es la fecundación”, dice Mesía con cara de ginecólogo avieso.
Y añade:
“Y como los científicos no se ponen de acuerdo, entonces no hay ninguna verdad científica nueva que el ministro de salud pueda esgrimir para hacernos cambiar de opinión”.
¿Alguien puede decirle a este San Carlos de Apoquindo que todavía hay creacionistas que niegan la evolución y que eso no afecta a la ciencia porque esos creacionistas exponen, como él, una fe más que una verdad?
¿Alguien puede decirle a Mesía que la Iglesia de vocación oscurantista que él representa también negó a Galileo Galilei y quemó a Miguel Servet?
¿Alguien puede decirle a este señor que se vaya al demonio con sus amenazas?
Pues se lo dirá, con todo respeto, este modesto columnista: ¡váyase al diablo, doctor Mesía, con sus excomuniones de jurisperito y sus chantajes de fraile herbolario!
El Tribunal Constitucional, ese desprestigio en curso, no puede pretender dictar las normas sobre salud y reproducción.
Eso le incumbe, precisamente, al ministerio del doctor Ugarte, que ayer se ha atrevido, para honra de los fueros democráticos, a poner las cosas en su sitio ordenando, otra vez, el reparto de la píldora del día siguiente.
El doctor Mesía insiste en que, desde su punto de vista, la dicha píldora es abortiva. ¿Y al Perú qué le importa la cucufatería del doctor Mesía? ¿O es que Mesía sabe más que la Organización Mundial de la salud?
Con sus más recientes actuaciones el Tribunal Constitucional no garantiza el funcionamiento de la democracia. Al contrario: lo pone en peligro.
Porque, gracias a Mesía y a otros como él, el TC se ha convertido en una metástasis del abuso, un allanamiento permanente de predios ajenos y un acoso a jurisdicciones señaladamente distantes de aquellas que le incumben.
Recordemos su posición benévola en torno al Fujimorista general Wálter Chacón, su ambigüedad Chilenófila en cuanto al TLC con Chile, su indecorosa defensa del magistrado Beaumont Callirgos en dos casos de conflicto de intereses –y podríamos llenar una página de este periódico enumerando asuntos que han minado la reputación de esta institución que Fujimori parece haber corrompido para siempre-.
Mesía dice que estamos frente “a un golpe de Estado”.
Se equivoca este torpe encumbrado. Golpe de Estado fue el de Fujimori, el ídolo de monseñor Cipriani (el de “la Coordinadora de derechos humanos, esa cojudez”, el gran enemigo de la píldora del día siguiente, ¿recuerda?). Esto no es golpe de Estado. Esto es poner orden donde un TC promiscuo intenta meterse en cada dormitorio del Perú.
Esta de la píldora del día siguiente es una gran noticia para las mujeres, pero sobre todo para las mujeres pobres, las que ahora pueden volver a decidir, libremente, y si no han tenido a mano otros recursos anticonceptivos, cuántos hijos tener, con quién tenerlos, cuándo tenerlos.
Mesía habla del requisito de la unanimidad científica. ¿Sabrá que no hay unanimidad científica ni siquiera en relación al calentamiento global debido a que hay un montón de pregoneros de las petroleras diciendo que Al Gore es apocalíptico y que el Ártico no se está derritiendo?
La palabra unanimidad es hasta peligrosa, doctor Mesía. Por ejemplo, no hay unanimidad respecto del siguiente dilema: ¿es usted torpe de nacimiento o contrajo esa mirada, esa calva a lo Artola y esa manera de pensar en el viejo local de Alfonso Ugarte?
Me inclino a pensar en lo congénito, doctor Mesía. Al fin de cuentas, Haya de la Torre se enfrentó, en pleno gobierno de Leguía, al Corazón de Jesús y al poder reaccionario de la Iglesia y murió, muchos años más tarde, más sabio y agnóstico que nunca.
Usted, en cambio, doctor Mesía, es un aprista pasado por la sacristía. Fea mixtura.

domingo, 7 de marzo de 2010

Frases hirientes

- Encontraron un local donde clonaban carnés de delegados para el Congreso aprista. ¡El APRA duplica sus fuerzas!
- LAN-Chile mató a la “U” por la espalda.
- Lo que pasa con Claudia Cisneros es que se mete a la máquina del tiempo.
- ¿Y por qué no hacemos un simulacro nacional de honestidad?
- Lo de Piura demuestra que a veces el mercado se impone a balazos.
- “Gracias a Dios que nuestras víctimas son pacientes. Si no, ya nos habrían linchado” (Fernando Barrios)
- Simon y Andrade se pelearon por las figuritas de un álbum que nadie habrá de comprar.
- Ramírez Erazo hace que Pepe Olaya parezca Joseph Pulitzer.
- Giampietri es a ratos tan bruto que debería levar ancas.
- Cuánto temerá García que algún día “los Chilenos se molesten”, que nuestro embajador en Santiago es Pareja.
- Lo que el Congreso aprista necesita es un desatorador.
- La lápida de Lourdes Flores quizá diga: “¡Jamás vaciló en dudar!”
- Alex Kouri sigue saliendo muy bien en los videos.
- El problema es que los que alertan tsunamis son la mar de idiotas.
- Los matrimonios deberían celebrarse en los juzgados de paz.
- El plato favorito de Mesalina era el tiradito.
- Ojalá que de Concepción nazca un nuevo Chile.
- El Mossad siempre cumple con aquello de la tierra prometida.
- Lo que más me impresiona es la bastedad del planeta.
- Los que dicen haber empezado desde abajo no es que estén muy arriba que digamos.
- Felizmente, todas las mujeres son huecas.
- Viendo a Villa Stein uno se da cuenta de que el poder judicial sufre de presión alta.
- La única comisión con recursos y poder es la Comisión García.
- El sexo es la fuerza armada de los pobres.
- Lourdes Flores ha tenido muchas pérdidas.
- Esa entrenadora fue condenada a la orca.
- El problema de muchas feministas extremas es el segundo seso.
- Pelo Madueño resultó ser un pendejo.
- Carlos Bruce ha salido del armario. Ahora tiene que salir de Perú Posible.
- A los suicidas que se lanzan al vacío lo que les pasa es que les patina la azotea.
- El sexo consiste en aprender a tocar el bajo.
- Con su problema de aceleración involuntaria, a toyota ya nadie la para.
- La exploración con pestañas es pura perversión.
- La función “Autocontemplar” es sexual.
- Las “Opciones avanzadas” sólo se ven en la cama.
- Los homosexuales suelen lavar activos.
- “Me iré a las regatas de San Remo”. (Belmont)
- En Haití lo único democrático ha sido el terremoto.
- García se reunió con Bayly para enseñarle cómo se negocia con Ivcher.
- Cuando Toledo dice que quiere volver a tomar el mando demuestra que padece síndrome de abstinencia.
- “E pur si muove”. (La mujer del viejo verde)

sábado, 6 de marzo de 2010

Congreso aprista histórico

Hace muchos años, en 1983, el Congreso aprista vio nacer al sucesor de Haya de la Torre.
Fui testigo de ese evento e hice una crónica sobre el mismo, algo que muchos apristas, urgidos de renovación y asqueados de la vieja guardia, me agradecieron.
Estaba en disputa la elección del candidato para las elecciones de 1985.
Y las trincheras estaban bien definidas. Desde una de ellas disparaba Carlos Enrique Melgar, resumen verborreico del APRA próxima a la mugre, orador de tinieblas, barroco huamanguino, penalista con expediente propio, ex “Mister Ayacucho” y “griego” por adopción. Melgar hacía juego con Idiáquez y cantaba a dúo nasal con León de Vivero en las noches que Carlos Langberg financiaba a tiros.
En la otra orilla estaba Alan García Pérez, el joven diputado que había prometido cambiar el país, el partido, el mundo.
Cuando Melgar contó los votos que le tocaron supo que le había llegado la hora. García celebró su triunfo con un discurso hermoso porque estaba cargado de sentido.
Ya sabemos en qué acabó todo eso. La casa de Melgar en Punta Negra –oxidada, en ruinas- podría ser el monumento funerario del APRA de los 80.
Y el personaje que hoy, de pura obstinación patronímica, se sigue llamando Alan García es la encarnación del olvido y del pragmatismo a quince asaltos y la viva demostración de que en el Perú, como decía Belli, “en cada linaje el deterioro ejerce su dominio”.
Del García de los 80 sólo nos queda la inflación hecha carne y el tundete a lo Avilés de su retórica. Sería injusto no decir que también le queda al personaje un prodigioso talento para el arte del mentir y un inquebrantable apego a la impostura y al dinero negro.
Pero soy testigo ocular de que aquel Congreso aprista de los 80 fue un ejemplo de democracia interna y limpieza a la hora del conteo. Ni la maquinaria de Melgar, aceitada por la bufalería, pudo decir nada respecto de lo intachable del comité electoral y de la pulcritud con la que se reconoció a los delegados auténticamente elegidos por sus bases.
Ayer, el Congreso aprista se ha tenido que suspender durante 24 horas por razones excrementicias.
Las acusaciones van desde el mangoneo del comité electoral a la falsificación del padrón, pasando por las amenazas a los delegados díscolos, el desconocimiento de representantes legítimos, las promesas de puestos y dinero para los que transen y la intromisión de palacio de gobierno, con todo su poder corruptor, en la imposición de “la disciplina partidaria”.
Esto estaba cantado desde que, hace meses, los sectores no infectados del aprismo señalaron el apetito de García por mantener al APRA como su califato y a Mauricio Mulder –esa promesa rota- como su plenipotenciario.
Si el alanismo como banda arrasa otra vez con las bases apristas –como están temiendo muchos- la cuenta regresiva para el partido de Haya de la Torre habrá empezado. Y no importa lo que digan los Varguitas que no escriben y sí medran ni lo que hagan las tías Julias penetradas por Business Track.
García no quiere un partido en manos limpias. Un APRA en manos limpias no sólo se alejará de su deriva promiscua, su traición programática, su desarme suicida, su globalismo de madame de los commodities, sino que tendrá que tomar distancia, en su momento, de las investigaciones que vengan –y vendrán- sobre su más que quintuplicada fortuna personal (gracias Odebrecht, gracias Pepe, gracias mineros, gracias China Popular, gracias Eske, gracias a tantos por este Oscar (de la renta) y por estos años de crecimiento).
De modo que para García controlar al APRA es un asunto de sobrevivencia personal.
Y el APRA se juega la vida en este empeño. Si el partido vuelve a asustarse, si el fantasma de Idiáquez se pasea por las mesas de votación pistola al cinto, si la transfusión de pus derrota a la transfusión de sangre nueva, el APRA se reducirá a uno de los bienes inmuebles de García.
Si García vuelve a derrotar al APRA, el partido más institucionalizado del Perú llegará a ser una casona vieja que huele a desinfectante y un anexo palaciego en el que Mirtha llama a Canáan de parte de Rómulo, Nava negocia con camiones, Chirito manda mensajes de ruego y/o de intimidación, Alfredo M. aconseja y el dinero, como aquella moneda en un poema de Prevert, rueda y rueda y no deja de rodar.
O el APRA elige la historia y la refundación o se convierte en el baño de visitas del doctor García. De este Congreso depende. Veremos quiénes se atreven a rescatar al viejo partido de centro de manos de la mafia de Collique.

viernes, 5 de marzo de 2010

Sociales de “Eisha”

Antes, en los tiempos del Antipasto Gagá, Ancón era el epicentro de los mambos, Anakaona la princesa del “Pigalle”, Malena Prado la diosa de la socialité, Marianito Prado la plenitud en saco blanco y los luaus del Club Esmeralda lo más hula-hula del contoneo.
Era esa una burguesía que venía de las varias derrotas y los muchos saqueos pero también –hay que reconocerlo- de una cierta sofisticación.
Sus padres habían pasado un buen tiempo en Europa, y de allí se habían traído bibelós, idiomas, relaciones, juegos de té azulmarinados, algo de Salzburgo, un poco de los Uffizi, una pinta de la Orangerie, una sazón de Liguria.
Eran los tiempos en que Oscar Miró Quesada de la Guerra (Racso) era respetado y los cuadros de Hernández o Sabogal se disputaban y Sérvulo era un acontecimiento y ser más o menos culto no daba vergüenza y ser zafio sí daba y ser Crousillat era para los bragueteros.
Hoy la burguesía de “Eisha”, en cambio, baila con Tongo, bate palmas con “El grupo 5”, disfruta en Punta Cana, lee lo que Gisela Valcárcel lee, no sabe quién fue Racso, podría creer que Salzburgo es un antiácido y que Tagore es un laboratorio de Bombay y, en general, broncea su vulgaridad sin remordimientos y eructa mirando a las nanas de uniforme.
Algo tendrá que ver con todo ello el hecho de que la burguesía de “Eisha” viene, como por un tubo, de la podredumbre Fujimorista y va hacia el continuismo alano-castañedista (o alanokourista, o alanokeikista, da lo mismo). O sea que hay vasos comunicantes de los miasmas.
Con las excepciones del caso, esta es una burguesía que cree que la Música clásica da sueño y que no lee nada interesante ni escucha a nadie que la incomode y que sólo quiere la plata rápida, los divorcios económicos y la basura televisiva en versión de domingos por la noche.
De allí que no extrañe que las actuales páginas sociales de “Eisha” se parezcan poco a las de Guido Monteverde y mucho, en cambio, a las de Coco Salazar, especialista que fuera de sordideces.
Ya no es que la cocaína esté arrasando con el neuronaje de “Eisha” ni que muchas de sus niñitas usen el diafragma antes de LA PRIMERA regla. Esos son, al fin y al cabo, asuntos privados y decadencias íntimas.
Lo que pasa es que “Ei-sha” se está volviendo tan violenta como cualquier pollada barriobravera.
Hace unos días, por ejemplo, el ciudadano peruano Víctor Aspíllaga, campeón sudamericano de remo que iba a competir en los Juegos Odesur, salió a las 4:30 de la madrugada de una discoteca de “Eisha” y fue atacado por un grupo de vándalos que le rompieron una ceja y lo patearon a su gusto en el suelo.
El asunto es que esos vándalos no procedían de algún cono ni de ninguna república de esteras.
Esos asaltantes de a.m. y combo, de mancha y cobardía, fueron identificados plenamente por el señor Víctor Aspíllaga y son -se diría- naturales de “Eisha”, nativos de “Cosas” y admiradores de Bayly.
¿Sus nombres? Pues son estos, según el testimonio televisado del señor Aspíllaga y según consta en la denuncia formal de los sucesos:
Alfredo Neuhaus Rodríguez Larraín;
Carlitos Neuhaus Rodríguez Larraín;
Rafael Roselló Drago.
Los dos primeros son hermanos de la señorita María Isabel Neuhaus, quien estuvo saliendo con el señor Aspíllaga hasta hace unos meses.
El señor Aspíllaga dice que se encontró en la pista de baile de la discoteca con su ex amiga. La señorita Neuhaus, que se divertía con su actual enamorado, dice que el señor Aspíllaga, el que también iba adjunto a una damita, la empujó dos veces y, en un confuso accidente, le echó parte de un vaso de cerveza fingiendo que se le volcaba.
Añade la señorita Neuhaus que ella buscó a sus hermanos para que la defendieran y que no sabe qué pasó después.
“Aspíllaga me acosaba por la red enviándome correos electrónicos amenazantes”, ha dicho la señorita Neuhaus. Y ha detallado la naturaleza de su relación con la víctima de la paliza empleando las siguientes palabras, típicas de “Eisha”:
“Sí, salí con él en varias oportunidades, pero no estuve con él: esto quiero dejarlo claro: no estuve con él”.
Aspíllaga, que ya no podrá competir en Odesur por las lesiones sufridas, ha dicho que sí fue enamorado de la señorita María Isabel y que durante su emparejamiento los hermanos de la susodicha siempre se opusieron a la relación.
La señorita Neuhaus, por su parte, contó que, pocos días antes del inicidente de “Eisha”, encontró algo que describió como un presagio de escalofrío. ¿De qué se trataba?
“Me pusieron un peluchito ahorcado en mi limpiaparabrisas”, dijo ella. Y añadió: “A mí, Víctor Aspíllaga me daba pavor”.
Digamos que los tiempos han pasado, las aguas corrido, las fortunas cambiado de mano. Digamos también que de Racso sólo queda Foncho y de los solemnes y encumbrados Neuhaus este tumulto playero mucho más siciliano que alemán.

jueves, 4 de marzo de 2010

Carta de un general

El 20 de febrero de este año el mayor general de la Fuerza Aérea Peruana Carlos Ordóñez Velázquez le dirigió una segunda carta al presidente de la república Alan García. No conozco el contenido de LA PRIMERA, pero el de esta segunda misiva podría llegar a ser histórico. He considerado que vale la pena ceder hoy esta página a la valentía inusual de un hombre de armas retirado. He aquí un resumen de la carta.

Sr. presidente:

Hace unos días le dirigí una carta abierta en la que le hacía ver -en forma sencilla- que a pesar de ser el Jefe Supremo de las FFAA y PNP, tal como lo establece la Constitución, sus afirmaciones sobre el reajuste de salarios del personal de las FF.AA. y de la Policía Nacional habían ido cambiando errática y demagógicamente.
Lamentablemente, no me equivoqué, pues, con su proceder, usted sigue desdiciéndose de los planes y promesas hechas cuando se encontraba en campaña electoral.
Esta bonificación que ha dispuesto para las FF.AA. y la PNP, mediante el Decreto de Urgencia Nº 014-2010, es solamente un minúsculo paliativo, sobre todo para el personal subalterno.
Además, como dispone el artículo 4º del dispositivo arriba citado, dicho bono será financiado con cargo a los presupuestos de Defensa y del Interior, sin demandar recursos adicionales al Tesoro Público.
Si esto es así, le pregunto: ¿Por qué al anunciar su otorgamiento dijo usted que había dispuesto su entrega “después de un minucioso estudio del presupuesto nacional y de las obras públicas… habiendo hecho reserva de recursos y postergando algunas inversiones”?
Yo se lo puedo decir: Lo hizo utilizando el arte de la demagogia y del engaño. Un discurso que pretende hacerle creer al pueblo que se están postergando obras como carreteras, postas médicas, escuelas, etc., y todo por darles un bono a los militares, no es más que una vieja táctica suya, la de enfrentar a unos con otros para obtener réditos políticos.
Pero el pueblo no es tonto, presidente. El pueblo peruano se ha dado cuenta de esta burda maniobra y está apoyando a sus Fuerzas Armadas y a su policía.
Además, presidente, esto ha sido tomado por la inmensa mayoría de los miembros de las Fuerzas Armadas como una burla y como un signo inequívoco del profundo desprecio ancestral que tiene usted por las Fuerzas Armadas y la Policía. Es decir, además de mantener diezmada la capacidad operativa de las Fuerzas Armadas, ahora afrenta usted la moral del personal militar. ¡Craso error, señor García! Tener equipamiento inadecuado e inoperativo ya es malo, pero ahondar esta situación burlándose del personal, no tiene nombre. Usted no se da cuenta, pero esto le va a reventar en la cara.
Lo peor que ha hecho usted es crear diferencias donde no las hay. Al disponer que el bono llamado: “Compensación por Defensa, seguridad Nacional y Orden Interno”, se entregue (por única vez) sólo al personal en situación de actividad a partir del grado de Comandante hasta el de Suboficial de Tercera (o equivalentes) y al personal lisiado o discapacitado en combate, así como a las viudas, no hace sino confirmar su absoluta ignorancia de lo que es la naturaleza de la labor militar.
O acaso, ¿usted cree que el personal en retiro no tiene iguales o mayores necesidades que el personal en actividad? ¿Por qué hace usted esa diferencia?
No puede usted negar que su propósito es crear desunión y enfrentamiento entre sus miembros. Pero, no se equivoque: el personal en situación militar de retiro nunca va a ver mal que a sus compañeros en actividad se les entregue ese bono, aunque sea una ínfima cantidad. Lo que sí vemos mal, pero muy mal, es su accionar, señor presidente, el que haga usted esas distinciones. Diferencias que no pueden ni deben presentarse. Sino veamos:
-El personal en retiro ha dado también su cuota de sacrificio en su momento. Muchos de ellos han sido vencedores en Falso Paquisha, mientras usted estaba bien acomodado en su curul.
-Muchos de ellos también combatieron en la Guerra del Cenepa, en inferioridad de condiciones, entre otros motivos – y cito el libro “Pájaros de alto vuelo”, de Carlos Malpica, – por la venta, bajo oscuras condiciones, de doce (12) aviones Mirage 2000 y todo su armamento. Dicha venta fue anunciada por usted al tomar el mando en 1985.
-El personal que se encuentra en retiro actualmente, también es aquél que peleó y GANÓ en la lucha contra el terrorismo en los momentos más duros de la demencial arremetida del senderismo entre 1980 y 1995. ¿Pero mientras tanto, qué hacía usted, señor presidente? Se lo vuelvo a recordar: usted destrozaba la economía nacional y llevaba al país, del 85 al 90, a la inflación más grande de su historia.
Por otro lado, es indudable que el personal que sufrió mutilaciones y las viudas de aquellos que resultaron muertos en combate requieren de una atención de parte del Estado en agradecimiento a su enorme sacrificio. Eso no está en discusión. El problema está en la discriminación que usted hace.
En ese sentido, yo le pregunto, presidente García: Aquellos que no tuvieron la “suerte” de perder una pierna, un brazo, un ojo (o ambos), o los que no murieron en combate, ¿deben ser ignorados acaso? ¿Se trata de un castigo para aquellos que, ganando una guerra, regresaron a casa ilesos?
Usted se ha olvidado del principio constitucional que dice que pueden expedirse leyes especiales porque así lo exige la naturaleza de las cosas, pero no por razón de la diferencia de personas.
Por eso, esta disposición del Ejecutivo, contrariamente a lo calculado por usted, no va a ser aplaudida por el personal en actividad y menos por los lisiados y las viudas, pues, además de tratarse de un “caramelito” que se diluirá rápidamente, ellos saben que se está cometiendo una injusticia con sus camaradas de armas.
Por otro lado, ha anunciado usted que se va a conformar una comisión encargada de estudiar y proponer la reestructuración del sistema remunerativo y de pensiones de las FF.AA. y de la Policía Nacional; sin embargo, vemos que esa comisión está integrada por los representantes de la Presidencia del Consejo de Ministros, del ministerio de Economía y Finanzas, del ministerio del Interior y del ministerio de Defensa, es decir, por un equipo de personas dependientes todas del Ejecutivo, además de una Secretaría Técnica encargada a una persona de reconocido prestigio. Esperemos que no se trate de algún prestigioso miembro del partido del pueblo.
En este punto debo resaltar lo siguiente: Cuando paralizaron los gremios de transportes, las comisiones de alto nivel del gobierno se reunieron con ellos y llegaron a un acuerdo. Cuando el turno le correspondió al gremio de construcción civil, igualmente, y en forma reactiva, han tenido que llegar a acuerdos con sus directivos. Y así lo han hecho con todos los gremios y con las comunidades campesinas y nativas de la selva, logrando inclusive derogar leyes o decretos legislativos que consideraban nocivos o injustos para sus intereses.
La pregunta lógica sería: ¿Por qué no conforman esta comisión también los directamente afectados? La respuesta cae por su propio peso: porque los militares y policías no pueden hacer huelga, ni hacer paros, ni tomar carreteras ni otras medidas de fuerza. Es por eso que este gobierno abusivo mira despectivamente a los miembros de las fuerzas del orden y no los considera para asuntos tan trascendentales como este.
En lo que respecta al Sistema de Pensiones, su novel ministra de economía ha afirmado que se trata de un “sistema quebrado”, mencionando la posibilidad de cambiar la administración previsional de la Caja de Pensiones Militar Policial, por una Administradora de Fondo de Pensiones (AFP). Por ese motivo me veo en la necesidad de aclararle a usted y a su ministra aspectos que, al parecer, no son de su conocimiento o donde ambos están pésimamente asesorados, lo cual, al tratarse de una segunda administración, en su caso, señor, es imperdonable.
¿Por qué el sistema de pensiones debe funcionar como lo establece la ley 19846 y no a través de una AFP, tal como lo ha propuesto la ministra Aráoz?
La ministra debería saber que la Tasa de Siniestralidad para el caso de personal de las fuerzas del orden se encuentra, en el último quinquenio, en una cifra de alrededor del 27%. Esa tasa de siniestralidad es producto de la naturaleza de las operaciones militares y policiales, un régimen y modalidad de trabajo diferente a otros regímenes públicos o privados. Con dicha tasa ninguna AFP podría sostener un sistema de carácter solidario, es decir un sistema de reparto y capitalización colectiva como lo es la CPMP y como lo son los sistemas pensionarios del personal militar tanto de los países de la región como de países de otras latitudes cuyos gobernantes sí entienden el tema.
El sistema de AFP’s no es solidario. Funciona a través de una Cuenta de Capitalización Individual (CCI), por lo cual un suboficial u oficial que, en sus primeros grados, sufra un siniestro o muera en acto o con ocasión del servicio, tendría una CCI muy baja que no permitiría cubrir sus requerimientos o los de su familia.
Como segundo punto es necesario hacer saber a la opinión pública el porqué de la actual situación caótica de la CPMP; situación que es de su conocimiento, pero que por falta de decisión o por cálculo político permanece en ese estado:
Al comenzar este sistema, en enero de 1973, la Tasa de Aporte era del 6%, correspondiéndole 3% al miembro aportante y 3% al Estado. Esta tasa debía haberse actualizado conforme iba ingresando más personal al sistema y de acuerdo a estudios actuariales que debían formularse cada cinco (05) años.
En el año 1979, y después del estudio actuarial respectivo, se incrementó la tasa de aporte al 12%, correspondiéndole 6% al aportante y 6% al Estado. A partir de ese año comenzaron los problemas, pues el aporte correspondiente del Estado dejó de pagarse por inexplicables razones (o por desidia o indiferencia de los sucesivos gobiernos).
A la fecha, la tasa de aporte debería estar (de acuerdo a cálculos actuariales) en el orden del 27 al 30%, lo cual no es novedad, pues diferentes países de la región tienen su sistema previsional militar en porcentajes similares, sino veamos:
En Argentina, la tasa de aporte asciende a 36%, correspondiéndole 11% al miembro aportante y 25% al Estado.
En Colombia, la tasa de aporte asciende a 27%, correspondiéndole 8% al miembro aportante y 19% al Estado.
En Venezuela, la tasa de aporte asciende a 30%, correspondiéndole 5% al miembro aportante y 25% al Estado.
Pero como usted puede decir que en Venezuela existe un gobierno cuasi militarizado, entonces le presento a continuación el enfoque de Chile, país que usted considera un ejemplo a seguir:
En Chile, la tasa de aporte asciende a 26%, correspondiéndole 7% al miembro aportante y 19% al Estado. A esta situación debe agregarse que, sólo en el presente año, la Presidenta Bachelet ha aumentado los salarios del personal de sus Fuerzas Armadas y carabineros hasta en un 12,7% adicional. Y es que los gobernantes Chilenos son estadistas que consideran que sus Fuerzas Armadas son un seguro para su supervivencia como Estado y para proteger sus inversiones.
Es bueno saber que el incumplimiento del aporte estatal que le corresponde según ley, ha causado que, al mes de enero del 2010, la deuda del Estado con la Caja ascienda a la suma de MIL TRESCIENTOS MILLONES CUATROCIENTOS CINCUENTA Y TRES MIL NUEVOS SOLES (S/.1,300´453,000.00, según datos de la Gerencia de Pensiones de la CPMP).
Señor presidente, admítalo: tanto usted (en sus dos administraciones), como los otros presidentes en las dos últimas décadas, han incumplido el pago que están obligados a hacer y que, actualmente, es la principal causa del desfinanciamiento de La Caja. ¡Ordene usted el pago de la deuda, presidente!

Presidente, está usted a tiempo de rectificarse.

Mayor General FAP

Carlos Ordóñez Velázquez

DNI: 43314159

miércoles, 3 de marzo de 2010

La libertad en Barranco

Dicen que el alcalde de Barranco es un déspota y que la policía a su servicio actuó como una falange fascista la noche en que intentó restablecer el orden tras los desmanes y la bullanga del carnaval.
Bueno, eso dicen algunas prensas que se autotitulan libertarias a la hora de fomentar el vocerío y la cumbiamba al aire libre.
La verdad es que caos es lo que había en Barranco aquella noche de caras pintarrajeadas para la guerra, de apaches fumados, de borrachos y borrachas bien cheleados y cheleadas, de aguateros a domicilio y de untadores de betún con sobandanga incluida.
A mí que no me vengan a decir que eso es libertad ciudadana y uso limpio de los espacios públicos.
Yo lo que vi, por la misma tele que hizo causa común con los revoltosos alcoholizados, fue una turba meneándose y haciendo un ruido espantoso y convirtiendo la calle en un espacio privatizado a la fuerza, secuestrado por la “alegría” llameante del trago, orinado a discreción.
Y si eso es libertad, pues entonces que venga el orden. Porque si aquello es libertad, prefiero la autoridad. Prefiero ser prusiano con tal de no ser un anarquista del brindis.
Lo mismo, más o menos, ha sucedido en Miraflores con un festival musical no autorizado.
Que haya grupos que crean que la calle es de ellos y que el vecindario no cuenta, es un problema. Pero que haya prensa que hable de “libertad amenazada” cuando la policía quiere recuperar el espacio público tomado, eso es algo todavía más grave.
Hay gente progre para algunas cosas y reaccionaria para los asuntos que incumben al sistema. Es progre a la hora de defender las tremolinas en distritos que no son los suyos. Es reaccionaria, por ejemplo, a la hora de defender derechos sindicales maltratados y soberanías difuntas por los TLC. Es prensa del barrio que ejerce la crítica en contra de algunas alcaldías menores. Ha renunciado a otros horizontes que no sean el ayuntamiento.
Hay también una tribu urbana que parece salida de “Somos” y que lo que intenta es convertir la ciudad en su garito, los parques públicos en sus discotecas sin boletería, los jardines municipales en sus guariques.
Son los que ensayan sus Músicas a todo volumen y linchan la paz con sus alaridos, sus aplausos, su estereofonía a la intemperie, su “medalagana” de tiro corto.
Detrás de ellos están viejas glorias del hippismo derrotado, veteranos del alcohol y de los tronchos y abuelas rockeras que aspiran a que la bulla, de algún modo, las despierte.
Y esta masa de bividíes y sobacos libertarios y mausoleos de largo aliento chupa como loca, se entusiasma, se excita y se pone en marcha. Y, claro, todo estaría bien si alquilaran un local donde desahogarse como les diera la gana y desordenarse como quisieran y multiplicarse como Dios manda.
Pero no. Eligen la calle, que debería ser de todos. Y, sin referéndum, sin consulta vecinal, sin respeto alguno, se apropian de lo público con fines de tumulto y de cebada.
Un grupo de vecinos, entonces, llama al serenazgo y la policía viene y es insultada y provocada y, luego, llegan los gases, las respuestas, los excesos, las brutalidades de la suboficialidad.
Cuando la humareda se despeja, viene después la prensa “progre” para algunas cosas y decide quién es la víctima y quién es el verdugo.
Y por supuesto que el verdugo lleva uniforme y las víctimas son la encarnación del libre albedrío interrumpido por una porra.
Por eso es que la democracia, a veces, tiene en el Perú la cara de la anarquía y la mirada maleva del desorden. Por eso es que siempre estaremos expuestos a un Fujimori cualquiera que confunda al país con un burdel, a la ciudadanía con una gran pandilla, al ejército con una banda destructora y al BCR con la caja registradora de una bodega ponja.
Porque la libertad no consiste en gritar un sábado por la noche ni en mear debajo de un árbol comunal. Esa era la libertad de John Travolta. Esa es la libertad de los esclavos.

martes, 2 de marzo de 2010

El vuelo de García

Más huachafo que nunca, más sometido que nunca, más teatral que nunca, Alan García vuela a Chile, con autorización del Congreso del Perú, “para supervisar –según afirma la agencia oficial Andina- la entrega de la ayuda humanitaria enviada por el Perú”.
¿Supervisar la entrega de la ayuda humanitaria? ¿Para eso se necesita a un presidente de la república? ¿Es que García sospecha que la ayuda peruana pueda ser derivada a otras manos, como sucedió en Pisco con las donaciones extranjeras y, especialmente, con los 800,000 dólares aportados por el sindicato magisterial mexicano?
Más allá del insulto implícito en esa posible sospecha, García cree haber encontrado la ocasión perfecta para demostrar qué lazos de corazón y qué intereses cuantiosos lo ligan a Chile. Lo que no sabe es que los presidentes no hacen cosas como esta ni son del todo bienvenidos a la hora en que ha habido que balear a algunos de los cientos de saqueadores e imponer el orden, en Concepción, con cinco mil efectivos del ejército “autorizados a tirar a matar”.
Y justo en el momento en que Chile muestra su cara menos agradable, su tercermundismo caché, sus desigualdades maquilladas, sus vicios ocultos y su capacidad de ser brutal a la hora de exigirle a los pobres que esperen, justo, en ese momento, el inoportuno doctor García que padecemos hace maniobras para aterrizar en Santiago y salir en la foto de la catástrofe, a ver si le quita unos minutos de protagonismo a Hillary Clinton.
Bueno, no tengo duda de que la señora Bachelet será protocolar y bien educada y recibirá a García unos minutos (aunque para sus adentros reniegue de un metiche sentimental y de un oportunista lacrimógeno de tal calibre).
¿Es que Joselo, el Canciller de Cobre, no puede decirle a García que hay cosas que no se hacen?
No, no puede. Tiembla Joselo si tiene que decirle a García algo que le vaya a disgustar.
Mientras tanto, como si nada hubiera sucedido, LAN, la empresa del electo presidente de Chile (y ahora también de sus testaferros provisorios), amenaza al club peruano “Universitario de Deportes” con represalias severísimas si es que la “U” luce hoy, en su encuentro con Sporting Cristal, el logotipo de “Star Perú”.
“Star Perú” ha cerrado un trato con la “U”. Ese trato, sin embargo, contraría un contrato global firmado entre LAN y la apestosa “Asociación de Fútbol”, esa mafia que, usurpando intereses individuales, se ha comprometido a que ningún equipo de fútbol peruano luzca otro logo aéreo que no sea el de LAN.
La empresa peruana “Star Perú” es diminuta y su participación en el mercado, a partir de una flota rala, es marginal. Pero la Chilena LAN, con terremoto y todo, nos quiere imponer su virtual monopolio “por la razón o por la fuerza”.
Los directivos de la Asociación, que firman sobre cualquier línea punteada que huela a dinero, han hecho causa común con LAN y han amenazado a la “U” con suspender el torneo si “el contrato marco” no se respeta.
El problema, que podría tener un normal cauce judicial, quiere LAN resolverlo de una patada en la canilla. El gerente de recursos institucionales de la empresa Chilena amenazó ayer “con dejar sin pasajes aéreos” a todos los clubes peruanos si la “U” se atreve a desafiarlos. “Allí veremos cómo es que llegan a sus partidos”, añadió el patán de la estrella.
Y mientras eso ocurre, el doctor García, aconsejado por Velásquez Quesquén, (a) “Teníanos”, y por Alfredo M., (a) “Tenemos”, se va a Chile a sacarse la foto, a dicharachearle a “El Mercurio” y a desacreditar a la congoja.
¿Nadie le ha dicho que la sobriedad es una virtud y la pertinencia un mérito?
No. García no tiene consejeros. Sólo tiene sirvientes y amigos de lo ajeno.